Elizabeth George - Cenizas de Rencor

Здесь есть возможность читать онлайн «Elizabeth George - Cenizas de Rencor» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Cenizas de Rencor: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cenizas de Rencor»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Olivia Whitelaw ha vivido su vida como polo negativo de la de su autoritaria madre: esta quería que estudiase, pero ella dejó el instituto y se fue a vivir con un hombre casado, quien no tardó en dejarla a su vez. Abandonada y embarazada, su madre solo la readmitió en casa a condición de que abortase… Ahora quizá es demasiado tarde para enderezar su destino, pero no así para intentar comprender los extraños mecanismos psicológicos por los que una hija puede, aun en su rebeldía, vivir al compás de los caprichos de su madre. Para intentar comprender cómo los actos de una persona pueden venir invariablemente determinados por el criterio de otra. Y cómo una relación emocional tan enrarecida puede involucrar a otras personas e incluso dar lugar a un siniestro crimen… Por su parte, el inspector Linley tendrá que hilar muy fino para llegar al meollo de este amargo entramado de sentimientos.

Cenizas de Rencor — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cenizas de Rencor», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Cogió una sopera del aparador. Miró furtivamente a su hijo mientras vertía la sopa en el cuenco.

– Huele bien. ¿Quieres una tostada, Jim?

La expresión del muchacho oscilaba entre la cautela y la confusión. No lo había descrito como deseaba, aquella mezcla de rabia y humillación que la impulsó a desear, por un ciego momento, que su padre muriera mil veces. Jimmy no lo entendía. Quizá porque sus rabias eran diferentes, la de ella una breve tormenta, la de él un carbón que no paraba de arder.

Llevó la sopa a la mesa. Le sirvió leche. Le hizo una tostada. Puso la comida en la mesa y le indicó que se sentara. Jimmy se quedó al lado de los fogones.

Jeannie hizo el único comentario que le quedaba, uno en el que no creía, pero que él debía aceptar, si quería saber algún día la verdad.

– Lo único que importa somos nosotros, Jim -dijo-. Tú, yo, Stan y Shar. Lo único, Jim.

Jimmy desvió la vista hacia la sopa. Jeannie indicó la sopera y se sentó a la mesa, en un lugar que le obligaría a sentarse delante de ella si accedía a hacerle compañía. El muchacho se secó las manos en los tejanos. Engarrió los dedos.

– Bastardo -murmuró-. Se la empezó a tirar en octubre pasado, y ella le tenía bien cogido. Él dijo que solo eran amigos, porque ella estaba casada con un ricachón, pero yo lo sabía. Shar le preguntó cuándo volvería a casa, y él dijo que al cabo de uno o dos meses, cuando sepa quién soy, cuando haya aclarado las cosas. No te preocupes por nada, cariño, dijo. Pero solo pensaba en tirársela en cuanto pudiera. Le metía mano en el culo cuando pensaba que nadie miraba. Si la abrazaba, ella se refregaba contra su polla. Estaba claro que solo deseaban que desapareciéramos, para poder hacerlo.

Jeannie quiso taparse los oídos. No era el relato que quería escuchar, pero se obligó a hacerlo. Eliminó toda expresión de su cara y se dijo que le daba igual. Ya lo sabía, ¿no?, y aquella parte de la verdad no podía herirla más.

– Ya no era papá -siguió Jimmy-. Estaba chiflado por ella. Ella telefoneaba y él salía perdiendo el culo. Si ella decía déjame en paz, papá, daba puñetazos a las paredes. Ella decía, necesito o quiero, y allá iba él como, un cohete, a hacer lo que fuera por complacerla. Y cuando terminó con ella…

Jimmy calló, pero siguió mirando la sopa, como si viera la historia de la tópica relación en el fondo de la sopera.

– Y cuando terminó con ella…

Jeannie habló pese a la lanzada de dolor que había llegado a conocer tan bien.

Su hijo lanzó un bufido despectivo.

– Ya lo sabes, mamá. -Por fin, se sentó a la mesa, frente a ella-. Era un mentiroso. Era un bastardo. Un farsante de mierda. -Hundió la cuchara en la sopa. La sostuvo a la altura de la barbilla. La miró a los ojos por primera vez desde que había vuelto a casa-. Y tú le querías muerto. Le querías muerto más que nada en el mundo, ¿verdad mamá? Los dos lo sabemos, ¿verdad?

OLIVIA

Desde donde estoy sentada puedo ver el resplandor de la luz que utiliza Chris para leer. Le oigo volver las páginas de cuando en cuando. Tendría que haberse ido a la cama hace rato, pero está leyendo en su habitación, a la espera de que yo acabe de leer. Los perros están con él. Oigo roncar a Toast. Beans está mordiendo un hueso de cuero. Panda vino a hacerme compañía hace media hora. Primero se acomodó en mi regazo, pero ahora está aovillada sobre el tocador, en su lugar favorito, sobre el correo del día, que ha desordenado a su gusto. Finge dormir, pero a mí no me engaña. Cada vez que paso otra página de la libreta, sus orejas se vuelven hacia mí como un radar.

Levanto la taza de Gunpowder y examino las hojas que han escapado del filtro. Han formado una configuración que recuerda a un arco iris recorrido por un rayo. Acerco la punta del lápiz al rayo para enderezarlo, y me pregunto qué diría una pitonisa de semejante combinación de signos favorables y desfavorables.

La semana pasada, cuando Max y yo estábamos jugando al póquer, utilizando galletas de perro a modo de dinero, dejó las cartas boca abajo sobre la mesa, se reclinó en la silla y se pasó la mano por la calva.

– Es una mierda, muchacha, no lo dudes.

– Hummm. En efecto.

– Pero la mierda posee claras ventajas.

– Que imagino me vas a revelar.

– Usado de la forma correcta, el estiércol ayuda al crecimiento de las flores.

– Al igual que el guano de murciélago, pero no me gustaría revolearme en él.

– Por no mencionar las cosechas. Enriquece la tierra de la que surge la vida.

– Guardaré esa idea como un tesoro.

Moví mis cartas, como si un nuevo orden transformara la pareja de cuatros en algo mejor.

– Saber cuándo, muchacha. ¿Has pensado en el poder de saber cuándo?

– No sé cuándo -dije, mientras tiraba dos galletas entre nosotros-. Sé cómo. Esa es la diferencia.

– Pero tienes más idea que la inmensa mayoría.

– ¿Qué clase de satisfacción debe reportarme? Me gustaría cambiar ese conocimiento por ignorancia y dicha.

– Si estuvieras en la ignorancia como los demás, ¿qué cambiarías?

Desplegué en abanico mis cartas y me pregunté sobre las posibilidades estadísticas de descartarme de tres y terminar con un full, ínfimas, decidí. Me descarté. Max repartió. Volví a ordenarlas. Decidí echarme un farol. Tiré seis galletas más sobre la mesa.

– Vale, nene. Juguemos.

– ¿Y bien? ¿Qué harías, si fueras una ignorante como los demás?

– Nada. Seguiría aquí, pero las cosas serían diferentes, porque podría competir.

– ¿Con Chris? ¿Por qué ibas a sentir la necesidad de…?

– Con Chris no. Con ella.

Max frunció los labios. Levantó sus cartas. Las reordenó. Por fin, me miró por encima de ellas. Su único ojo brillaba de una forma insólita. Tuvo la delicadeza de no fingir ignorancia.

– Lo siento -dijo-. No sabía que lo sabías. No pretende ser cruel.

– No es cruel. Es discreto. Nunca menciona su nombre.

– Chris te quiere, muchacha.

Le dirigí una mirada que decía: «No te pases ni un pelo».

– Sabes que estoy diciendo la verdad -dijo.

– Eso no soluciona mi desesperación. Chris también quiere a los animales.

Max y yo nos miramos durante un largo momento. Sabía lo que estaba pensando. Si él había dicho la verdad, yo también.

Nunca pensé que sería así. Pensé que dejaría de desear. Pensé que tiraría la toalla. Pensé que diría: «Bueno, se acabó», y aceptaría aquella jodida mano de póquer sin intentar cambiar de cartas, pero solo he logrado ocultar ansia y cólera. Es más de lo que hubiera logrado en otra época, pero tampoco es como para celebrarlo.

Un tropezón. Así empezó la caída. Un tropezón sin importancia hace un año, cuando salía de la camioneta. Al principio, pensé que eran las prisas. Abrí la puerta de la camioneta, di un paso y caí mientras intentaba salvar la distancia entre el nivel de la calle y la altura del bordillo. Antes de darme cuenta de lo que había pasado, estaba espatarrada sobre la acera con un corte en la barbilla, y brotaba sangre del punto donde mis dientes se habían hundido en el labio. Beans olfateó mi cabello, algo preocupado, y Toast olisqueó las naranjas que habían salido despedidas a la cuneta desde la bolsa de la compra.

«Palurda», pensé, y me puse de rodillas. Me notaba toda contusionada, pero no pensé que me hubiera roto nada. Apreté el brazo del jersey contra la barbilla, lo aparté manchado de sangre y solté una maldición. Recogí las naranjas, dije a los perros que me siguieran y seguí hacia el camino de sirga.

Aquella noche, cuando atravesé el cuarto de trabajo con los perros saltando a mi alrededor, ansiosos por salir, Chris dijo:

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Cenizas de Rencor»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cenizas de Rencor» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Elizabeth George - Believing the Lie
Elizabeth George
Elizabeth George - Wer dem Tod geweiht
Elizabeth George
Elizabeth George - For the Sake of Elena
Elizabeth George
Elizabeth George - I, Richard
Elizabeth George
Elizabeth George - Licenciado en asesinato
Elizabeth George
Elizabeth George - El Precio Del Engaño
Elizabeth George
Elizabeth George - Al borde del Acantilado
Elizabeth George
Elizabeth George - Cuerpo de Muerte
Elizabeth George
Elizabeth George - Sin Testigos
Elizabeth George
Elizabeth George - This Body of Death
Elizabeth George
Отзывы о книге «Cenizas de Rencor»

Обсуждение, отзывы о книге «Cenizas de Rencor» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x