Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán

Здесь есть возможность читать онлайн «Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La amigdalitis de Tarzán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La amigdalitis de Tarzán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Juan Manuel Carpio, cantautor peruano probando suerte en París y María de la Trinidad del Monte Montes, joven aristócrata salvadoreña, narran la historia de su relación a través de cartas en La amigdalitis de Tarzán. Ella fracasará en su intento de llevar una vida plena en el matrimonio con un fotógrafo chileno. Él tendrá aspavientos internacionales a través de sus canciones. Pero ninguno imaginará lo indispensable que se tornará para cada cual la lectura del cariño del otro en las misivas, las cartas, que protagonizan La amigdalitis de Tarzán.

La amigdalitis de Tarzán — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La amigdalitis de Tarzán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Fernanda Tuya

San Salvador, 3 de julio de 1979

Juan Manuel, amor del otro lado de los mares y de las nubes y de los sueños,

Cada cual se debate como puede en su terreno. Las separaciones no son fáciles, como tú bien sabes. Y los amores no se quitan con agua y jabón. Imaginarás también, porque me conoces, los días que estamos pasando. Como tú dices: sólo después de esta tormenta sabremos más claramente dónde estamos parados todos.

Y hablando de tormentas, fíjate que la casa de los tíos, los que están de viaje en Europa, se inundó por las tremendas lluvias. Se arruinaron unas alfombras y se manchó toda. Aquí he estado buscando maestros para arreglar las cosas.

También hay cierta posibilidad de que vaya a Milán en septiembre. Hay un curso de una compañía que trabaja con nosotros y si puedo me meto en él. Sólo sería por dos semanas, pero sería tan bueno. Dime por favor que sí.

No puedo escribirte mucho. Mi cabeza está hecha una omeleta, pero que estas líneas te lleven algo de mí. Por lo menos que sepas que no me he muerto y que pienso siempre en ti.

Fernanda

Abro la copia de aquel cuadernillo en el que Mía anotó trozos de mis respuestas a sus cartas, y compruebo que los siguientes párrafos y frases sueltas pueden haber correspondido a aquellos momentos. Se refieren, desde luego, a mi viaje a Gran Canaria, Tenerife, Lanzarote y La Palma, y es indudable que cada una de estas palabras habla del temor que me produce el efecto causado por la partida de Enrique, sobre todo aquello de que «Los amores no se quitan con agua y jabón», por ejemplo. ¿De qué tiene miedo Mía? ¿De que sus hijos se queden sin padre o de quedarse ella sin ese hombre bueno cuya partida a Chile resultaba inminente? «Cuando los ojos ven lo que nunca antes vieron, el corazón siente lo que nunca antes sintió», sentenció Baltasar Gracián, y ahora a mí no me queda más solución que la de no darme por enterado de nada, de no mostrarme dolido por nada. No, nada pasa. Absolutamente nada, Tarzán.

O sea que uno escribe también como si nada. O soltando, en todo caso, frases del tipo: Estos arrechuchos pasan, Mía, Mía y Mía. Y al mismo tiempo, o casi, añade:

En las islas cobré como torero. Derroché. Mi representante (yes, my lady, tal como lo oyes: re-pre-sen-tan-te), quien te recuerda sin conocerte, sigue siendo amante del Tintoretto y tiene la peculiaridad de que a cada Botticelli lo para de cabeza hasta secarlo. ¡Dios mío! ¡Qué asco le tiene al frasco! Después duerme sin píldoras, no como nosotros, sacos de nervios, sino de sueño natural. Vive en una granja utópica, algo así como la muy limeña Ciudad de Dios de mis años muy mozos, pero con taberna. Aunque también, en la isla de La Palma, de donde vuelvo ahorita, frecuenté un grupo conocido como Los Tabernícolas. Uno de sus miembros era tan chiquito que hasta practicaba el bautismo por inmersión, por supuesto que en aguardiente, siguiendo a los antiguos cristianos y aprovechando su estatura. Y luego afirmaba que, ya inmerso, se sentía Arquímedes, y es verdad que salía corriendo calado por media isla, al sentir revelada la verdad de la física.

También pude haberle enviado estas frases, por lo tarde y nunca, que, me enteré después -recuerdo-, le llegaron a Fernanda algunas de las cartas o postales que le despaché durante aquel viaje:

Por lo prontamente es falso que no te escribí en todo este tiempo. Lo hice con iconografía de rumbón bien temperado. Pero tu carta siguiente, cuyo silencio anuncia la cercana partida del hombre con el que vives, llegó a París tan tarde como resuello de buzo. Sólo quiero que sepas una cosa, Mía, o Fernanda María, o como prefiera tu estado de ánimo que te llame, de ahora en adelante: Yo no estoy ni a favor ni en contra de la partida de Enrique, ni de nadie. Yo estoy. Yo, sencillamente, estoy.

Silencio pero cariños, pues no voy a cantarte ahora tangos y rancheras y arruinar mi recuerdo. Y perdona erratas, errores, y horrores. Si no, la carta se enfría, y ésta en cambio quiere correr para ver en qué puede ser útil.

París también está. Sencillamente está, y sigue teniendo semáforos. Chau.

Juan Manuel

Debo haber sentido mucho miedo para escribir tanto disparate, en mi afán de no darme por muy enterado de todo lo que se estaba cocinando en esa casa de San Salvador. Aunque por ahí Fernanda cita unas palabrejas mías que realmente no sé en qué contexto situar, ni si se refieren a ella, a ella y Enrique, a mí, o a todos nosotros. Suena patético esto de todos nosotros, precisamente cuando yo estoy viviendo -y reviviendo, ahora, tantos años después- la dura sensación de andarme quedando varado en París, una vez más. Luisa representó una muerte súbita. ¿Empezaba ahora una muerte lenta? Siempre quise, siempre quiero y siempre querré tanto a Fernanda María de la Trinidad que sigo pensando que ya desde entonces empecé a prepararme para un lentísimo y sumamente digno camino a la horca. Bueno, he aquí las palabrejas:

«Ergo, no veo fracaso, sino por lo contrario una hermosa aventura bien cumplida». Y su comentario en verso: «…que así es la rosa». (Juan Ramón Jiménez.)

Pero tengo que haberle escrito muchísimo más que estos párrafos y frases, porque las respuestas, o, en todo caso, las cartas de Fernanda que corresponden a aquel verano europeo, hablan de cosas totalmente distintas.

San Salvador, 15 de julio de 1979

Juan Manuel, amor,

Recibí tu última carta, angustiado por la falta de palabras mías, y con tu depresión nerviosa, o lo que sea que te pasó. La angustia parece ser un mal universal. Todos estamos pisando arenas movedizas estos días. Por las más diversas razones, el mundo está inhabitable. Lo mismo aquí, como en tu departamento, como en Egipto. Figúrate que hoy recibí carta de una pareja de grandes amigos norteamericanos que están allá -él como agregado cultural de su misión diplomática en El Cairo-. Y hoy escriben: «Demasiada amargura se filtraría si prosiguiera el inventario de los absurdos que nos acometen». Esta frase me sorprendió viniendo de ellos, que partieron recién casados y llenos de ilusiones aventureras, hace menos de dos años. Ya ni la más optimista de las personas escapa a la tristeza, angustia, locura, desconcierto que es nuestro pan de cada día. Tampoco pueden vislumbrarse días mejores.

En la oficina, que siempre ha sido un gran descanso emocional, como son las oficinas, por su trato impersonal y cotidianamente fácil, ahora todo está en la mayor zozobra. En fin, habrás leído, quizás, que soltaron a los dos ingleses secuestrados. Pero ahora se han ido TODOS los ingleses, menos una docena, de los cuales tenemos dos en la oficina. Y están tristísimos. El socio de mi tío y su hijo son ingleses, y han recibido órdenes de evacuar. El hijo se quiere ir, el papá no. Pero quizás tendrán que partir. No pueden salir a ningún lado. Tienen que tener cuidado siempre, y eso no es vida. La pequeña docena de ingleses que queda hoy no tiene ni sede diplomática que responda por ellos. Tal vez manden nuevos representantes para la delegación inglesa. No se sabe lo que va a pasar de un día para otro. No sé qué haría mi tío si su socio tiene que irse, pero sin duda cambiaría bastante la cosa.

El viernes pasado regresaron de su viaje a Europa los otros tíos. Lástima que no los viste con la Susy a su paso por París y que te sintieras tan mal en esos días. La Susy, tan viajera como siempre, estará triste de no haberte visto. Te ha tomado mucho cariño.

En casa seguimos a la espera de alguna resolución, y del dinero para que Enrique pueda viajar. Yo no sé ni qué pensar. Él adora a los niños, que por cierto son adorables, y ellos también lo quieren mucho. No sé si podría separarse de ellos. Pero algún día pronto hará su viaje, y estar solos nos ayudará a los dos a pensar las cosas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alfredo Echenique - Cuentos
Alfredo Echenique
Alfredo Echenique - El Huerto De Mi Amada
Alfredo Echenique
Alfredo Sanfeliz Mezquita - La democracia de las emociones
Alfredo Sanfeliz Mezquita
Luis Alfredo Landavere Vergara - Guía de supervivencia audiovisual
Luis Alfredo Landavere Vergara
Alfredo Gaete Briseño - Nadie en cuarentena
Alfredo Gaete Briseño
Alfredo Echenique - Un mundo para Julius
Alfredo Echenique
Alfredo Sánchez Gutiérrez - La música de acá
Alfredo Sánchez Gutiérrez
Alfredo Tomás Ortega Ojeda - La bruja
Alfredo Tomás Ortega Ojeda
Alfredo Gaete Briseño - El regreso del circo
Alfredo Gaete Briseño
Raquel Echenique - Yo soy un refugiado
Raquel Echenique
Felipe I. Echenique March - Una historia sepultada
Felipe I. Echenique March
Отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán»

Обсуждение, отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x