Elizabeth George - Cenizas de Rencor

Здесь есть возможность читать онлайн «Elizabeth George - Cenizas de Rencor» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cenizas de Rencor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cenizas de Rencor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Olivia Whitelaw ha vivido su vida como polo negativo de la de su autoritaria madre: esta quería que estudiase, pero ella dejó el instituto y se fue a vivir con un hombre casado, quien no tardó en dejarla a su vez. Abandonada y embarazada, su madre solo la readmitió en casa a condición de que abortase… Ahora quizá es demasiado tarde para enderezar su destino, pero no así para intentar comprender los extraños mecanismos psicológicos por los que una hija puede, aun en su rebeldía, vivir al compás de los caprichos de su madre. Para intentar comprender cómo los actos de una persona pueden venir invariablemente determinados por el criterio de otra. Y cómo una relación emocional tan enrarecida puede involucrar a otras personas e incluso dar lugar a un siniestro crimen… Por su parte, el inspector Linley tendrá que hilar muy fino para llegar al meollo de este amargo entramado de sentimientos.

Cenizas de Rencor — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cenizas de Rencor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Qué te has hecho, Livie?

– ¿Hecho?

– Cojeas.

Me había caído, le dije. No era nada. Un tirón muscular, seguramente.

– Entonces, no debes correr. Descansa. Yo sacaré a los perros cuando haya terminado aquí.

– Me las arreglaré.

– ¿Estás segura?

– No lo diría si no fuera así.

Subí la escalera y salí. Dediqué unos minutos a estirarme con cautela. No me dolía nada, lo cual me pareció raro, porque si me hubiera pinzado un músculo, roto un ligamento o fracturado un hueso, lo sentiría, ¿no? No sentía nada, aparte de la cojera cada vez que intentaba mover la pierna derecha.

Aquella noche debí parecerme a Toast, intentando correr junto al canal con los perros que me precedían. Sólo conseguí llegar hasta el puente. Cuando los perros subieron los peldaños para seguir, como de costumbre, por Maida Avenue hacia Lisson Grove y el canal Grand Union, grité que volvieran. Vacilaron, confusos, desgarrados entre la tradición y la obediencia.

– Venid, pareja -dije-. Esta noche no.

Ni ninguna noche posterior. Al día siguiente, mi pie derecho no funcionaba bien. Estaba ayudando al equipo de ultrasonidos del zoo a introducir sus aparatos en el recinto de un tapir hembra, con el fin de controlar la evolución de su embarazo. Yo cargaba un cubo lleno de manzanas y zanahorias. El equipo se encargaba del carrito con las máquinas.

– ¿Qué te pasa, Livie? -preguntó uno.

Fue la primera indicación de que arrastraba el pie detrás de mí.

Lo que me inquietó fue que ninguna de las dos veces me había dado cuenta de que cojeaba o arrastraba el pie.

– Podría ser un nervio punzado -dijo Chris por la noche-. Eliminaría la sensibilidad.

Cogió mi pie y lo volvió a derecha e izquierda.

Vi que sus dedos sondeaban.

– Si fuera un nervio, ¿no dolería, picaría o algo por el estilo?

Bajó mi pie al suelo.

– Podría ser otra cosa.

– ¿Qué?

– Hablaremos con Max, ¿de acuerdo?

Max dio golpecitos en la planta del pie y en las yemas de los dedos. Deslizó una rueda dentada sobre mi piel y pidió que describiera las sensaciones. Se pellizcó la nariz y apoyó la barbilla sobre el dedo índice. Me sugirió que fuéramos a un médico.

– ¿Desde cuándo te pasa esto? -preguntó.

– Desde hace casi una semana.

Habló de Harley Street, de un especialista que visitaba allí, y de la necesidad de obtener respuestas definitivas.

– ¿Qué pasa? -pregunté-. Lo sabes, ¿verdad? No me lo quieres decir. Dios, ¿es cáncer? ¿Crees que tengo un tumor?

– Un veterinario carece de experiencia en enfermedades humanas, muchacha.

– Enfermedad. Enfermedad. ¿Qué es?

Dijo que no lo sabía. Dijo que tenía la impresión de que algo estaba afectando a mis neuronas.

Recordé el diagnóstico de aficionado de Chris.

– ¿Un nervio punzado?

– El sistema nervioso central, Livie -murmuró Chris.

Tuve la impresión de que las paredes avanzaban en mi dirección.

– ¿Qué? -pregunté-. ¿El sistema nervioso central? ¿Qué?

– Las neuronas son células -explicó Max-. Cuerpo, axón y dendritas. Conducen los impulsos al cerebro. Si no…

– ¿Un tumor cerebral? -Le cogí del brazo-. Max, ¿crees que tengo un tumor cerebral?

Me estrujó la mano.

– Lo que tienes es un caso de pánico -contestó-. Has de hacerte algunas pruebas y tranquilizarte. Bien, ¿qué me dices de la partida de ajedrez que dejamos sin terminar, Christopher?

Max parecía animado, pero cuando se marchó aquella noche, oí que hablaba con Chris en el camino de sirga. No distinguí ni una palabra, solo mi nombre una vez. Cuando Chris volvió a buscar a los perros para el último paseo del día, dije:

– Sabe cuál es el problema, ¿verdad? Sabe que es grave. ¿Por qué no me lo dijo? Le oí hablar de mí. Le oí decírtelo. Dímelo, Chris, porque si no lo haces…

Chris se acercó a mi silla y apoyó mi cabeza contra su estómago un momento, con la mano sobre mi oreja. Me tironeó de ella.

– Saco de nervios -dijo-. Eres demasiado mal pensada. Solo dijo que llamará a unos amigos que llamarán a unos amigos para que veas cuanto antes a ese tío de Harley Street. Le dije que se diera prisa. Creo que es lo mejor, ¿vale?

– Mírame, Chris.

– ¿Qué?

Su expresión era serena.

– Te dijo algo más.

– ¿Por qué lo piensas?

– Porque él me llamó Olivia.

Chris sacudió la cabeza, exasperado. Ladeó la mía. Se inclinó y rozó mis labios con los suyos. Nunca me había besado. Nunca me ha vuelto a besar desde entonces. La presión de su boca, seca y fugaz, me dijo más de lo que deseaba saber.

Empecé la primera ronda de visitas y análisis. Primero, fueron cosas sencillas; sangre y orina. Siguieron con radiografías. Después, padecí una experiencia de ficción científica, consistente en ser introducida en lo que semejaba un pulmón de acero futurista. Tras estudiar los resultados (conmigo sentada en una silla al otro lado de su escritorio, en un despacho chapado con tanta riqueza que parecía un decorado de película, mientras Chris esperaba en la sala de recepción, pues no quería que estuviera presente cuando me enterara de lo peor), el médico se limitó a decir:

– Vamos a efectuar un drenado espinal. ¿Cuándo le parece bien?

– ¿Por qué? ¿Por qué no lo sabe ya? ¿Por qué no me lo dice? No quiero pasar más pruebas, y menos esa. Es horrible, ¿verdad? Sé cómo es. Las agujas y el fluido. No quiero. Nada más.

Unió los dedos y descansó las manos sobre mi cada vez más abultado expediente.

– Lo siento -dijo-. Es necesario.

– Pero ¿qué opina usted?

– Que ha de someterse a esa prueba. Y entonces, veremos lo que nos dice el conjunto.

La gente de dinero debe pasar estas pruebas en algún hospital privado elegante con flores en los pasillos, alfombras en el suelo y música ambiental. Yo la tuve por cortesía de la Seguridad Social. La realizó un estudiante de medicina, lo cual no me inspiró demasiada confianza, tal vez porque su superior le iba dando instrucciones en jerga médica, que incluían preguntas incisivas como «Perdone, Harris, pero ¿a qué vértebra lumbar apunta exactamente?». Después, me tendí en la posición solicitada (de espaldas, con la cabeza colgando) y traté de hacer caso omiso del rápido pulso que parecía recorrer mi espina dorsal, y traté de olvidar la sensación ominosa que había experimentado aquella misma mañana en la cama, cuando mi pierna derecha empezó a temblar como si tuviera voluntad propia.

Lo achaqué a los nervios.

La prueba final tuvo lugar unos días más tarde, en la consulta del médico. Me indicó que tomara asiento ante una mesa cubierta con un cuero tan fino como la piel de un bebé y apoyó la mano sobre la base del dedo gordo del pie derecho.

– Empuje -dijo.

Hice lo que pude.

– Empuje otra vez.

Lo hice.

Extendió las manos hacia las mías.

– Empuje.

– Esto no tiene nada que ver con mis manos.

– Empuje.

Lo hice.

Asintió, tomó unas notas en los papeles de mi expediente, volvió a asentin

– Venga conmigo -dijo, y me condujo de vuelta a su despacho. Desapareció. Regresó con Chris.

Me dejé llevar por los nervios.

– ¿Qué pasa?

En lugar de contestar, indicó que me sentara en un sofá situado bajo un cuadro en tonos oscuros de una escena campestre: enormes colinas, un río, árboles voluminosos y una chica con una vara que pastoreaba vacas. De entre todos los detalles de aquella mañana es curioso que todavía recuerde el cuadro. Solo lo miré un momento.

Acercó un sillón de orejas. Cogió mi expediente. Se sentó, dejó el expediente sobre su regazo y se sirvió un poco de agua de una jarra que puso sobre la mesita auxiliar. Alzó la jarra para ofrecernos. Chris dijo que no. Yo me moría de sed, y acepté.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cenizas de Rencor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cenizas de Rencor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Elizabeth George - Believing the Lie
Elizabeth George
Elizabeth George - Wer dem Tod geweiht
Elizabeth George
Elizabeth George - For the Sake of Elena
Elizabeth George
Elizabeth George - I, Richard
Elizabeth George
Elizabeth George - Licenciado en asesinato
Elizabeth George
Elizabeth George - El Precio Del Engaño
Elizabeth George
Elizabeth George - Al borde del Acantilado
Elizabeth George
Elizabeth George - Cuerpo de Muerte
Elizabeth George
Elizabeth George - Sin Testigos
Elizabeth George
Elizabeth George - This Body of Death
Elizabeth George
Отзывы о книге «Cenizas de Rencor»

Обсуждение, отзывы о книге «Cenizas de Rencor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x