Anne Holt - La Diosa Ciega

Здесь есть возможность читать онлайн «Anne Holt - La Diosa Ciega» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Diosa Ciega: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Diosa Ciega»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La exitosa abogada Karen Borg ha sacado a pasear a su perro cuando se tropieza con un cadáver. ¿De quién? Solo Dios sabe, el cuerpo ha perdido su cara. Hanne obtiene una confesión de un sospechoso vendedor de drogas quien también confiesa a Karen después de pedirle que le defienda. El sendero conduce a la cima de la profesión jurídica.
En esta primera entrega de la serie se presenta a los personajes -la brillante y también arrogante Hanne Wilhelmsen y sus colegas- y el escenario -un mundo en el que la diosa de la justicia lleva los ojos vendados-. La tarea del equipo de Wilhelmsen es destapar los ojos de esa diosa ciega. La trama parte de un asesinato que desata una investigación de una red de corrupción y drogas. A lo largo del libro se va descubriendo las partes implicadas en ésta y finalmente se conoce que ciertos miembros del cuerpo de la policía, así como del departamento de Justicia, participaron en la misma. El motivo: financiar las operaciones de los servicios secretos noruegos.

La Diosa Ciega — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Diosa Ciega», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Hagamos de poli bueno y poli malo -dijo con una sonrisa a modo de conclusión.

Ella sería la gamberra y él daría palmaditas en la espalda.

– No te pases -advirtió el fiscal adjunto-. Nos arriesgamos a que se levante y salga por esa puerta, y no tenemos nada para retenerle.

Acudió por propia voluntad, sin portafolio, vestía de un modo elegante y acorde con la profesión, traje y zapatos bonitos, demasiado bonitos para el aguanieve que inundaba las calles de Oslo. Tenía las perneras mojadas y los zapatos de cuero presentaban un borde oscuro a lo largo de toda la suela que amenazaba con provocarle un catarro otoñal. Las hombreras del abrigo de tweed estaban caladas, y Sand reconoció la marca exclusiva por la etiqueta del forro que asomó cuando el abogado Lavik se quitó el gabán, que a continuación sacudió; luego buscó un gancho o una percha para colgarlo. No encontró ninguna de las dos cosas, así que echó el abrigo sobre el respaldo de la silla, estaba sonriente y de buen talante; no mostraba signos de nerviosismo.

– Estoy impaciente -dijo con una sonrisa, apartando de su frente un poco de pelo que volvió a caer inmediatamente en su sitio-. ¿Soy sospechoso de algo? -preguntó con una sonrisa todavía más ancha.

Hanne le tranquilizó.

– De momento, de nada.

A Håkon la respuesta le pareció muy atrevida, pero había escarmentado y optó por callar, además ambos carecían de material para escribir. Sabían que la lengua habladora podía trabarse a la vista de una grabadora o de instrumentos para anotar.

– Estamos analizando varias teorías acerca de ciertos casos que nos están llevando por la calle de la amargura -admitió la subinspectora-. Tenemos la impresión de que nos puedes ayudar en algo. Serán sólo unas preguntas, puedes irte cuando quieras.

Lo último sobraba.

– Lo sé perfectamente -dijo sonriendo, aunque se notaba que lo decía con segundas-. Me quedaré el tiempo que me parezca, ¿de acuerdo?

– Vale -dijo Håkon, esperando que esa afirmación lo mantuviera dentro de las concesiones posibles. Sentía la necesidad de decir algo, algo que pudiera amortiguar la sensación de ser un inútil, pero no sirvió de nada.

– ¿Conocía usted a Hans A. Olsen, el abogado asesinado?

Hanne soltó la pregunta a bocajarro, pero era obvio que el abogado Lavik la estaba esperando.

– No, la verdad es que no me suena -contestó con total serenidad, ni demasiado brusco ni demasiado dubitativo-. No lo conocía, pero he hablado con él algunas veces; trabajábamos en el mismo ámbito, es decir, como abogados defensores. Probablemente me he cruzado con él en los juzgados y puede que en alguna reunión del Grupo de Abogados Defensores, pero, como digo, no lo conocía.

– ¿Qué opinión tiene sobre el asesinato?

– ¿El asesinato de Hansa Olsen?

– Sí.

– ¿Opinión? Pues… -Su vacilación era natural y parecía estar reflexionando, como si quisiera mostrar su buena disposición, como cualquier otro inocente que colabora con la Policía -. Si le digo la verdad, no le he dado muchas vueltas a este caso; se me ocurre a bote pronto un ajuste de cuentas por parte de clientes descontentos, digamos que es una versión que transita en los medios jurídicos.

– ¿Qué me dice de Jacob Frøstrup?

Con posterioridad los dos policías afirmaron haber percibido una leve inseguridad en el abogado al oír el nombre de su malogrado cliente. Cierto es que no pudieron definir esa percepción y tuvieron que admitir que fue más fruto de la esperanza que de una sana capacidad de juicio.

– Qué pena lo de Jacob, las ha pasado putas desde que nació. Lo tuve como cliente durante muchos años, pero nunca lo habían pillado por algo gordo, no entiendo por qué tuvo que mezclarse en algo así. No le quedaba mucho tiempo, la verdad, el sida se había extendido en los últimos tres años, si no me falla la memoria.

El abogado miró por la ventana mientras habló, fue el único cambio palpable desde el inicio de la conversación. Luego se calló y volvió a mirar a la policía.

– Me enteré de que murió el mismo día que lo visité, qué pena. Parecía muy deprimido y hablaba de quitarse la vida. No soportaba seguir viviendo con los dolores y la humillación y, encima, este último caso… Intenté animarlo un poco, reconfortarlo, le dije que tenía que aguantar. Aunque debo admitir que la noticia de su muerte no me ha sorprendido.

Lavik movió despacio la cabeza en señal de compasión y se cepilló una caspa inexistente de los hombros. Tenía una mata de pelo considerable y reluciente y un sano cuero cabelludo del que no podía presumir Håkon. El fiscal adjunto se sintió aludido enseguida, miró de reojo su propia chaqueta negra y se desembarazó enseguida de las partículas blancas que resaltaban sobre el fondo oscuro. El abogado replicó con una sonrisa caritativa e infinitamente desdeñosa.

– ¿Dijo por qué tenía una partida tan grande de droga?

– Sinceramente -reprochó Lavik-, aunque esté muerto, me parece fuera de lugar estar aquí relatándole a la Policía lo que me contó.

Los dos policías aceptaron callados el razonamiento.

Wilhelmsen se concentró un instante antes de jugar su última baza. Se pasó el dedo por la sien rapada, una manía que había desarrollado durante los últimos días. El cuarto estaba tan silencioso que se imaginaba que los demás podían oír el ruido que hacía al rascarse con la punta de los dedos.

– ¿Por qué se citó con un hombre el viernes a las tres de la madrugada en Grünerløkka?

La voz era incisiva, como si quisiera que sonara más dramático de lo que realmente era. El estaba preparado.

– Ah, eso, sí, era un cliente. Tiene un problema muy gordo y necesitaba ayuda urgente. De momento, la Policía no está involucrada, pero tiene mucho miedo y tenía que darle algún que otro consejo.

Lavik exhibió una sonrisa tranquilizadora que daba a entender que era para él bastante habitual tener que levantarse de la cama en plena noche para atender a clientes en los barrios más desfavorecidos de la ciudad. Su rostro expresaba incluso que ocurría a diario, prácticamente todas las noches.

– ¿Y quiere que me trague eso? -dijo ella por lo bajo-. ¿De verdad quiere que me lo trague?

– Me importa muy poco lo que crea o deje de creer -dijo Lavik dirigiéndole una sonrisa-. Lo importante es que yo cuente la verdad. Si usted opina otra cosa, su deber es demostrarlo.

– Es exactamente lo que voy a hacer -contestó Wilhelmsen-. Puede irse, por esta vez.

El abogado Lavik se puso el abrigo, dio las gracias, se despidió cordialmente y cerró la puerta educadamente al salir.

– Anda que has hablado mucho -dijo Hanne, irritada, dirigiéndose a su colega-. ¿De qué me sirve tenerte aquí?

La lesión de la cabeza la había vuelto más irascible. Håkon hizo caso omiso. Su estado emocional era fruto de la decepción que sentía por el brillante modo en que Lavik controló y bloqueó el interrogatorio. Håkon lo sabía y se limitó a sonreír.

– Mejor decir poco que demasiado -dijo como defensa-. Además, sabemos una cosa: el propietario de la bota ha tenido que hablar con Lavik después de lo que ocurrió el viernes por la noche. Parecía muy preparado. Por cierto, ¿por qué no le mencionaste nada sobre el papelito?

– Me lo reservo para mejor ocasión -dijo ella tras un instante de reflexión-. Me voy a casa a dormir, me duele la cabeza.

– ¡No saben nada!

Estaba radiante y satisfecho, algo que el hombre mayor pudo apreciar incluso a través del auricular que distorsionaba la voz. Había estado preocupado por su joven compañero; durante su último encuentro en el valle Maridalen había estado al borde de un ataque de nervios. Una confrontación con la Policía tendría consecuencias catastróficas, pero Lavik estaba completamente seguro de que no sabían nada. Se había enfrentado a una policía con la cabeza trasquilada y a un compañero de estudios estúpido, ambos desconcertados y sin ningún as en la manga. Como es obvio, el episodio del sábado por la noche fue muy desafortunado, pero se habían tragado su explicación, de eso estaba seguro. Lavik era, sencillamente, feliz.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Diosa Ciega»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Diosa Ciega» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La Diosa Ciega»

Обсуждение, отзывы о книге «La Diosa Ciega» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x