Brad Meltzer - Los millonarios

Здесь есть возможность читать онлайн «Brad Meltzer - Los millonarios» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los millonarios: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los millonarios»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Si supiera que no será descubierto ¿robaría tres millones de dólares?
Charlie y Oliver Caruso son hermanos y trabajan en un banco privado tan exclusivo que se necesitan dos millones de dólares para abrir una cuenta. Allí descubren una cuenta abandonada, cuya existencia nadie conoce y que no pertenece a nadie, con tres millones de dólares. Antes de que el estado se quede con el dinero deciden apropiárselo, sin saber que algo que hacen para resolver su existencia estará a punto de costarles la vida.

Los millonarios — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los millonarios», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Ella no es de segunda clase.

– Sí lo es, Ollie. Y nosotros también lo somos -insiste Charlie-. Lamento si todo esto arruina tu preciosa autoestima, pero ha llegado el momento de encontrar una manera de sacarla de allí. Todo el mundo merece una oportunidad para empezar de nuevo, especialmente mamá.

Cuando las palabras salen de los labios de Charlie, siento que me perforan el estómago. El sabe exactamente lo que está haciendo. Cuidar de nuestra madre ha sido siempre la máxima prioridad. Para los dos. Naturalmente, eso no significa que yo deba seguirle por el borde del acantilado.

– No necesito convertirme en un ladrón.

– ¿Quién ha hablado de ladrones? -pregunta Charlie en tono desafiante-. Los ladrones le roban a la gente. Este dinero no pertenece a nadie. Duckworth está muerto, tú intentaste ponerte en contacto con su familia, y no tiene a nadie. Sólo estaríamos cogiendo un dinero que nadie echará de menos. Y aun en el caso de que algo saliera mal, siempre podemos echarle la culpa a quienquiera que haya enviado esa carta por fax. Quiero decir, ese tío no está en condiciones de delatarnos.

– De acuerdo, Lenin, de modo que cuando hayamos terminado de redistribuir la riqueza, simplemente nos lanzaremos a la carretera y estaremos huyendo el resto de nuestras vidas. No hay duda de que ésa es la mejor manera de ayudar a mamá, abandonarla y…

No tenemos que abandonar a nadie -insiste-. Haremos exactamente lo que está haciendo este tío, transferir el dinero y no tocarlo hasta no estar seguros de que no hay peligro. Cuando han transcurrido siete años, el FBI cierra la investigación.

– ¿Quién lo dice?

– He leído un artículo en el Village Voice…

– ¿El Village Voice ?

– No hacemos ruido, sólo son siete años, luego no somos más que otro expediente sin resolver. Caso cerrado.

– ¿Y después qué hacemos? Nos retiramos a la costa, abrimos un bar y escribimos canciones cursis el resto de nuestras vidas?

– Es mucho mejor que perder otros cuatro años besando culos corporativos sin llegar a ninguna parte.

Salto de la cama y Charlie comprende que ha superado todos los límites.

– Tú sabes que la Escuela de Administración de Empresas es la mejor salida, y también sabes que no puedo ingresar directamente después de la universidad -insisto, agitando el índice delante de su cara-. Primero tienes que trabajar un par de años.

– Muy bien. Un par de años… eso son dos. Tú estás acabando el cuarto.

Respiro profundamente y trato de no perder la iniciativa.

– Charlie, me he presentado a las mejores escuelas del país. Harvard, Pensilvania, Chicago, Columbia. Allí es donde quiero ir, cualquier otra cosa es segunda categoría y no ayuda a nadie, incluida mamá.

– ¿Y eso quién lo decidió, tú o Lapidus?

– ¿Qué se supone que significa esa pregunta?

– ¿Cuántas oportunidades has dejado pasar sólo porque Lapidus te metió en la cabeza sus grandes planes sobre la Escuela de Administración de Empresas? ¿Cuántas ofertas has rechazado de otras compañías? Tú sabes tan bien como yo que deberías haber abandonado el banco hace ya varios años. En cambio, has recibido una tras otra las cartas de rechazo de las escuelas de comercio. ¿Y crees que este año las cosas serán diferentes? Debes ensanchar un poco tus horizontes. Quiero decir, es como tu relación con Beth. De acuerdo, hacéis buena pareja, pero eso es todo; una bonita fotografía, Oliver, un retrato de Sears de cómo crees que deberían ser las cosas. Eres una de las personas más brillantes y dinámicas que conozco. Deja de tener tanto miedo de vivir.

– ¡Entonces deja de juzgarme! -estallo.

– No te estoy juzgando…

– ¡No, sólo me estás pidiendo que robe tres millones de dólares… que eso resolverá todos mis problemas!

– No estoy diciendo que sea la respuesta a todas las plegarias, pero es la única forma que tendremos de salir de una vez de esta situación.

– ¡Ahí es donde te equivocas! -grito-. A ti te puede parecer sumamente excitante juntar recortes de papel en la sala de archivos, pero yo tengo los ojos puestos en algo más grande. Confía en mí, Charlie; una vez que haya terminado la Escuela de Administración de Empresas, mamá jamás volverá a ver otra factura. Puedes burlarte y hacer todas las bromas que quieras, de acuerdo, el camino es seguro y puede parecer simple, pero lo único que importa en este momento es que funciona. Y cuando llegue el momento de cobrar, esos tres millones de dólares parecerán del precio de un billete de autobús desde Brooklyn.

– Y de eso se trata, ¿verdad? Bien, deja que te diga una cosa, amigo: tú puedes creer que viajas hacia la cumbre en un jet privado, pero desde mi orilla del río, lo único que veo es que haces cola igual que el resto de los holgazanes de clase baja que odiabas en una época. Un holgazán como papá.

Tengo ganas de abofetearle, pero ya ha pasado demasiadas veces. No necesito otra pelea.

– No sabes de qué estás hablando -digo.

– ¿De verdad? ¿De modo que crees que aunque eres unos de los principales asociados del banco; aunque has conseguido sin ayuda más de doce millones de dólares en nuevas cuentas para Lapidus con sólo frotar la revista de ex alumnos de la Universidad de Nueva York; y aunque casi todos los socios de la firma han asistido a alguna de las cuatro escuelas de comercio a las que te has presentado, todavía te explicas que te hayan rechazado dos años seguidos?

– ¡Es suficiente!

– ¡Vaya, he tocado el punto sensible! Tú ya lo habías pensado, ¿verdad?

– ¡Cierra la boca, Charlie!

– No estoy diciendo que Lapidus lo planease desde el principio, ¿pero tienes idea de lo difícil que le debe de resultar contratar a alguien nuevo y prepararle para que piense exactamente igual que él? Tienes que encontrar al chico apropiado… preferiblemente a alguien pobre y sin contactos…

– ¡He dicho que cierres la boca!

– … prometerle un trabajo que le mantendrá allí unos pocos años para que pueda pagar su deuda…

– ¡Charlie, te juro por Dios que…!

– … luego seguir engañándole hasta que el pobre imbécil comprende finalmente que él y toda su familia no van a ninguna parte…

– ¡Cierra la boca! -grito y me abalanzo sobre él. Estoy fuera de mí. Mis manos apuntan directamente al cuello de su camisa.

Charlie, que siempre ha sido mejor atleta, se escabulle y corre hacia la cocina. Sobre la mesa descubre un catálogo de la Escuela de Administración de Empresas de Columbia y una carpeta con la palabra «Formularios de ingreso».

– ¿Estos son…?

– ¡No los toques!

Es todo lo que necesita. Coge la carpeta. Pero cuando la abre un sobre azul y blanco cae al suelo. Lleva una firma en la parte posterior, justo donde está lacrado. Henry Lapidus.

La firma en el sobre es un requisito exigido por las cuatro escuelas, para asegurarse de que no lo abro. Las páginas mecanografiadas que hay dentro del sobre son, sin duda, la parte más importante de cualquier solicitud de ingreso en una Escuela de Administración de Empresas: la recomendación del jefe.

– Muy bien, ¿quién quiere jugar a detectives? -canta Charlie, agitando el sobre por encima de la cabeza de modo que roza el bajo techo del sótano.

– ¡Devuélveme ese sobre! -exijo.

– Venga, Oliver, ya han pasado cuatro años. Si Lapidus te tiene encerrado en las mazmorras, al menos de este modo te enterarás de la verdad.

– ¡Ya conozco la verdad! -grito, lanzándome hacia Charlie para recuperar el sobre. Nuevamente, consigue eludir mi ataque y sale de la cocina.

Otra vez en el dormitorio, Charlie deja de agitar el sobre delante de mis narices. Por una vez, se ha puesto serio.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los millonarios»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los millonarios» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Brad Meltzer - The Zero Game
Brad Meltzer
Brad Meltzer - The First Councel
Brad Meltzer
Brad Meltzer - The Inner Circle
Brad Meltzer
Brad Meltzer - The Tenth Justice
Brad Meltzer
Brad Meltzer - Dead Even
Brad Meltzer
Brad Meltzer - The Millionaires
Brad Meltzer
Nuevos Millonarios 2K19 - La ruta de la verdad
Nuevos Millonarios 2K19
Elena Ortiz Jiménez - Donald Meltzer, vida onírica
Elena Ortiz Jiménez
Отзывы о книге «Los millonarios»

Обсуждение, отзывы о книге «Los millonarios» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x