Juan Bolea - Un asesino irresistible

Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Bolea - Un asesino irresistible» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un asesino irresistible: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un asesino irresistible»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Martina de Santo, nuestra detective más internacional, ha sido ascendida al cargo de inspectora. Como tal, tendrá que resolver el extraño asesinato de la baronesa de Láncaster, cuyo cadáver, abandonado en un prado, muestra señas de haber sido atacado por un criminal y por un animal salvaje simultáneamente. Al hilo de la investigación, Martina se introducirá en el cerrado y excéntrico mundo de la aristocracia española, contemplará sus grandezas y sus miserias y las luchas cainitas por mantener sus privilegios. Una trama perfecta de Martina, quien tendrá que aplicarse a fondo para solucionar este nuevo y fascinante enigma.

Un asesino irresistible — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un asesino irresistible», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Domínguez acababa de salir de la cárcel. Tras su rastro pusimos patas arriba media ciudad y removimos después la otra media. Desde su salida de la prisión de Santa María de la Roca, había estado residiendo en una pensión del casco viejo, cuya hoja de recepción firmó con su nombre auténtico. Se le había visto en numerosos bares, así como rondando los domicilios del juez Peregrino y del ex inspector Buj. A pesar de todos esos testimonios, y de que el metro noventa y el centenar largo de kilos de Toro Sentado hacían que su figura difícilmente pasase desapercibida, parecía habérselo tragado la tierra.

Barbadillo me pidió información sobre él y elaboré un perfil. Mi conclusión fue clara: Óscar Domínguez carecía de móviles para ejecutar esos asesinatos, por lo que sólo cabía pensar que los perpetró por encargo.

¿De quién? ¿Tal vez del barón Hugo de Láncaster, con quien había compartido celda en Santa María de la Roca?

Barbadillo no tenía pruebas para acusar al barón, pero ésa iba a ser la primera pregunta que el subinspector le hiciese a Toro Sentado en cuanto le echara el guante.

60. La inspectora da señales de vida

Una de esas noches, muy a finales de abril, recibí una llamada de Martina de Santo.

Era tarde, las once y media. Mi mujer estaba acostada, pero fue ella la que cogió el auricular. Se limitó a decir:

– Es para ti.

Por la manera en que lo dijo, supe que estaba celosa. Se dio la vuelta en la cama, pero no por eso dejó de oír la conversación. Tuve una sensación culpable, como si de un momento a otro la inspectora fuera a materializarse entre nosotros dos, justamente en el hueco del colchón que quedaba libre. Y, acto seguido, en cuanto escuché a Martina, sufrí una sensación todavía más inquietante: la de que mi matrimonio, después de tantos años de estabilidad, corría el riesgo de irse a pique.

– Buenas noches, Horacio. Discúlpeme por llamar a estas horas.

– No importa, inspectora.

– Espero que se encuentre bien. Me he acordado mucho de usted.

Cuando me hablaba así, en ese tono más personal, yo podría estar escuchándola mil y una noches, pero había temas de mayor urgencia y gravedad.

– ¿Dónde se había metido, Martina? ¿Está al tanto de lo ocurrido, de las muertes del jardinero y del juez, y del intento de asesinar a Buj?

– Lo sé y no pude evitarlo.

– ¿Cómo habría podido hacerlo? Se encontraba usted muy lejos…

– No tanto.

– ¿Cuándo ha regresado del África Negra?

– Nunca llegué a pisarla.

Mi próxima pregunta surgió de un magma de confusión:

– ¿No había ido en busca de los hombres-leopardo?

– Sí, pero no estaban en lejanas selvas, sino bastante más cerca.

– Inspectora -rogué, totalmente perdido-, si fuese tan amable de explicarme…

– A su debido momento, Horacio. Hasta ahora me las he arreglado sola, pero a partir de este instante voy a necesitar su ayuda.

Me di cuenta de que, fuese lo que fuera lo que había averiguado, no iba a adelantarme una palabra. Como ya había hecho otras veces, opté por confiar en ella.

– Estaré a su disposición, por supuesto. Dígame qué tengo que hacer.

– El próximo domingo me han invitado a una fiesta en el palacio de Láncaster. Quiero que me acompañe.

– ¿Qué se celebra?

– Hugo de Láncaster y mi amiga Dalia, convertida en baronesa, regresan de su larga luna de miel. Será una especie de presentación en sociedad.

Me eché a reír.

– ¡Por el amor de Dios! ¿Todavía se celebran esas cosas?

– Ya ve.

– ¿Tendré que ir de etiqueta?

Lo había preguntado a bulto, pero al otro lado de la línea se hizo un silencio.

– ¿Inspectora? ¡No me fastidie!

– Servirá un traje oscuro.

– Me resignaré.

Le consulté si deseaba que quedásemos para ir juntos a Ossio de Mar, pero me adelantó que se desplazaría por su cuenta. Nos encontraríamos el domingo en el propio palacio, a partir del mediodía.

Cuando colgué el teléfono, mi mujer se removió en la cama.

– Tu voz rejuvenece cuando hablas con ella.

61. Fiesta en el palacio

Llegó el domingo, me acicalé lo mejor que pude y me dirigí en mi coche particular al palacio de Láncaster.

La inspectora me había informado de que la recepción comenzaría a partir de las doce de la mañana, pero no creí conveniente presentarme antes de la una. Hice una parada en la gasolinera de Ossio de Mar para llenar el depósito, tomar un café y leer la prensa.

Nada más aparcar al exterior del muro de la mansión, en el ángulo de la pradera donde se había habilitado un párking para numerosos vehículos, la mayoría muy lujosos, me di cuenta de que la propiedad había sido especialmente engalanada para la ocasión. La avenida principal lucía sus setos perfectamente recortados, y de las fuentes, que yo recordaba estancadas en invierno, manaban chorros de agua cuyos líquidos dibujos brillaban al sol. Hacía un día magnífico, propio del mes de mayo, con veinticinco grados de temperatura y un cielo sin nubes, tan luminoso y azul que sólo de mirarlo se alegraba el corazón.

Una de las azafatas contratadas para atender a los invitados comprobó a la entrada que mi nombre -por mediación de Martina, supuse-, figuraba en la lista. Con una estandarizada sonrisa me ofreció una copa de cava y me informó de que, siendo los aperitivos muy abundantes, no se serviría estrictamente una comida. En su lugar, un completo bufet, instalado en la parte posterior de los jardines, permanecería abierto hasta la hora de la cena. Imaginé que algunos de los invitados, dado el difícil acceso al palacio, se quedarían a dormir en las numerosas habitaciones vacías que yo recordaba haber visto en la segunda planta, cuando, un par de años atrás, en aquella trágica Navidad de 1989 que parecía tan remota y, sin embargo, tan reciente a la vez, participé en la investigación por la muerte de Azucena de Láncaster.

Además de las uniformadas azafatas, un ejército de camareros contratados para la ocasión atendía a los dos centenares de asistentes a la fiesta. Muchos de los invitados habían llegado hacía rato. Nada más entrar al vestíbulo y toparme con unas cuantas personalidades, me sentí cohibido. Tuve la sensación de que estaba de más.

Apuré mi copa de bienvenida y, en el acto, una camarera vestida con el uniforme negro y blanco de las doncellas del palacio vino a ofrecerme otra. Fui a depositar la copa vacía en su bandeja, pero nuestras manos se trabaron y la que ella me estaba ofreciendo se estrelló contra el suelo.

– Lo siento, señor. ¡Qué torpe soy!

– No tiene la menor importancia.

– Le he manchado la americana. Permítame limpiársela.

Sin saber cómo reaccionar, atenazado por una vergonzante parálisis, dejé que aquella buena chica fuese a por una servilleta de hilo, la humedeciera en un vaso de agua -lo cual, la verdad, me pareció poco apropiado- y me frotase la solapa con un vigor exagerado y con el discutible efecto de extender la mancha, haciéndola más visible. Al frotar el tejido con su improvisado trapo se había situado muy cerca de mí, tanto que pude aspirar su perfume. El aroma me resultó vagamente familiar, pero no conseguí identificarlo.

– De este modo, ha quedado mucho mejor -decidió la doncella, que era cargada de espaldas, separándose un metro de mí para comprobar el resultado de su trabajo y mirándome con alivio y tal vez con una cierta coquetería-. Ahora le voy a ofrecer otra copita y algo para picar.

En su poco agraciada cara destacaban unas gafas de pasta cuyos gruesos cristales hacían disminuir el tamaño de sus pupilas. La pobre chica tenía un pelo horrendo, medio rizado, medio liso, con mechas rubias y castañas a la vez. Se alejó un momento, pero sólo para arrebatarle su bandeja a otra de las camareras, que se quedó sin habla, y regresar a mi lado para ofrecerme un montado de queso de cabra y un vaso de vino tinto. Acepté, por quitármela de encima, y me puse a observar a otro de aquellos grupos, en el que conservaba Lorenzo de Láncaster. También él me vio y se acercó a saludarme.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un asesino irresistible»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un asesino irresistible» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un asesino irresistible»

Обсуждение, отзывы о книге «Un asesino irresistible» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x