Osvaldo Soriano - Triste, solitario y final

Здесь есть возможность читать онлайн «Osvaldo Soriano - Triste, solitario y final» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Triste, solitario y final: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Triste, solitario y final»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La historia comienza cuando Stan Laurel (el actor cómico de la famosa serie del Gordo y el Flaco) acude al detective Philip Marlowe (el personaje creado por el escritor Raymond Chandler), también en el ocaso de su esplendor, para que averigüe por qué ya nadie lo llama para trabajar. Parodiando al conocido y esquemático cine norteamericano, la narración origina acontecimientos en los que el propio Soriano aparece como personaje para volverse cómplice de Marlowe y enfrentar así a las figuras más detestables de Hollywood.

Triste, solitario y final — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Triste, solitario y final», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

JOHN WAYNE en

Marlowe no alcanzaba a entender que pasaba. Estaba algo inquieto por la suerte del argentino, cuando escuchó más gritos y golpes en medio de la sala. Una mujer gritaba, desesperada:

– ¡Papá! ¡Papá! Hay sangre, mi Dios, hay sangre. ¡Papá!

Delante del detective, dos hombres peleaban trabajosamente entre si. Hacia dos minutos que cambiaban golpes y ninguno caía.

LOS HÉROES NO MUEREN NUNCA

¡Una película excepcional donde John Wayne lucha contra indios y bandidos!

La pantalla tembló, mientras en un bar Wayne golpeaba a diestra y siniestra a varios bandidos que se lanzaban sobre él.

¡No DEJE DE VER ESTA COLOSAL PELÍCULA!

Marlowe se abrió paso entre varias personas. Un gordo cayó sobre él sin intentar agarrarse.

– ¡Soriano!

– No grite, acá estoy -la voz del periodista sonaba cercana. El detective alcanzó a ver su figura contra la pared. Tres hombres forcejeaban en medio del pasillo. Uno de ellos dio un golpe a Marlowe que cayó sentado. Una mujer que corría hacia la salida tropezó con el cuerpo y se fue de narices sobre las butacas. Dio un grito lastimoso y luego empezó a aullar con voz fina y quebrada. Un guardia empezó a disparar al aire. Los tiros sonaban como bombas.

Acompañe A JOHN WAYNE EN sus AVENTURAS!

¡VEALO HACER JUSTICIA!

Marlowe se había puesto de pie, ayudado por Soriano. Miró hacia la pantalla y sus ojos se abrieron como dos monedas enormes.

– ¡Mierda, Soriano! ¿Usted ve lo mismo que yo, o estoy loco?

– No entiendo nada, compañero. ¿Que hace peleando con Wayne?

¡NADIE DETIENE AL IMPLACABLE JOHN WAYNE!

En la pantalla, Wayne golpeaba con puños y pies a Philip Marlowe, mientras dos hombres lo sujetaban. De pronto la película se apago y solo quedo un rectángulo de luz. La pelea había parado también en la sala. Marlowe y Soriano se abrieron paso hacia la salida.

– ¿Adónde va, amigo? -Un guardia uniformado, que tenía una linterna en la mano y con la otra trataba de parar una hemorragia de la nariz, interceptó al detective.

– ¡A buscar a la policía, imbecil! -grito Marlowe, indignado.

– Este puede salir, es actor -indico el guardia-. Nadie más sale de acá, señores. ¡Ahora va a venir la policía!

El detective y su compañero corrieron por el pasillo iluminado. Se cruzaron con dos hombres y una mujer vestida de uniforme blanco, y Marlowe casi derriba a la enfermera. Al doblar, ambos se detuvieron bruscamente. Marlowe saco un atado de cigarrillos, pero estaba destrozado. Soriano buscó entre sus ropas y encontró los suyos. Entonces vio su mano derecha, herida, que conservaba algunos vidrios incrustados. Marlowe encendió los cigarrillos y dijo:

– No lo crea, Soriano: usted no es el toro salvaje de las pampas.

Caminaron en silencio. Doblaron a la izquierda primero y a la derecha después. De pronto Soriano se detuvo frente a una puerta y sonrió.

– Un baño. No daba más.

Entraron. Se ubicaron frente a dos mingitorios y estuvieron un largo rato. Un hombre de traje gris y anteojos se puso entre ellos. Marlowe lo miro.

– Perdóneme, ¿sabe dónde podemos encontrar al señor Dick van Dyke?

– Sigan el pasillo hasta hallar una oficina con su nombre. ¿Vienen del lío? -movió la cabeza indicando la dirección del microcine. Marlowe dijo que si-. ¿Qué pasó? Todo el mundo está agitado por eso -preguntó el hombre mientras se apartaba del mingitorio y abrochaba la bragueta.

– No sé -contesto Marlowe-; una gresca a oscuras.

Soriano se lavó la cara y empezó a secarse con el pañuelo.

– Ustedes intervinieron, ¿eh?

– Gracias por todo, amigo -interrumpió Marlowe y luego de hacer una seña a Soriano, salieron.

– ¿Qué le dijo?

– Es al final del pasillo.

Llegaron a la oficina. La puerta era de vidrio y adentro se veía una muchacha pequeña de piernas gruesas y muy blancas, que ordenaba papeles sobre un escritorio. Entraron. Marlowe dijo:

– Nos espera el señor Van Dyke.

La mujer los miró detenidamente de arriba abajo. Luego sonrió incrédula.

– ¿No deberían pasar por el sastre primero? Al señor Van Dyke no le gusta la gente desaliñada.

– No se ría de los pobres, hija. Tuvimos un accidente.

– ¿En el microcine? Andan buscando a dos provocadores que armaron un lío.

– ¡No me diga! Anuncie a Philip Marlowe, por favor.

– Pierde el tiempo. El señor Van Dyke está muy ocupado.

Marlowe hizo un gesto de disgusto, dio vuelta a la mesa y caminó hacia la puerta que decía "PRIVADO, HÁGASE ANUNCIAR". Soriano fue tras él. La muchacha lo tomó de la manga y dio un salto.

– ¿Adónde van? ¿Quieren que me echen?

– No se preocupe, hermosa, usted debería aparecer en las películas -dijo Soriano en su idioma.

– ¿Qué dice?

– Nada -contestó el argentino, ahora en inglés, mientras entraba por la puerta que Marlowe había dejado abierta.

– ¿Otro más? -dijo el hombre alto, morocho, que vestía traje gris hecho a medida.

– Él quiere hablarle de Laurel y Hardy -dijo Marlowe señalando a su compañero. Soriano arrastraba a la muchacha que seguía reteniéndolo de una manga y tironeaba.

– No entiendo -dijo Van Dyke, con gesto impaciente-. ¿Qué pasa con Laurel y Hardy?

– Usted los conoció ¿verdad? -preguntó el detective.

– A Stan si, a Hardy lo vi solo un par de veces.

Soriano dio un paso adelante, tratando de zafarse de la mujer que lo tenía agarrado de la manga.

– Usted fue alumno de Laurel -dijo en castellano-. Yo quiero saber algunas cosas sobre sus últimos días. Estoy escribiendo una novela.

– ¿Usted es español o mexicano? -pregunto el actor en ingles.

– Argentino. Estoy enojado con usted.

– ¿Está qué? -dijo Van Dyke, frunciendo el rostro.

– Dice que está enojado, señor Van Dyke. Vino a decirme que usted contrató a un escritor para que contara un montón de mentiras sobre Laurel.

– ¿Mentiras? Laurel aprobó todo lo que decía el libro.

– Eso no quiere decir que no fueran mentiras -contesto Marlowe, mientras se sentaba en un sillón. Miró a Soriano, sonrió, levantó las cejas y dijo en español-: ¿Va a llevarse a la muchacha? No cabrá en el diván.

Ella seguía aferrada al brazo del argentino.

– Usted es detective. Dígale que me suelte.

– Dice mi amigo que lo suelte.

La muchacha dio un paso hacia atrás. Sorpresivamente fría y resuelta, levantó un brazo y cruzó la cara de Soriano con una bofetada. El periodista se tocó la mejilla con una mano, hizo un gesto de furia amenazante, y la mujer desapareció tras la puerta. Marlowe, muy serio, miró a su compañero.

– ¡Que golpe! Debe dolerle.

– ¡Déjese de bromas! Hoy me han pegado más que en toda mi vida.

– ¡Esta comedia es incomprensible, señores! ¡Váyanse o llamare a la guardia! -dijo Van Dyke, bastante molesto.

– ¿Oyo, Marlowe? Eso lo entendí. Si viene el negro se arma otra vez y no quiero recibir más palizas.

– No asuste a mi amigo, señor Van Dyke. Sea más cortes.

– Son un par de locos. Primero entran sin permiso, tan rotosos como dos vagabundos, después usted se sienta en mi mejor sillón como si estuviera en su casa y me hace preguntas impertinentes. Su amigo provoca a mi secretaria y se hace golpear, luego pelean entre ustedes y se insultan. ¡Esto es demasiado!

Van Dyke abrió un cajón y saco una pequeña pistola calibre 22 corto. Marlowe abrió los brazos.

– ¡Otra vez!

Soriano levantó las manos. Por su cara redonda corrían algunas gotas de sudor. Miró a Marlowe.

– ¿Ahora nos van a pegar un tiro? Yo vine a buscar información sobre Laurel y Hardy, no a jugar a los cowboys.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Triste, solitario y final»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Triste, solitario y final» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Triste, solitario y final»

Обсуждение, отзывы о книге «Triste, solitario y final» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x