Adolfo Casares - El Sueño de los Héroes

Здесь есть возможность читать онлайн «Adolfo Casares - El Sueño de los Héroes» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Sueño de los Héroes: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Sueño de los Héroes»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Las preocupaciones y los temas característicos de los relatos de Adolfo Bioy Casares se dan cita nuevamente en EL SUEÑO DE LOS HÉROES, novela en la que lo fantástico irrumpe en la trivialidad cotidiana de una pandilla de amigos que, durante tres días el carnaval de 1927, recorren los suburbios de Buenos Aires en busca de aventuras y diversiones.

El Sueño de los Héroes — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Sueño de los Héroes», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Soñó que llegaba a un salón, iluminado con velas, donde había una mesa redonda, muy grande, a la que estaban sentados los héroes, jugando a la baraja. No se encontraban allí ni Falucho, ni el sargento Cabral, ni nadie que Gauna pudiera identificar. Había unos mozos medio desnudos, no salvajes, tan blancos de cara y de cuerpo que parecían de yeso; le recordaban el Discóbolo, una estatua que hay en el club Platense. Jugaban a la baraja con naipes de tamaño doble y -otra circunstancia notable- de esos que tienen tréboles y corazones. Los jugadores se disputaban el derecho de subir al trono, vale decir, de ocupar el puesto principal y de ser considerados el primero de los héroes. El trono era un asiento como de salón de lustrar, pero más alto y más cómodo todavía. Gauna advirtió que un camino de alfombra roja, como la que había, según es fama, en el Royal , llevaba directamente hasta el asiento. Cuando procuraba entender todo esto, despertó. Se encontró echado entre estatuas, que, después explicó el rengo, mientras mateaban: eran Jasón y los héroes que lo acompañaron en sus aventuras. Gauna trató de llamar la atención de los muchachos sobre el hecho de que él hubiera soñado con esos héroes antes de saber que existían y antes de ver las estatuas. Pegoraro le preguntó:

– ¿No te dijeron que aburrís cuando contás sueños?

– No sé -contestó Gauna.

– Es tiempo que lo sepas -declaró Pegoraro.

Araujo les pidió que, si no lo tomaban a mal, se retiraran un poco antes de las ocho, hora en que empezaban a llegar los peones y la señorita fea de la oficina. Disculpándose, agregó:

– Nunca falta el que va con el cuento y, ¿quién sabe?, a lo mejor, al patrón no le gusta.

– Con mucho voulez-vous -comentó el doctor- este rengo atrabiliario se permite despacharnos.

El doctor no hablaba en serio; quería, simplemente, mortificar al amigo. Este protestaba:

– No diga eso, doctor. Por mí, quédense.

En un almacén de Montes de Oca al seiscientos se desayunaron con un café con leche completo, con felipes y medialunas. Ya cerca de Constitución, entraron en una casa de baños y, mientras «quedaban como nuevos con unos turcos», según la expresión del doctor, les plancharon y cepillaron la ropa. Almorzaron a todo lujo, en plena Avenida de Mayo; después, en un cinematógrafo, vieron El precio de la gloria , con Barry Norton, y en el Bataclán una revista que «francamente -comentó Pegoraro- no estuvo a la altura».

Comieron en un boliche del Paseo de Julio. Por unas monedas contemplaron vistas de la rambla de Mar del Plata, de la exposición de París de 1889, de unos obesos pugilistas japoneses en tomas y posturas y otras de personas de ambos sexos. Después, en un taxímetro de marca Buick, con la capota abierta, pasearon por los corsos y llegaron al Armenonville. Antes de bajar, Pegoraro marcó unos sietes, con el cortaplumas, en el cuero rojo del tapizado.

– Ya le puse la firma -dijo.

Hubo un momento desagradable, cuando el portero del Armenonville quiso negarles la entrada; pero Gauna le alargó un billete de cinco pesos y ante nuestros héroes se abrieron las puertas de aquel palacio encantado.

XLVIII

Ahora hay que andar despacio, muy cuidadosamente. Lo que he de contar es tan extraño, que si no explico todo con claridad no me entenderán ni me creerán. Ahora empieza la parte mágica de este relato; o tal vez todo él fuera mágico y sólo nosotros no hayamos advertido su verdadera naturaleza. El tono de Buenos Aires, descreído y vulgar, tal vez nos engañó.

Cuando Gauna entró en la fulgurante sala del Armenonville, cuando bordeó el lento y vivo tejido de máscaras que bailaban algún vago fox imitado de algún vago fox de los años anteriores, cuando olvidó su propósito, creyó que el buscado milagro estaba ocurriendo; creyó que la anhelada recuperación del estado de ánimo de 1927 por fin se producía y no sólo se producía en él sino también en sus amigos. Dirán algunos que nada muy extraño hay en todo esto; que él se había preparado psicológicamente, primero buscando esa recuperación y luego olvidándola, como quien deja una puerta abierta; y que también físicamente se había preparado, ya que el cansancio, al cabo de andar tres días completos bebiendo y trasnochando por los carnavales, debía de ser parecido en las dos ocasiones; y que por último, el Armenonville, tan lujoso, tan intenso de luz, de música y de máscaras, era un sitio único en su experiencia. Por cierto que esto no parece la descripción de un hecho mágico sino la descripción de un hecho psicológico; parece la descripción de algo que sólo hubiera ocurrido en el ánimo de Gauna y cuyos orígenes habría que buscarlos en el cansancio y en el alcohol. Pero me pregunto si después de esta descripción no quedan sin explicar algunas circunstancias de la última noche. Me pregunto también si tales circunstancias no serán inexplicables o, por lo menos, mágicas.

Después de unos minutos encontraron mesa. Cada uno examinó el sombrero de fantasía que tenía sobre la servilleta. Ante la hilaridad de los muchachos y la indiferencia del doctor, Pegoraro se probó el suyo; los demás los apartaron, con intención de llevarlos a casa como recuerdo.

Brindaron con champagne y, al levantar la copa, ¿a quién vio Gauna, bebiendo junto al mostrador? Como él se dijo, es para no creerlo: a uno de los muchachitos del Lincoln, al rubio cabezón que en 1927 apareció en ese mismo local. Gauna no dudó de que si buscaba un poco más encontraría a los tres restantes: al de la guardia de boxeador y de las piernas cambadas; al pálido y alto; al de la cara de prócer del libro de Grosso. Volvió a llenar la copa y volvió a vaciarla, dos veces. Pero ¿es necesario recordar con quién llegaron al Armenonville esos muchachitos, en la noche del 27? Por cierto que no y por cierto que ante los incrédulos y absortos ojos de Gauna, contra el mismo mostrador, hacia la derecha, con un vestido de dominó idéntico al que llevaba en el 27, estaba, inconfundiblemente, la máscara.

XLIX

A pesar de haberla previsto, la aparición lo turbó tanto que se preguntó si no sería una ilusión provocada por el alcohol. Indudablemente, no creía en esto -la presencia, la realidad, eran evidentes- pero, cualquiera que fuese la causa, estaba muy conmovido y esas dos últimas copas de champagne lo habían afectado más que todas las grapas y todas las cañas anteriores. Por eso no trató de levantarse; agitó repetidamente una mano para llamar la atención de la máscara. Esperaba que ésta lo reconociera y fuese a sentarse con él.

Mirando alternativamente a la máscara y a Gauna, Pegoraro comentó.

– No lo ve.

– Yo me pregunto cómo hace para no verlo -contestó Maidana.

– La pura verdad -convino Pegoraro-, Gauna se mueve tanto que ya marea.

Concienzudamente, Maidana declaró:

– Para mí que la del mostrador lo confunde con el hombre invisible.

Gauna, abstraído, se dijo: ¿Y si no fuera ella? En sus cavilaciones de borracho llegó a una perplejidad casi filosófica. Primero pensó que ese dominó y ese antifaz podían depararle una desilusión. Después, con alguna angustia, entrevió una alternativa que le pareció original, aunque tal vez no lo fuera: eliminados el dominó y el antifaz, nada quedaba de la máscara de 1927, ya que esos atributos eran lo más concreto de su recuerdo. Desde luego, estaba el encanto, pero ¿cómo precisar en la memoria una esencia tan vaga y tan mágica? Ignoraba si este pensamiento debía confortarlo o desesperarlo.

El mocito rubio se arrimó a la muchacha; dilatándose y frunciéndose en visajes, la miraba embelesado; la muchacha sonreía también, pero probablemente a causa del antifaz la expresión era más ambigua. ¿O esa ambigüedad sólo existía en su imaginación? Ahora el rubio la sacó a bailar. La sala era enorme; se necesitaba mucha atención para seguirlos con la vista entre los bailarines. A pesar del decaimiento que le había entrado, no la perdería. Se acordó entonces de una tarde en Lobos, cuando era chico, en que seguía en el cielo, a través de las nubes, a la luna; estaban armando un molino y él se había encaramado en la torre todavía trunca; jugaba a pronosticar el momento en que la luna reaparecería entre los nubarrones, naturalmente acertaba, se alegraba y sentía una agradable confianza en las facultades adivinatorias que imaginaba descubrir en sí mismo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Sueño de los Héroes»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Sueño de los Héroes» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Sueño de los Héroes»

Обсуждение, отзывы о книге «El Sueño de los Héroes» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x