Lázaro era un buen amigo de Jesús, pero un día se enfermó de gravedad. María y Marta, sus hermanas, enviaron palabra a Jesús diciendo: «Señor, tu amigo querido está enfermo» (Juan 11:3). Y la Biblia dice que cuando Jesús oyó esto, con todo propósito se demoró dos días más antes de salir para Betania. Cuando llegó, Lázaro ya había muerto. Su cuerpo ya estaba sellado en el sepulcro.
Jesús llegó muy tarde. Sin embargo, Jesús sabía que no era demasiado tarde. Caminó hasta el sepulcro y llamó «¡Lázaro, sal fuera!» (Juan 11:43). Ahora usted se da cuenta de que él tuvo que llamar a Lázaro por su nombre, porque si solo hubiera dicho: ¡Sal fuera! ¡Todos los que se habían muerto en el mundo hubieran salido! Así que tenía que ser específico. «¡Lázaro, sal fuera!» Y Lázaro salió… ¡vivo!
¿Cuál es el punto? El punto es este: Dios nunca llega tarde. Siempre está a tiempo. El tiempo de Dios es perfecto. Tal vez no se rija por nuestro horario -normalmente no lo hace- pero nunca llega tarde. Él quiere que confiemos y esperemos en él. El salmista lo pone de esta manera: «Guarda silencio ante el Señor, y espera en él con paciencia» (Salmo 37:7). Anteriormente, en este salmo, el escritor nos enseña a confiar en el Señor, deleitarnos en él, y encomendar nuestros caminos a él. Todos estos son aspectos de la fe y la dependencia. Dios anhela que nosotros confiemos en él por sobre todas las cosas. La paciencia es la evidencia de nuestra fe en él.
¿Por qué debemos ser pacientes? Porque Dios es paciente, y debemos ser como él. Pedro nos exhorta: «Tengan presente que la paciencia de nuestro Señor significa salvación» (2 Pedro 3:15). Dios es paciente. Si somos sus hijos, debemos tener los rasgos familiares. Es por esto que el Espíritu Santo está obrando en nuestras vidas, para desarrollar paciencia en nosotros. Es una parte del carácter de Cristo.
7. REVÍSTASE DE UN POCO DE BONDAD
En nuestro estudio sobre los frutos del Espíritu, vimos el amor, el gozo, la paz y la paciencia. Ahora llegamos al fruto de la bondad. Colosenses 3:12 dice: «Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia.» Nótese la palabra revístanse . De forma literal, la palabra griega significa «ponerse». Lo que Pablo está diciendo aquí es que cuando se despierte por la mañana, debe vestirse espiritual, emocional y físicamente. Cuando se despierta en la mañana y decide qué ponerse, también debe preguntarse: «¿Qué clase de actitud voy a asumir hoy?» Pablo dice que la bondad es una elección. Es algo que puede decidir «ponerse» todos los días.
La bondad es «amor en acción». La bondad es algo que usted hace. Es una expresión práctica de amor. La bondad es algo en lo que puede ejercitarse. No es solo emocional; es visible y activo. Hay una canción que dice: «Busca la necesidad y llénala. Busca el dolor y cúralo.» Eso es la bondad.
Ahora, ¿por qué debemos ser bondadosos? Después de todo, la bondad puede ser un riesgo. Si es bondadoso con otros, lo pueden malentender. Pueden pensar: «¿Por qué esta persona es tan bondadosa con nosotros? ¿En qué se beneficia?» La gente a la cual muestre bondad también puede tomar ventaja de usted. Pueden convertirse en parásitos, en sanguijuelas, con la actitud: «Ah, aquí está el bobo. Voy a sacarle todo el provecho que pueda.»
Entonces, ¿por qué debemos ser bondadosos? Dos razones. Primero, debemos ser bondadosos porque Dios es bondadoso con nosotros. Efesios 2:8 dice: «Porque por gracia ustedes han sido salvados mediante la fe.» La gracia y la bondad siempre van juntas. El poeta Robert Burns dijo que el corazón bondadoso es lo que más se asemeja a Dios. Debemos ser bondadosos porque Dios es bondadoso con nosotros.
La otra razón es porque queremos que los demás sean bondadosos con nosotros. Queremos que nos traten bien. Jesús dijo: «Así que en todo traten ustedes a los demás tal y como quieren que ellos los traten a ustedes» (Mateo 7:12). Si es descortés con otras personas, ellos serán descorteses con usted. Pero si es bondadoso, la mayoría de la gente querrá responderle de la misma forma. Proverbios 21:21 dice: «El que va tras la justicia y el amor halla vida, prosperidad y honra.» Y en Proverbios 11:17 leemos: «El que es bondadoso se beneficia a sí mismo; el que es cruel, a sí mismo se perjudica.» Así que cuando somos bondadosos, realmente nos estamos haciendo un favor.
¿Cómo nos hacemos más bondadosos? ¿Qué significa ser una persona bondadosa? Déjeme sugerirle cinco características de una persona bondadosa.
Sea sensible
Primero, una persona bondadosa es sensible a los demás. Está alerta a las necesidades de quienes le rodean. Se sintoniza con ellos. La bondad siempre empieza con la sensibilidad. Filipenses 2:4 dice: «Cada uno debe velar no sólo por sus propios intereses sino también por los intereses de los demás.» Subraye la palabra velar . La bondad siempre comienza por advertir las necesidades y dolores de los demás.
A menudo en el matrimonio, no estamos conscientes de las necesidades de nuestro cónyuge. Nos hemos hecho insensibles. Dejamos de escuchar. No nos percatamos de la presión por la que está atravesando nuestra pareja. Dicho en forma sencilla, la raíz de muchos de los problemas matrimoniales es la insensibilidad.
Cada persona con la que interactúe en esta semana necesita bondad porque de alguna forma todos estamos dolidos. Aun las personas que se sientan a su alrededor en la iglesia tienen heridas profundas. Lo que sucede es que la mayoría de las veces usted no lo sabe. Así que la bondad comienza con la sensibilidad.
Encontramos un ejemplo de sensibilidad y bondad en la vida del rey David en 2 Samuel 9. David fue coronado rey de Israel luego de la muerte de Saúl, y guió a los israelitas en una serie de victorias militares. Su viejo enemigo Saúl, que durante años lo persiguió, murió. Al hijo de Saúl, Jonatán, también lo mataron. Ahora vea lo que hizo David. Una de sus acciones como rey fue preguntar si quedaba alguien en la familia de Saúl con quien él pudiera ser bondadoso. Encontró a un hombre que era nieto de Saúl, Mefiboset. ¿Le gustaría tener este nombre? Es probable que le llamaran «Fibi» para acortarlo. Además de tener un nombre tan raro, Mefiboset era cojo de los dos pies.
Cuando David lo mandó a buscar, seguramente Mefiboset pensó: Me va a matar por pertenecer a la familia enemiga, la vieja dinastía . Pero note las bondadosas palabras de David: «No temas, pues en memoria de tu padre Jonatán he decidido beneficiarte. Voy a devolverte todas las tierras que pertenecían a tu abuelo Saúl, y de ahora en adelante te sentarás a mi mesa» (2 Samuel 9:7). La respuesta de Mefiboset es interesante: «¿Y quién es este siervo suyo, para que Su Majestad se fije en él? ¡Si no valgo más que un perro muerto!» (v. 8) Al parecer, él tenía una imagen pobre de su persona. Pero el asunto es que David buscó activamente a personas con quienes pudiera ser bondadoso. Fue sensible. En su vida ¿con quién necesita ser bondadoso en esta semana? ¿Con quién debe ser sensible?
Sea de apoyo
Una segunda característica mostrada por las personas bondadosas es el apoyo. Estoy hablando de levantar personas en lugar de destruirlas. Tenga cuidado con lo que dice a la gente. Ofrezca apoyo en sus palabras. Hable de forma bondadosa. Proverbios 15:4 dice: «La lengua que brinda consuelo es árbol de vida; la lengua insidiosa deprime el espíritu.» ¿Le gustaría que lo dejaran caer? Por supuesto que no. A nadie le gusta. Un dicho en inglés, que repiten los niños, dice: «Los palos y las piedras pueden romper mis huesos, pero los sobrenombres no me herirán.» ¡Mentira! ¡Los sobrenombres duelen! Es más, la Biblia dice que la muerte y la vida están en el poder de la lengua. Usted puede destruir una persona con lo que dice. Así que, levante a la gente con sus palabras. A cada persona que encuentre bríndele aliento emocional. Motívelos. Sirva de apoyo.
Читать дальше