• Пожаловаться

Ernesto Sabato: Sobre héroes y tumbas

Здесь есть возможность читать онлайн «Ernesto Sabato: Sobre héroes y tumbas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

libcat.ru: книга без обложки

Sobre héroes y tumbas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sobre héroes y tumbas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Sobre héroes y tumbas es una novela escrita por el escritor argentino Ernesto Sabato, de quien sea quizá su obra más conocida. Publicada en 1961, ésta irrumpe en el panorama de la literatura latinoamericana aglutinando una variedad de elementos que la distinguen entre las ficciones de América del Sur. De este modo, es frecuentemete considerada como una novela total, con rasgos de surrealismo inusitados en la literatura latinoamericana (especialmente en la sección de "El Informe sobre ciegos"). Buena parte de su trama puede insertarse también en la tradición de la Bildungsroman ("novela de formación") de la que se cuentan varios ejemplos en la literatura alemana. Por otro lado, la descripción de una familia retratada a través de una largo lapso temporal con tintes decadentes, emparenta temáticamente esta novela con las ficciones de Faulkner y García Márquez.

Ernesto Sabato: другие книги автора


Кто написал Sobre héroes y tumbas? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Sobre héroes y tumbas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sobre héroes y tumbas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al principio sufrió mucho, pensando día y noche en ella. Trató de dibujar su cara, pero le resultaba algo impreciso, pues en aquellos dos encuentros no se había atrevido a mirarla bien sino en contados instantes; de modo que sus dibujos resultaban indecisos y sin vida, pareciéndose a muchos dibujos anteriores en que retrataba a aquellas vírgenes ideales y legendarias de las que había vivido enamorado. Pero aunque sus bocetos eran insípidos y poco definidos, el recuerdo del encuentro era vigoroso y tenía la sensación de haber estado con alguien muy fuerte, de rasgos muy marcados, desgraciado y solitario como él. No obstante, el rostro se perdía en una tenue esfumadura. Y resultaba algo así como una sesión de espiritismo, en que una materialización difusa y fantasmal de pronto da algunos nítidos golpes sobre la mesa.

Y cuando su esperanza estaba a punto de agotarse, recordaba las dos o tres frases clave del encuentro: "Pienso que no debería verte nunca. Pero te veré porque te necesito". Y aquella otra: "No te preocupes. Ya sabré siempre cómo encontrarte".

Frases -pensaba Bruno- que Martín apreciaba desde su lado favorable y como fuente de una inenarrable felicidad, sin advertir, al menos en aquel tiempo, todo lo que tenían de egoísmo.

Y claro -dijo Martín que entonces pensaba-, ella era una muchacha rara ¿y por qué un ser de esa condición había de verlo al otro día, o a la semana siguiente? ¿Por qué no podían pasar semanas y hasta meses sin necesidad de encontrarlo? Estas reflexiones lo animaban. Pero más tarde, en momentos de depresión, se decía: "No la veré más, ha muerto, quizá se ha matado, parecía desesperada y ansiosa". Recordaba entonces sus propias ideas de suicidio. ¿Por qué Alejandra no podía haber pasado por algo semejante? ¿No le había dicho, precisamente, que se parecían, que tenían algo profundo que los asemejaba? ¿No sería esa obsesión del suicidio lo que habría querido significar cuando habló del parecido? Pero luego reflexionaba que aun en el caso de haberse querido matar lo habría venido a buscar antes, y se le ocurría que no haberlo hecho era una especie de estafa que le resultaba inconcebible en ella.

¡Cuántos días desolados transcurrieron en aquel banco del parque! Pasó todo el otoño y llegó el invierno. Terminó el invierno, comenzó la primavera (aparecía por momentos, friolenta y fugitiva, como quien se asoma a ver cómo andan las cosas, y luego, poco a poco, con mayor decisión y cada vez por mayor tiempo) y paulatinamente empezó a correr con mayor calidez y energía la savia en los árboles y las hojas empezaron a brotar; hasta que en pocas semanas, los últimos restos del invierno se retiraron del parque Lezama hacia otras remotas regiones del mundo.

Llegaron después los primeros calores de diciembre. Los jacarandaes se pusieron violetas y las tipas se cubrieron de flores anaranjadas.

Y luego aquellas flores fueron secándose y cayendo, las hojas empezaron a dorarse y a ser arrastradas por los primeros vientos del otoño. Y entonces -dijo Martín- perdió definitivamente la esperanza de volver a verla.

V

La "esperanza" de volver a verla (reflexionó Bruno con melancólica ironía). Y también se dijo: ¿no serán todas las esperanzas de los hombres tan grotescas como éstas? Ya que, dada la índole del mundo, tenemos esperanzas en acontecimientos que, de producirse sólo nos proporcionarían frustración y amargura; motivo por el cual los pesimistas se reclutan entre los ex esperanzados, puesto que para tener una visión negra del mundo hay que haber creído antes en él y en sus posibilidades. Y todavía resulta más curioso y paradojal que los pesimistas, una vez que resultaron desilusionados, no son constantes y sistemáticamente desesperanzados, sino que, en cierto modo, parecen dispuestos a renovar su esperanza a cada instante aunque lo disimulen debajo de su negra envoltura de amargados universales, en virtud de una suerte de pudor metafísico; como si el pesimismo, para mantenerse fuerte y siempre vigoroso, necesitase de vez en cuando un nuevo impulso producido por una nueva y brutal desilusión.

Y el mismo Martín (pensaba mirándolo, ahí, delante de él), el mismo Martín, pesimista en cierne como corresponde a todo ser purísimo y preparado a esperar Grandes Cosas de los hombres en particular y de la Humanidad en general, ¿no había intentado ya suicidarse a causa de esa especie de albañal que era su madre? ¿No revelaba ya eso que había esperado algo distinto y seguramente maravilloso de aquella mujer? Pero (y eso todavía era más asombroso) ¿no había vuelto, después de semejante desastre, a tener fe en las mujeres al encontrarse con Alejandra?

Ahí estaba ahora aquel pequeño desamparado, uno de los tantos en aquella ciudad de desamparados. Porque Buenos Aires era una ciudad en que pululaban, como por otra parte sucedía en todas las gigantescas y espantosas babilonias.

Lo que pasa (pensó) es que a primera vista no se los advierte, o porque por lo menos resulta que buena parte de ellos no lo parecen a primera vista, o porque en muchos casos no lo quieren parecer. Y porque, al revés, grandes cantidades de seres que pretenden serlo contribuyen a confundir aun más el problema y hacer que uno crea al final que no hay desamparados verdaderos.

Porque, claro, si a un hombre le faltan las piernas o los dos brazos, todos sabemos, o creemos saber, que ese hombre es un desvalido. Y en ese mismo instante ese hombre empieza a serlo menos, pues lo hemos advertido y sufrimos por él, le compramos peines inútiles o fotos de colores de Carlitos Gardel. Y entonces, ese mutilado al que le faltan las piernas o los dos brazos deja de ser parcial o totalmente la clase de desamparado total en que estamos pensando, hasta el punto de que lleguemos a sentir luego un oscuro sentimiento de rencor, quizá por los infinitos desamparados absolutos que en ese mismo instante (por no tener la audacia o la seguridad y hasta el espíritu de agresión de los vendedores de peines y de retratos en colores) sufren en silencio y con dignidad suprema su suerte de auténticos desdichados.

Como esos hombres silenciosos y solitarios que a nadie piden nada y con nadie hablan, sentados y pensativos en los bancos de las grandes plazas y parques de la ciudad: algunos, viejos (los más obviamente desvalidos, hasta el punto de que ya nos deben preocupar menos y por las mismas razones que los vendedores de peines), esos viejos con bastones de jubilados que ven pasar el mundo como un recuerdo, esos viejos que meditan y a su manera acaso replantean los grandes problemas que los pensadores poderosos plantearon sobre el sentido general de la existencia, sobre el porqué y el para qué de todo: casamientos, hijos, barcos de guerra, luchas políticas, dinero, reyes y carreras de caballos o de autos; esos viejos que indefinidamente miran o parecen mirar a las palomas que comen granitos de avena o de maíz, o a los activísimos gorriones, o, en general, a los diferentes tipos de pájaros que descienden sobre la plaza o viven en los árboles de los grandes parques. En virtud de ese notable atributo que tiene el universo de independencia y superposición: de modo que mientras un banquero se propone realizar la más formidable operación con divisas fuertes que se haya hecho en el Río de la Plata (hundiendo de paso al Consorcio X o la temible Sociedad Anónima Y) un pajarito, a cien pasos de distancia de la Poderosa Oficina, anda a saltitos sobre el césped del Parque Colón, buscando aquí alguna pajita para su nido, algún grano perdido de trigo o de avena, algún gusanito de interés alimenticio para él o para sus pichones; mientras en otro estrato aún más insignificante y en cierto modo más ajeno a todo (no ya al Grandioso Banquero sino al exiguo bastón de jubilado), seres más minúsculos, más anónimos y secretos, viven una existencia independiente y en ocasiones hasta activísima: gusanos, hormigas (no sólo las grandes y negras, sino las rojizas chiquitas y aun otras más pequeñas que son casi invisibles) y cantidades de otros bichitos más insignificantes, de colores variados y de costumbres muy diversas. Todos esos seres viven en mundos distintos, ajenos los unos a los otros, excepto cuando se producen las Grandes Catástrofes, cuando los Hombres, armados de Fumigadores y Palas, emprenden la Lucha contra las Hormigas (lucha, dicho sea de paso, absolutamente inútil, ya que siempre termina con el triunfo de las hormigas), o cuando los Banqueros desencadenan sus Guerras por el Petróleo; de modo que los infinitos bichitos que hasta ese momento vivían sobre las vastas praderas verdes o en los apacibles submundos de los parques, son aniquilados por bombas y gases; mientras que otros más afortunados, de las razas invariablemente vencedoras de los Gusanos, hacen su agosto y prosperan con enorme rapidez, al mismo tiempo que medran, allá arriba, los Proveedores y Fabricantes de Armamentos.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sobre héroes y tumbas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sobre héroes y tumbas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Juan Saer: Lo Imborrable
Lo Imborrable
Juan Saer
Daniel Pennac: Como una novela
Como una novela
Daniel Pennac
Carlos Cañeque: Quién
Quién
Carlos Cañeque
Ernesto Sabato: Antes Del Fin
Antes Del Fin
Ernesto Sabato
Ernesto Sabato: El Túnel
El Túnel
Ernesto Sabato
Отзывы о книге «Sobre héroes y tumbas»

Обсуждение, отзывы о книге «Sobre héroes y tumbas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.