Lawrence Block - Un baile en el matadero

Здесь есть возможность читать онлайн «Lawrence Block - Un baile en el matadero» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Un baile en el matadero: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Un baile en el matadero»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Matt Scudder ha pasado muchos de sus días sumergido en el alcohol, dejándose el alma en cada rincón de la Gran Manzana. Hace tiempo perteneció al Departamento de Policía de Nueva York, pero todo aquello ya quedó atrás. Ahora es un detective sin licencia, perseverante y de mente afilada, y no deja que sus obsesiones enturbien la investigación.
Lo acaban de contratar para que demuestre una sospecha: que Richard Thurman, personaje influyente de la vida pública, planeó el brutal asesinato de su esposa, estando ella embarazada. En medio de la investigación aparecerán pistas desconcertantes, aparentemente desligadas del caso, pero todos los misterios acabarán confluyendo para enseñar al detective que una vida joven e inocente puede ser comprada, corrompida y aniquilada.
`Un baile en el matadero` recibió el premio Edgar 1992.

Un baile en el matadero — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Un baile en el matadero», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Muy bien. Y lo que se toma contra la malaria es precisamente quinina. ¿Acaso estás tú preocupado por la malaria? ¿Ves por aquí algún mosquito?

– No.

– Entonces estás tomándote la bebida equivocada -me dijo, levantando su vaso-. «El burdeos es para los críos, el oporto es para los hombres, y los héroes solo toman brandi». ¿Sabes quién dijo eso?

– Algún borracho, supongo.

– Samuel Johnson, pero probablemente creas que hablo de un jugador de los Mets.

– No, ese es Daniel Strawberry. ¿También bebe brandi?

– Por Dios -dijo Thurman-, ¿pero qué estoy haciendo aquí? ¿Qué demonios me pasa?

Se echó las manos a la cabeza, y yo le dije:

– ¡Eh, alégrate! ¿Es brandi lo que bebes?

– Brandi con crema de menta. Lo llaman stinger.

No me extrañó que estuviese en aquel estado.

– La bebida de los héroes -le dije-. Gary, ponle aquí a mi amigo otro trago de héroes.

– No sé… -dijo Thurman.

– Oh, vamos -lo animé-. Aún puedes con otra.

Gary le sirvió otro stinger y a mí otro vaso de soda, y se llevó a toda prisa el que apenas había tocado. Thurman y yo levantamos nuestros vasos para brindar, y yo dije:

– Por los amigos ausentes.

– ¡Por Dios! -dijo él-. ¡No brindes por eso!

– ¿Y por qué brindamos entonces? ¿Por el crimen?

Se le encorvaron los hombros, y se me quedó mirando. Sus gruesos labios estaban levemente separados. Parecía que estaba a punto de decir algo, pero luego cambió de opinión y le dio un buen trago a su copa. Se le contrajo la expresión, y también se encogió un poco de hombros mientras el líquido descendía por su garganta.

– Me conoces, ¿no? -me preguntó.

– Claro, si ya somos casi viejos amigos.

– Lo digo en serio. ¿No sabes quién soy?

– Espera un momento -le respondí, después de mirarle un rato.

Él suponía que recordaría su cara de la foto de los periódicos. Le dejé esperando un rato más, y después, le dije:

– Del Maspeth Arena. De los combates del jueves por la noche. ¿Me equivoco?

– No puedo creérmelo.

– Eras el cámara. No, estabas en el cuadrilátero diciéndole al cámara lo que debía hacer.

– Soy el productor del programa de televisión.

– Por cable.

– Sí, de la Five Borough Cable. Me parece increíble. Regalamos las localidades y no conseguimos gente que quiera ocuparlas. La gente no sabe ni dónde está Maspeth. La única línea de metro relativamente cercana es la M, y nadie en Manhattan tiene ni idea de dónde se coge. Si me viste allí no me extraña que me reconozcas. Éramos prácticamente los únicos que estábamos en aquel sitio.

– Es un trabajo muy interesante -le comenté.

– ¿De verdad lo crees?

– Hombre, ves el boxeo y encima le tocas el culo a una chica guapa.

– ¿A quién, a Chelsea? No es más que una zorra, créeme.

Tomó un buen trago de su stinger, y prosiguió:

– ¿Qué te llevó allí? Seguro que te gusta mucho el boxeo, no debes de perderte ni una velada.

– Estaba trabajando.

– Ah, ¿tú también? ¿Qué eres, periodista? Pensé que conocía a todos los chicos de la prensa.

Le di una de mis tarjetas, y cuando él señaló que solo aparecía en ella mi nombre y mi dirección, le enseñé la tarjeta que utilizaba cuando trabajaba para Wally, una tarjeta de presentación de Reliable Investigations con su dirección, su número de teléfono y mi nombre.

– Eres detective -dijo, asombrado.

– Exacto.

– Y estabas trabajando el otro día cuando viniste a Maspeth.

Yo asentí.

– ¿Y qué estás haciendo ahora? ¿Es también esto parte de tu trabajo?

– ¿Esto? ¿Beber y decir chorradas? No, por esto no me pagan. Ojalá lo hicieran, de verdad.

Me había guardado la tarjeta de Reliable, pero le dejé la otra, y él seguía mirándola. Leyó mi nombre en voz alta y me miró. Me preguntó si sabía cómo se llamaba él.

– No -le contesté-. ¿Cómo podría saberlo?

– Soy Richard Thurman. ¿No te suena?

– Solo por lo más obvio, por Thurman Mansos.

– Sí, me lo dicen mucho.

– Los Yankees no han vuelto a ser los mismos desde el accidente de avión.

– Sí, bueno, tampoco yo he vuelto a ser el mismo desde el accidente.

– No te entiendo.

– Nada, no tiene importancia.

Se quedó en silencio un momento, y luego añadió:

– Ibas a decirme lo que estabas haciendo en Maspeth.

– Ah, bueno, ya sabes…

– No, no lo sé. Por eso te lo pregunto.

– No es nada interesante.

– ¿Lo dices en serio? Detective privado, el trabajo con el que sueña todo el mundo; por supuesto que me interesa -me dijo, poniéndome la mano en el hombro de forma amistosa-. ¿Cómo se llama el camarero?

– Gary.

– Eh, Gary, otro stinger. Y otro vodka doble con tónica para mi amigo. Entonces, ¿qué te trajo a Maspeth, Matt?

– Ya sabes -le respondí-. Lo más curioso es que a lo mejor podrías echarme una mano.

– ¿Y eso?

– Bueno, tú estabas allí -le dije-. Puede que le vieras. Estaba justo al lado del ring.

– ¿De qué me hablas?

– Del tipo al que se suponía que tenía que seguir.

Saqué una copia del retrato robot y me aseguré de que fuera el correcto.

– Éste es. Estaba sentado en primera fila, y le acompañaba su hijo. Di con él allí, como esperaba, pero después lo perdí. No sabrás quién es…

Mientras él miraba el retrato, yo le miraba a él.

– Esto es un dibujo -me dijo al cabo de un rato.

Le dije que tenía razón.

– ¿Lo has hecho tú? «Ray Galíndez». No, ese no eres tú.

– No.

– ¿De dónde lo has sacado?

– Me lo han dado -afirmé-. ¿Lo reconoces entonces?

– ¿Y se suponía que tenías que seguirlo?

– Exacto. Fui a mear, y cuando volví se había ido. Ya no estaban ni él ni el chico, como si se hubiesen esfumado mientras me daba la vuelta.

– ¿Por qué lo estabas siguiendo?

– La verdad es que no me lo cuentan todo. ¿Lo reconoces? ¿Sabes quién es? Estaba justo en primera fila, seguro que lo viste.

– ¿Quién es tu cliente? ¿Quién te pidió que lo siguieras?

– No podría decírtelo ni aunque lo supiera. La confidencialidad lo es todo en nuestro negocio, ya sabes.

– Eh, venga -me dijo de forma persuasiva y cordial -. Estamos solos. ¿A quién se lo voy a contar?

– Pero si ni siquiera sé quién es el cliente -le mentí-, ni tampoco por qué tenía que seguirle. Me cayó una buena por perder a ese hijo de puta, créeme.

– Ya me lo imagino.

– Entonces, ¿lo reconoces? ¿Sabes quién es?

– No -me dijo-. Nunca lo había visto.

Se marchó al cabo de un rato. También yo me fui poco después, y crucé hasta el medio de la intersección para poder verle caminar hacia la Octava Avenida. Cuando ya me sacaba bastante ventaja, lo seguí, manteniendo en todo momento contacto visual con él. Se metió en su edificio, y unos cuantos minutos después vi cómo las luces se encendían en las ventanas del cuarto piso.

Volví al Paris Green. Gary había cerrado, pero me abrió la puerta.

– Bonito toque -le dije-. Vodka con tónica.

– Vodka doble con tónica.

– Y, además, me la apuntas en la cuenta.

– Bueno, no podía cobrarte seis dólares por una soda, ¿verdad? Era mucho más fácil así. Aún me queda algo de café. ¿Quieres una taza antes de que cierre?

Me tomé una y Gary se abrió una botella de Dos Equis. Traté de pagárselo, pero no quiso ni oír hablar de ello.

– Déjame, es mi pequeña colaboración a la causa -dijo-. No sería tan divertido si aceptase dinero por ello, le dijo la actriz al obispo. Bueno, ¿a qué conclusión has llegado? ¿Lo hizo él?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Un baile en el matadero»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Un baile en el matadero» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Un baile en el matadero»

Обсуждение, отзывы о книге «Un baile en el matadero» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x