Tome unos minutos ahora mismo para meditar en Isaías 43:2. «Cuando cruces las aguas, yo estaré contigo; cuando cruces los ríos no te cubrirán sus aguas; cuando camines por el fuego, no te quemarás ni te abrasarán las llamas.»
Puede ser que esta semana necesite estos versículos. Están diciendo que, si es un creyente, Dios está con usted y nada puede agobiarlo. Nada lo puede destruir. El diablo no puede. (No tiene suficiente poder.) Otra gente no puede, y Dios no lo hará. ¡Nada lo puede agobiar! No importa por lo que tenga que pasar en la vida, ¡nunca lo pasará solo! ¡ Esto sí es razón para regocijarse!
Desarrolle un entrenamiento espiritual
El gozo es como un músculo. Mientras más lo ejercite, más fuerte será. Déjeme sugerirle cuatro ejercicios que desarrollarán el gozo interior. Haga estas cuatro cosas durante las próximas seis semanas y note la diferencia que habrá en su vida. Le garantizo que usted se convertirá en una persona más positiva y alegre. Hace años dieron resultados en mi vida cuando tomé esta decisión.
Primero, desarrolle la actitud de la gratitud. Primera de Tesalonicenses 5:18 dice: «Den gracias a Dios en toda situación, porque esta es su voluntad para ustedes en Cristo Jesús.» Esta es la actitud de la gratitud. Nótese otra vez que no tenemos que dar gracias por todas las circunstancias, pero debemos estar agradecidos en todas las situaciones.
Los sicólogos dicen que la gratitud es la emoción más saludable. Han Seyle, el padre de los estudios sobre la tensión, dice que la gratitud produce más energía emocional que cualquier otra actitud en la vida. ¿No se ha dado cuenta que es cierto que las personas más agradecidas son las personas más felices que conoce?
Lo desafío a buscar maneras de expresar gratitud esta semana y notará la diferencia. Quizá escriba una nota expresándole su aprecio a alguien. O haga una llamada telefónica para decirle a alguien cuánto significa en su vida. Y no se olvide de expresarle gratitud a Dios. El salmista dice: «El Señor es mi fuerza y mi escudo; mi corazón salta de alegría, y con cánticos le daré gracias.» Si usted no es una persona gozosa, comience por cantar himnos de alabanza a Dios y observe cómo cambia su actitud.
Segundo, cultive el gozo interior al dar. Jesús nos en seña que «Hay más dicha en dar que en recibir» (Hechos 20:35). A muchos les pesa ofrendar. ¿Qué dice la Biblia? «Dios ama al que da con alegría» (2 Corintios 9:7). ¿Por qué? Quizá sea porque cuando ofrendamos es que más nos parecemos a Dios, y él no da a regañadientes.
Además, nuestra ofrenda determina cuánto Dios puede hacer en nuestras vidas. Cuando le ofrendamos con gozo, nos disponemos para recibir libremente de él. En Malaquías 3:10 leemos: «Traigan íntegro el diezmo para los fondos del templo, y así habrá alimento en mi casa. Pruébenme en esto -dice el SEÑOR Todopoderoso-, y vean si no abro las compuertas del cielo y derramo sobre ustedes bendición hasta que sobreabunde.» Ustedes oyeron sobre el Desafío Pepsi, pues bien, este es el ¡Desafío Celestial! No podemos ofrendar más que Dios. Como dijo el piadoso campesino: «Yo paleo para el almacén de Dios y él palea para el mío; y la pala de Dios es más grande.»
La tercera forma para desarrollar el gozo interno es a través del servicio: dé su vida para ayudar a otros. Jesús dijo que debemos perder nuestra vida para salvarla (véase Marcos 8:35). En el libro de Efesios, Pablo nos recuerda: «Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres, sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho» (Efesios 6:7-8). Las personas más felices por lo general están demasiado ocupadas sirviendo y ayudando a otros para preguntarse «¿soy feliz?»
El gozo viene a medida que dejamos de concentrarnos en nosotros mismos para concentrarnos en ayudar a otros. Es posible que en su iglesia haya muchos campos de servicio esperando por alguien como usted para ocuparlos. Pregúntele al pastor o al director de la Escuela Dominical si puede hacer algo para ayudar. ¡Le alegrará a ellos el resto del día… después que recuperen el conocimiento!
El último ejercicio con el propósito de desarrollar el gozo interior es hablarle a otros de Cristo. Jesús dijo que hay gozo en los cielos por un pecador que se arrepiente (véase Lucas 15:10). El gozo más grande que sentí fue cuando entregué mi vida a Jesucristo; mi segundo gozo más grande fue el llevar a otros a él. Imagínese la escena en la gloria: Alguien a quien le testificó viene a usted y le dice: «Quiero agradecerte que te interesaras por mí y me dedicaras tiempo. Estoy aquí porque te preocupaste lo suficiente como para hablarme de Jesús.» Le digo, ese será un momento de regocijo. Pero esa es la culminación del gozo que comienza aquí y ahora cuando usted ayuda en el nacimiento de una nueva criatura en la familia de Dios.
A cada rato me encuentro con un cristiano que dice: «He perdido mi gozo.» La pregunta que quisiera hacer es: «¿Cuándo fue la última vez que guió a alguien a Cristo?» Por lo general transcurrió un tiempo largo. Preocupado por sus compañeros judíos, Pablo dijo: «Hermanos, el deseo de mi corazón, y mi oración a Dios por los israelitas, es que lleguen a ser salvos» (Romanos 10:1). Pídale a Dios que le de una carga como esta.
El gozo es escurridizo porque los mismos ejercicios que lo producen van en contra de lo que nuestra cultura enseña sobre el gozo. Nuestra cultura dice: «Vive para ti y olvídate de los demás.» Sin embargo, nuestro Señor nos dice que el gozo viene al desarrollar una actitud de gratitud y al dar de nuestras posesiones materiales, nuestro tiempo y nuestro conocimiento de las Buenas Nuevas. Lo desafío a probar estos cuatro ejercicios durante seis semanas. Si los practica fielmente, le garantizo que será una persona más gozosa.
5. VIVA EN PAZ EN UN MUNDO DE TENSIÓN
Todos queremos tener tranquilidad mental. Ya sea una persona de negocios encarando presiones debido a las fechas límites en la oficina, un ama de casa tratando de dominar los hijos, o un estudiante tratando de pasar el semestre, todos quieren tener paz mental. Sin embargo, la mayoría de nosotros, si somos sinceros con nosotros mismos, tenemos que admitir que experimentamos más tensión que paz.
¿Qué tan familiarizado está con las tensiones? Le haré una pequeña prueba. Complete cada una de estas oraciones con la palabra apropiada:
Estoy listo a darme por…
Llegué al final de mi…
Soy un paquete de…
Mi vida se está…
Estoy hasta la…
Tengo deseos de renunciar al…
¿Cómo le fue? Si respondió vencido, cuerda, nervios, desmoronando, coronilla y género humano , en ese orden, califíquese con una A+. ¡Usted es un experto en el asunto de la tensión! La mayoría de nosotros repitió estos dichos tan a menudo que ya son parte de nuestra naturaleza.
La tensión es un factor desafortunado de la vida en nuestro mundo moderno. Todos están sufriendo de tensiones. Todos están tensos. Las estadísticas nos dicen que la gente en los Estados Unidos consume quince toneladas de aspirina todos los días. Las ventas de tranquilizantes son las más altas de todos los tiempos. Los libros sobre la paz de la mente se convierten al instante en best-seller.
Tanto estrés no es saludable, nos dicen. ¿Qué tiene esto de nuevo? Eso lo sabemos desde hace siglos. Hace casi tres mil años que Salomón escribió: «El corazón tranquilo da vida al cuerpo, pero la envidia corroe los huesos» (Proverbios 14:30). La Biblia tiene mucho que decir acerca del estrés, y mucho más acerca de su antídoto: la paz mental. Pero, ¿qué es la paz?
Usted necesita tres tipos de paz
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