Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán

Здесь есть возможность читать онлайн «Alfredo Echenique - La amigdalitis de Tarzán» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La amigdalitis de Tarzán: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La amigdalitis de Tarzán»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Juan Manuel Carpio, cantautor peruano probando suerte en París y María de la Trinidad del Monte Montes, joven aristócrata salvadoreña, narran la historia de su relación a través de cartas en La amigdalitis de Tarzán. Ella fracasará en su intento de llevar una vida plena en el matrimonio con un fotógrafo chileno. Él tendrá aspavientos internacionales a través de sus canciones. Pero ninguno imaginará lo indispensable que se tornará para cada cual la lectura del cariño del otro en las misivas, las cartas, que protagonizan La amigdalitis de Tarzán.

La amigdalitis de Tarzán — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La amigdalitis de Tarzán», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Dos veces he hecho el viaje a Occidente, como se dice de la zona de Santa Rosa donde ahora se están quedando Rafael Dulanto y Patricia, su novia. La familia de Rafael tiene una casa muy linda a orillas del lago de Coatepeque, y allí nos hemos reunido con ellos, con Virginia Corleone, que también te conoció en París y no te olvida nunca, con Enrique y con los niños. En fin, toda la familia. Otros amigos que sólo te conocen de oídas y que también tienen casa por ahí se unen con sus voces para recordarte o preguntar por ti.

Por nuestro lado, no estamos nada tranquilos, pues la Ana Dolores se demora en poderse ir y aquellas absurdas pero graves amenazas pesan sobre todos nosotros como una espada de Damocles. En cambio ya soltaron al hermano de Rafael. No sé realmente lo que él y Patricia piensan hacer ahora, pero a lo mejor te caen por París para una necesaria vacación, después de tanto susto y trajín. Todos estamos bien aliviados con esto y la familia de Rafael bastante tranquila, aunque supongo que asimismo bastante más pobre. Pero más vale por lo menos estar con vida. Él sigue exacto. Se ríe con la bocota de cipote extrovertido y tropical, se duerme con sus amigos, y eso sí, adora a su novia. Es generoso y bueno, eso tú bien lo sabes. Y un poco encontrado y un poco perdido como siempre. Creo que si vuelve a París no te costará ningún trabajo reconocerlo, no bien lo vuelvas a ver.

El asunto de su hermano lo tenía muy mal a nuestro Rafael, pero ahora está mucho mejor. La primera vez que lo vi estaba triste, pálido, e increíblemente callado. Y lo mismo Patricia, que no ha podido tener peor debut en este catastrófico paisito. Pero ahora todo parece mejorar nuevamente para ellos. Sin embargo, hace tres días los vi en San Salvador. Iban en su carro y de riguroso luto. Yo también iba toda de negro. Y pensé que nos dirigíamos a la misma misa, de un amigo que mataron, ametrallado saliendo de su finca, hermano de Walter Béneke. Tal vez lo conociste a Walter, o te acuerdes de él por Rafael. Fue ministro de Educación. Era también de nuestra camada. Yo iba con Enrique y mi mamá a la misa, y todos de negro nos saludamos con Patricia y Rafael, pero después ya no nos vimos. Sin duda tenían otro muerto.

Ahora espero poderlos ver antes de que se vayan, pues siempre han sido alegres las reuniones con Rafael, y Patricia es una mujer encantadora. Se me olvidó contarte que vinieron a la casa el día del cumpleaños de Mariana. La pasamos muy alegres todos, comimos como desaforados un plato de mondongo delicioso, con bastante vino. Creo que fue piñata para adultos, aunque los niños pasaron también muy alegres porque, en medio del puro verano, llovió y eso causó un gran revuelo y un absoluto éxito para ellos. Anduvieron jugando con paraguas en medio del jardín lodoso, qué maravilla. Mientras tanto, los adultos nos excedíamos con el vino. Y brindamos contigo y tocamos un montón de Frank Sinatra, mientras comentábamos lo mucho que te queremos y lo poco o nada que queremos a Bernardo Rojas, un compatriota tuyo que vive aquí y es cuñado de Virginia Corleone. De manera que deberíamos mandar al tal Bernardito Rojas a vivir solo, y que vengas tú a brindar con nosotros. A todos nos pareció muy lógico.

¿Quieres alegrarte y tomarte una buena copa de vino y un plato de la mejor lasaña, de puro contento? Pues fíjate que tal vez viaje de nuevo a tu ciudad. Estoy viendo si voy allá en julio, aunque esta vez iría con los niños. En cuanto se confirme te avisaré. Claro que seríamos tres y que tendría que alojarme donde la madrina de la Mariana, que tiene casa allá, y espacio y niños. Iría por tres semanas. De todas maneras te escribiré en cuanto sepa.

Cruza los dedos y no me olvides nunca,

Fernanda María

Pero nuevamente fue otro el destino de Fernanda. Y nuevamente nada dependió de ella. De Chile había salido seis años atrás, en calidad de exiliada política, por una inexistente militancia política de izquierda. Y tan sólo porque Enrique, su esposo, era profesor en la misma facultad en que ella estudiaba arquitectura y fue acusado de simpatizar con algunos grupos extremistas, cuando en realidad con lo único que simpatizaba a fondo y hasta militantemente este excelente hombre y gran fotógrafo era con el buen whisky y el vino tinto. Y, ahora, Fernanda María de la Trinidad, por el único estigma de llevar el apellido del Monte Montes y tener entre sus familiares a algún ferviente partidario de la extrema derecha, tenía que fugarse de su propio país con sus dos hijos porque se acababa de descubrir su nombre y el de Rodrigo y Mariana en la más negra y tenebrosa de las listas de una derecha poderosa, raptable y asesinable. Un telegrama interrumpió por mucho tiempo la alegría de sus dos últimos párrafos escritos desde El Salvador.

S. Salvador. 17-6-80. Juan Manuel. Los niños y yo disparamos para USA. Probablemente California. Nuestra vida va en ello. Ya Enrique verá cuándo y cómo nos sigue. Estamos con lo puesto pero bien. Te escribo en cuanto pueda. Cruza deditos. Te abrazo. Túa.

III. Tarzán en el gimnasio

Cuando vuelvo a una carta como la que sigue, cuando compruebo una vez más la ingenua alegría y la tremenda firmeza, la casi irresponsable elegancia y esa suerte de descarado optimismo basado en un amor total por la vida, cuando veo que Fernanda María vuelve a despertarse alegre una mañana, en otro país, en otro mundo, ante un nuevo y muy distinto problema, cuando la imagino sentada escribiéndome como si nada hubiera pasado, nada le hubiera pasado, como si realmente no estuviera experimentando la más mínima angustia, el más mínimo dolor, y como si jamás hubiese recibido amenaza de muerte alguna, aún quiero correr hacia ella para cuidarla y mimarla, para quererla y protegerla como nunca he podido hacerlo, salvo por carta, claro, pero Dios sabe que por correo yo siempre parezco haber sido mejor, al menos a juzgar por los comentarios que la propia Fernanda María hizo muy a menudo de aquella tonelada de cartas mías que una banda de negros perversos le robó con otras joyas -de familia éstas- el día que la asaltó en Oakland.

Pero, por supuesto, Tarzán ha sido ella, siempre fue ella, y ahora Tarzán como que acabara de descubrir la completa voracidad de cada célula viviente de la selva. Ahora Tarzán como que empezara a madurar, de una vez por todas, para cuidar a sus criaturas entre el follaje y la vorágine y entre sus habitantes devoradores, cual hiena, o venenosos, cual tarántula. Y ahora Tarzán como que hubiera tomado conciencia de mil horribles y perversas acechanzas Rambo, y, al comprobar que su grito en la selva no contiene aún la suficiente energía, la suficiente ferocidad o Emulsión de Scott o lo que ustedes quieran, acaba de inscribirse en un gimnasio.

Y desde ahí, entre un cargamento de pesas y otro de lianas y poleas, entre un millón de abdominales y tres de dorsales y cuatro de flexiones de piernas, desde ahí parece que Tarzán respirase suave y armoniosamente mientras me cuenta, mientras me da cuenta, más bien, o, por qué no, mientras me envía el más hermoso parte de campaña jamás escrito desde un frente de batalla, esta carta en la que un genio feliz y enredado parece haber logrado una vez más que Fernanda María de la Trinidad del Monte Montes esté muy alegre esa mañana, mientras escribe:

Trinity Beach, California,

27 de diciembre de 1980

Tan querido Juan Manuel Carpio,

Contento estarás de saber que he salido de San Salvador con los niños. Estamos en la opulenta California, en casa de mi hermana María Cecilia, que queda al lado del mar. La linda costa californiana nos recibió con días brillantes y noches tranquilas, lejos de las bombas y de la muerte continua y más y muy serias amenazas de rapto de esas que te mencioné. Después de la muerte de tantos amigos, los nervios y el ánimo comienzan a fallar, aunque todos mantenemos un verdadero y bien fundado optimismo sobre el resultado final que sin duda será difícil y costoso. Por hoy, estoy feliz de estar aquí. Y espero poder regresar a fines de febrero o principios de marzo. Enrique se quedó en San Salvador. Tal vez venga aquí más adelante. Excelentes amigos y excelentes compañeros han caído, pero todavía quedamos muchos, y machos contimás. De manera que no hay que desfallecer. Por el contrario, como que hay que armarse de una nueva piel que, sin perder su frescura y lozanía, tenga bastante también de coraza, de lanza, de cañón y hasta de portaaviones.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La amigdalitis de Tarzán» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Alfredo Echenique - Cuentos
Alfredo Echenique
Alfredo Echenique - El Huerto De Mi Amada
Alfredo Echenique
Alfredo Sanfeliz Mezquita - La democracia de las emociones
Alfredo Sanfeliz Mezquita
Luis Alfredo Landavere Vergara - Guía de supervivencia audiovisual
Luis Alfredo Landavere Vergara
Alfredo Gaete Briseño - Nadie en cuarentena
Alfredo Gaete Briseño
Alfredo Echenique - Un mundo para Julius
Alfredo Echenique
Alfredo Sánchez Gutiérrez - La música de acá
Alfredo Sánchez Gutiérrez
Alfredo Tomás Ortega Ojeda - La bruja
Alfredo Tomás Ortega Ojeda
Alfredo Gaete Briseño - El regreso del circo
Alfredo Gaete Briseño
Raquel Echenique - Yo soy un refugiado
Raquel Echenique
Felipe I. Echenique March - Una historia sepultada
Felipe I. Echenique March
Отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán»

Обсуждение, отзывы о книге «La amigdalitis de Tarzán» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x