Ernesto Sabato - Sobre héroes y tumbas

Здесь есть возможность читать онлайн «Ernesto Sabato - Sobre héroes y tumbas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sobre héroes y tumbas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sobre héroes y tumbas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Sobre héroes y tumbas es una novela escrita por el escritor argentino Ernesto Sabato, de quien sea quizá su obra más conocida. Publicada en 1961, ésta irrumpe en el panorama de la literatura latinoamericana aglutinando una variedad de elementos que la distinguen entre las ficciones de América del Sur. De este modo, es frecuentemete considerada como una novela total, con rasgos de surrealismo inusitados en la literatura latinoamericana (especialmente en la sección de "El Informe sobre ciegos"). Buena parte de su trama puede insertarse también en la tradición de la Bildungsroman ("novela de formación") de la que se cuentan varios ejemplos en la literatura alemana. Por otro lado, la descripción de una familia retratada a través de una largo lapso temporal con tintes decadentes, emparenta temáticamente esta novela con las ficciones de Faulkner y García Márquez.

Sobre héroes y tumbas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sobre héroes y tumbas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Martín la notaba abstraída y cuando él hacía algún comentario ella decía: ¿Eh? ¿Cómo? Cada cierto tiempo consultaba el reloj.

– ¿Qué tenés que hacer?

Ella lo miró como si no hubiera entendido la pregunta. Martín se la repitió y entonces ella respondió:

– A las ocho tengo que estar en otra parte.

– ¿Lejos? -preguntó Martín, temblorosamente.

– No -respondió ella, con vaguedad.

X

La vio alejarse con tristeza.

Era un día de comienzos de abril, pero el otoño empezaba ya a anunciarse con signos premonitorios, como esos nostálgicos ecos de trompa -pensaba- que se oyen en el tema todavía fuerte de una sinfonía, pero que (con cierta indecisa, suave pero creciente insistencia) ya nos están advirtiendo que aquel tema está llegando a su fin y aquellos ecos de remotas trompas se harán cada vez más cercanos, hasta convertirse en el tema dominante. Alguna hoja seca, el cielo ya como preparándose para los largos días nublados de mayo y de junio, anunciaban que la estación más hermosa de Buenos Aires se acercaba en silencio. Como si después de la pesada estridencia del verano, el cielo y los árboles empezaran a asumir ese aire de recogimiento de las cosas que se preparan para un extenso letargo.

XI

Sus pasos lo llevaban mecánicamente al bar, pero su mente seguía con Alejandra. Y con un suspiro de alivio, como al llegar a un puerto conocido después de un viaje ansioso y lleno de peligros, oyó que Tito decía este paí ya no tiene arreglo, golpeando sobre la Crítica , acaso probando algo que acababan de discutir, mientras Poroto decía es que lo rodea propio una maffia y Chichín, repasando un vaso detrás del mostrador, con su gorra como si se dispusiera a salir, decía hace mal en no darle una patada a todo eso tipo, mientras Tito (furioso, desalentado, con invencible escepticismo de argentino), arreglándose la corbata raída y señalándose luego el pecho con su índice, confirmaba te lo dice Humberto J. D'Arcángelo. Momento en que el nuevo (¿Peruzzi, Peretti?), con su relamido saquito a la italiana, impecable y perfumado, en castellano de recién llegado dijo que él estaba de acuerdo con el señor D'Arcángelo y que llamaba la atención el estado ruinoso, por ejemplo, de los tranvías, y que era inconcebible a esta altura del siglo veinte que en una ciudad como Buenos Aires hubiera todavía esa clase de armatostes. Momento en que Humberto J. D'Arcángelo, que lo miraba con contenida indignación, dijo con estudiada e irónica cortesía (ajustándose la corbata): Seré curioso, diga: allá, en su patria, ¿no hay má tranvía?, pregunta a la que el jovenzuelo Peruzzi o Peretti respondió que se habían ido retirando del centro de las ciudades y que, por lo demás, eran tranvías rapidísimos, modernos, limpios, aerodinámicos, como en general todo el sistema de transporte. ¿Sabían ellos que el directísimo Génova-Nápoles había batido todos los récords internacionales de velocidad? Mientras que acá, para ser sincero, acá los trenes daban lástima y hasta risa, como bien había reconocido el señor D'Arcángelo hacía un momento; motivo por el cual debe de haber recibido con considerable asombro la reacción del mismo señor D'Arcángelo que, golpeando con su mano esquelética sobre la primera plana de Critica, en que a ocho columnas se leía el triunfo de Fangio en Reims, casi gritó: ¿Y éste también e italiano?, pregunta que el joven Peruzzi o Peretti, tan sorprendido, como si alguien que le ha pedido amablemente fuego sacase una pistola para asaltarlo, empezó a responder con balbuceos, balbuceos que Tito, temblando de rabia, con una voz casi inaudible a fuerza de ser tensa y contenida, dijo: Mire, maestro, Fangio e argentino, aunque sea hijo de italiano como yo o Chichín o el señor Lambruschini, argentino y a mucha honra, hijo de eso italiano de ante que venían a la bodega de lo barco y que despué laburaban cincuenta año sin levantar la cabeza y todavía estaban agradecido a la América y lo hijo miraban con orgullo la bandera azul y blanca, no como eso italiano que vienen ahora y se pasan el día criticando el paí: que si lo bache, que si lo tranvía, que si lo trene, que si la basura, que si ese maldito clima de Bueno Saire, que si la húmeda, que si a Milán la cosa son así o asau, que si la mujere de aquí no son elegante, y si má no viene agarran y hasta hablan mal de lo bife. Ahora yo me pregunto y pregunto a la distinguida concurrencia ¿por qué si se sienten tan mal a este paí no chapan la valija y se mandan mudar? ¿Por qué no se vuelven a Italia, si aquello e el paraíso que dicen? ¿Qué me quieren representar, digo yo, toda esta sarta de jefe, de dotore, de ingeniero? Y levantándose furioso, y acomodándose la corbata dobló la Crítica , le gritó a Martín ¡Vamo en casa, pibe! y salió sin saludar a nadie.

XII

Martín se separó de Tito a la salida del bar y empezó a caminar hacia el parque. Subió por las escaleras de la antigua quinta, sintió una vez más el fuerte olor a orina seca que siempre sentía al pasar por allí y se sentó en el banco frente a la estatua, donde volvía cada vez que aquel amor parecía hacer crisis. Largo rato quedó meditando en su suerte y atormentándose con la idea de que en ese momento Alejandra estaba con otro. Se recostó y se abandonó a sus pensamientos.

XIII

Al otro día Martín llamó a la única persona que podía ver en lugar de Alejandra: el único puente hacia aquel territorio desconocido, puente accesible pero que terminaba en una región brumosa y melancólica. Aparte de que su pudor, y el de Bruno, le impedía hablar de lo único que le interesaba.

Lo citó en La Helvética.

– Tengo que verlo al padre Rinaldini, pero iremos juntos.

Le explicó que estaba muy enfermo y que él acababa de hacer una gestión ante monseñor Gentile para ver si le permitían volver a La Rioja. Pero los obispos lo odiaban y era justo decir que Rinaldini hacía todo lo posible para lograrlo.

– Algún día, cuando se muera, se va a hablar mucho de él. Es el mismo caso de Galli Mainini. Porque en este país de resentidos sólo se empieza a ser un gran hombre cuando se deja de serlo.

Caminaban por la calle Perú; apretándole un brazo, Bruno le señaló a un hambre que caminaba delante de ellos, ayudado con un bastón.

– Borges.

Cuando estuvieron cerca, Bruno lo saludó. Martín se encontró con una mano pequeña, casi sin huesos ni energía. Su cara parecía haber sido dibujada y luego borrada a medias con una goma. Tartamudeaba.

– Es amigo de Alejandra Vidal Olmos.

– Caramba, caramba… Alejandra… pero muy bien.

Levantaba las cejas, lo observaba con unos ojos celestes y acuosos, con una. cordialidad abstracta y sin destinatario preciso, ausente.

Bruno le preguntó qué estaba escribiendo.

– Bueno, caramba… -tartamudeó, sonriendo con un aire entre culpable y malicioso, con ese aire que suelen tomar los paisanos argentinos, irónicamente modesto, mezcla de secreta arrogancia y de aparente apocamiento, cada vez que se les pondera un pingo o su habilidad para trenzar tientos-. Caramba… y bueno…, tratando de escribir alguna página que sea algo más que un borrador, ¿eh, eh?…

Y tartamudeaba haciendo una serie de tics bromistas con la cara.

Y mientras caminaban hacia la casa de Rinaldini, Bruno lo veía a Méndez diciendo sarcásticamente: ¡Conferenciante para señoras de la oligarquía! Pero todo era mucho más complejo de lo que imaginaba Méndez.

– Es curioso la calidad e importancia que en este país tiene la literatura fantástica -dijo-. ¿A qué podrá deberse?

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sobre héroes y tumbas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sobre héroes y tumbas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Sobre héroes y tumbas»

Обсуждение, отзывы о книге «Sobre héroes y tumbas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x