Miguel Asturias - El Papa Verde

Здесь есть возможность читать онлайн «Miguel Asturias - El Papa Verde» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Papa Verde: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Papa Verde»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Esta es la segunda parte de la trilogia que integran los libros Viento fuerte, El papa verde y Los ojos de los enterrados añade una aguda intención social a esos valores poético – mitológico y a esa observación de una realidad política.
En una plantación bananera de la zona del Caribe, Asturias retrata a uno de los personajes más apasionantes de la novela hispanoamericana, uno de esos aventureros norteamericanos de recio carácter, individualistas de temperamento casi renacentista, que se apodera de una sociedad frutera, despojando e primer término a los cultivadores y luego a los mismos capitalistas de la compañía.
Obra de arte y documento, pintura de un personaje excepcional y de una situación humana y social, El papa verde ocupa un lugar incomparable en el universo que Asturias ha construido pacientemente, brillantemente, con cada uno de sus libros.

El Papa Verde — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Papa Verde», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Pues muy bien…

– ¿Y cuándo sale para Chicago?

– Sólo espero una llamada telefónica; y ya en el plano de la confianza que usted me inspira -se ve que es leal como su mano abierta-, conviene que sepa que el actual presidente de la Compañía es un peligro para nuestra causa. Simpatiza demasiado con el grupo de la «Frutamiel» y no conviene que nos vaya a hacer una trastada. Lo ideal sería que usted también se viniera conmigo a Chicago, pero quién lo arranca de la costa.

– Tiempo no ha de faltar, míster Maker, y si Dios no dispone otra cosa, cuando ganemos el punto, me llego a visitar por allá, me voy a meter con usted al hormiguero, porque esas ciudades deben ser como negrear la tierra cuando se alborota a las hormigas.

– ¿Y qué hay de la costa? ¿Qué me cuenta?

– La única noticia de por allá es lo del telegrafista. Se suicidó. Diz que estaba en connivencia con unos submarinos japoneses. Al menos es lo que quieren hacer aparecer. Y dejó una carta en la que culpaba a la «Tropical Platanera» de haberle pagado para cometer esa tropelía.

– Si alguien le pagó debe haber sido la «Frutamiel Company».

– Pero ésa está en el otro Estado…

– Está en todas partes… Esas compañías son todopoderosas y operan donde menos se piensa. Va a ver cómo resulta cierto que son los de la «Frutamiel».

– Me marcho antes de que me corretee… No fue visita, sino un día de campo… Lo que tiene que dejarme dicho es cómo le mandamos los votos.

– Un simple cable… Y de su hijo no tenga pena, en cuanto regresen del paseo con Boby, se lo mando dejar en mi automóvil con el chófer… Y muchas gracias… Hasta la vista…

Otra de las visitas que Maker Thompson esperaba esa mañana apareció en el jardín. Avanzaba por un sendero de arena blanca, espejeante bajo el sol, entre arbustos ornamentales, flores y alfombras de césped. De cerca se le vio mejor. Un hombre sin sombrero. Alto, fortachón, vestido de gris claro, zapatos de color café, camisa azul, a rayas horizontales en la pechera y cuello blanco, postizo, exageradamente alto, besándose los lóbulos carnosos de las orejas. A causa de los callos andaba como sobre patines de ruedas.

– No se dé prisa, don Herbert, no se dé prisa… -le gritó en broma Geo Maker al saludarlo de lejos, tras encender un cigarrillo con su llameante encendedor de oro.

– Noticias favorables -le anunció don Herbert al entrar. Andaba como sentado, procurando no asentar más que los talones y con un gran movimiento de brazos para guardar equilibrio-. Mi hijo Isidoro volvió con su yate de un largo recorrido por los mares de la China y no solamente él, sino sus amigos y los amigos de sus amigos, es decir, casi todos los principales accionistas de California, votaron por usted.

– Espléndido, don Herbert… ¿No se sienta?…

– Odio estar sentado…

Y en efecto, siempre se le veía de pie y como masticando, ora porque rumiara alguna jugada de bridge , al compás de la cadena del reloj que envolvía y desenvolvía en el índice al hacerlo girar en espiral o porque redujera a pedacitos unas semillas secas que le servían de pretexto para aquel continuo batir de sus mandíbulas.

– El hombre es usted, Geo Maker Thompson, y lo vamos a oponer a los avances de la «Frutamiel Company». Hay que evitar que nos desplacen de la dirección de la Compañía. Y oportunidades estamos perdiendo desde la otra vez, cuando usted renunció a la presidencia.

– Hace tantísimos años, don Herbert, que no vale la pena recordarlo.

– Para mí, como si hubiera sido ayer; y por eso, a pesar de los años, me hago siempre la pregunta de por qué renunció usted. Sé de sobra las razones que tuvo, pero, qué quiere, me complace pensar en que tal vez hubo otra. El amor propio no basta a explicar su renuncia. Será porque para nosotros no existe el amor propio y al que entre nosotros lo tiene gritamos que lo crucifiquen y lo crucifican…

– La única razón, sin embargo…

– No me diga eso, Maker Thompson. Iba a coronar su vertiginosa carrera de capitán de empresa, traía del Caribe el nombre del filibustero que prefirió ser plantador de bananos, el nombre con que los voceadores de los periódicos de Chicago barrieron en esos días su ciudad natal… El Papa Verde… ¡Cómo iba a renunciar por amor propio!… Yo trabajaba en la oficina de unos diamanteros de Borneo, gente con olor a cuerno caliente y vidrio cortado. Lo recuerdo como si fuera hoy. «¡Banana's King!»… «¡Green Pope!»… «¡Banana's King!»… «¡Green Pope!»…, gritaban los voceadores y muchas noches me revolqué en la cama helada oyendo hasta dormirme el «¡Banana's King!»… «¡Gree Popel»… sin saber que era la fortuna que me llamaba a voces. Con mis pocos ahorros compré las primeras acciones y no quiera saber usted mi desesperación cuando se dio la noticia de que el fabuloso señor de los trópicos se retiraba a la vida privada. Lo maldije, escupí su retrato, y me di a averiguar el porqué.

– Al fracasar mi proyecto de anexarnos estas tierras, renuncié; no me quedaba otro camino. Pero, don Herbert, a qué recordar cosas que ya no son ni recuerdos.

– ¡Modestia a base de olvido, no! ¿Cómo vamos a callar que de tierras selváticas, al poner usted la planta en la costa atlántica, surgen emporios, verdaderos emporios?

Por los ojos del viejo Maker, el humo de su cigarrillo se trenzaba como una vena aérea sobre su frente; cruzó desleída por el tiempo la figura implume del manco Jinger Kind -apenas un muñeco- y sonrió medio despegando los labios carnosos, sonrisa apenas perceptible, al recordar aquella discusión que paró en el más gracioso juego de palabras, averiguando qué eran, «Emporialistas» o «Imperialistas».

– ¿Cómo quiere usted que olvidemos, Maker Thompson, su energía y decisión en su lucha contra el nativo, la peor plaga de estas tierras? Trataba de competir con nosotros en los embarques de frutas. Sólo usted pudo domarlos, imponer el uso del inglés, hacer obligatorio el dólar con exclusión de su moneda y que cayera en desuso la bandera nacional.

Don Herbert Krifl sacó el pañuelo para sonarse -fino de Italia-, lo hizo un burujo para abarcar la narizota colgante, sonóse con fuerza -más de una de las semillas que masticaba salió expelida- y siguió hablando.

– ¿Cómo olvidar una política financiera tan atrayente, en que su audacia no conoce límites? Todo el mundo recuerda. Tan atrayente. Le entregan los ferrocarriles del país sin desembolsar un solo céntimo, con lo cual el transporte rápido y barato de nuestra riqueza bananera de las plantaciones al puerto de embarque, por noventa y nueve años, y como si eso fuera poco, la entrega de los ferrocarriles se nos hace con la cláusula, ¡única en el mundo!, en que se estipula que usado por nosotros por noventa y nueve años, al devolvérselos al gobierno, éste los comprará al costo… al costo de qué si a nosotros no nos costaron nada, ni las gracias, porque no se las hemos dado, no se las daremos, por no ser caso de agradecer, ya que al final vamos a tenerles que vender lo que ellos nos regalaron… Parece cuento…

Don Herbert Krill entre discursear y mover las quijadas masca y masca, y envolver y desenvolver la leopoldina de oro macizo alrededor del índice, no advertía la contrariedad, el malhumor, el disgusto con que Maker Thompson le escuchaba.

Y si lo notaba no hacía caso, dispuesto al puntapié antes que dejar de mover la lengua escarbando en la memoria de su amigo a fin de poder leerle en los ojos, en el gesto, en el aliento, en el desasosiego, lo que le indujo a renunciar ha tantos años a la Presidencia de la Com pañía, cuando él era un simple empleado de una oficina de diamanteros, de Borneo. «¡Banana's King!» «¡Green Pope!»… «¡Banana's King!»… «¡Green Pope!»…

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Papa Verde»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Papa Verde» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Papa Verde»

Обсуждение, отзывы о книге «El Papa Verde» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x