John Connolly - Los hombres de la guadaña

Здесь есть возможность читать онлайн «John Connolly - Los hombres de la guadaña» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los hombres de la guadaña: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los hombres de la guadaña»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Cuando parecía que la vida de Louis y Angel, los amigos del ex policía Charlie Parker, había alcanzado cierta paz y estabilidad, surgen de pronto sombras de su turbio pasado deseosas de saldar cuentas pendientes. No cabe duda de que alguien quiere atentar contra sus vidas. Y, en esta ocasión, prefieren dejar al margen a Parker, que ha perdido su licencia de investigador privado y el permiso de armas y se gana la vida de camarero en un bar. A Louis no le queda más remedio que volver a ponerse en contacto con su viejo mentor, el enigmático Gabriel… A los quince años, Louis estaba al borde del abismo: había vengado la muerte de su madre y, acusado de asesinato, se encontraba en pleno interrogatorio cuando apareció Gabriel y le ofreció una vía de escape: formar parte de los temibles Hombres de la Guadaña. Ahora, Louis tendrá que librar junto a Angel una encarnizada lucha a vida o muerte.

Los hombres de la guadaña — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los hombres de la guadaña», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Ahora uno de esos inspectores se puso en pie y sali ó de la sala de interrogatorios. Al cabo de un momento, la puerta de la peque ñ a sala de observaci ó n del jefe se abri ó y entr ó ese mismo inspector con un refresco en la mano.

– No vamos a ninguna parte con este chico -dijo.

– Tienen que seguir intent á ndolo -repuso Wooster.

– Por lo visto, usted ya lo ha intentado por su cuenta.

– Se cay ó de camino al lavabo.

¿ Ah, s í ? ¿ Cu á ntas veces?

– Rebot ó , y no llev é la cuenta.

¿ Seguro que le ley ó sus derechos?

– Alguien se los ley ó . Yo no.

¿ Pidi ó un abogado?

– Si lo pidi ó , yo no lo o í .

El inspector bebi ó un largo trago del refresco. Unas gotas le resbalaron por el ment ó n, como un escupitajo de tabaco.

– No lo hizo é l. Para algo as í se requiere una gran sutileza.

Wooster se enjug ó la frente con el pa ñ uelo empapado.

¿ Sutileza? -pregunt ó -. Yo conoc í a a Deber. Conozco a la gente con la que andaba. No son sutiles ni por asomo. Si alguien de su propio c í rculo o alguien que se la ten í a jurada quer í a verlo muerto, le habr í a pegado un tiro o dado una pu ñ alada, o tal vez le habr í a cortado primero los huevos s ó lo para dejar las cosas claras. No habr í a perdido el tiempo separando y luego soldando un silbato para meterle la cantidad exacta de explosivo capaz de destrozarle la cara y de reducirle el cerebro a pulpa. No son tan listos. Ese chico, en cambio… -Se levant ó y se ñ al ó el cristal-. Ese chico es listo: tan listo como para colarse en el instituto sin que nadie lo viera y preparar un poco de p ó lvora casera. Adem á s ten í a un m ó vil: Deber mat ó a su madre y se follaba a su t í a, y no es que Deber se anduviera con muchas delicadezas.

– No hay ninguna prueba de que Deber matara a su madre.

– Pruebas. -Wooster casi escupi ó la palabra-. No necesito pruebas. Hay cosas que sencillamente las s é .

– Ya, bueno, los tribunales lo ven de otra manera. Soy amigo de los hombres que interrogaron a Deber. Hicieron de todo menos conectarlo a una bater í a y fre í rlo para obligarlo a hablar. No se vino abajo. No hay pruebas. No hay testigos. No hay confesi ó n. No hay caso.

En la sala de interrogatorios el chico movi ó un poco la cabeza, como si pese al grosor de las paredes le hubiesen llegado las voces de los dos hombres. Wooster crey ó ver un amago de sonrisa.

¿ Sabe qu é m á s pienso? -pregunt ó Wooster, ahora en voz m á s baja.

– Adelante, Sherlock. Escucho.

« Sherlock » , pens ó Wooster. « Vaya un mierda condescendiente est á s t ú hecho. Conoc í a tu padre, y no era mucho mejor que t ú . Era un don nadie, incapaz de encontrar los zapatos por la ma ñ ana si no se los daba alguien, y t ú eres peor polic í a a ú n que é l. »

– Creo que si ese chico no hubiese matado a Deber -dijo Wooster-, Deber lo habr í a matado a é l. Y tambi é n que ninguno de los dos ten í a otra opci ó n. Si ahora no estuviese el chico ah í sentado, estar í a Deber.

El inspector apur ó el refresco. Algo en la ecuanimidad del tono de Wooster le dio a entender que se hab í a pasado de la raya unos segundos antes. Intent ó rectificar.

– Oiga, jefe, puede que tenga raz ó n. El chico tiene algo, eso lo reconozco, pero no nos queda mucho m á s tiempo para decidir si presentamos cargos o lo dejamos correr.

– S ó lo unas horas m á s. ¿ Le ha mencionado a las mujeres? ¿ Ha utilizado tal vez alguna amenaza contra ellas para soltarle la lengua?

– Todav í a no. ¿ Y usted?

– Lo intent é . Fue la ú nica vez que habl ó .

¿ Qu é dijo?

– Me contest ó que yo no era la clase de hombre capaz de hacer da ñ o a una mujer.

¿ S í ?

– S í .

¿ Ten í a raz ó n?

El jefe dej ó escapar un suspiro.

– Supongo.

– Mierda. Pero hay otras maneras. Maneras informales.

Los dos hombres cruzaron una mirada. Al final, el jefe neg ó con la cabeza.

– Creo que tampoco usted es esa clase de hombre.

– No, me temo que no.

El inspector aplast ó la lata del refresco y la lanz ó , con poca destreza, a una papelera. Rebot ó en el borde y fue a parar a un rinc ó n de la sala.

– Espero que con la pistola tenga mejor punter í a -coment ó Wooster.

¿ Por qu é ? ¿ Cree que voy a tener que disparar contra alguien?

– Ojal á las cosas fueran as í de f á ciles.

El inspector dio una palmada a Wooster en el hombro y se arrepinti ó de inmediato al notar la mano h ú meda de sudor. Se la sec ó subrepticiamente en la pernera del pantal ó n.

– Volveremos a intentarlo -dijo.

– Adelante -inst ó Wooster-. Lo mat ó é l. S é que lo mat ó é l.

Cuando el inspector sali ó de la sala, Wooster no lo mir ó , sino que mantuvo la vista fija en el joven negro al otro lado del espejo, y el joven negro le devolvi ó la mirada.

Dos horas m á s tarde Wooster, en su despacho, beb í a agua y espantaba las moscas. Los dos inspectores se hab í an tomado un respiro, cansados del interrogatorio y el calor sofocante de la sala. En mangas de camisa, sentados a las puertas de la comisar í a, fumaban en la escalinata con los restos de unas hamburguesas y patatas fritas ante s í . Wooster sab í a que el interrogatorio casi hab í a terminado. No ten í an nada. Despu é s de casi dos d í as, el chico s ó lo hab í a dicho dos frases. La segunda fue su dictamen sobre Wooster. La primera fue para dar su nombre: « Me llamo Louis » .

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los hombres de la guadaña»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los hombres de la guadaña» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los hombres de la guadaña»

Обсуждение, отзывы о книге «Los hombres de la guadaña» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x