No solo nuestras acciones pueden influenciar en nuestras emociones sino que, como mencioné antes, nuestro pensamiento también influencia la manera cómo nos sentimos. Podemos atacar los sentimientos desde cualquiera de los lados, o mejor aún, desde ambos lados.
Cómo Cómo Cómo
usted à usted à usted
piensa siente actúa
Si dice: «No puedo cambiar mis sentimientos», se centra directamente sus sentimientos. Usted no puede cambiar sus sentimientos directamente, pero los puede cambiar de forma indirecta al cambiar sus pensamientos y sus acciones.
Ahora, ¿cómo actúo con amor? Jesús nos ayuda en Lucas 6:27-28: «Amen a sus enemigos, hagan bien a quienes los odian, bendigan a quienes los maldicen, oren por quienes los maltratan.» Él nos manda a hacer cuatro cosas específicas.
Primero, dice que amemos a nuestros enemigos. ¿Cómo se ama a alguien que le hiere? Debe ignorar sus faltas. Efesios 4:2 dice: «Siempre humildes y amables, pacientes, tolerantes unos con otros en amor.»
Luego, Jesús también nos manda a «hacer el bien». ¿Cómo se hace bien a personas que ni siquiera le caen bien? Busque formas de ayudarlos. ¿Qué puede hacer para servirles, satisfacer sus necesidades, ayudarlos, beneficiarlos? Usted puede dar. Puede caminar la milla adicional. Le puede ofrecer ayuda práctica. Le puede hacer un favor. Puede descubrir sus verdaderas necesidades y satisfacerlas.
Jesús también dice que bendigamos a quienes nos maldicen. ¿Qué quiere decir esto? Se refiere a la forma en que usted habla de ellos, y a la forma en que le habla a ellos. Una bendición es una palabra positiva que se dice de otros o acerca de otros. Usted no los desprecia, sino que los levanta. Los motiva. Proverbios 12:18 dice: «La lengua del sabio brinda alivio.»
Por último, Jesús nos manda a orar por aquellos que nos maltratan. Orar por las personas no solo las cambiará, sino que también nos cambiará a nosotros. Pero, ¿cómo oramos? Oramos para que Dios bendiga a estas personas que nos están maltratando porque sabemos que la bondad de Dios conduce al arrepentimiento. Quizá Dios bendecirá tanto a estas personas que querrán cambiar. Pero aunque no cambien enseguida, orar por ellos cambiará nuestra actitud hacia ellos.
¿Entiende ahora? El amor es una acción. Primera de Corintios 13 dice que el amor es paciente, bondadoso, y mucho más. En los versículos del cuatro al ocho se enumeran quince acciones. Cuando actúa con amor, cuando es paciente o bondadoso, está mostrando el fruto del Espíritu. El amor no es el primer fruto mencionado, es el fruto. Todos los demás son simples expresiones del amor. El amor es paciente. El amor es bondadoso. El amor es alegre. El amor es la base de todas las acciones positivas.
Primero, debe entender que Dios lo ama. Entonces comienza a sentirlo, no solo de forma intelectual, sino en su corazón. Luego perdona a aquellos que lo hirieron con anterioridad para liberarse del pasado y así poder amar hoy. Después comienza a tener pensamientos amorosos y a actuar de forma amorosa, y los sentimientos comenzarán a llegar.
Espere lo mejor
El último paso para aprender a amar a otros, de alguna forma, es el más difícil: espere lo mejor de ellos. De esa persona que no le cae bien, espere lo mejor. Primera de Corintios 13:7 dice que si usted ama a alguien… siempre creerá y siempre esperará lo mejor de ella. El amor espera lo mejor. ¿Se ha dado cuenta que tendemos a vivir de acuerdo a las expectativas que los otros tienen de nosotros? El padre que siempre dice a su hijo: «Nunca llegarás a nada, eres un tonto», está preparando al hijo para el fracaso.
Cuando esperamos lo mejor, obtenemos lo mejor. Eso es amar por fe. Y amar por fe es la mayor fuerza del mundo. El amor es contagioso, y cambia a la gente. ¡Puede transformar una personalidad!
Usted puede estar pensando: «Bueno, me gustaría cambiar a mi cónyuge.» ¿Quiere saber cómo puede hacerlo? Le puedo dar el secreto en solo una oración. Así es como cambia a cualquiera: sus hijos, su cónyuge, un compañero de trabajo. Trátelos de la forma que quiere que lleguen a ser.¿Quiere que su cónyuge tenga éxito? Trátelo como a una persona de éxito. ¿Quiere que sus hijos sean inteligentes? Trátelos como personas inteligentes, y no estúpidas. Trátelos de la forma que quiere que lleguen a ser. No lo haga como un acto de manipulación, sino porque sinceramente cree en ellos. El amor espera lo mejor.
Ahora puede estar pensando: Bueno, estoy atrapado en un matrimonio que está muerto o muriéndose. No queda chispa alguna. Una vez hubo amor, pero ahora ya no hay amor. Una vez hubo sentimientos, pero ahora no queda nada . Quizá usted oyó esta dolorosa declaración: «Ya no te quiero.» ¿Qué hará al respecto? ¿Terminar el matrimonio? No, usted le pide a Dios que renazcan esos sentimientos de amor.
Experimente el poder resucitador de Dios
En el primer capítulo hablamos del poder resucitador. Este poder levantó a Jesús de los muertos, y también puede resucitar una relación muerta. ¿Cómo reaviva un amor perdido?
«¿Podré aprender a amar a mi cónyuge de nuevo? ¿Podré revivir esos sentimientos que tenía cuando éramos novios? ¿Podrán volver a renacer en mí esos sentimientos?»
Sí, puede hacerlo.
«Pero están muertos y perdidos. Ya no siento nada.»
Usted puede recuperar esos sentimientos si decide tenerlos. No diciendo: «Voy a forzarme para amar.» Así no resulta. Usted no puede forzar un sentimiento. No puede forzar la chispa en su relación, pero puede atacar el problema de forma indirecta pensando y actuando con amor. Sus pensamientos y acciones producirán los sentimientos de amor.
En Apocalipsis 2, Cristo le habla a la iglesia de Éfeso. Les habla acerca del amor que perdieron: su amor por Dios. Ese amor se había convertido en algo frío y sin pasión y seguían de una forma mecánica su compromiso con Dios. Jesús les dijo que siguieran tres pasos para reavivar ese amor. Estos pasos también pueden aplicarse para reavivar cualquier relación. Jesús dijo: «¡ Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio» (Apocalipsis 2:4-5, énfasis del autor).
El primer paso para resucitar el amor es recordar , ¡recuerda de dónde has caído! (v. 5). Reavivar el amor perdido en su matrimonio comienza con pensar en la manera como usted amaba a su cónyuge. Recuerde los tiempos dichosos. Recuerde las cualidades que al principio capturaron su corazón. Debe decidir recordar las experiencias que compartieron juntos, los sucesos que los unieron. Tal vez fue mientras eran novios. Quizá fue al principio de su matrimonio. Quizá fue el nacimiento de un hijo o la compra de su primera casa. Sea cual sea el caso, comience por recordar estas cosas. No recuerde las malas experiencias. Esas son fáciles de recordar. Por el contrario, enfóquese en las cosas buenas que han pasado en su relación.
El segundo paso que Jesús nos pide dar para reavivar el amor es arrepentirse . La palabra arrepentimiento viene de la palabra griega metanoia , la cual significa cambiar su mente, cambiar la forma de pensar. Así que cuando Jesús lo llama al arrepentimiento, le está llamando a comenzar a cambiar su forma de pensar acerca de la persona por la que perdió el amor. Deje de fantasear acerca de lo que pudo ser. Deje de soñar despierto acerca de lo que pudo ser la vida si se hubiera casado con otra persona. Deje de pensar cómo hubiera sido la vida si su cónyuge fuera diferente o hubiera hecho esto o aquello. Deje de torturarse con «¿Qué si?» En esa conversación interna usted se está convenciendo de esos sentimientos infelices. Deje de fantasear y comience a pensar en cosas positivas y verdaderas, de acuerdo a 1 Corintios 13. Si quiere reedificar un amor en su vida, memorice 1 Corintios 13. Medite y comience a actuar de acuerdo con eso.
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