Xavier Velasco - Diablo Guardian

Здесь есть возможность читать онлайн «Xavier Velasco - Diablo Guardian» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Diablo Guardian: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Diablo Guardian»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

El sepelio de Violetta o Rosa del Alba Rosas Valdivia es observado por Pig, escritor compulsivo, perfeccionista, y sin carrera literaria. Pig cede la palabra a la muerta y hace narrar a Violetta, que cuenta su historia en primera persona. Desde niña, el personaje tiene dos diferentes apelativos y una vocación de lo que ella entiende por la palabra puta que cobra diferentes significados durante toda su vida (mismos que ella lleva a la práctica). La niña vive en un ambiente de mentira (su padre tiñe de rubio la cabellera de cada uno de los integrantes de la familia desde los primeros años de la infancia). Las apariencias rigen a la familia de Violetta. El papá planea un robo a la madre, que a su vez ha estado robando a la Cruz Roja y guarda el dinero en una caja fuerte en el clóset. La jovencita-niña empieza a vivir aventuras desde que se escapa de su casa con los cien mil dólares robados. Contrata a un taxista anciano para que viaje con ella por avión y a partir de ese momento, manipulará a los demás. Cruza la frontera con los Estados Unidos, siempre usando a alguien, comprando favores y voluntades. Como todos los hombres que se topan con Violetta, Pig también es usado por ella, que lo domina como escritor y le exige escribir la novela en que ella aparece. Una obra divertida, sin concesiones, despiadada como observación de la sociedad y de los individuos, que tiene el buen gusto artístico de no caer en sentimentalismos o en?denuncias?. Una novela de la globalización.

Diablo Guardian — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Diablo Guardian», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Entonces yo decía, ya con mayor razón: Soy una puta. Acuérdate que según yo lo puta me salía al hacer trampas, no al quitarme la ropa. Y el chiste era que al niño no le había dejado otra salida. Además, yo sabía por mi mamá que en su casa el jardinero le ponía al escuinde unas pinches palizas espantosas. ¿Te imaginas la que le habría tocado si nomás por morboso le hacía perder la chamba a su papá? Cuando te lo conté, no con tantos detalles como ahora, quería sólo que me dijeras lo que me dijiste. O sea que no hubiera tenido ni que chantajearlo, que a su padre lo habría hasta matado con tal de verme un día encueradita. Pero ya no indefensa, como niñita estúpida que se muere de pena porque justo a la hora de perder la toalla se entera de que hay un extraño en el árbol que la está contemplando con la mano encajada en la bragueta. Si me iba a desnudar, la delante de el tenía que tener todo el control. Todo, ¿entiendes? Entonces me di cuenta que después del accidente yo podía jugar con algunas ventajillas. No solamente mi mirón se había fracturado por espiarme, que era un antecedente de lo más pinche incriminante; también tenía el brazo derecho enyesado.

No estaba en condiciones de treparse al árbol, pero yo sí podía bajar al desayunador y cumplir con mi parte del, digamos, contrato. No sé si sea ésa la palabra. Más bien era como una garantía, un pactito. Si esa tarde yo no tenía el billete debajo de mí almohada, a la noche el hijito del jardinero iba a estrenar otra fractura en la mera comodidad de su hogar. No se lo dije así. Lo digo ahorita para ver si de menos te divierto. ¿Qué no sabías que las putas de verdad también somos expertas en hacer reír? Perdón. Soy un horror. Pero es que yo en el fondo no me considero puta, y si lo digo es para hacer un chiste y creerme otra vez que no soy lo que digo que soy. Porque lo que yo soy es La Chica del Pastel. Por eso aquí te estoy contando del primer pastel. ¿O qué tú crees que yo tendría tanto que platicarte si ese día no hubiera recibido en mi manita los mil pesos que le pagó mi mamá al jardinero?

O sea que tenía trece años y era una profesional. Recibía honorarios, ¿ajá? Cero amateur. Al llegar el domingo, mis hermanos iban a recibir doscientos pesos, cien para cada uno, directito de los bolsillos de mí papá. Yo tenía mil desde el jueves, todos para mí. Además, mi papá me abonaba cien pesitos en mi deuda. ¿Te conté que el muy mierda me cobraba intereses? El mismo porcentaje que a él le cobraban las tarjetas de crédito, más un quince por ciento de castigo.

Te decía que desde el jueves vino el niño a pagarme. Como a las cuatro, porque eran cuatro y cuarto cuando le dije a mi mamá que estaba vomitando. Luego hasta calenté el termómetro, así que el viernes me dejaron quedarme en la casa: sola desde las nueve. Claro que me tardé, eso si. Me pintaba y me despintaba y me volvía a pintar y no me convencía. Finalmente salí como a la una, con los ojos turquesa y los labios naranja y las mejillas más notorias que un pinche semáforo. Mis papás no tardaban en aparecerse y el escuincle debía de estar mentando madres. Creo que iba a la escuela vespertina, o algo así. Supongo que se estaba derritiendo del nervio desde la mañana. Como yo, pues. Pero ya a la hora buena dije: No me voy a atrever a tirarme la toalla.

Si yo fuera tú, pensaría: Ésta usaba los miedos para disimular las culpas. Pero no eran las culpas. Al contrario. No sé si tú disfrutes tus culpas por ser puta, pero a veces se vuelven la mejor parte. Te calientan, de pronto. Por eso luego hasta las andas extrañando. Aunque siempre regresan. Cada vez más hambrientas, más tullidas. Yo no quería librarme de las culpas. Pero ¿qué tal del miedo? No era que alguien nos fuera a descubrir. El jardinero no estaba, solamente el niño. Había entrado con la llave de su papá, en cuanto vio que mis papás salían. Lo veía por entre las persianas, paradito a medio jardín, como castigado. Pero igual yo seguía sin saber qué iba a pasar. 0, mejor dicho, no me constaba que el escuincle no se fuera a reír. O a aburrir. O no sé, a decepcionar, pues. Yo estaba, ¿cómo te lo explico? Te lo podría decir cínicamente, pero quiero que entiendas que por más putísima que ya me sintiera, yo no era todavía una puta completa. Si me daba la gana no bajar, ya no iba a ser La Puta sino La Estafadora. No sé qué sea mejor, pero digamos que a la una de la tarde me decidí a no ser una ladrona. Ni tampoco una estúpida a la que se le cae la toalla de mentiras, aunque ya haya cobrado mil pesotes. Así que decidí bajar sin toalla.

Pensé: Él va a ver mi cuerpo, pero yo voy a ver su mente.

Mis coartaditas, ¿sí?, ya ves que las mejores trampas son las que una se pone sola. Apenas di un pasito en el desayunador, vi que el niño seguía mirando hacia mi ventana. Alelado, el pendejo. Y yo abajo, desnuda, casi frente a él. Yo, o sea su puta. Eso es lo que pensaba, y me entraban las ganas de acariciarme toda enfrente de él. Hazte cuenta las piernas, los brazos, la cabeza. Nada más ¿Me creerías que me trepé a la mesa del desayunador? Como vedette, te juro. Y creo que él me vio en el peor momento: cuando estaba en la silla, subiendo un pie a la mesa, sin un gramo de estilo. ¿Te conté que llevaba tacones altos? Me quedaban grandísimos. Creo que eran de una tía, o de mi mamá, no sé, porque las muy coatlicues se prestaban hasta las tarzaneras. Balaceadas, of course. Tampoco sé cómo le hacía para no caerme. Pero apenas caché que me estaba mirando se me fue todo el miedo. No creas que lo vi así, frente a frente. ¿Ves lo que te decía, que según yo iba a leer en su cerebro? Pues a la hora de los chilazos no vi nada. Era como si un faro muy potente me cayera encima, y yo claro que estaba como deslumbrada por toda esa vergüenza junta. ¿Sabes lo que es sentir que el pudor se te sale por los poros’ Tener escalofríos y no moverte. Querer salir corriendo pero también querer quedarte por los siglos de los siglos así, toda desnuda.

Te lo cuento y lo pienso, y lo recuerdo, pero me siento como si algo me faltara. Porque era algo tan grande y tan oscuro y tan difícil que ahora ni siquiera puedo imaginármelo con, no sé, claridad. ¿Te dije que era oscuro? No es cierto, era naranja. No podía moverme, ni tocarme. Creo que solamente miraba para abajo. Como si me estuvieran fotografiando el perfil en la cárcel. De esas veces que sudas pero no estás cansada, que sientes como un resplandor naranja brotándote del cuerpo. Me acuerdo que me preguntaba: ¿Ya serán los milpesos? Y entonces me ponía a girar despacito, como si le dijera: ¡Apúrate a mirarme! Y tanto se apuró que se volvió mirón profesional, o sea: full time. Pero eso cae ya en otras funciones, yo te estoy platicando del día del estreno.

No podía ver su cara, pero si su figura. Con el brazo doblado dentro del yeso, la otra mano colgando como trapo, quieto, quietísimo, mío, completamente, mucho más que el billete que tenía escondido en el librero. Mío como mis piernas y mis hombros, que por más que trataba de moverlos estaban igual de tiesos y de tensos que el bracito quebrado de mi culto público. No te voy a decir que lo deseaba, porque en esos momentos tan terribles yo no deseaba nada más en este mundo: tenía todo lo que según yo podía llegar a no sé, ambicionar. Porque ya desde entonces mi ambición era, ¿cómo te lo explico? Pues eso mismo, ser ambicionada.

Vengo de una familia ambiciosa, y mucho. Siempre vi a mis hermanos deseando lo que no tenían, ni iban a tener. Porque mis papacitos eran igual de ambiciosos, entonces qué esperanzas que un día los llevaran a, no sé, Disney World. En todo caso mis papás viajaban solos. Ajá, solitos, con nosotros nunca. De repente juntaban los ahorros y se iban de crucero, como ricos. O como ellos pensaban que debían de viajar los ricos, porque nomás de ver su ropa y sus maletas jurabas: clase media. Entonces yo pensaba: Mi mamá ni siquiera se imagina lo que es posar desnuda encima de una mesa. Y a precios populares. Mi mamá todo lo deseaba, pero creo que nadie la deseaba a ella. Y eso de ser deseada es droga dura. Pone. No pude darme cuenta de cuánto tiempo pasó sin que ninguno de los dos pudiéramos, o bueno, igual, quisiéramos movernos.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Diablo Guardian»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Diablo Guardian» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Diablo Guardian»

Обсуждение, отзывы о книге «Diablo Guardian» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x