Butch puso su mano en la ventana, como si pudiese alcanzar al hermano.
La criatura levantó su cabeza, sus blancos ojos parpadeaban. Abruptamente hizo una gran respiración, y luego el macizo cuerpo comenzó a estremecerse. Un alto y penetrante grito salió de su garganta, resquebrajándose en la noche. Hubo otro destello brillante. Y luego Rhage apareció desnudo en el suelo.
Butch abrió la puerta del coche y se arrodilló junto a su amigo.
Rhage temblaba incontrolablemente en la suciedad y la hierba, su piel estaba húmeda y pegajosa, sus ojos cerrados, su boca moviéndose lentamente. Había sangre negra por toda su cara, en su pelo, sobre su pecho. Su estómago estaba terriblemente distendido. Y había un pequeño hundimiento en su hombro donde una bala le había golpeado.
Butch se quitó bruscamente la chaqueta y la puso sobre el vampiro. Inclinándose hacia abajo, trató de oír las palabras que musitaba. -¿Qué ha pasado?
– ¿Heridos? ¿Tú… V?
– No, estamos bien.
Rhage pareció relajarse un poco. -Llévame a casa… por favor… llévame a casa.
– No te preocupes por nada. Te vamos a cuidar.
O se movió rápidamente a través del claro, apartándose de la matanza. Su camión estaba aparcado en la calle, a un kilómetro de distancia. Creía que tenía otros tres o cuatro minutos antes de poder lograrlo, y hasta ahora nadie le perseguía.
Había salido corriendo en el instante en el que el destello de luz había atravesado el claro, sabiendo malditamente bien lo que venía después de ese fuego de artificio. Había creído que era gas paralizante o el precursor de alguna explosión, pero entonces escuchó un rugido. Cuando miró sobre su hombro, se paró en seco. Algo estaba haciendo un número con sus compañeros lesser, abatiéndolos como moscas.
Una criatura. De la nada.
No había observado lo suficiente, y mientras corría, volvió la mirada hacia atrás otra vez para asegurarse de que no lo perseguían. El camino de atrás estaba todavía claro, y en el camino de delante estaba el camión. Cuando llegó, se lanzó adentro, encendió el motor, y le dio al acelerador.
La primera orden del asunto era separarse de la escena. Una masacre como ese iba a atraer atención, ya fuera por lo que se veía y parecía, como el rato en que había ocurrido o por lo que quedó cuando hubo terminado. En segundo lugar había que hacer un reconocimiento. El Sr. X se iba a super cabrear por esto. El floreciente escuadrón de O había desaparecido, y los otros lessers a los que había invitado a observar la disciplina sobre E estaban muertos, también. Seis asesinatos en menos de media hora.
Y maldición, él no sabía mucho sobre el monstruo que había hecho el daño. Estaban colgando el cuerpo de E en el árbol cuando el Escalade se había acercado al lado del camino. Un guerrero rubio había salido, tan grande, tan rápido, que obviamente era un miembro de La Hermandad. Había habido otro varón con él, también increíblemente letal, incluso un humano, aunque solo Cristo sabía lo que ese tipo estaba haciendo con los dos hermanos.
La pelea había seguido aproximadamente durante ocho o nueve minutos. O se había colocado adelante del rubio, le había dado puñetazos muchísimas veces sin efecto visible en la resistencia del vampiro o en su fuerza. Dos de ellos habían sido profundos cuando uno de los otros lessers había disparado una pistola. O tuvo que agacharse rápidamente y rodar, casi le habían dado. Cuando había mirado hacia arriba, el vampiro se agarraba fuertemente el hombro y caía hacia atrás.
O se había abalanzado sobre él, queriendo matarlo, pero cuando saltó hacia adelante, el lesser con la pistola había tratado de alcanzar al mismo vampiro. El idiota había tropezado con la pierna de O y habían caído al suelo los dos. Entonces la luz apareció y el monstruo salió. ¿Era posible que esa cosa hubiese venido de cierta manera del guerrero rubio? Hombre, qué arma secreta podría ser.
O imaginó al guerrero, recordando cada aspecto del varón desde sus ojos, su cara incluso las ropas que llevaba puestas y la forma en que se movía. Tener una buena descripción del hermano rubio sería crucial para los interrogatorios de la sociedad. Preguntas más específicas a los cautivos probablemente les conduciría entonces a mejores respuestas.
E información sobre los hermanos era lo que estaban buscando. Después de décadas simplemente golpeando civiles, los lessers ahora apuntaban hacia La Hermandad específicamente. Sin esos guerreros, la raza de los vampiros sería completamente vulnerable, y los asesinos finalmente podrían terminar su trabajo erradicando la especie.
O fue hacia el aparcamiento en el local indicado por el láser, pensando que la única cosa buena de la tarde había sido cuando había matado a E lentamente. Volcar su irritación en el cuerpo del asesino había sido como beber una cerveza fresca en un día caliente de verano. Satisfecho. Calmado.
Pero lo que luego había sucedido lo había puesto al borde del camino.
O le dio a la tecla de su teléfono y marcó rápidamente. No había razón para esperar hasta llegar a casa para hacer un informe. La reacción del Sr. X pensó que sería peor si las noticias se retrasaban.
– Hemos tenido una situación. -Dijo cuándo la llamada tuvo contestación.
Cinco minutos más tarde colgó el teléfono, dio la vuelta al camión, y volvió a la zona rural del pueblo.
El Sr. X había requerido una audiencia. En su cabaña privada en el bosque.
Rhage sólo podía ver sombras, mientras sus ojos eran incapaces de enfocar o filtrar demasiada luz. Odiaba la pérdida de facultades e intentó rastrear lo mejor que pudo las dos formas grandes que se movían a su alrededor. Cuando las manos lo agarraron por las axilas y lo golpearon por encima de sus tobillos, gimió.
– Tranquilo, Rhage, vamos a levantarte durante un segundo, ¿vale? Dijo V.
Una bola de fuego de dolor atravesó como un relámpago su cuerpo cuando lo movieron y lo colocaron en la parte de atrás del Escalade. Lo pusieron en el suelo. Las puertas se cerraron. El motor se encendió con un bajo ronroneo.
Tenía tanto frío que sus dientes castañeteaban, e intentó sortear todo lo que estaba cerca de sus hombros. No podía mover las manos, pero alguien le tiró encima lo que parecía una chaqueta.
– Solo mantente allí, chico grande.
Butch. Era Butch.
Rhage luchó por hablar, odiando el apestoso sabor de su boca.
– Nah, relájate, Hollywood. Estate tranquilo. V y yo te llevaremos a casa.
El coche comenzó a moverse, mientras golpeaba a lo largo y a lo ancho de su espalda sobre la carretera. Él gimió como un afeminado, pero no podía ayudar. Sentía su cuerpo como si lo hubieran golpeado en todas partes con un bate de baseball tipo A, con una alcayata al final.
Y los huesos y doloridos músculos eran su menor problema comparados con su estómago. Rezaba para llegar a casa antes de vomitar en el coche de V, pero no había ninguna garantía sobre que aguantara tanto. Sus glándulas salivales tenían trabajo extra, de manera que tuvo que tragar repetidamente. Lo cual hizo que se le dispara el reflejo de atragantarse. Que instó en la náusea a volver. Que le hizo querer…
Tratando de salirse de la espiral, él respiró lentamente a través de su nariz.
– ¿Cómo va por ahí, Hollywood?
– Prométeme. La ducha. Lo primero.
– Lo conseguiste colega.
Rhage creía haberse desmayado porque se despertó cuando estaba siendo transportado en el coche. Escuchó voces familiares. De V. De Butch. Un gruñido profundo que sólo podría ser Wrath.
Perdió la conciencia otra vez. Cuando volvió, algo frío estaba contra de su espalda.
– ¿Puedes pararte para mi? -Preguntó Butch.
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