Sara Paretsky - Fuego

Здесь есть возможность читать онлайн «Sara Paretsky - Fuego» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Детектив, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Fuego: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Fuego»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Victoria Warshawski es una investigadora privada que procede de los barrios del sur de Chicago, donde la inmigración, las drogas, los embarazos adolescentes y el absentismo escolar son una constante. Aquejada de cáncer, la entrenadora de baloncesto del instituto donde ella estudió le pide que asuma el control del equipo femenino, y Warshawski no puede negarse.
El equipo está compuesto por adolescentes de minorías raciales, algunas de ellas con hijos, y todas procedentes de familias humildes. La mayoría de los padres de las chicas trabaja en By-Smart, una cadena de hipermercados que explota y discrimina a sus empleados.

Fuego — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Fuego», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Jacqui se rio.

– Sabes muy pocas cosas, William. A Papá Bysen le darán seis ataques distintos cuando se entere de que sueltas tacos.

Me metí la grabadora en un bolsillo del pantalón y me acuclillé detrás de la gran mesa de corte. Una tela a rayas rojas y blancas colgaba por los lados como un pesado telón; quizás estaría a salvo allí debajo.

– Así se asfixie con ellos. Me tiene harto, estoy hasta la coronilla de que me trate como si no supiera hacerme cargo de mi propia familia, por no hablar ya de la empresa.

– Ay, Willy, Willy, tendrías que haberte puesto firme hace años, tal como hice yo cuando me casé con Gary. Si no querías que Papá Bysen dirigiera tu vida, no tendrías que haber permitido que construyera tu casa en… ¿Qué ha sido eso?

Había tropezado con la pata de una silla haciendo que diera un golpe metálico contra la mesa. Me quedé absolutamente quieta, agachada detrás de la tela, sin atreverme siquiera a respirar.

– Una rata, seguramente -dijo Grobian hablando por primera vez. Una luz recorría el suelo.

– Aquí dentro hay alguien -dijo William-. Hay huellas en la ceniza.

Empuñé mi Smith & Wesson y le quité el seguro. Crucé la tela de la otra punta de la mesa de corte y calculé la distancia hasta el agujero abierto en la pared.

– Este barrio está lleno de yonquis. Entran aquí a pincharse.

La voz de Grobian sonaba indiferente pero volcó la mesa de corte tan deprisa que apenas tuve tiempo de apartarme.

– ¡Allí! -gritó Jacqui cuando me levanté y eché a correr hacia la fachada.

Me apuntó con su linterna.

– ¡Oh! Es la detective polaca, la que nos largaba sermones sobre caridad.

Sin volverme a mirar, seguí corriendo sorteando las mesas, tratando de esquivar los desechos.

– Cógela, Grobian -gritó William soltando un gallo.

Oía los pesados pasos detrás de mí pero aun así no me volví. Me faltaban dos zancadas para alcanzar la puerta cuando oí el clic de un percutor al retroceder. Me tiré al suelo justo cuando disparó. Intenté no soltar mi arma pero la caída me abrió la mano y salió girando sobre sí misma. Tuve a Grobian encima antes de que pudiera levantarme.

Le agarré la pierna izquierda y la empujé hacia arriba. Dio un traspié y tuvo que girarse para no caerse a su vez. Me di impulso para levantarme alejándome de él. Tenía la cabeza húmeda. Me manaba sangre de la cabeza y el cuello, mojándome la camiseta. Me mareé un poco pero traté de concentrarme en él. Jacqui y William le ayudaban apuntando sus linternas hacia mí; Grobian era un bulto en la oscuridad, dos bultos, dos puños balanceándose hacia mí. Me agaché para esquivar el primero, pero el segundo me alcanzó de lleno.

Capítulo 45

Con el ánimo por el suelo

Mi padre estaba cortando el césped. No paraba de pasarme la segadora por encima. Yo llevaba los ojos vendados, de modo que no podía verle, pero oía el ruido sordo de las ruedas atravesando la hierba. Iban a alcanzarme, me pasarían justo por encima y luego volverían a retroceder. Hacía mucho frío, ¿por qué cortaba la hierba con el frío que hacía, y por qué no me veía? El jardín apestaba, olía a pipí, a vómito y a sangre.

Le chillé que parara.

– Pepaiola, cara mia. -Era lo único que decía en italiano, tanto a mi madre como a mí, sus dos pimenteros-. ¿Por qué estás tumbada en mi sendero? Levántate, apártate de mi camino.

Intenté levantarme pero la hierba alta me había envuelto y atado, y ahí venía el ruido de la segadora hacia mí otra vez. El me adoraba, ¿por qué me atormentaba de aquella manera?

– ¡Papá, basta! -grité otra vez.

Hizo una pausa e intenté incorporarme. Llevaba las manos atadas a la espalda. Me froté la cara contra el hombro intentando apartar la venda que me tapaba los ojos. No conseguía deshacerme de ella y seguí frotando hasta que me di cuenta de que me estaba restregando los ojos. No iba vendada; me hallaba en un lugar oscuro, tan oscuro que no veía siquiera el rojo de mi parka.

Oí un rugido, sentí una sacudida terrible y entonces la segadora me pasó por encima otra vez dejándome sin aliento, de modo que no pude gritar. La mente se me encogió como una cabeza de alfiler en su intento por apartarse del dolor. Paró de nuevo, y esta vez me obligué a pensar.

Estaba en un camión. Estaba en la parte trasera de un tráiler y algo con ruedas corría adelante y atrás con las sacudidas del camión. Me acordé de Marcena, con una cuarta parte de su cuerpo desollado, y traté de cambiar de postura, pero el avance del camión y los asaltos de la carretilla, o de la cinta transportadora, o de lo que fuera, no me dejaba mover.

Tenía las manos atadas a la espalda, y las piernas, sujetas. Además apestaba, apestaba igual que Freddy Pacheco cuando lo ataqué. Hacía ya un siglo. El vómito, la sangre y el pipí eran míos. Me dolía la cabeza, y la sangre seca me taponaba la nariz. Necesitaba agua con urgencia. Saqué la lengua y lamí la sangre. AB negativo, una buena cosecha, difícil de encontrar, mejor no perder mucha.

No quería estar allí, quería estar de vuelta en mi otro mundo, donde mi padre estaba conmigo, aunque fuese para hacerme daño. Quería tener a mi madre al otro lado de la puerta preparándome una taza de cacao.

La detective que siente pena de sí misma más vale que empiece a redactar el responso de su funeral. La siguiente vez que el camión se detuvo, hice un esfuerzo tremendo y me incorporé. Me retorcí para que los pies quedaran en ángulo recto respecto a su posición anterior. Ahora apoyaba la espalda contra la pared del camión. La siguiente vez que la cosa con ruedas se abalanzó sobre mí, chocó contra las suelas de mis zapatillas. Sentí que la sacudida me recorría todo el espinazo. Mal asunto, V. L, mal asunto, unos cuantos golpes más como ése y te quedarás paralítica.

Volvimos a pararnos. Adondequiera que estuviéramos yendo, deduje que atravesábamos las calles de la ciudad, con un montón de señales de stop, y que mis captores obedecían el reglamento de tráfico; no iban a arriesgarse a que los detuvieran por saltarse un semáforo en rojo.

Me dejé caer de rodillas y me las arreglé para moverlas, sólo un poco, justo lo suficiente para arrastrarme hasta topar con aquella máquina con ruedas. La parte alta me llegaba por el muslo y me arrojé encima de ella cuando el camión volvió a arrancar con una sacudida.

Fue como una victoria, una proeza tan grande como escalar el Everest. Sí, yo era Junko Tabei; lo que ella había hecho, escalar la gran montaña, no tenía punto de comparación con aquel encaramarse a lo alto de algo que no podía ver con las manos y los pies atados. Me tendí sobre el cacharro con ruedas, con la cabeza palpitante, y la satisfacción de haberme librado de los rodillos evitó que perdiera el conocimiento otra vez.

Hicimos un viraje abrupto y el camión comenzó a dar bandazos. El tráiler cabeceaba sobre sus muchas ruedas al tiempo que se balanceaba de un lado al otro. Yo iba arriba y abajo sobre la carretilla o lo que fuera, sin poder hacer nada, chocando contra ambos extremos del camión, tratando de mantener firme la cabeza para reducir en la medida de lo posible las sacudidas que soportaba con tanto meneo.

De pronto supe adónde íbamos. La verja derribada, el camino a través del marjal, podía imaginar nuestra ruta, el cielo gris, la hierba, y al final, al final un hoyo. Cerré los ojos con fuerza, no quería ver la oscuridad, no quería ver el final.

Cuando el camión se paró me tumbé boca abajo resollando, sintiendo el motor debajo de mí, demasiado agotada como para sujetarme y así evitar la sacudida de la nueva arrancada. Oí un estrépito a mi derecha y moví la cabeza despacio para mirar. Las puertas del remolque se abrieron de par en par y quedé deslumbrada. Pensé que era de día, pensé que la luz era del sol, pensé que iba a quedarme ciega.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Fuego»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Fuego» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Sara Paretsky - Body Work
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Golpe de Sangre
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Marcas de Fuego
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Indemnity Only
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Deadlock
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sin previo Aviso
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Medicina amarga
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Sisters on the Case
Sara Paretsky
Sara Paretsky - A Woman’s Eye
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Windy City Blues
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Fire Sale
Sara Paretsky
Sara Paretsky - Punto Muerto
Sara Paretsky
Отзывы о книге «Fuego»

Обсуждение, отзывы о книге «Fuego» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x