Steve Berry - La búsqueda de Carlomagno

Здесь есть возможность читать онлайн «Steve Berry - La búsqueda de Carlomagno» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La búsqueda de Carlomagno: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La búsqueda de Carlomagno»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una civilización desconocida enterrada bajo el hielo de la Antártida esconde un misterio que Carlomagno dejó escrito. Un secreto revelador y de una gran importancia para la humanidad está a punto de ser descubierto…
Cotton Malone intenta descubrir la verdad sobre su padre, que murió en un submarino que se perdió en el Antártida en los años 70. Pronto aparecen otros involucrados en la búsqueda: dos gemelas alemanas y un aliado del presidente de los EE.UU. Pero cada uno de ellos tiene sus propios motivos. Después de investigar pistas en un par de iglesias antiguas en Alemania y Francia descubren pruebas de una civilización desconocida y muy avanzada que vivía en la Antártida antes de que desapareciera cubierta por el hielo.
Una novela trepidante, una búsqueda épica que llevará al lector desde Alemania, hasta Francia, EE.UU. y Antártida.

La búsqueda de Carlomagno — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La búsqueda de Carlomagno», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Langford, estamos tú y yo solos, así que déjate de rollos. Daniels se puso hecho una fiera. Le molestaba la implicación de Kane, me echó la culpa a mí. Dijo que me había confabulado contigo.

Ramsey frunció el ceño.

– Confabulado, ¿para qué?

– Eres una caja de sorpresas. El otro día me dijiste que podías ocuparte de Kane, y vaya si lo hiciste. No quiero saber cómo ni por qué, pero sí cómo me ha relacionado Daniels contigo. Me estoy jugando el tipo.

– Y qué tipo.

Ella profirió un suspiro.

– ¿A qué viene eso ahora?

– A nada, tan sólo es una observación veraz.

– ¿Vas a proporcionarme algo que sirva de ayuda? Llevo trabajando mucho tiempo para llegar hasta aquí.

– ¿Qué dijo exactamente el presidente?

Tenía que saberlo.

Ella desechó la pregunta con un movimiento de mano.

– Que te crees tú que voy a decírtelo.

– ¿Por qué no? Me estás acusando de algo deshonesto, así que me gustaría saber qué opina Daniels.

– Una actitud muy distinta con respecto a la última vez que hablamos. -McCoy había bajado la voz.

Él se encogió de hombros.

– Que yo recuerde, tú también pensabas que mi incorporación a la Junta de Jefes sería valiosa. ¿No es tu deber, como viceconsejera de Seguridad Nacional, recomendar gente buena al presidente?

– Está bien, almirante. Haz tu papel, sé un buen soldado. El presidente de Estados Unidos sigue cabreado, y el senador Kane, también.

– No entiendo por qué. Mi conversación con el senador fue de lo más agradable, y ni siquiera he hablado con el presidente, así que no entiendo por qué está enfadado conmigo.

– ¿Vas a ir al funeral del almirante Sylvian?

Él captó el cambio de tema.

– Naturalmente. Me han pedido que forme parte de la guardia de honor.

– Tienes pelotas.

Él le dedicó la más encantadora de sus sonrisas.

– A decir verdad, me resultó conmovedor que me lo pidieran.

– He venido porque teníamos que hablar. Estoy aquí, metida en un coche parado como una idiota, porque me enredé contigo…

– Te enredaste, ¿en qué?

– De sobra sabes en qué. La otra noche dejaste bien claro que quedaría una vacante en la Junta de Jefes, una vacante que por aquel entonces no existía.

– No es eso lo que yo recuerdo. Fuiste tú quien quiso hablar conmigo. Era tarde, pero insististe. Viniste a mi casa. Te preocupaba Daniels y su actitud hacia el Ejército. Hablamos de la Junta de Jefes en abstracto. Ninguno de los dos tenía conocimiento de que fuera a producirse una vacante. Sin duda no al día siguiente. La muerte de David Sylvian es una tragedia. Era un hombre excelente, pero no consigo entender cómo nos ha enredado eso.

Diane sacudió la cabeza con incredulidad.

– Debo irme.

Él no la detuvo.

– Que pases un buen día, almirante. Y cerró dando un portazo.

Ramsey se apresuró a repasar la conversación mentalmente. Lo había hecho bien, expresándose con naturalidad. Hacía dos noches, cuando hablaron él y Diane McCoy, ella era una aliada, de eso estaba seguro. Pero las cosas habían cambiado.

El maletín de Ramsey se hallaba en el asiento trasero. Dentro había un moderno monitor que se utilizaba para determinar si había algún dispositivo electrónico grabando o emitiendo en las proximidades. Él tenía otro en su casa, y así era como sabía que no había habido nadie a la escucha.

Hovey había inspeccionado con cuidado el aparcamiento con ayuda de una serie de cámaras de seguridad fijas. El mensaje de texto que Ramsey había recibido decía: «Su coche está en la parte oeste. Listo. Receptor y grabadora dentro.» El monitor del asiento de atrás también había enviado una señal, de forma que la última frase del mensaje era clara: «Lleva micro.»

Se bajó del coche y lo cerró.

No podía ser Kane. Se había mostrado demasiado interesado en las ventajas que obtendría y no podía arriesgarse ni siquiera a ser desenmascarado. El senador sabía que una traición acarrearía consecuencias rápidas y funestas.

No.

Eso era cosa de Diane McCoy.

Malone vio cómo Werner desataba a Dorothea y ella se quitaba la cinta de la boca.

– ¿En qué estabas pensando? -chilló-. ¿Es que te has vuelto loco?

– Iba a dispararte -repuso su marido con calma-. Sabía que Herr Malone estaba aquí y tenía una arma.

Malone se encontraba en la nave, con la atención dirigida a la galería superior, a Isabel y a Ulrich Henn.

– Veo que sabe usted más de lo que quería hacerme creer -dijo.

– Esos hombres vinieron a matarlo -contestó la anciana.

– Y ¿cómo sabía usted que estarían aquí?

– Vine a asegurarme de que mis hijas estaban a salvo.

Ésa no era una respuesta, de manera que Malone se enfrentó a Christl. Sus ojos no dejaban traslucir sus pensamientos.

– Estuve esperando en el pueblo a que llegara, pero iba muy por delante de mí.

– No fue difícil relacionar a Eginardo con la irradiación de Dios. -Señaló a la parte de arriba-. Pero eso no explica cómo lo sabían ella y tu hermana.

– Hablé con mi madre la otra noche, después de que usted se hubo marchado.

Él se acercó a Werner.

– Estoy de acuerdo con su mujer: lo que ha hecho ha sido una estupidez.

– Usted necesitaba que alguien distrajera su atención. Yo no tenía arma, así que hice lo que me pareció mejor.

– Podría haberte pegado un tiro -intervino Dorothea.

– Así se habría acabado el problema que te supone nuestro matrimonio.

– Nunca he dicho que te quiera muerto.

Malone entendía el amor-odio del matrimonio. El suyo había sido igual, incluso años después de que se divorciaron. Por suerte había hecho las paces con su ex, aunque le había costado lo suyo. Sin embargo, la pareja que tenía delante parecía estar lejos de llegar a un acuerdo.

– He hecho lo que tenía que hacer -replicó Werner-. Y volvería a hacerlo.

Malone alzó la vista al coro: Henn dejó su puesto junto a la balaustrada y desapareció detrás de Isabel.

– ¿Podemos buscar ahora lo que quiera que haya que buscar? -preguntó la anciana.

Henn regresó y Malone vio que le susurraba algo al oído a su patrona.

– Herr Malone -dijo Isabel-. Enviaron a cuatro hombres. Creímos que los otros dos no serían ningún problema, pero acaban de cruzar la puerta.

CINCUENTA Y OCHO

Asheville, Carolina del Norte 10.40 horas

Charlie Smith estudió el informe sobre Douglas Scofield. Había investigado a su objetivo hacía más de un año, pero, a diferencia del resto, ese hombre siempre había sido calificado de opcional. Ya no lo era.

Por lo visto, se había producido un cambio de planes, así que él necesitaba refrescar la memoria.

Había abandonado Charlotte y se había dirigido al norte por la 321 hasta Hickory, donde había tomado la nacional 40 y había puesto rumbo al oeste a toda velocidad, hacia las montañas Great Smoky. Había comprobado en Internet que la información que poseía seguía siendo válida. El doctor Scofield tenía previsto hablar en un simposio del que era anfitrión todos los inviernos; el de ese año se celebraba en la famosa finca de Biltmore. El evento parecía una reunión de bichos raros. Ufología, fantasmas, necromancia, abducciones, criptozoología…, montones de temas estrambóticos. Aunque era profesor de antropología de una universidad de Tennessee, Scofield mostraba un profundo interés por la pseudociencia y había escrito multitud de libros y artículos. Dado que Smith no sabía cuándo tendría que actuar o si tendría que hacerlo, no le había dado muchas vueltas al fallecimiento de Douglas Scofield.

Aparcó frente a un McDonald's, a unos cien metros de la entrada a la finca, y le echó un vistazo al informe.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La búsqueda de Carlomagno»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La búsqueda de Carlomagno» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La búsqueda de Carlomagno»

Обсуждение, отзывы о книге «La búsqueda de Carlomagno» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x