Sara Paretsky - Fuego

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Paretsky - Fuego» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Fuego: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fuego»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Victoria Warshawski es una investigadora privada que procede de los barrios del sur de Chicago, donde la inmigración, las drogas, los embarazos adolescentes y el absentismo escolar son una constante. Aquejada de cáncer, la entrenadora de baloncesto del instituto donde ella estudió le pide que asuma el control del equipo femenino, y Warshawski no puede negarse.
El equipo está compuesto por adolescentes de minorías raciales, algunas de ellas con hijos, y todas procedentes de familias humildes. La mayoría de los padres de las chicas trabaja en By-Smart, una cadena de hipermercados que explota y discrimina a sus empleados.

Fuego — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fuego», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Perdona que no te haya avisado, cariño.

Morrell parecía muy arrepentido.

Don me besó en la mejilla.

– Ya sabes lo que dicen: es más fácil obtener el perdón que el permiso.

Me obligué a reír: Don y yo chocamos un par de años atrás, y todavía nos tratamos con mucha cautela.

Después de cenar, él y Morrell iban a ir al Cook County, aunque Morrell había pasado toda la tarde en el hospital. Marcena seguía en coma, pero los médicos estaban animados por sus constantes vitales y pensaban que podía comenzar a despertarse durante el fin de semana.

– ¿Dónde están sus padres? -preguntó Don.

– Los llamé -dijo Morrell-. Están en la India, de vacaciones. La secretaria de su padre prometió seguirles la pista; seguro que vendrán en cuanto se enteren.

Me alegró que las constantes vitales de Marcena fueran alentadoras.

– ¿No te ha molestado nadie mientras estabas fuera? -pregunté a Morrell.

– ¿Molestado? -repitió Don con extrañeza.

Morrell le explicó lo del robo del ordenador de Marcena.

– Así que me viene muy bien que te quedes aquí, Strzepek, pues en esta casa conviene que haya alguien que no esté discapacitado.

– Vic es capaz de parar la embestida de un rinoceronte que pese dos veces lo que ella -dijo Don.

– Cuando está en forma; últimamente se ha llevado unos cuantos golpes también.

Bromearon un poco más sobre ello. Don es un tipo enclenque, fumador empedernido, que no parece capaz de pelear con una almohada que pese lo mismo que él. Luego Morrell dijo en serio:

– Me parece que esta tarde me han seguido. He tenido que coger un taxi para ir al hospital, claro, y el propio taxista me ha dicho que un LeSabre verde no se había separado de nosotros en toda la carrera desde Evanston.

Sonrió forzadamente.

– Quizá tendría que haber prestado más atención, pero cuando no conduces te olvidas de cosas como mirar por el retrovisor. En el trayecto de regreso sí que he estado vigilando, y me ha parecido que llevábamos a alguien detrás, un coche diferente; no he reconocido el modelo, quizás un Toyota, aunque cuando he abierto la puerta de abajo se ha largado.

– Pero eso no tiene sentido -objeté-. A no ser, puede que tengan un dispositivo de escucha a distancia, supongo, para saber cuándo vas a salir y también lo que dices mientras estás aquí.

Se mostró perplejo, y acto seguido enojado.

– ¿Cómo se atreven? Y, por cierto, ¿quiénes son?

– No lo sé. ¿La policía? ¿Carnifice Security, comprobando si sabemos dónde está Billy? -bajé la voz hasta el susurro por si acaso-. ¿Has sacado algo en claro de los vecinos?

– La señora Jamison vio a un desconocido que entraba en el edificio mientras paseaba a Tosca. Eso fue hacia las seis de la mañana. -Tosca era el sealyham de la señora Jamison. -Un hombre blanco, bien vestido, entre los treinta y cinco y cuarenta, supuso que era amigo mío porque tenía la llave de mi cerradura.

Morrell tiene prácticamente una pensión para sus amigos periodistas trotamundos; Marcena no era la primera persona con quien yo había compartido su tiempo y su espacio. Otra razón para plantearse lo de vivir juntos. Aparte del pecado, pensé recordando las serias advertencias del pastor Andrés sobre Josie y Billy.

Morrell seguía especulando sobre quién podía haber conseguido una llave de la portería de su casa, pero lo interrumpí diciendo que el universo era demasiado grande.

– El administrador, el agente inmobiliario, uno de tus viejos amigos. Quizás incluso Don, si lleva un traje planchado en su equipaje. Aunque, en realidad, lo más probable es que el tipo tuviera alguna clase de llave maestra que la señora Jamison no le vio utilizar, una sofisticada llave electrónica. Esos dispositivos no caben en mi presupuesto pero una organización como Carnifice seguramente los regala en el sorteo del picnic anual de la empresa. El FBI los tiene, o… bueno, cualquier agencia importante. La verdadera cuestión es por qué no hacen más que limitarse a vigilar. Quizás estén esperando a que descubramos lo que sabía Marcena; quizá si empezamos a actuar, les demostraremos que hemos averiguado lo que ella sabía y entonces pasarán al ataque.

– Victoria, me resulta imposible seguir esa lógica -dijo Morrell-. ¿Por qué no lo aparcamos mientras cenamos?

Había preparado un guiso de pollo que había aprendido a hacer en Afganistán, con pasas, cilantro y yogur, y nos apañamos bastante bien para dejar todos nuestros conflictos y preocupaciones a un lado durante la cena. Procuré que no me importara que Don se bebiera casi todo el Torgiano; un vino tinto de la región italiana donde se crió mi madre y que cuesta lo suyo de encontrar en Chicago. De haber sabido que Don iba a atizárselo, habría llevado un vino francés más fácil de reponer.

Capítulo 37

El territorio del búfalo

Don y Morrell se marcharon en cuanto hubieron fregado los platos. Intenté enfrascarme en la lectura de una novela, pero la fatiga y la preocupación por lo que estaba sucediendo, quizás incluso los celos, me impedían concentrarme. Aún tuve menos éxito con la tele.

Paseaba inquieta de un lado a otro, pensando que estaría más cómoda en mi casa, cuando sonó mi móvil. Era el señor William.

– ¡Hola! -dije afablemente, fingiendo que era una llamada social.

– ¿Le ha dicho a Grobian que mi familia la contrató? -inquirió sin más preámbulo.

– Soy incapaz de decir una mentira. Y no lo hice. Usted me contrató hace dos semanas.

– ¡Y la despedí!

– Por favor, señor Bysen: dimití. Le envié una carta certificada y usted me rogó y suplicó que siguiera buscando a Billy. Cuando le dije que no, contrató a mis colegas de Carnifice.

– Sea como fuere.

– ¡Así es como fue! -espeté olvidando la afabilidad.

– Sea como fuere -repitió como si yo no hubiese dicho nada-, necesitamos hablar con usted. Mi esposa y mi madre insisten en participar en cualquier conversación concerniente a Billy, así que tiene que venir a Barrington Hills de inmediato.

– Son ustedes verdaderamente increíbles -dije-. Si tanta necesidad tienen de verme, vayan a mi oficina mañana por la mañana. Todos, los diez. Y tráiganse al mayordomo también; no me importa.

– Esa sugerencia es una estupidez -dijo fríamente-. Tenemos una empresa que dirigir. Esta noche es el único momento.

– Lleva demasiado tiempo viviendo con mujeres subempleadas, Bysen: yo también tengo una empresa que dirigir. Y una vida que vivir. No necesito aplacar su cólera para seguir adelante, de modo que no tengo por qué complacerle cada vez que tiene un capricho a cualquier hora intempestiva del día o de la noche.

Oí unas voces nerviosas de fondo y entonces una mujer se puso al aparato.

– ¿Señora Warshawski? Soy la señora Bysen. Estamos todos tan preocupados por Billy que a veces nos olvidamos de decir las cosas como es debido, pero confío en que no lo tenga en cuenta y venga a hablar con nosotros. De verdad que se lo agradecería muchísimo.

¿Ver a todos los Bysen juntos o quedarme dando vueltas por el piso de Morrell? Al menos en Barrington Hills tendría ocasión de gozar de un buen espectáculo.

Había más de cuarenta y cinco kilómetros desde la casa de Morrell hasta el complejo residencial de los Bysen. Ninguna autovía atraviesa North Shore y tuve que trazar la ruta por carreteras secundarias. Lo único bueno de estas rutas es que resulta más fácil comprobar si te siguen. Al principio pensé que no había moros en la costa, pero al cabo de unos seis kilómetros me di cuenta de que mis perseguidores usaban dos coches que iban alternando cada pocas manzanas. A no ser que quisieran matarme, eran más irritantes que otra cosa, pero aun así intenté despistarlos en un par de ocasiones, desviándome bruscamente de las arterias principales para meterme en calles sin salida de urbanizaciones burguesas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Fuego»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fuego» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sara Paretsky - Body Work
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Golpe de Sangre
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Marcas de Fuego
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Indemnity Only
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Deadlock
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sin previo Aviso
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Medicina amarga
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sisters on the Case
Sara Paretsky
Sara Paretsky - A Woman’s Eye
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Windy City Blues
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Fire Sale
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Punto Muerto
Sara Paretsky
Отзывы о книге «Fuego»

Обсуждение, отзывы о книге «Fuego» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x