Ian Rankin - En La Oscuridad

Здесь есть возможность читать онлайн «Ian Rankin - En La Oscuridad» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

En La Oscuridad: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «En La Oscuridad»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Edimburgo está a punto de convertirse, al cabo de casi tres siglos, en anfitriona del primer Parlamento escocés, un hito histórico y político que enciende pasiones. El inspector Rebus ha sido destinado al comité de enlace de seguridad del Parlamento, en Queensberry House, centro mismo del distrito de la comisaría de St. Leonard. De Queensberry House, futura sede del gobierno de la nueva Escocia, perdura la maldición de una leyenda, una maldición que según algunos recaerá sobre los nuevos inquilinos.Los problemas empiezan cuando, en la antigua chimenea donde de acuerdo con la leyenda murió asado un joven, aparece el cadáver de Roddy Grieve,candidato a un escaño en el nuevo Parlamento.

En La Oscuridad — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «En La Oscuridad», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Alasdair Grieve dudaba de ir a ver a su familia.

– En estas circunstancias puede ser desastroso -alegó.

Rebus asintió con la cabeza. Estaban en un cuarto de interrogatorios en Saint Leonard y les acompañaba Siobhan Clarke.

– Sí, claro, me imagino que no le apetecerá que anuncien su visita con trompeta desde las almenas del castillo.

– Pues no -dijo Grieve.

– Por cierto, ¿qué nombre utiliza actualmente?

– Tengo pasaporte a nombre de Anthony Keillor.

Rebus anotó el nombre.

– No le preguntaré dónde consiguió ese pasaporte.

– Ni yo se lo diría.

– Fue usted incapaz de romper todos los vínculos con el pasado, ¿verdad? Keillor es una abreviatura de Rankeillor.

– ¿Conoce a mi familia? -preguntó Grieve mirándole.

Rebus se encogió de hombros.

– ¿Cuándo se enteró de la muerte de Roddy?

– Unos días después de que lo asesinaran. En ese momento pensé en volver, pero no le vi sentido. Luego, vi el anuncio del entierro.

– No sabía que al Caribe llegaran periódicos escoceses.

– Está Internet, inspector. El Scotsman sale en la red.

Rebus asintió con la cabeza.

– ¿Y se decidió entonces?

– Siempre le tuve mucho afecto a Roddy… y pensé que era lo menos que podía hacer.

– ¿A pesar del riesgo?

– Hace veinte años de todo aquello, inspector, quién va a pensar que después de tanto tiempo…

– Menos mal que era yo quien le esperaba en el cementerio y no Barry Hutton.

Aquel nombre evocaba muchos recuerdos a juzgar por la expresión de Alasdair Grieve.

– ¿Todavía sigue por ahí ese cabrón? -dijo al fin.

– Es el promotor inmobiliario más importante de Edimburgo.

– Dios -musitó Grieve ceñudo.

– Bien -añadió Rebus inclinándose y apoyando los codos en la mesa-, creo que ha llegado el momento de que nos diga de quién es el cadáver descubierto en la chimenea.

– ¿El qué? -replicó Grieve mirándole de nuevo.

Cuando Rebus se lo explicó Grieve asintió con la cabeza.

– Debió de esconderlo Hutton, que trabajaba en Queensberry House para vigilar a Dean Coghill por cuenta de su tío.

– ¿Bryce Callan?

– Exacto. Callan estaba enseñando el oficio a Barry y por lo visto lo hizo bien.

– ¿Usted estaba conchabado con Callan?

– Yo no diría tanto -replicó Grieve casi levantándose del asiento pero sin llegar a hacerlo-. ¿Tienen inconveniente en que me levante? Sufro un poco de claustrofobia.

Comenzó a pasear de arriba abajo en el limitado espacio. Siobhan, que se había quedado de pie junto a la puerta, le dirigió una sonrisa de simpatía. Rebus le tendió una foto del rostro del muerto de la chimenea compuesto por ordenador.

– ¿Qué saben ustedes al respecto? -preguntó Grieve.

– Bastante. Callan estuvo comprando terrenos alrededor de Calton Hill, probablemente con miras al nuevo Parlamento, pero no quería que los proyectistas supieran que era él y para ello se sirvió de ustedes como pantalla.

Grieve asintió con la cabeza.

– Bryce tenía un contacto en el ayuntamiento -dijo-, alguien de urbanismo -Rebus y Siobhan cruzaron una mirada- que le había prometido contratos en el lugar de construcción del futuro Parlamento.

– Muy arriesgado puesto que ello dependía en primer lugar del resultado del referéndum.

– Sí, pero al principio el asunto parecía claro. Sólo se amañó después porque el gobierno quería asegurarse de que no prosperase.

– De manera que Callan se vio con todos esos terrenos que no iban a revalorizarse.

– No es que perdieran valor; él quiso echarnos la culpa de todo. Como si nosotros hubiésemos manipulado los votos -añadió Grieve riendo.

– ¿Y qué sucedió?

– Bueno… Freddy había apañado las cifras para justificar ante Callan un coste mayor de los terrenos, pero él lo descubrió y reclamó la diferencia más lo que se había pagado de fianza.

– ¿Envió a alguien para esa reclamación?

– A un tal Mackie -contestó Grieve dando unos golpecitos en la foto-. Un matón de lo peorcito -dijo Grieve frotándose las sienes-. Dios, no sabe qué extraño resulta hablar de todo esto por fin…

– ¿Mackie? -repitió Rebus-. ¿De nombre Chris?

– No, Chris, no; Alan o Alex… creo. ¿Por qué?

– Mackie es el apellido que adoptó Freddy. -«¿Por remordimiento?», pensó Rebus-. Bien, ¿cómo acabó Mackie muerto?

– Vino a asustarnos para que devolviésemos el dinero, y, como le digo, era de cuidado, pero a Freddy le acompañó la suerte. Tenía un puñal en el cajón del escritorio, una especie de abrecartas, que se llevó como arma a la cita que teníamos con Callan aquella noche para aclarar las cosas, en el aparcamiento de Cowgate. Fuimos muertos de miedo.

– ¿Y a pesar de ello acudieron?

– Nos planteamos huir… pero al final fuimos a la cita porque era difícil dejar plantado a Bryce Callan. Pero él no fue y nos encontramos con ese Mackie; a mí me dio un par de puñetazos de los que aún conservo secuelas en un oído. Después se volvió hacia Freddy. Tenía una pistola, me golpeó con la culata. Yo pensé que Freddy saldría peor parado, vamos, estoy seguro… porque era quien llevaba la gestión y Callan lo sabía. Pero le juro que fue en defensa propia. Vamos, no creo que tuviera intención de matar a Mackie, sino… -se encogió de hombros- sólo detenerle, supongo.

– Y le apuñaló en el corazón -añadió Rebus.

– Sí -dijo Grieve-. Nos dimos cuenta en el acto de que lo había matado.

– ¿Y qué hicieron?

– Metimos el cadáver en su propio coche y huimos. Sabíamos que era mejor separarse porque si no Callan nos mataría.

– ¿Y el dinero?

– Yo le dije a Freddy que no quería saber nada y él propuso que nos encontrásemos justo un año después en un bar de Frederick Street.

– ¿Usted no acudió a la cita?

Grieve negó con la cabeza.

– Yo ya había asumido otra personalidad en un lugar que me gustaba y en el que comenzaba a adaptarme.

«También Freddy había viajado a muchos sitios según le había contado a Dezzi», pensó Siobhan.

Justo un año después, al no aparecer Alasdair, fue cuando Freddy Hastings llevó el dinero a una caja de ahorros de George Street, a cuatro pasos de Frederick Street, y abrió una cuenta a nombre de C. Mackie…

– ¿Y aquella cartera? -preguntó Siobhan.

Grieve la miró.

– Ah, sí. Era de Dean Coghill.

– Las iniciales eran ADC.

– Debía de ser por el segundo nombre de Dean que a él le gustaba más. Esa cartera nos la trajo Barry Hutton llena de billetes, presumiendo de habérsela quitado a Coghill: «Porque puedo y él no va a impedírmelo» -dijo Grieve negando con la cabeza.

– El señor Coghill ha muerto -dijo Siobhan.

– Otra víctima de Bryce Callan.

Aunque Coghill había fallecido de muerte natural, Rebus entendió perfectamente qué quería decir Grieve.

Rebus y Siobhan celebraron una reunión en la sala del DIC.

– ¿Qué tenemos en concreto? -preguntó ella.

– Fragmentos -contestó él-. Tenemos a Barry Hutton yendo a comprobar qué ha sucedido en la cita y que se encuentra con el cadáver de Mackie cerca de Queensberry House; lo lleva a las obras y lo tapia en la chimenea, pensando que allí quedaría por los siglos de los siglos.

– ¿Por qué razón?

– Para impedir que la policía le hiciera preguntas.

– ¿Y cómo es que en la lista de personas desaparecidas no figura ningún Mackie?

– Mackie era un hombre de Callan y nadie iba a llorar por él ni a denunciar su desaparición.

– ¿Y Freddy Hastings se suicida al enterarse por un periódico que se ha encontrado el cadáver?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «En La Oscuridad»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «En La Oscuridad» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Ian Rankin - Fleshmarket Close
Ian Rankin
Ian Rankin - Hide And Seek
Ian Rankin
Ian Rankin - Resurrection Men
Ian Rankin
Ian Rankin - Aguas Turbulentas
Ian Rankin
Ian Rankin - Doors Open
Ian Rankin
Ian Rankin - The Complaints
Ian Rankin
Ian Rankin - Mortal Causes
Ian Rankin
Ian Rankin - Strip Jack
Ian Rankin
Ian Rankin - Westwind
Ian Rankin
Отзывы о книге «En La Oscuridad»

Обсуждение, отзывы о книге «En La Oscuridad» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x