Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán

Здесь есть возможность читать онлайн «Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La amigdalitis de Tarzán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La amigdalitis de Tarzán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Juan Manuel Carpio, cantautor peruano probando suerte en París y María de la Trinidad del Monte Montes, joven aristócrata salvadoreña, narran la historia de su relación a través de cartas en La amigdalitis de Tarzán. Ella fracasará en su intento de llevar una vida plena en el matrimonio con un fotógrafo chileno. Él tendrá aspavientos internacionales a través de sus canciones. Pero ninguno imaginará lo indispensable que se tornará para cada cual la lectura del cariño del otro en las misivas, las cartas, que protagonizan La amigdalitis de Tarzán.

La amigdalitis de Tarzán — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La amigdalitis de Tarzán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

San Salvador, 20 de octubre de 1979

Juan Manuel Carpio querido y amado,

Llegó tu carta, más que buena y generosa, y he pensado tantísimo en ti y por consiguiente he hablado también mucho de ti con todo aquel que quisiera escucharme.

En la casa, ya regresó Enrique, con mejores ánimos. Hizo muchas cosas en su país y eso le ha hecho un gran bien. No eres second best. Como supongo que yo tampoco lo fui en aquel tiempo, cuando tú todavía soñabas, apoyado en mi pecho y whisky en mano, con el retorno de Luisa y con una reconciliación. Lo que nos ha pasado es nuestro eterno problema de tiempo. En cuanto uno está libre, el otro está casado. Y tú bien sabes que estar casado no es tampoco la gran ganga.

Pienso que tus calles estarán lindas en estos días de otoño. Es la época que más me gustó siempre allá. De septiembre a noviembre. Luego París se pone un poco oscuro para mis ojos tropicales. Aunque hay gente que le gusta el invierno, la saison du confort. Ricas comidas y ricos vinos, que nos matarían aquí con este implacable sol. Me da hambre de solo pensar en los olores al lado de tu casa. Espero que pronto me toque ir por allá de nuevo. Escuchamos mucho tu disco Le Paris d'Yves Montand, aquí en casa, y nos llegan abrazos tuyos y olores de metro, de impermeables mojados, de salchichas en Pigalle y sencillos restaurantes griegos de esos que a ti te gustan tanto. Ahora que pienso en todo eso, con la calma, con la tranquilidad y la gratitud de tus palabras tan generosas, tus decires limeños tan alegres, tu amabilidad para conmigo, para con los míos, para todo lo que me rodea, me parece que al salir voy a encontrar la suave luz de París, caminando en las calles despacito contigo. Y se me mezclan con el mismo cariño el tiempo en que tú eras el hombre que había perdido a Luisa y los días en que yo fui una mujer totalmente feliz a tu lado, pero que sencillamente tenía que regresar a un país, donde unos hijos y donde un esposo.

Pero como tú bien dices, la señora realidad es la verdadera gran triunfadora de todas nuestras batallas. Y quizás a veces se venga con nosotros porque no le rendimos el culto que ella exige de las personas realistas. Más bien como que le sacamos la lengua, y es tan y tan orgullosa la señora realidad.

Bueno, mi amor, te abrazo, y te comunico los abrazos de todos tus grandes y viejos amigos de aquí, incluso de esa gran mayoría de personas que sólo te conoce de oídas, sean musicales o conversacionales. Siempre estás con nosotros en todas las reuniones. No tengo la menor duda de que un día vendrás a vernos y que ya no habrá que ir a sacar ningún cassette, porque estarás entre nuestros amigos de siempre y habrá una guitarra en alguna parte.

Fernanda

Pero bueno, las cosas que tiene la vida, también. Porque yo acababa de regresar a París, bronceado, físicamente muy en forma, y con un estado de ánimo francamente vacacional aún, después de las deliciosas semanitas en Mallorca, cuando una gorda tan rubicunda como guapísima me cayó de visita. Me estoy refiriendo a Luisa, por supuesto -y me alegró verla, y me apenó verla-, y todavía puedo comprobar en su cara, en sus ojos, en el esto de sus labios, en fin, en todo, el profundo disgusto que le produjo encontrarme tan vivito y coleando, y además con cara de andar pensando y soñando con Fernanda María de la Trinidad del Monte Montes, noche y día.

Por todas partes había oído yo decir lo bien que le iba a Luisa en sus negocios, pero ahora era ella quien deseaba hacérmelo saber a mí, personalmente, para que de una vez por todas abandonara 'la absurda vida de bohemio que me empeñaba en continuar llevando, para que me dejara de tanto verso y de tanta canción de amor, de protesta y de lo que me echaran, en resumidas cuentas para que abandonara París de una vez por todas, regresara a Lima, sentara cabeza, le diera a ella aquel hijo que aún estábamos a tiempo de tener, y ocupara algún cargo de responsabilidad limitada en una de sus empresas, en vista de que medio irresponsable y hasta irresponsable y medio fuiste siempre, mi querido Juan Manuel, aunque es verdad que yo te he querido desde que te conocí, no sé por qué, realmente, pero esto también es purita verdad, y te sigo queriendo mucho, y qué te parece si esta noche lo festejamos todo en La tour d'argent, invito yo, por supuesto, porque lo que es tú, a juzgar por el departamentito que te gastas…

Lo increíble, claro, es que fuera yo el que soltara los lagrimones de pena y de donde hubo amor siempre quedan cenizas, aquella noche en La tour d'argent, invitadísimo, sí, pero insultadísimo también por las apreciaciones de Luisa acerca de un departamento en el que Fernanda y yo habíamos sido tan felices, y acerca también de lo que aquellas paredes decían de mi éxito o fracaso en el mundo de la canción y en el mundo en general, y punto.

– Pero, Luisa… Yo sin cantar, sin componer, no puedo vivir.

– Siempre tendrás tus horitas libres para eso, Juan Manuel…

– Para mí no se trata de horitas, Luisa. Se trata de una vocación, de una vida…

– No, Juan Manuel. De lo único que se trata ya es de que llegue el día en que por fin madures.

– Luisa…

– Juan Manuel… He venido hasta París a verte y a decirte que ya es hora de que vuelvas a casa.

– ¿A casa? ¿Qué casa?

– Conmigo, tonto. ¿No te basta con que te lo proponga? ¿O tengo que humillarme y decirte que yo también te extraño horrores?

– Luisa, eso no es verdad…

– No es verdad, qué, Juan Manuel. Explícate, por favor.

– Mi explicación más global se llama Fernanda María de la Trinidad del Monte Montes…

– ¿El espagueti pecoso ese con salsa de tomate?

– No es necesario insultar ni herir a nadie de esa manera, Luisa…

Luisa pidió la cuenta y, aunque el mozo se la hubiera entregado batiendo todos los récords mundiales de velocidad en entrega de cuentas en un restaurante, a mí aquello se me hizo eterno. Interminable fue, en efecto, el tiempo en que, por defenderme de la herida de Luisa, terminé yo hiriéndola a ella con la sola mención del nombre de Mía y con el uso de palabras como mi explicación más global. Fue como si mi mano derecha, que tan sólo me sirve en esta vida para interpretar melodías en una guitarra, de golpe hubiese encontrado toda la violencia y la precisión necesarias para vengar a Fernanda, devolviéndole a Luisa el tremendo cachetadón que recibió de ella casi diez años atrás, en Lima. Y después Luisa se rebajó a un insulto y una herida, pero yo volví a reaccionar con esa pertinencia que le hizo pagar la cuenta en un abrir y cerrar de ojos, largarse del restaurante, dejarme con media botella de un excelente Côtes du Rhône Gigondas, nuevamente abandonado en París, pero tan distinto esta vez a la anterior, porque ahora yo sentía que un par de buenos lagrimones me velaban su patética partida de pésima perdedora, y mentalmente empezaba a escribirle a Mía una larga carta contándoselo todo, más o menos como en aquel tango: Volvió una noche, nunca la olvido, había en sus ojos tanta ansiedad, en fin, así más o menos era el tono que empleaba para contarle a Mía, ante una deliciosa copa de vino tinto, que Luisa, la pobre Luisa, tú no te imaginas qué gorda, qué torpe, y qué horror, Maía Mía…

San Salvador, 3 de diciembre de 1979

Mi siempre queridísimo Juan Manuel Carpio,

Recibí tu carta contándome de la llegada de Luisa a París, con intempestividad, autosuficiencia, con sonrisa conmiserativa y todo. Qué lástima que una persona como ella se envuelva de tanto misterio y autocomplacencia ante ti, que eres el que más podrías hacerle bien. Además, estoy segura de que mantiene ese misterio y esa parquedad con todos sus amigos, igualmente. Y así no se deja abordar ni por una mariposa ni por un portaviones. De manera que tiene que manejárselas sola, y sólo según su propio y orgulloso criterio, que no ha demostrado ser el más claro ni mucho menos el más eficaz. Yo a Luisa la recuerdo con mucho cariño y respeto. Tal vez no debería ser así, pero bueno, así es, mira tú. Aunque en serio y en broma te digo que su bofetada limeña todavía me duele mucho, a veces, sobre todo por lo que hizo de nuestras vidas, sin ganar ella absolutamente nada, al fin y al cabo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alfredo Echenique - Cuentos
Alfredo Echenique
Alfredo Echenique - El Huerto De Mi Amada
Alfredo Echenique
Alfredo Sanfeliz Mezquita - La democracia de las emociones
Alfredo Sanfeliz Mezquita
Luis Alfredo Landavere Vergara - Guía de supervivencia audiovisual
Luis Alfredo Landavere Vergara
Alfredo Gaete Briseño - Nadie en cuarentena
Alfredo Gaete Briseño
Alfredo Echenique - Un mundo para Julius
Alfredo Echenique
Alfredo Sánchez Gutiérrez - La música de acá
Alfredo Sánchez Gutiérrez
Alfredo Tomás Ortega Ojeda - La bruja
Alfredo Tomás Ortega Ojeda
Alfredo Gaete Briseño - El regreso del circo
Alfredo Gaete Briseño
Raquel Echenique - Yo soy un refugiado
Raquel Echenique
Felipe I. Echenique March - Una historia sepultada
Felipe I. Echenique March
Отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán»

Обсуждение, отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x