Elizabeth George - El Refugio

Здесь есть возможность читать онлайн «Elizabeth George - El Refugio» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Refugio: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Refugio»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El científico forense Simon Saint James y su esposa, Deborah, viajan hasta la isla de Guernsey para resolver un caso. Una vieja amiga de Deborah, China River, esta acusada del asesinato de Guy Brouard, uno de los habitantes más ricos de la isla, así como su principal benefactor. Tras haber sido víctima de los nazis en su infancia, Brouard aparece muerto justo cuando planeaba la construcción de un museo en honor de la resistencia a la ocupación alemana de la isla. Pocas son las pruebas que parecen apuntar a China, cuya inocencia tratarán de demostrar Simon y su mujer. Pero si China no es la culpable, ¿quién cometió el crimen?

El Refugio — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Refugio», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Como mínimo había aprendido a tener la boca cerrada cuando lanzaba una de sus pequeñas bombas verbales. Hubo un tiempo en que se enfurecía con él ante un comentario como “Del día, quiero decir” para sacarle los detalles de sus insinuaciones. Pero los años le habían enseñado que el silencio funcionaba igual que las exigencias o las acusaciones. También le permitía controlar la situación cuando por fin él admitía lo que intentaba evitar decir.

Lo soltó enseguida.

– La situación es la siguiente. Tengo que quedarme una semana más. Tengo la oportunidad de hablar con unas personas acerca de una subvención y he de reunirme con ellas.

– Matt, vamos.

– Espera, cariño. Escucha. El año pasado estos tipos gastaron una fortuna en un director de Nueva York. Están buscando un proyecto. ¿Lo oyes? Están buscando de verdad.

– ¿Cómo lo sabes?

– Me lo han dicho.

– ¿Quién?

– Tan pronto como les he llamado, he conseguido una cita. Pero no es hasta el próximo jueves. Así que tengo que quedarme.

– Adiós a Cambria, entonces.

– No, sí iremos. Pero la semana que viene no podemos.

– Claro. ¿Cuándo?

– Ése es el problema.

Los sonidos de la calle al otro lado del hilo telefónico parecieron aumentar un momento, como si Matt estuviera adentrándose en ellos, obligado a bajarse de la acera por la congestión de la ciudad tras el fin de la jornada laboral.

– ¿Matt? ¿Matt? -dijo ella, y sintió un momento de pánico irracional cuando creyó haberlo perdido. Malditos teléfonos y malditas señales, siempre marchándose y volviendo.

Pero Matt regresó a la línea, y el ruido había disminuido. Había entrado en un restaurante, le dijo.

– Es el momento de la verdad para la película. China, ésta es de premio de festival. Sundance, está claro, y ya sabes qué puede significar eso. Odio fallarte así, pero si no presento una idea a esta gente, no podré llevarte a ningún lado. Ni a Cambria. Ni a París. Ni a Kalamazoo. Así son las cosas.

– Bien -le dijo, pero no estaba bien y él lo sabría por el tono apagado de su voz. Había tardado un mes en poder cogerse dos días sin reuniones de trabajo en Los Ángeles ni búsqueda de fondos por el resto del país, y antes de eso ella había pasado seis semanas llamando a potenciales clientes y él había seguido persiguiendo el horizonte de su sueño-. En ocasiones -dijo-, me pregunto si alguna vez serás capaz de conseguirlo, Matt.

– Lo sé. Parece que se tarda una eternidad en poner en marcha una película. Y a veces es así. Ya conoces cómo funciona. Se tardan años en desarrollar un proyecto y luego, ¡zas!, éxito de taquilla instantáneo. Pero quiero hacerlo. Necesito hacerlo. Sólo lamento que parezca que estamos separados más tiempo del que pasamos juntos.

China escuchó todo aquello mientras contemplaba a un niño que avanzaba por la acera en su triciclo, seguido por su atenta madre y un pastor alemán aún más atento. El niño llegó a un lugar donde el cemento era irregular, levantado por la raíz del árbol, y la rueda chocó contra la erupción resultante. Intentó mover los pedales para seguir, pero no pudo hacer nada hasta que mamá llegó a ayudarle. Aquella visión llenó a China de una tristeza inexplicable.

Matt esperaba su respuesta. Ella intentó pensar en alguna fórmula nueva para expresar su decepción, pero no se le ocurrió nada. Así que dijo:

– En realidad no hablaba de conseguir hacer una película, Matt.

– Ah -dijo él.

Luego no hubo nada más que discutir porque ella sabía que él se quedaría en Nueva York para asistir a la reunión por la que tanto había luchado y ella tendría que arreglárselas sola; otra cita cancelada, otra pena más en el gran proyecto de vida.

– Bueno, suerte con la reunión -dijo ella.

– Nos mantenemos en contacto -dijo él-. Toda la semana. ¿De acuerdo? ¿Te parece bien, China?

– ¿Qué remedio me queda? -le preguntó ella y le dijo adiós.

Se odió a sí misma por acabar la conversación de esa forma, pero estaba furiosa, desconsolada, alicaída, deprimida… Lo que fuera. En cualquier caso, no tenía nada más que dar.

Aborrecía la parte de sí misma que veía su futuro con inseguridad y casi siempre podía dominar ese aspecto de su carácter. Cuando se le escapaba de las manos y controlaba su vida como un guía demasiado confiado que se adentra en el caos, nunca llevaba a nada bueno. Hacía que se aferrara a creer en la importancia del tipo de mujer que siempre había detestado, que se definía por tener a un hombre a cualquier precio, echarle el lazo para que se casara con ella y llenar su vida de niños cuanto antes. No caería en eso, se repetía una y otra vez. Pero una pequeña parte de ella lo quería de todas formas.

Eso la llevaba a hacer preguntas, plantear exigencias y centrar su atención en un “nosotros” en lugar de fijarse en un “yo”. Cuando ocurría eso, lo que estallaba entre ella y el hombre en cuestión -que siempre había sido Matt- era una repetición de la discusión que hacía ya cinco años que tenían. Era una polémica circular en torno al tema del matrimonio que, hasta la fecha, siempre había dado el mismo resultado: la reticencia obvia de él -como si ella realmente necesitara verla y escucharla- seguida de sus recriminaciones furiosas, a las que luego sucedía una ruptura iniciada por el que estuviera más exasperado con las diferencias que afloraban entre ellos.

Sin embargo, esas mismas diferencias seguían juntándolos de nuevo, puesto que cargaban la relación de una emoción innegable que de momento ninguno de los dos había encontrado con otra persona. Él seguramente lo había intentado. China lo sabía. Pero ella no. No le hacía falta. Sabía desde hacía años que Matthew Whitecomb estaba hecho para ella.

China ya había llegado a esa conclusión una vez más cuando paró delante de su casa: noventa metros cuadrados de una construcción de 1920 que en su día fue la escapada de fin de semana de un angelino. Se encontraba entre otras casitas similares en una calle flanqueada de palmeras, lo bastante cerca de la playa para recoger los beneficios de la brisa del océano y lo bastante lejos del agua para ser asequible.

Era francamente modesta, con cinco habitaciones -contando el cuarto de baño- y sólo nueve ventanas, un porche amplio y un rectángulo de césped delante y detrás. Una valla cercaba la propiedad, y había gotas de pintura blanca en los parterres y la acera. Hacia la puerta de esta valla se dirigió China con su equipo de fotografía en cuanto terminó su conversación con Matt.

Hacía un calor horrible, sólo un poco menos que en la ladera, pero el viento no era tan feroz. Las hojas de las palmeras se movían como huesos viejos en los árboles, y las lantanas color lavanda crecían contra la valla y colgaban lánguidamente bajo la brillante luz del sol, con sus flores como asteriscos púrpuras que crecían en la tierra totalmente seca, como si no la hubiera regado por la mañana.

China alzó la puerta de madera y la abrió. Llevaba las fundas con las cámaras colgadas al hombro y tenía en mente la intención de ir a por la manguera del jardín y arrastrarla hasta allí para remojar las pobres flores. Pero se le olvidó al ver la imagen que la recibió: un hombre en paños menores, tumbado boca abajo en medio de su césped, con la cabeza recostada sobre lo que parecía ser una bola hecha con sus vaqueros y una camiseta amarilla descolorida. No había rastro de los zapatos, y tenía las plantas de los pies negrísimas y tan callosas en los talones que la piel estaba cuarteada. A juzgar por sus tobillos y codos, también parecía ser alguien que evitaba asearse, pero no comer o hacer ejercicio, puesto que era robusto sin llegar a estar gordo. Y tampoco beber, dado que en esos momentos tenía una botella sudorosa de Pellegrino en la mano derecha.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Refugio»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Refugio» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Elizabeth George - Una Dulce Venganza
Elizabeth George
Elizabeth George
Christopher Priest - Fuga para una isla
Christopher Priest
Christopher Priest
libcat.ru: книга без обложки
libcat.ru: книга без обложки
Elizabeth George
Отзывы о книге «El Refugio»

Обсуждение, отзывы о книге «El Refugio» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x