Lorenzo Silva - Noviembre Sin Violetas

Здесь есть возможность читать онлайн «Lorenzo Silva - Noviembre Sin Violetas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Noviembre Sin Violetas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Noviembre Sin Violetas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Juan Galba se cree a salvo en su tranquilo empleo en un balneario. Hace ya una década que disolvió la sociedad criminal que formaba con su gran amigo, Pablo Echevarría, muerto en extrañas circunstancias. Pero un día se presenta en el balneario Claudia Artola, la viuda de éste. Lleva consigo unas cartas que obligarán a Juan a volver, muy a su pesar, a los manejos ilícitos. Por una lealtad no exenta de culpa, deberá proteger a Claudia de una implacable persecución y resolver un escabroso crimen. Pero lo que Juan no sospecha es que tras la sucesión de cadáveres y asesinos, se perfila una venganza perfectamente trabada.
Noviembre sin violetas parece, en una primera aproximación, una apasionante y vertiginosa novela policíaca. Sólo que en este caso el enigma encuentra al detective y no al revés, como suele ser habitual en este género. Desde esa inversión de los cánones, nada es lo que parece y los personajes casi nunca muestran su verdadero rostro. La novela es, en fin, una reflexión sobre la absolución que quizá merezca toda acción humana y sobre la condena que pesa, por el contrario, sobre sus consecuencias.

Noviembre Sin Violetas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Noviembre Sin Violetas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

L U T R O O L M O B R R A I O

Aunque le di varias vueltas, en seguida me convencí de que con siete vocales sobre quince letras, siendo cuatro de ellas oes, y habiendo tres erres entre las consonantes, no podría formar nada medianamente lógico. Máxime cuando era obligatorio emplear todos los caracteres obtenidos, sin que sobrara ninguno. Así que probé con la de Claudia y salió lo siguiente:

M M G P A A O M O

Aunque dos aes y dos oes tampoco ayudaban, ahora el problema eran las tres emes. Como cualquier niño de cuatro años sabe, con muchas emes sólo se pueden decir memeces. Comenzaba a aceptar la posibilidad de estar explorando una vía insensata cuando me sorprendí intentando sobre la carta de Claudia el sistema inverso. Tomar no las primeras letras de cada párrafo, sino las últimas. Es decir, la última del último, la penúltima del penúltimo, etcétera. En un minuto tuve ante mí este anagrama:

Z I I M A A O R I

Al principio el resultado me desconcertó. Todo estaba equilibrado si uno prescindía de las tres íes. Tres consonantes y tres vocales a todas luces combinables. Pero tres íes en una palabra de nueve letras con otras tres vocales eran un despropósito. Al final de este razonamiento me aguardaba una deducción inexorable: las tres íes no formaban parte de la palabra. Las quité y en seguida saqué:

ZAMORA

Una ciudad o una provincia. Una clave demasiado genérica, una pista demasiado difusa. Pero las íes tenían que cumplir una finalidad. Entonces lo comprendí. No eran letras, sino un número. La clave era:

ZAMORA, III

Ahora tenía algo concreto. Zamora seguida de un tres dejaba de ser una ciudad o una provincia para convertirse en un punto. ¿Un número de una calle? Sólo había que comprobar si existía alguna calle con ese nombre en Madrid, lo que a primera vista no parecía nada improbable. Aún me faltaban varios pasos, pero desde aquel momento supe que había encontrado algo. Hacía muchos años, pero había jugado demasiadas veces a aquel juego de los párrafos y las letras. Era prácticamente imposible que saliera por azar algo que tuviera sentido. Y aquella clave era especialmente elocuente; con una asombrosa economía de medios transmitía una información exacta, y la inversión del método ordinario, es decir, tomar las últimas letras en vez de las primeras, resultaba reveladora en sí misma. Me sorprendía el descuido que había demostrado no intentando aquella comprobación mucho antes. Las cartas, y sobre todo la de Claudia, hallada en tan extrañas circunstancias, no podían limitarse a la función que con cierta superficialidad yo les había asignado. Había paseado de un lado a otro con la llave, aporreando como un obtuso las puertas cerradas que aquella llave podía abrir. Había conseguido guardar la calma cuando Begoña me había revelado la increíble conexión entre Jáuregui y Lucrecia, pero ahora que sospechaba que en Zamora 3 me esperaban nuevos descubrimientos no podía contener mi excitación.

Regresé al cuarto. El medio más sencillo para averiguar sin pérdida de tiempo si existía una calle Zamora y dónde estaba era utilizar el teléfono. Para ello debía ir junto a la cama en la que dormía Begoña, o mejor dicho, en la que había dormido. Porque cuando fui a coger el auricular su voz me detuvo:

– ¿Vas a llamar a mi padre?

– Creí que estabas dormida.

– Estaba dudando si seguir fingiéndolo, para escuchar lo que hablabas por teléfono.

– ¿Quieres levantarte?

– Si das tu permiso y me desatas, te lo agradecería. Ya sé que no es algo que deba confesar abiertamente una señorita, pero me estoy meando.

– Lo siento.

La desaté y me fui hacia la ventana. El sol ascendía, iluminando el monótono paisaje de la carretera. Me di cuenta de que había hecho algo incoherente y volví sobre mis pasos.

– Espera -le ordené, antes de que saliera del lecho.

– ¿Qué pasa?

– Toma -y le alargué su ropa-. Ponte algo.

– Me pareció que ibas a volverte de espaldas, como un caballero.

– Podrías ir hacia la puerta equivocada.

Begoña me miró con ostensible lástima y opinó:

– Hoy te has levantado ridículo, señor Galba.

Después retiró bruscamente el cobertor y se fue con la ropa doblada bajo el brazo hacia el lavabo. En cuanto cerró la puerta me acerqué hasta el teléfono. Marqué el número de Información y pregunté si existía en Madrid una calle Zamora. La operadora tecleó en su ordenador y me confirmó que en efecto había una calle con ese nombre. Pedí que me dijera en qué zona y me respondió que no disponía de ese dato. A continuación interrumpió la comunicación. No importaba. Ahora que tenía algo que encontrar lo encontraría.

Desayunamos en el hotel. Begoña estaba distante y silenciosa. Yo, en cambio, me sentía optimista y con ciertas ganas de vivir, al menos, hasta llegar al número tres de la calle Zamora. Mientras untaba mi tostada de mantequilla, traté de obligarla a hablar:

– ¿Has dormido bien?

– Estupendamente. Me encanta estar atada boca arriba. Sobre todo porque normalmente duermo de costado.

– Preferiría que no gritaras esas cosas.

– Preferiría que siguiéramos callados.

– No te entiendo, Begoña.

– ¿Qué no entiendes?

– No entiendo qué es lo que buscas. Si es escabullirte o que te suelte, pierdes el tiempo. Si es otra cosa, no tiene sentido. Soy un hombre casi muerto y no quiero jugar. Creo haber sido lo suficientemente claro al respecto.

– No tienes ni idea, así que no sirve de nada que sigamos hablando.

El buen humor me volvía dialogante. Sin reparos, la invité a que se explicara:

– Tal vez si me cuentas todo lo que no sé logremos comprendernos.

Begoña puso cara de haber visto un ovni.

– ¿Qué te has creído que es esto? -protestó-. Si te lo ganas lo tienes todo. Si no te lo ganas te quedas sin nada. Nada de nada. Esas son las reglas. Y tú no te lo has ganado.

– ¿Porque me acosté con Lucrecia? -mentí lentamente.

– Porque no eres diferente de ellos. Igual me da quien se salga con la suya. Lo que odio es estar en medio.

– Te equivocas, Begoña. Aunque para mí nada será mejor o peor si me crees o dejas de hacerlo, te equivocas.

– ¿Y tú qué sabes qué es lo que yo quiero?

– Desde luego no lo sé. Diría que normalmente te aburres y que viste una extraña oportunidad de diversión. No tuviste en cuenta mis advertencias y estuviste insistiendo hasta que te enteraste de que he caído en los brazos de una mujer detestable. Pero tu asombro es injustificado. Un tipo como yo sólo puede caer en brazos de mujeres detestables. A determinada edad, le tientan a uno más que las niñas que se aburren. O quizá la palabra no sea exactamente tentar.

Aunque ahora mis planes se dirigían principalmente a la calle Zamora, no despreciaba la posibilidad de sacarle algo interesante a Begoña. Para ello la estaba provocando acaso más allá de lo que la prudencia aconsejaba hacer en el comedor del hotel. Pero me producía un torcido placer mantenerla en aquel error que parecía hacerle daño.

– Ya veo que para ti sólo soy una niña tonta -dijo, con aplomo-. Ojalá pudieras ver con tanta claridad lo tonto que eres tú.

– ¿Y por qué no me lo enseñas, Begoña? ¿Qué tienen Lucrecia y tu padre a medias?

– No vas a conseguirlo, hombre devastado. T endrás que descubrirlo por ti mismo. Yo no estoy de tu parte.

– Begoña.

– Deja de decir mi nombre. Me fastidia cómo suena en tu voz. -Sus palabras eran de ira, pero las pronunció con absoluta calma.

– Nunca me he acostado con Lucrecia.

– ¿Al final no quiso?

– Desde el principio no quise yo.

Ya que mi anterior táctica había fracasado, ensayé, aunque sin mucho empeño, la opuesta. Si no podía sonsacarla mediante la provocación, siempre cabía la técnica de reconciliarnos. Sobre todo con una mujer tan poco experta.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Noviembre Sin Violetas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Noviembre Sin Violetas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Noviembre Sin Violetas»

Обсуждение, отзывы о книге «Noviembre Sin Violetas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x