Deborah Crombie - Nadie llora al muerto

Здесь есть возможность читать онлайн «Deborah Crombie - Nadie llora al muerto» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Триллер, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Nadie llora al muerto: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Nadie llora al muerto»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La muerte violenta del comandante de la policía Alastair Gilbert, a golpes de martillo, en la cocina de su casa, convulsiona la aparente tranquilidad de Holmbury St. Mary, un pueblecito de Surrey cercano a Londres. El historial opaco de la víctima, poco apreciada por sus convecinos y tampoco por algunos círculos de la policía, hace que el trabajo de los investigadores de Scotland Yard, el comisario Duncan Kincaid y la sargento Gemma James, emprenda dos direcciones. ¿La delicada esposa del comandante o alguno de los vecinos están implicados en el asesinato o es el entorno policial de Gilbert el que lo está?

Nadie llora al muerto — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Nadie llora al muerto», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Yo fui la que había dejado el martillo en la encimera. Había colgado un artículo que Geoff había enmarcado para mí. Lo cogí y lo golpeé. A Alastair. Después del segundo o tercer golpe cayó.

Lucy perdió un poco el equilibrio. Alargó el brazo y colocó los dedos con delicadeza en el hombro de Kincaid, como si el mero contacto humano fuera suficiente para mantener el equilibrio. Su madre la miraba, petrificada, sin poder hacer nada para parar a su hija.

– No recuerdo mucho más. Cuando mamá pudo volver a respirar hizo que me sacara la ropa y las zapatillas de deporte. Metimos todo en la lavadora con otra ropa sucia y un detergente enzimático, ya sabe, el jabón que quita las manchas de sangre. Me dijo que metiera las manos en el agua con detergente también, antes de subir a buscar ropa limpia.

– Cuando volví a bajar el martillo había desaparecido. Mamá me explicó que diríamos que habíamos encontrado la puerta abierta y que habían desaparecido unas joyas. Cuando la lavadora acabó el ciclo pusimos la ropa en la secadora, y luego llamó mamá a la policía.

– Sólo es una niña -dijo Claire mirando a Gemma luego a Kincaid-. No se la puede responsabilizar por esto.

Los dedos de Lucy se tensaron en el hombro de Kincaid.

– Mamá, tengo diecisiete años. Soy legalmente adulta. No creo que quisiera matar a Alastair, pero el hecho es que lo hice.

Claire ocultó la cara en sus manos y sollozó.

Lucy fue hacia su madre y la rodeó con los brazos, pero al hablar miró a Kincaid.

– He intentado no pensar en ello, hacer ver que no había pasado. Pero eso es lo que he hecho todos estos años. Yo sabía lo de Alastair, y mi madre sabía que yo lo sabía, pero nunca hemos hablado de ello. Quizás nada de todo esto habría ocurrido si lo hubiéramos hecho.

– Jefe. -El susurro de Gemma sonó urgente y formal-. Me gustaría hablar un momento contigo. -Apuntó hacia la puerta y dejaron a madre e hija solas mientras se dirigían al hall.

– ¿Cómo vamos a dejar que pague ella? -dijo entre dientes cuando cerraron la puerta del salón detrás de ellos-. Gilbert era una bestia. Ella sólo ha hecho lo que cualquiera podría llegar a hacer en tales circunstancias. Esto va a destrozar su vida. Va a pagar por los errores de Claire.

Kincaid la cogió por los hombros. La amó entonces, por su defensa del más débil, por estar dispuesta a cuestionar el statu quo. Pero no se lo podía decir.

En su lugar, Kincaid dijo:

– Cuando me he dado cuenta de lo que pasó he pensado lo mismo. Pero Lucy tiene razón y además ella nos lo ha quitado de las manos. Hemos de dejar que sea ella quien haga la reparación. Sólo así será capaz de vivir consigo misma.

La soltó y se apoyó exhausto contra la pared.

– No nos podemos poner en una situación comprometida, incluso por Lucy. Juramos respetar y defender la ley, no erigirnos en jueces. No debemos cruzar esa línea, por muy buenas que sean nuestras intenciones. Yo tampoco quiero que Lucy sufra, pero no tenemos otra elección. Debemos presentar cargos contra ella.

17

Kincaid dejó a Gemma con Claire y llevó a Lucy a la comisaría. La joven, que se había puesto tejanos y un suéter y se había despedido brevemente de Lewis, estaba sentada con actitud resuelta en el asiento del pasajero.

– He estado pensando -dijo cuando llegaron a las afueras de Guildford-, que quizás ahora pueda terminar el juego. -Miró a Kincaid y pareció que vacilaba-. Ya sabe -dijo despacio-, si hubiera sido más como él habría sido más fácil seguir fingiendo y no enfrentarme a la realidad. Pero usted me recuerda un poco a mi padre. -Y tras haberle hecho el mejor cumplido de su repertorio, Lucy le asestó el golpe de gracia-. ¿Vendrá a visitarme, dondequiera que esté?

Tras aceptar de buena gana la obligación de cumplir con Lucy, Kincaid la entregó a las capaces manos de Nick Deveney y al abogado de la familia. Dudaba que el jurado fuera a condenarla a algo más que un tirón de orejas. Se conocía que mujeres objeto de abusos habían obtenido la condicional por disparar contra sus maridos dormidos. Era posible incluso que el fiscal de la Corona no presentara cargos. La lucha más dura sería la que entablase consigo misma, pero tendría el apoyo de aquellos que la querían, de eso estaba seguro.

Mientras conducía por la carretera de curvas hacia Holmbury St. Mary para recoger a Gemma, Kincaid no pudo deshacerse de la persistente y dolorosa tristeza que le oprimía el pecho. Todo se mezclaba: su lamento por Lucy, por Claire, incluso por David Ogilvie.

Y Gemma. La idea de trabajar con ella todos los días, de estar tan cerca y sin embargo no lo suficiente cerca, le quemaba como la sal en una herida. Pero la alternativa, no verla en absoluto… Pensó en la amonestación de David Ogilvie contra la amargura y supo que ésa sería una trayectoria que no se permitiría seguir.

Mientras reflexionaba sobre la manera en que había vivido durante tanto tiempo, aislado tras los muros que él mismo había levantado, notó que lo invadía una sensación de temeridad. No renunciaría a Gemma, ni tampoco volvería a ser el que había sido antes de que la acogiera en su cama.

Cuando llegó al prado comunal tuvo el deseo repentino de volver a ver a Madeleine Wade una última vez. Pasó de largo el camino de los Gilbert, cruzó el pueblo y dobló por la calle que llevaba a la tienda de Madeleine y más allá, a Hurtwood.

Vio por la ventana que Madeleine estaba en la tienda y sintió una punzada de decepción al saber que no volvería a ver su piso. Ella levantó la mirada cuando sonó la campanilla y dijo:

– Lo siento tanto.

– Las noticias ya te han llegado, supongo.

– Viajan con la rapidez de un reguero de pólvora.

– He venido a despedirme.

Madeleine rodeó el mostrador para acercarse a él y le estrechó la mano.

– No me preocuparía demasiado por Lucy. Es fuerte y conseguirá ser lo que quiera ser.

– Lo sé. -Notó los dedos de ella calientes entre sus manos-. Usted podría darle un par de lecciones.

Madeleine sonrió.

– Quizás lo haga.

* * *

Conduce con tanta precisión, pensó Gemma al estudiar su cara con expresión absorta iluminada por las luces parpadeantes de las farolas. Observó que siempre estaban yendo y viniendo en coche, mientras que sus vidas permanecían atrapadas en una especie de limbo entre los trayectos.

Gemma había pasado las horas más tranquilas de la tarde con Claire, sentadas las dos en la cocina, bebiendo interminables tazas de té flojo y hablando sobre todo de cosas intranscendentes. Pero en un momento dado Claire había levantado la vista de la taza de té y le había dicho, mirándola:

– A mí también se me acusará como cómplice, ¿verdad?

Gemma asintió.

– Me temo que sí. Enviarán a alguien de la comisaría de Guildford a buscarla.

– En realidad me alegro -había dicho Claire-. Es un alivio que por fin haya pasado todo. Ahora que la verdad ha salido a la luz, podremos continuar averiguando quiénes somos.

Gemma pensó en Will, a quien la verdad parecía venirle con facilidad, y en el casto adiós que dispensó al decepcionado Nick Deveney. Volvió a mirar a Kincaid y se preguntó si ella sería suficientemente valiente como para enfrentarse a su propia verdad.

– Entra un rato -dijo Gemma cuando Kincaid paró el coche enfrente de su apartamento. A través de la pantalla de hojas del oscuro jardín pudo ver una luz encendida en la habitación de los niños de la casa grande. Toby estaba todavía despierto, pero no le importaba posponer el verlo.

– Ha sido un día duro, Gemma, y sé que estás cansada -respondió Kincaid en un tono que delataba cansancio-. Otro…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Nadie llora al muerto»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Nadie llora al muerto» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Deborah Crombie - Mourn Not Your Dead
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Leave The Grave Green
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Dreaming of the bones
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Necessary as Blood
Deborah Crombie
Deborah Crombie - A Share In Death
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Un pasado oculto
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Todo irá bien
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Vacaciones trágicas
Deborah Crombie
Deborah Crombie - All Shall Be Well
Deborah Crombie
Deborah Crombie - Where Memories Lie
Deborah Crombie
Deborah Crombie - In A Dark House
Deborah Crombie
Отзывы о книге «Nadie llora al muerto»

Обсуждение, отзывы о книге «Nadie llora al muerto» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x