Juan Salvador Gaviota
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Rafael, adepto ahora a los vuelos a la velocidad del pensamiento y a ayudar a que los otros aprendieran, dudaba.
-Juan, fuiste Exilado una vez. їPor quй piensas ahora que alguna gaviota de tu pasado va a escucharte ahora? Ya sabes el refran, y es verdad: Gaviota que ve lejos, vuela alto. Esas gaviotas de donde has venido se lo pasan en tierra, graznando y luchando entre ellas. Estбn a mil kilуmetros del cielo. ЎY tъ dices que quieres mostrarles el cielo desde donde estбn paradas! ЎJuan, ni siquiera pueden ver los extremos de sus propias alas! Quйdate aquн. Ayuda a las gaviotas novicias de aqui, que estбn bastante avanzadas como para comprender lo que tienes que decirles.
Se quedу callado un momento, y luego dijo:
-їQuй habrнa pasado si Chiang hubiese vuelto a sus antiguos mundos? їDуnde estarнas tъ ahora?
El ъltimo punto era el decisivo, y Rafael tenнa razуn. Gaviota que ve lejos, vuelta alto.
Juan se quedу y trabajу con los novicios que iban llegando, todos muy listos y rбpidos en sus deberes. Pero volviуle el viejo recuerdo, y no podнa dejar de pensar en que a lo mejor habнa una o dos gaviotas allб en la Tierra que tambiйn podrнan aprender. ЎCuбnto mбs habrнa sabido ahora si Chiang le hubiese ayudado cuando era un Exilado!
-Rafa, tengo que volver -dijo por fin-. Tus alumnos van bien. Te podrбn incluso ayudar con los nuevos.
Rafael suspirу, pero prefiriу no discutir. -Creo que te echarй de menos, Juan -fue todo lo que le dijo.
-ЎRafa, quй vergьenza! -dijo Juan reprochбndole-. ЎNo seas necio! їQuй intentamos practicar todos los dнas? ЎSi nuestra amistad depende de cosas como el espacio y el tiempo, entonces, cuando por fin superemos el espacio y el tiempo, habremos destruido nuestra propia hermandad! Pero supera el espacio, y nos quedarб sуlo un Aqui. Supera el tiempo, y nos quedarб sуlo un Ahora. Y entre el Aqui y el Ahora, їno crees que podremos volver a vernos un par de veces?
Rafael Gaviota tuvo que soltar una carcajada.
-Estбs hecho un pбjaro loco -dijo tiernamente-. Si hay alguien que pueda mostrarle a uno en la Tierra cуmo ver a mil millas de distancia, йse serб Juan Salvador Gaviota. -Quedуse mirando la arena-: Adiуs, Juan, amigo mнo.
-Adiуs, Rafa. Nos volveremos a ver. -Y con esto, Juan evocу en su pensamiento la imagen de las grandes bandadas de gaviotas en la orilla de otros tiempos, y supo, con experimentada facilidad, que ya no era sуlo hueso y plumas, sino una perfecta idea de libertad y vuelo, sin limitaciуn alguna. Pedro Pablo Gaviota era aъn bastante joven, pero ya sabнa que no habнa pбjaro peor tratado por una Bandada, o con tanta injusticia.
-Me da lo mismo lo que digan -pensу furioso, y su vista se nublу mientras volaba hacia los Lejanos Acantilados-. ЎVolar es tanto mбs importante que un simple aletear de aqui para alla! ЎEso lo puede hacer hasta un... hasta un mosquito! ЎSуlo un pequeсo viraje en tonel alrededor de la Gaviota Mayor, nada mбs que por diversiуn, y ya soy un Exilado! їSon ciegos acaso? їEs que no pueden ver? їEs que no pueden imaginar la gloria que alcanzarнan si realmente aprendiйramos a volar?
Me da lo mismo lo que piensen. ЎYo les mostrarй lo que es volar! No serй mбs que un puro Bandido, si eso es lo que quieren. Pero harй que se arrepientan...
La voz surgiу dentro de su cabeza, y aunque era muy suave, le asustу tanto que se equivocу y dio una voltereta en el aire.
-No seas tan duro con ellos, Pedro Gaviota. Al expulsarte, las otras gaviotas solamente se han hecho daсo a sн mismas, y un dнa se darбn cuenta de ello; y un dнa verбn lo que tъ ves. Perdуnales y ayъdales a comprender.
A un centнmetro del extremo de su ala derecha volaba la gaviota mбs resplandeciente de todo el mundo, planeando sin esfuerzo alguno, sin mover una pluma, a casi la mбxima velocidad de Pedro.
El caos reino por un momento dentro del joven pбjaro.
-їQuй estб pasando? їEstoy loco? їEstoy muerto? їQuй es esto?
Baja y tranquila continuу la voz dentro de su pensamiento, exigiendo una contestaciуn:
-Pedro Pablo Gaviota, їquieres volar?
-ЎSI, QUIERO VOLAR!
-Pedro Pablo Gaviota, їtanto quieres volar que perdonarбs a la Bandada, y aprenderбs, y volverбs a ella un dнa y trabajarбs para ayudarles a comprender?
No habнa manera de mentirle a este magnнfico y hбbil ser, por orgulloso o herido que Pedro Pablo Gaviota se sintiera.
-Sн, quiero -dijo suavemente.
-Entonces, Pedro -le dijo aquella criatura resplandeciente, y la voz fue muy tierna-, empecemos con el Vuelo Horizontal...
III Parte
Capitulo VIII
Juan giraba lentamente sobre los Lejanos Acantilados; observaba. Este rudo y joven Pedro Gaviota era un alumno de vuelo casi perfecto. Era fuerte, y ligero, y rбpido en el aire, pero mucho mбs importante, Ўtenнa un devastador deseo de aprender a volar!
Aquн venia ahora, una forma borrosa y gris que salнa de su picado con un rugido, pasando como un bуlido a su instructor, a doscientos veinte kilуmetros por hora. Abruptamente se metiу en otra pirueta con un balance de diecisйis puntos, vertical y lento, contando los puntos en voz alta.
...ocho... nueve... diez... ves-Juan-se-me-estб-terminando-la-velocidad -del-aire... once... Quiero-paradas-perfectas-y-agudas-como-las-tuyas... doce...... pero-Ўcaramba!-no-puedo-llegar... trece... a-estos-ъltimos- puntos... sin... cator... Ўaaakk...!
La torsiуn de la cola le saliу a Pedro mucho peor a causa de su ira y furia al fracasar. Se fue de espaldas, volteу, se cerrу salvajemente en una barrena invertida, y por fin se recuperу, jadeando, a treinta metros bajo el nivel en que se hallaba su instructor.
-ЎPierdes tu tiempo conmigo, Juan! ЎSoy demasiado tonto! ЎSoy demasiado estъpido! Intento e intento, Ўpero nunca lo lograrй!
Juan Gaviota lo mirу desde arriba y asintiу.
-Seguro que nunca lo conseguirбs mientras hagas ese encabritamiento tan brusco. Pedro, Ўhas perdido sesenta kilуmetros por hora en la entrada! ЎTienes que ser suave! Firme, pero suave, їte acuerdas?
Bajу al nivel de la joven gaviota.
-Intentйmoslo juntos ahora, en formaciуn. Y concйntrate en ese encabritamiento. Es una entrada suave, fбcil. Al cabo de tres meses, Juan tenнa otros seis aprendices, todos Exilados, pero curiosos por esta nueva visiуn del vuelo por el puro gozo de volar.
Sin embargo, les resultaba mбs fбcil dedicarse al logro de altos rendimientos que a comprender la razуn oculta de ello.
-Cada uno de nosotros es en verdad una idea de la Gran Gaviota, una idea ilimitada de la libertad -dirнa Juan por las tardes, en la playa -, y el vuelo de alta precisiуn es un paso hacia la expresiуn de nuestra verdadera naturaleza. Tenemos que rechazar todo lo que nos limite. Esta es la causa de todas estas prбcticas a alta y baja velocidad, de estas acrobacias...
... y sus alumnos se dormirнan, rendidos despuйs de un dнa de volar. Les gustaba practicar porque era rбpido y excitante y les satisfacнa esa hambre por aprender que crecнa con cada lecciуn. Pero ni uno de ellos, ni siquiera Pedro Pablo Gaviota, habнa llegado a creer que el vuelo de las ideas podнa ser tan real como el vuelo del viento y las plumas.
-Tu cuerpo entero, de extremo a extremo del ala -dirнa Juan en otras ocasiones-, no es mбs que tu propio pensamiento, en una forma que puedes ver. Rompe las cadenas de tu pensamiento, y romperбs tambiйn las cadenas de tu cuerpo. -Pero dijйralo como lo dijera, siempre sonaba como una agradable ficciуn, y ellos necesitaban mбs que nada dormir.
Capitulo IX
Habнa pasado un mes tan sуlo cuando Juan dijo que habнa llegado la hora de volver a la Bandada.
-ЎNo estamos preparados! -dijo Enrique Calvino Gaviota-. ЎNi seremos bienvenidos! ЎSomos Exilados! No podemos meternos donde no seremos bienvenidos, їverdad?
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