• Пожаловаться

Alicia Bartlett: Días de amor y engaños

Здесь есть возможность читать онлайн «Alicia Bartlett: Días de amor y engaños» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Триллер / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Alicia Bartlett Días de amor y engaños

Días de amor y engaños: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Días de amor y engaños»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una historia magistral sobre las parejas, el amor y el engaño La convivencia en una pequeña comunidad de ingenieros españoles en el extranjero se desmorona tras desvelarse la relación que ha mantenido uno de ellos con la esposa de otro. En unos pocos días, todo el frágil entramado de complicidades, de pequeñas hipocresías y de deseos contenidos de los miembros de la colonia se vendrá abajo, y saldrá así a la superficie un mundo de sexo, engaños y sueños largamente incumplidos. Una historia magistralmente narrada que trata un tema de eterna actualidad: la de las relaciones de pareja y cómo evolucionan, se transfiguran y mueren… o dan lugar a otras.

Alicia Bartlett: другие книги автора


Кто написал Días de amor y engaños? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Días de amor y engaños — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Días de amor y engaños», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

De pronto, observó cómo la esposa del nuevo ingeniero salía de su casa y se encaminaba hacia su despacho. Sí, venía directa a él, nadie podía evitarlo ya. ¿Qué demonio querría? ¡Vaya por Dios, y eso que le había parecido de las que no dan la tabarra! ¡Y a aquellas horas de la mañana! Buscó rápidamente su nombre en la lista de residentes.

– ¿Qué tal, doña Paula, cómo está?

– Llámame Paula o empezará a dolerme el estómago. No recuerdo cómo te llamas tú.

– Darío.

– Darío Codomano, buen personaje histórico. Oye, Darío, me preguntaba dónde hay un bar por aquí. Un bar con cierta gracia, con chispa.

– Ya conoce el club de la colonia, ¿verdad?

– Sí, lo conozco, pero lo que quiero es un bar.

– Tiene los bares de la plaza, en San Miguel. Sirven buena cerveza mexicana, e internacional. Están muy animados a la hora del aperitivo.

Paula pestañeó varias veces con afectación, para que él se diera cuenta de que estaba impacientándose.

– Entonces, ¿ningún bar interesante, de esos a los que no van los niños con sus mamas?

Darío la miraba, cada vez más nervioso. Ella le estaba clavando los ojos en profundidad, como dos garfios que se engancharan en la carne.

– No sabría decirle, pero veremos qué puedo hacer, quizá en las afueras… Preguntaré a alguien de por aquí, eso es lo que haré.

– Muy bien, muchacho, haz una encuesta y luego me pasas los resultados, ¿sí?

– Mañana estamos todos invitados a una fiesta que da el cónsul de Oaxaca… no es un bar, pero esas fiestas siempre suelen ser divertidas. Además, como es por la noche, no hay niños.

Paula sonrió, con parte de simpatía y parte de desdén.

– Perfecto, Darío, no faltaré. Espero que el cónsul sí pueda decirme dónde hay un buen bar.

Salió del despacho y se alejó caminando desganadamente. Era alta, de espalda ancha y hermosas piernas. «¡Joder! -pensó-. ¡Esto era lo que me faltaba, una tía que no sé de qué palo va!»

Pensó que su primera fiesta en México requería mucha preparación. ¿Tres copas previas, mejor cuatro? ¿Una raya de coca, mejor dos? Todo eso sumado a su encanto personal de hermosa mujer. «Allá voy -pensó-, allá voy.»Señor cónsul, señora consulesa, ¿cómo están? Una fiesta realmente fantástica, como no podía ser menos. Todos estamos encantados en este país, un país maravilloso, y vivimos felices en nuestra colonia, que es muy acogedora. Este entorno está lleno de… tipismo, ésa es la palabra, un tipismo auténtico, fuera de clichés. Hay de todo en la fiesta. Canapés y frijoles, que son lo mejor. Frijoles negros nadando en sopa negra, como almas impuras en el infierno. Por cierto, ¿no contamos con un cardenal en esta fiesta, al menos un obispo? Ése sí es un fallo, lo digo sin ambages. Un representante de la Iglesia en una celebración mundana siempre imprime carácter, da esplendor, sobre todo hallándonos en el Tercer Mundo. Un cardenal tonsurado, con todos los arreos litúrgicos, con lo que daríamos en llamar el disfraz completo. Aunque, claro, nos hacemos cargo de la dificultad de semejante invitación, cada vez es más difícil encontrar quien les forre los zapatos a los cardenales, esas manoletinas ligeras de seda morada, zapatos como los que lleva Jovellanos en su célebre retrato o, si me permiten la libertad, zapatitos de maricón. La vida es hermosa en estos parajes, si bien este valle da miedo de puro grande que es, un valle exagerado, como toda la naturaleza aquí. Ciertamente la conquista española fue criticable, no nos vamos a empeñar en lo contrario, pero nadie puede negarles a los conquistadores arrojo, valentía; meterse en estas selvas, y ríos, y llanuras, llenas de peligros y plantas urticantes… Nosotros no hemos venido a conquistar, sino a construir, más exactamente nuestros maridos, queridos cónsules, ¡ah!, tras decir eso debo confesar que me siento como en el Senado romano, me siento como el mismísimo caballo de Calígula, fuera de lugar, desentonando siempre. Hace años que suelo desentonar invariablemente. Desentono incluso estando conmigo misma, en la tranquilidad de mi hogar, en soledad absoluta. Así son las cosas, me gustaría ser Mesalina pero soy el caballo de Calígula. ¿Qué opina usted de Mesalina, mi querida consulesa? No, no me refiero a las artes algo devaluadas de la mujer fatal, ni tampoco a la ninfomanía, que no deja de ser la manía que nunca existió. Me refiero a la capacidad de Mesalina para rebelarse contra el designio de los hados por vía genital. Pero verá, consulesa, no debe hacerme mucho caso esta noche, ya ve que estoy un poco dispersa. Lo cierto es que no tengo malditas ganas de hablar, y para superar tan funesta disposición en una fiesta no me queda más remedio que beber y aturdirme, de modo que las palabras fluyan de mí. Y vaya si fluyen, fluyen como ríos desbordados. Quizá no es lo oportuno en una mujer como yo, esposa de un brillante ingeniero y hombre de bien; pero en fin, tal flujo verbal, tal afluencia de vocablos es una lacra que debemos soportar; sobre todo usted, amada consulesa. Aunque está preparada para eso y mucho más, ¿no es cierto?, todas las mujeres lo estamos, somos capaces de dar todo cuanto Dios y la sociedad nos reclama. Lo malo es cuando la sociedad nos reclama cosas distintas de las que estamos dispuestas a ofrecerle. A mí la sociedad me demandaba que fuera buena madre y esposa, y no sé, creo que dejo bastante que desear como esposa y no he tenido ni un solo hijo. A cambio le devuelvo a la sociedad unas magníficas traducciones de los diarios de Tolstoi. Usted me dirá, aimée consulette, que los hablantes españoles bien podríamos pasar sin enterarnos de las neuras del divino conde. Pero yo disiento, me opongo y me encabrito. ¡Nada de eso!, los grandes hombres realizan en silencio sus grandes obras, y es una obligación para el género humano, hable en el idioma que hable, conocer cómo les gustaba tomar el té, qué zozobras carcomían sus almas y cuántas broncas habían tenido con sus cónyuges. Por cierto, el conde Tolstoi, muchísimas, querida consulesa. ¡Cómo son las cosas!, una tiende a pensar que el genio se ocupa en exclusiva de asuntos filosóficos, o éticos e históricos, pero luego sucede que los privilegiados cerebros también se distraen con nimiedades y montan unos cristos del diablo cuando sus esposas leen a escondidas páginas de sus diarios y van ellos mismos y leen a hurtadillas los diarios de sus esposas pensando que éstas les ponen cuernos… en fin, un catálogo de pequeñas miserias sin cuento. Yo estaba llamada a ser una genio de la literatura, amiga mía, pero como dijo el poeta Dios: «Son muchos los llamados y pocos los escogidos.» ¡Qué jodido el poeta Dios! De manera que me di cuenta de que no podía despilfarrar mi talento haciendo intentos de ser comprendida y aceptada, vitoreada. Eso comporta muchas humillaciones, aunque parezca un contrasentido. Debes llamar a muchas puertas y pedir muchos consejos, sufrir exámenes reiterados como si fueras siempre una adolescente. Y total, para luego consignar en tu diario que te ha sentado mal la merienda como hacía Tolstoi. ¡Ah, no, hasta ahí podíamos llegar!, no hemos abominado de la cotidianidad femenina, tan llena de banalidades domésticas, para ir a caer en semejante trampa. Cuando los genios sean de otra manera y se muestren más sublimes, veremos. Hay que ir desbancando a los modelos. Yo soy tan genial que he renunciado al genio debido a todos los componentes no geniales que lleva aparejados. Y bien, ¿qué puedo hacer llegados a este punto, señora consulesa, soltarle una arenga hedonista del tipo: «Pensemos todos, hermanos, en los agradables vasos de vino que nos quedan por apurar, las puestas de sol, las alegres morcillas que aún revientan en el asador?» Pues no, la verdad, la vida es como es y yo la vivo como puedo, pero con dignidad. Por eso he venido a México, en vez de ir a Moscú. En México traduzco a Tolstoi y no descarto que, estando alguna vez en Moscú, traduzca al ruso a Octavio Paz. En cualquier caso, sigo a mi marido como una buena esposa, hasta el final.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Días de amor y engaños»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Días de amor y engaños» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Carlos Fuentes: Instinto De Inez
Instinto De Inez
Carlos Fuentes
Úrsula Le Güín: Cuentos de Terramar
Cuentos de Terramar
Úrsula Le Güín
Marta Cruz: La vida después
La vida después
Marta Cruz
Petros Márkaris: Muerte en Estambul
Muerte en Estambul
Petros Márkaris
Отзывы о книге «Días de amor y engaños»

Обсуждение, отзывы о книге «Días de amor y engaños» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.