Nora Roberts - Sinfonía Inacabada

Здесь есть возможность читать онлайн «Nora Roberts - Sinfonía Inacabada» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Sinfonía Inacabada: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Sinfonía Inacabada»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La joven pianista Vanessa Sexton había vuelto a su ciudad natal tratando de obtener algunas respuestas de su madre, de la que se había separado hacía doce años. Pero en aquel viaje de reencuentro con su pasado también tenía que enfrentarse a Brady Tucker, el único hombre al que había amado y que ya le había roto el corazón en una ocasión. Vanessa creía que aquel enamoramiento era algo que ya no le podría afectar, pero cada vez que veía a Brady sentía unas emociones que no sabía si estaba dispuesta a aceptar…

Sinfonía Inacabada — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Sinfonía Inacabada», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

A continuación, Loretta se dirigió a un aparador de cristal y abrió la puerta.

– Encontré esta copa de cobalto en un mercadillo, escondida en una caja. Esa salsera la compré en una subasta, pero pagué demasiado. No me pude resistir. Los saleros son franceses y tendré que esperar a que venga un coleccionista para que me los quite de las manos.

– ¿Cómo sabes todo eso?

– Aprendí mucho trabajando aquí antes de comprarlo. También leyendo y visitando tiendas y subastas de antigüedades -comentó mientras cerraba la puerta del aparador-.Y también a través de los fallos. He cometido algunos errores que me han costado mucho dinero, pero también he conseguido pescar verdaderas gangas.

– Tienes muchos objetos preciosos. ¡Oh, mira esto! -exclamó Vanessa. Casi con reverencia, tomó un joyero de porcelana de Limoges-. Es precioso.

– Siempre hago todo lo posible por tener algunas piezas de porcelana de Limoges, tanto si son antigüedades como piezas nuevas.

– Yo también tengo una pequeña colección. Resulta difícil viajar con algo tan frágil, pero siempre consiguen que las suites de un hotel se parezcan más a casa.

– Me gustaría que te la quedaras.

– No, no puedo aceptarla.

– Por favor -insistió Loretta antes de que Vanessa pudiera volver a dejarla en su sitio-. No he podido regalarte nada en muchos cumpleaños. Me gustaría mucho que la aceptaras.

Vanessa miró atentamente a su madre. Al menos, tenían que superar el primer obstáculo.

– Gracias. Te aseguro que la atesoraré.

– Te daré una caja. ¡Oh! La puerta vuelve a sonar. Tengo muchas personas que vienen a mirar los días de diario por la mañana. Puedes echar un vistazo a la planta de arriba si quieres.

– No, te esperaré.

Loretta la miró encantada antes de ir a recibir a su cliente. Cuando Vanessa oyó la voz del doctor Tucker dudó. Entonces, fue a saludarlo también.

– ¡Vaya, Van! ¿Has venido a ver cómo trabaja tu madre?

– Sí.

Tenía el brazo alrededor de los hombros de Loretta. Esta se había ruborizado profundamente. Vanessa comprendió que acababa de besarla.

– Es un lugar maravilloso -añadió, tratando de mantener a raya sus sentimientos.

– Así se mantiene alejada de las calles. Por supuesto, yo también me voy a ocupar de eso a partir de ahora.

– ¡Ham!

– No me digas que aún no se lo has dicho a tu hija -comentó Tucker, con impaciencia-. Dios Santo, Loretta, has tenido toda la mañana.

– ¿Decirme qué?

– He tardado dos años en convencerla, pero finalmente me ha dicho que sí -contestó Ham.

– ¿Sí? -repitió Vanessa.

– No me irás a decir que eres tan lenta de entendederas como tu madre, ¿verdad? -bromeó. Entonces, besó a Loretta en la cabeza y sonrió como un muchacho-. Nos vamos a casar.

– Oh -repuso Vanessa, sin emoción alguna-. Oh.

– ¿Es eso lo único que se te ocurre? -preguntó Tucker-. ¿Por qué no nos das la enhorabuena y me das un beso?

– Enhorabuena -dijo ella, mecánicamente. Entonces, se acercó para darle un beso muy frío en la mejilla.

– He dicho un beso -protestó Tucker. La agarró con el brazo y la apretó con fuerza. Vanessa tuvo que abrazarlo también.

– Espero que seáis muy felices -consiguió decir. En aquel momento, descubrió que lo decía en serio.

– Claro que lo seremos. Además, yo me llevo dos bellezas por el precio de una.

– Menuda ganga -comentó Vanessa, con una sonrisa-. ¿Y cuándo es el gran día?

– Tan pronto como pueda convencerla -dijo Tucker. No se le había pasado por alto que madre e hija no habían intercambiado ni una palabra ni un abrazo-. Esta noche, Joanie nos invita a cenar a todos para celebrarlo.

– Allí estaré.

Cuando Vanessa dio un paso atrás, Tucker esbozó una picara sonrisa.

– Después de la clase de piano.

– Veo que las noticias viajan muy rápido -comentó Vanessa, atónita.

– ¿La clase de piano? -preguntó Loretta.

– Annie Crampton, la sobrina nieta de Violet Driscoll -dijo Tucker soltando una carcajada al ver el rostro de disgusto de Vanessa-. Violet ha contratado a Vanessa esta mañana.

– ¿Y a qué hora es esa clase? -quiso saber Loretta con una sonrisa.

– A las cuatro. Esa mujer que hizo sentirme como si estuviera de nuevo en el colegio.

– Yo puedo hablar con la madre de Annie si quieres -ofreció Loretta.

– No, no importa. Sólo es una hora a la semana mientras yo esté aquí, pero es mejor que regrese a casa -comentó. Aquel no era el momento para preguntas sobre el pasado-. Tengo que preparar lo que voy a hacer. Gracias por el joyero.

– No te lo he envuelto.

– No importa. Lo veré en casa de Joanie, doctor Tucker.

– Tal vez, ahora que somos familia, me podrías llamar Ham.

– Sí, claro, supongo que sí. Eres una mujer muy afortunada -le dijo a su madre. Le costó menos trabajo del que había imaginado poder darle un beso.

– Lo sé -susurró Loretta, muy emocionada.

Cuando las campanillas anunciaron la partida de Vanessa, Ham se sacó un pañuelo.

– Lo siento -musitó Loretta mientras se sonaba la nariz.

– Tienes derecho a derramar unas cuantas lágrimas. Ya te dije que cambiaría de opinión.

– Tiene todas las razones del mundo para odiarme.

– Eres muy severa contigo misma, Loretta. No voy a consentirlo.

– Te aseguro, Ham, que daría cualquier cosa por volver a tener otra oportunidad con ella.

– Lo único que necesitas es tiempo -afirmó Ham. Entonces, le levantó la barbilla y la besó-. Dale tiempo.

Vanessa escuchó pacientemente la monotonía con la que Annie apretaba las teclas para tocar una sencilla cancioncilla infantil. Tal vez fuera muy hábil con las manos, pero, hasta aquel momento, Vanessa no había visto que les diera buen uso.

Annie era una niña muy delgada, de cabello rubio, actitud algo hosca y rodillas huesudas. Sin embargo, tenía las palmas de la mano anchas para ser una niña de doce años. Sus dedos no eran muy elegantes, pero eran tan robustos como pequeños arbustos.

«Tiene potencial», pensó Vanessa, mientras sonreía para darle ánimos. Estaba segura de que la niña tenía potencial por algún lado.

– ¿Cuántas horas a la semana practicas, Annie? -preguntó Vanessa cuando la niña terminó por fin.

– No sé.

– ¿Haces ejercicios de dedos todos los días?

– No sé.

Vanessa apretó los dientes. Había aprendido que Annie contestaba así a todas sus preguntas.

– Llevas un año dando clases.

– No…

– ¿Por qué no hacemos que eso sea más fácil? -le preguntó Vanessa impidiéndola así que le respondiera del modo habitual-. ¿Qué es lo que sabes?

Annie se limitó a encogerse de hombros. Vanessa se rindió por fin. Decidió sentarse sobre el taburete del piano al lado de la niña.

– Annie, quiero que seas sincera conmigo. ¿Quieres dar clases de piano?

– Supongo que sí.

– ¿Quieres porque tu madre quiere que aprendas a tocar el piano?

– Yo le pregunté si podía aprender. Pensé que me gustaría…

– Pero no te gusta.

– Más o menos. A veces, pero sólo consigo tocar canciones de bebés.

– Mmm -susurró Vanessa. Comprendía perfectamente lo que quería decir la pequeña-. ¿Qué te gustaría tocar?

– Canciones como las de Madonna. Ya sabes, canciones buenas, como las que se escuchan en la radio. Mi otro profesor decía que eso no es música de verdad -dijo la niña, mirando a Vanessa de reojo.

– Toda la música es música de verdad. Podríamos hacer un trato.

– ¿Qué clase de trato? -preguntó Annie, con la voz llena de sospecha.

– Si tú practicas una hora al día los ejercicios para los dedos y la lección que yo te dé, te compraré partituras de Madonna. Y te enseñaré a tocarlas.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Sinfonía Inacabada»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Sinfonía Inacabada» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Sinfonía Inacabada»

Обсуждение, отзывы о книге «Sinfonía Inacabada» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x