Kazuo Ishiguro - Los inconsolables

Здесь есть возможность читать онлайн «Kazuo Ishiguro - Los inconsolables» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Los inconsolables: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Los inconsolables»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Ryder, un famoso pianista, llega a una ciudad de provincias en algún lugar de Europa central. Sus habitantes adoran la música y creen haber descubierto que quienes antes satisfacían esta pasión eran impostores. Ryder es recibido como el salvador y en un concierto apoteósico, para el que todos se están preparando, deberá reconducirlos por el camino del arte y la verdad. Pero el pianista descubrirá muy pronto que de un salvador siempre se espera mucho más de lo que puede dar y que los habitantes de aquella ciudad esconden oscuras culpas, antiguas heridas jamás cerradas, y también demandas insaciables. "Los inconsolables" es una obra inclasificable, enigmática, de un discurrir fascinante, colmada de pequeñas narraciones que se adentran en el laberinto de la narración principal, en una escritura onírica y naturalista a un tiempo, y cuentan una historia de guerras del pasado, exilios y crueldades, relaciones imposibles entre padres e hijos, maridos y mujeres, ciudades y artistas. Una obra que ha hecho evocar "El hombre sin atributos" de Musil.

Los inconsolables — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Los inconsolables», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Al cabo de unos minutos empezó a invadirme el pánico, y pensé en pararme y preguntar por dónde se iba. Pero después pensé que no era una buena idea. Durante todo el tiempo que me había pasado caminando, la gente se había vuelto -e incluso parado en seco en medio de la acera- para mirarme. Yo había sido vagamente consciente de ello, aunque en mi afán por encontrar el camino no le había concedido demasiada importancia. Pero ahora me daba cuenta de que, dada la inminencia del acto en la sala de conciertos, y dado todo lo que había en juego, no me convenía ser visto vagando por las calles, obviamente extraviado e indeciso. Hice un esfuerzo y erguí el cuerpo, y adopté el porte de quien, con todos sus asuntos bajo control, se está dando un relajante paseo por la ciudad. Me forcé a aminorar el paso y sonreí afablemente a quienes se volvían a mi paso para mirarme.

Al final torcí una esquina y vi, más cercana que nunca, la sala de conciertos. La calle que acababa de tomar era más ancha que las otras, con cafés y tiendas vivamente iluminadas en ambas aceras. La cúpula no se hallaba a más de una o dos manzanas, un poco más allá de donde la calle se perdía de vista tras una curva.

Me sentí no sólo aliviado, sino también mucho más seguro en relación con la velada que me aguardaba. La sensación que había experimentado antes -que todo encajaría cuando llegara a la sala y me viera sobre el escenario- me tranquilizó de nuevo, y empecé a recorrer la calle con ánimo muy cercano al entusiasmo.

Pero entonces, al doblar la esquina, me topé con algo realmente inesperado. Un poco más adelante había un muro de ladrillo que me cortaba el paso, que iba, de hecho, de un lado a otro de la calle. Mi primer pensamiento fue que tras el muro habría una vía férrea, pero enseguida me percaté de que los altos edificios de ambos lados continuaban por encima del muro hasta perderse de vista. Aquel muro despertó mi curiosidad, ciertamente, pero al principio no lo consideré un problema, porque pensé que cuando llegara a él encontraría un arco o pasadizo subterráneo que me permitiría el paso al otro lado. La cúpula, en cualquier caso, se hallaba ahora muy cerca, iluminada por focos y recortada contra el cielo del crepúsculo.

Pero cuando me acerqué y me vi ante el muro caí en la cuenta de que no existía tal paso. Las aceras de ambos lados de la calle se encontraban sin más con el muro de ladrillo. Miré en torno, perplejo, y recorrí de un extremo a otro el muro, negándome a aceptar que no hubiera paso alguno, o siquiera un mero hueco por donde deslizarme hasta el lado opuesto. Nada. Finalmente, después de permanecer un momento allí de pie, impotente, ante el muro, le hice una seña a un viandante -una mujer de mediana edad que salía de una tienda de regalos cercana-, y le dije:

– Perdone, pero deseo llegar a la sala de conciertos. ¿Cómo podría pasar al otro lado?

La mujer pareció sorprenderse ante mi pregunta.

– Oh, no -dijo-. No puede pasar al otro lado del muro. Por supuesto que no puede. Ese muro cierra la calle por completo.

– Pero eso es un verdadero engorro -dije-. Tengo que llegar a la sala de conciertos.

– Sí, supongo que es un engorro -dijo la mujer, como si jamás se hubiera puesto a pensar en el asunto-. Cuando le he visto mirándolo y mirándolo hace un momento, señor, pensé que era un turista. Este muro, como podrá ver, resulta una gran atracción turística.

Señalaba hacia un expositor giratorio de postales que había junto a la tienda de regalos. A la luz de la entrada de la tienda, pude ver multitud de postales que mostraban ostentosamente el muro.

– Pero ¿a qué diablos viene un muro precisamente aquí? -pregunté, alzando la voz pese a mí mismo-. Es monstruoso. ¿Para qué sirve una cosa semejante?

– Le comprendo perfectamente. Para un forastero, y en especial para alguien que necesite llegar rápidamente a algún sitio, debe de ser un auténtico fastidio. Supongo que usted lo llamaría un disparate. Lo construyó cierto personaje excéntrico a finales del siglo pasado. Es algo bastante raro, por supuesto, pero es famoso desde entonces. En el verano, esta zona donde ahora estamos se llena de turistas. Norteamericanos, japoneses… Y no paran de sacarle fotos.

– Es absurdo -dije, furioso-. Por favor, dígame cómo llegar enseguida a la sala de conciertos.

– ¿La sala de conciertos? Bien, la verdad es que si piensa ir a pie le va a resultar francamente lejos… Claro que ahora mismo, estando aquí, la tenemos prácticamente a un paso. -Alzó la mirada hacia la cúpula-. Pero en la práctica, con el muro ahí, eso no quiere decir mucho.

– ¡Esto es absolutamente ridículo! -Había perdido la paciencia-. Encontraré el camino yo solo. Ya veo que usted es incapaz de entender que una persona pueda estar realmente atareada, tenga una apretada agenda y no pueda permitirse andar deambulando de un lado a otro durante horas. De hecho, si me permite decirlo, este muro es algo muy propio de esta ciudad. Llena de obstáculos absolutamente absurdos. ¿Y qué hacen al respecto? ¿Se enfadan por el muro de marras? ¿Exigen que sea derribado inmediatamente para que la gente pueda moverse libremente? No, lo soportan durante casi un siglo. Hacen postales de él y creen que es algo encantador. ¿Encantador este muro de ladrillo? ¡Qué monstruosidad! ¡Creo que voy a utilizarlo como símbolo esta noche en mi discurso! Por suerte para ustedes ya tengo en mente la mayor parte de lo que voy a decir, y soy por naturaleza reacio a cambiar cosas en el último momento. ¡Buenas noches!

Dejé allí a la mujer y me apresuré a desandar rápidamente el camino, resuelto a no permitir que un contratiempo tan absurdo echara por tierra mi recién recuperada confianza en mí mismo. Pero luego, al seguir andando y ver que la sala de conciertos se iba alejando más y más, sentí que volvía a mí el desánimo. La calle me pareció mucho más larga de lo que me había parecido antes, y cuando llegué al final y salí de ella volví a verme perdido en la urdimbre de estrechas callejuelas.

Al rato de inútil deambular sin rumbo, me sentí incapaz de seguir y me detuve. Al verme junto a la terraza de un café me dejé caer en una de las sillas de la mesa más cercana, y nada más hacerlo sentí que huía de mí lo poco que me quedaba de energía. Era vagamente consciente de que empezaba a caer la tarde, de que había una luz eléctrica en alguna parte, a mi espalda, de que, con toda probabilidad, aquella luz me estaba iluminando ante los transeúntes y ante los clientes del café…, pero de alguna forma seguía sin sentir la urgencia de enderezar mi postura o siquiera de disimular mi abatimiento. Al poco apareció un camarero. Pedí un café, y seguí con la mirada fija en la sombra que proyectaba mi cabeza sobre la mesa metálica. Todas las eventualidades aciagas que antes me habían conturbado el ánimo en relación con la velada volvían a agolparse ahora en mi cabeza. Y, sobre todas ellas, la deprimente idea de que mi decisión de dejarme fotografiar ante el monumento Sattler había minado irreversiblemente mi autoridad en la ciudad; de que ahora el terreno a recuperar se había vuelto casi msalvable y de que nada salvo una actuación sobremanera imperiosa en la ronda de preguntas y respuestas podría ahorrarme unas consecuencias absolutamente catastróficas… De hecho, por espacio de un instante, me sentí tan abrumado por tales pensamientos que me vi al borde de las lágrimas. Pero entonces advertí que alguien me había puesto una mano en la espalda, y que me decía con voz suave:

– Señor Ryder, señor Ryder…

Supuse que era el camarero que había vuelto con el café, y le indiqué con un gesto que lo dejara en la mesa. Pero la voz continuó pronunciando mi nombre, y al levantar la mirada vi a Gustav mirándome con expresión preocupada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Los inconsolables»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Los inconsolables» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Los inconsolables»

Обсуждение, отзывы о книге «Los inconsolables» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x