Juan Onetti - Cuando ya no importe
Здесь есть возможность читать онлайн «Juan Onetti - Cuando ya no importe» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Cuando ya no importe
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Cuando ya no importe: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Cuando ya no importe»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Cuando ya no importe — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Cuando ya no importe», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
El anuncio era muy distinto de sus compañeros de pagina. Ofrecía empleo a un hombre «cuya ambición no respeta ningún limite y que este dispuesto a viajar». Yo encajaba muy bien entre las edades mínima y máxima señaladas como indispensables. Nunca olvidare el numero telefónico al que estuve llamando inútilmente durante varios días aprovechando las horas de libertad que me concedía la tolva. A veces el teléfono estaba ocupado y el tono era de eternidad o lo imaginaba llamando a nadie en una vieja oficina despoblada.
Si era necesario cargar un barco con urgencia, S.O.S. también trabajaba los sábados de tarde. Pero por desgracia para aquel país eso no sucedía con frecuencia. De modo que yo estaba libre casi todas las tardes de sábado. Y las aprovechaba para intentar respuesta. Tal vez ese numero ya hubiera triunfado en su cacería de hombre ambicioso dispuesto a viajar. Si. Pero un miércoles de agosto muy asqueroso con su frió y lluvia, el numero se transformo en voz.
7 de abril
Trato de recordar como era aquella voz la primera vez que la escuche. Adjetivos: blanda, húmeda, acariciante, la manejada para insistir sin violencia en la oferta de algo obscena y apenas peligroso.
Era la misma voz que me repitió en la entre-vista: Usted debe tomar al pie de la letra aquello de que los últimos serán los primeros.
Acompañó la frase con una risita mas amable que burlona. La oficina estaba instalada en un edificio ruinoso de la ciudad vieja. La fachada estaba casi cubierta de chapas de cualquier material que ofrecían cualquier profesión, brujerías o callicidas. La oficina era una tristeza polvorienta, mesa de pino, dos sillas desparejas, teléfono y fichero metálico verde.
Y ahora el anunciante, que nada tenía que ver con el ambiente, me dio la rara sensación de ser un hombre que nada tenia que ver con nada. Pero la cara si tenia que ver con la voz. Era muy blanca, muy grande en comparación con el cuerpo casi infantil y excesivamente bien vestido. Un diamante en la corbata pero ningún anillo en los dedos manicurados. Cuando sonreía, mostrando fuertes dientes de caballo, los labios se adelantaban para formar un circulo perfecto.
– ¿ Y su ambición hasta donde cree que podría llegar?
– Depende. No me ofrecería para lucrar negros ni cualquier clase de esclavos.
– Lamento decirle que mi muestrario de ofertas es muy reducido. No dispongo de esa clase de infamias. Para su ambición le puedo proporcionar este destino: ir a un país desconocido, no hacer nada y cobrar mucho dinero. No hacer nada pero dejar hacer. Y también informar.
10 de abril
Me aleje de las ominosas S.O.S. alegando enfermedad y tuve tres entrevistas con el hombre que se hacía llamar «Profesor Paley, aunque no sean mi nombre ni titulo. También tengo otro nombre y profesión para usted».
En la segunda o en la ultima reunión, apareció la palabra destino. El profesor preguntó si el nombre Santamaría me era conocido. Le dije que toda América del Sur y del Centra estaba salpicada de ciudades o pueblos que llevaban ese nombre.
– Ya lo se. Pero nuestra Santamaría es cosa distinta.
Así apunto, mas o menos fiel, el episodio de mi adiós a Monte. Recuerdo que entonces robe el lema del New York Times y me jure apuntar todo lo que fuera digno de ser apuntado.
12 de abril
Me resulta fácil empezar estos apuntes pero no se si podré cumplir la auto promesa de continuar apuntando diariamente. Porque ignoro adonde voy y para que me llevan.
Mi situación en Monte es muy mala y bordea la angustia, en la que no acepto entrar porque me ayuda siempre el recuerdo de un amigo de mucho tiempo atrás llamado Kirilov o algo parecido. Se que lo expulsaron de su partido.
28 de abril
Cuando salí de Monte con un currículum abusivamente sobresaliente y bajo el brazo un recién nacido titulo de ingeniero, el profesor Paley estaba a mi lado y no me abandono hasta que pisamos Santamaría. No necesito hablar mucho para convencerme de que para mi no había trabajo en el país donde yo había nacido. Sin violencia, me hizo firmar un con-trato que cubría un par de anos y prometía sueldos en buenos dólares. Vagamente, me explico que no se trataba de construir una presa o represa, sino solamente de cimentar lo que ya estaba hecho. Como a mi todo me daba igual, después de muchos desengaños de clase diversa, firme lo que Paley quiso.
En el principio, después de huir de Monte, tristeza y peligro, luego de atravesar el río de barro y de sueñera, luego de remontar otro río, mas estrecho y cuya tradición esta hecha de amenaza y suicidio, desemboque en un amanecer san mariano.
Pero mi visita oficial a Santamaría, y a la par-te final y mas importante de mi destino, sucedió días después cuando Paley, judío portugués y el único conocido de mis nuevos patrones, me acerco al río en su coche sueco.
Estuve mirando la parte paisajística de mi futuro. A la izquierda, una enorme casa rodante con un automóvil gris ensillado; al frente, una casona, desconchada y sucia, y luego, sobre el recodo de las aguas, apuntando a mas tierra incógnita de Santamaría Nueva, un puente de tablas con barandas de soga. A la derecha, árboles, bosques, jungla.
Pienso que con lo escrito cualquier lector puede dibujar un mapa de aquella región de Santamaría. Pero ni yo sabia de mi acercamiento, tan lento, a través del gotear monótono de los días y las paginas, a la mas dolorosa y vulgar de las caras de mi desgracia.
Ahí estuve y mire. Con la promesa, cumplida, de muchos dólares, la perspectiva de un trabajo interesante y embrutecedor, la esperanza de una larga aunque incompleta soledad. No se cuanto mas tarde estuve recordando el faro que nunca pude habitar en el Río Negro.
Paréntesis: Fue en Monte donde me entere de la existencia de un puesto vacante de farero en el Río Negro, un río que parte el país, casi exactamente, en mitades. Algún cínico apátrida me dijo una vez que la parte norte era para Brasil y la del sur para los argentinos. Yo andaba solo y muy pobre y con ganas de huir de todo el mundo. Por contactos familiares, el faro llego a ser mío en los papeles de la burocracia. Pero cuando supe que mi deseada soledad solo iba a ser quebrada una vez cada seis meses por una lancha cargada con latas de comida y diarios, de fechas caducas, me eche atrás aterido por un miedo mas fuerte que la humedad del faro nunca usado.
Olvido el Río Negro y su alto faro parpadeante que seguirá señalando rutas a los marinos. Es probable que lo hayan privatizado y que algunos nórdicos estén cobrando peaje.
Ahora contemplo otro no que supongo manso. Queda descrito sumariamente este curioso escenario; como todos, reclama personajes, personas, pobladores que, poco mas tarde, fueron apareciendo y el supuesto portugués me los fue presentando.
Fue como si hubiera hecho chasquear los dedos. Primero aparecieron Tom, Dick y Harry con grandes botas aguadas, con grandes blancas sonrisas aprendidas desde la infancia allá en Oklahoma City o Main Street o Texas. Me parecieron simpáticos y crueles. Nos saludamos: su español baldado y mi ingles tartamudo. Con mucha cordialidad me hicieron saber que la represa estaba prácticamente terminada y que solo podía servir para dar consejos innecesarios sobre una vaguedad que no nombraban obras de ratificación de apuntalamiento. También supe por ellos que, mas allá del temeroso puentecito y siguiendo siempre hacia el este, existía y prosperaba una Colonia Suiza de la que alguien alguna vez, en un pasado huidizo, me había hablado. La mención de la Colonia me bastó para que Tom, Dick y Harry se rejuvenecieran con rubores débiles y breves, rieran y cambiaran golpes en los hombros desarrollados y fortalecidos en los campos de deportes de universidades tan lejanas ahora como sus primeras juventudes.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Cuando ya no importe»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Cuando ya no importe» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Cuando ya no importe» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.