Daniel Silva - Juego De Espejos

Здесь есть возможность читать онлайн «Daniel Silva - Juego De Espejos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Шпионский детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Juego De Espejos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Juego De Espejos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Novella d’espionatge amb dues virtuts importants: no és de John Le Carré (algun dia escriuré la ressenya dels llibres que he llegit d’ell, però aviso que no sortirà massa ben parat) i que està ambientada en uns fets reals: la Segona Guerra Mundial i la necessitat dels aliats d’evitar que, de la manera que sigui, el punt del desembarcament a les costes franceses sigui conegut pels alemanys o, millor encara, aquests creguin que serà per un lloc diferent del planificat.
El protagonista és el director del contra-espionatge anglès (si no ho recordo malament), un acadèmic convertit a espia si us plau per força com suggereix el títol original. Al bàndol contrari hi ha una xarxa clandestina d’espies alemanys infiltrats a Anglaterra. L’autor juga amb ambigüetats calculades per tal d’induir el lector a sospitar que diferents pesonatges són traïdors i revelaran el secret del lloc real del desembarcament.
És una novella d’acció continuada, que fa pensar fins i tot en la necessitat d’informació que tenim -i l’efecte que ens pot causar tenir informació parcial sobre les coses que fem. Fins al final no es desvetllen alguns punts foscos de la trama, i just aleshores vénen ganes de rellegir la novel·la per veure fins a quin punt l’acció dels diferents personatges és coherent amb aquesta realitat.

Juego De Espejos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Juego De Espejos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Permíteme explicarte esas observaciones, Alfred. Has realizado un trabajo maravilloso. Tu red de Becker ha sido un éxito de fábula. Pero el director general y yo tenemos la impresión de que para un caso como este quizá sea más adecuado una persona veterana.

– Comprendo -dijo Vicary. Una persona más veterana quería decir, en su código, un agente de carrera, no uno de los nuevos reclutas en los que Boothby tenía tan poca confianza.

– Pero, evidentemente -prosiguió Boothby-, fuimos incapaces de convencer al primer ministro de que no eras el hombre más apropiado para el caso. Así que tuyo es. Tenme al corriente de tus progresos. Y buena suerte, Alfred. Sospecho que te va a hacer falta.

7

Londres

Por el mes de enero de 1944 el tema del tiempo había recuperado el lugar preponderante que le correspondía entre las obsesiones de los británicos. Verano y otoño habían sido anormalmente secos y calurosos; el invierno, cuando llegó, inusitadamente frío. Gélidas nieblas se levantaban de las aguas fluviales, se cernían ominosas sobre Westminster y Belgravia, flotaban como humo de armas de fuego por encima de los escombros de Battersea y Southwark. El blitz era poco más que un recuerdo lejano. Los niños habían vuelto. Colmaban las tiendas de juguetes y los grandes almacenes, con las madres a remolque. Madres que intercambiaban regalos de Navidad por artículos más apetecibles. En la Nochevieja, un gentío enorme se aglomeró en Piccadilly Circus. Aquello hubiera parecido normal de no ser por el hecho de que se celebró en la oscuridad impuesta por el oscurecimiento. Pero horas después, la Luftwaffe, tras una larga ausencia que todos agradecieron, había vuelto a aparecer en el cielo de Londres.

A las ocho de la tarde, Catherine Blake cruzaba presurosa el puente de Westminster. En el cielo nocturno se entrecruzaban el resplandor de las llamas de los incendios del East End y los muelles, el relampagueo de las trazadoras y el rayo luminoso de los reflectores. Catherine oía el zum zum de las baterías antiaéreas apostadas en Hyde Park y a lo largo del Embankment y paladeaba el sabor acre del humo de los disparos. Sabía que para ella iba a ser una noche larga y atareada.

Al desembocar en la Lambeth Palace Road le asaltó un pensamiento absurdo, tenía un hambre de lobo. La escasez de alimentos nunca había sido tan descomunal. El árido otoño y el amargamente frío invierno se asociaron para eliminar del campo casi la totalidad de las verduras. Las patatas y las coles de Bruselas se convirtieron en golosinas. Sólo abundaban los nabos y colinabos. Pensó: «Si tengo que comer un nabo más, me pegaré un tiro». A pesar de todo, sospechaba que las cosas iban mucho peor en Berlín.

Un policía, un hombre bajito y regordete, que parecía demasiado viejo para llevar uniforme del ejército, montaba guardia a la entrada de la Lambeth Palace Road. Levantó la mano y, a gritos para que su voz resultase audible por encima del ulular de las sirenas que anunciaban la incursión aérea, le pidió el documento de identidad.

Como siempre, a Catherine le dio un vuelco el corazón.

Tendió al hombre la placa que la acreditaba como miembro del Servicio de Voluntariado Femenino. El policía le echó un vistazo y después alzó la mirada sobre Catherine. La muchacha tocó al policía en el hombro y agachó la cabeza para llevar la boca hacia su oreja y hablarle al oído. Era una técnica que llevaba años utilizando para neutralizar a los hombres.

– Soy enfermera voluntaria en el Hospital de St. Thomas -dijo Catherine.

El agente levantó la cabeza. Por la expresión de su rostro, Catherine comprendió que ya no representaba ninguna amenaza para ella. Sonreía estúpidamente y la contemplaba como si acabase de enamorarse de su palmito. Aquella reacción no era nueva para Catherine. Era despampanantemente bonita y había utilizado el arma de su belleza durante toda su vida.

El policía le devolvió la identificación.

– ¿Es muy fuerte? -preguntó la muchacha.

– Bastante. Tenga cuidado y mantenga agachada la cabeza.

Londres necesitaba muchas más ambulancias de las que disponía. Las autoridades requisaban todo vehículo disponible al que pudieran echar mano: furgonetas de reparto, camiones de leche, todo lo que tuviese cuatro ruedas, un motor y espacio trasero lo suficientemente amplio para permitir trasladar un herido y un médico. En una de las ambulancias que irrumpían a toda velocidad por la entrada del servicio de urgencias del hospital, Catherine observó la cruz roja pintada encima del descolorido letrero de una popular panadería de la localidad.

La mujer apretó el paso, detrás de la ambulancia, y entró en el hospital. Aquello era de locura. El departamento de urgencias rebosaba de heridos. Parecía haberlos por todas partes, en el suelo, en los pasillos, en la sala de enfermeras. Unos cuantos lloraban. Otros tenían la vista clavada en el techo, demasiado aturdidos para comprender lo que les había pasado. Docenas de pacientes aún esperaban el reconocimiento de un médico o de una enfermera. Y no paraban de llegar más, minuto tras minuto.

Catherine notó que una mano se le posaba en el hombro.

– No hay tiempo para entretenerse, señorita Blake.

Catherine volvió la cabeza y se encontró con el severo rostro de Enid Pritt. Antes de la guerra, Enid había sido una mujer bonachona, a veces despistada, acostumbrada a entendérselas con casos de gripe y, alguna que otra vez, con las heridas del perdedor de una reyerta a navajazos delante de una taberna. Todo había cambiado con la guerra. Ahora se erguía más derecha que una vela, hablaba con voz clara y autoritaria de patio de armas y nunca empleaba más palabras que las estrictamente imprescindibles para decir lo que era preciso decir. Regía sin ningún problema una de las salas de urgencias más atareadas de Londres. Un año antes, su marido, que a la sazón contaba veintiocho años, murió víctima de uno de los bombardeos. Enid Pritt no le lloraba, eso era algo que podía esperar hasta haber derrotado a los alemanes.

– No les permita adivinar lo que está usted pensando, señorita Blake -dijo Enid Pritt con brusquedad-. Eso los aterroriza aún más. Quítese el abrigo y póngase a trabajar. Sólo en este hospital hay por lo menos ciento cincuenta heridos y el depósito se está llenando con rapidez. Dicen que aún van a venir más.

– Desde septiembre de 1940 no había visto una situación tan grave.

– Por eso la necesitan. Ahora ponga manos a la obra, joven, dése toda la prisa que pueda.

Enid Pritt se movió a través de la sala de urgencias como un comandante que cruzase el campo de batalla. Catherine la vio ordenar a otra joven enfermera que aplicase un vendaje. Enid Pritt no tenía favoritismos, era tan dura con las enfermeras como con las voluntarias. Catherine colgó el abrigo y echó a andar por un pasillo rebosante de heridos. Empezó con una niña que aferraba contra sí un chamuscado oso de felpa.

– ¿Dónde tiene pupa esta pequeña?

– En el brazo.

Catherine arremangó el jersey de la niña y puso al descubierto un bracito que, evidentemente, estaba roto. La criatura llevaba encima tal susto que no sentía el dolor. Catherine siguió hablándole intentando apartar la herida de la mente de la niña.

– ¿Cómo te llamas, tesoro?

– Ellen.

– ¿Dónde vives?

– En Stepney, pero mi casa ya no está. -La voz de la chiquilla era sosegada, inexpresiva.

– ¿Dónde están tus padres? ¿Están aquí contigo?

– El bombero me dijo que se marcharon y ahora están con Dios.

Catherine no dijo nada, se limitó a mantener cogida la mano de la niña.

– El doctor vendrá a verte en seguida. Quédate aquí quietecita y no intentes mover el brazo. ¿De acuerdo, Ellen?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Juego De Espejos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Juego De Espejos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Juego De Espejos»

Обсуждение, отзывы о книге «Juego De Espejos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x