Penny Vincenzi - Reencuentro

Здесь есть возможность читать онлайн «Penny Vincenzi - Reencuentro» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Reencuentro: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Reencuentro»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Una noche de 1987, alguien abandona a una niña recién nacida en el aeropuerto de Heathrow. Un año antes, tres chicas, Martha, Clio y Jocasta, se habían conocido por casualidad en un viaje y habían prometido volver a encontrarse, aunque pasará mucho tiempo antes de que cumplan la promesa. Para entonces, Kate, la niña abandonada, ya será una adolescente. Vive con una familia adoptiva que la quiere, aunque ahora Kate desea conocer a su madre biológica. Es decir, una de aquellas tres jóvenes, ahora mujeres acomodadas. Pero ¿qué la llevó a una situación tan desesperada?
La trama que desgrana este libro se sitúa allí donde confluyen entre estas cuatro vidas. Y es que Kate verá cumplido su deseo aunque, como enseñan algunas fábulas, a veces sea mejor no desear ciertas cosas…

Reencuentro — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Reencuentro», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Se sirvió un vaso de agua mineral y se lo llevó al dormitorio, para acabar de hacer la maleta, cuando sonó el timbre. Serían los documentos que Paul le había prometido mandarle a casa.

No eran los documentos, era Ed.

– No puedes pasar -dijo Martha, mirándole, de pie en el rellano, pensando sin poder evitarlo que estaba guapísimo, con una camisa blanca con el cuello desabrochado y vaqueros, como salido de una película-. Estoy haciendo la maleta, voy a coger un avión.

– Me da igual que vayas a coger un cohete -dijo-. Quiero saber qué pasa. Ha pasado algo, Martha, ¿verdad? Me da igual, me da igual que estés enamorada de otro, me da igual si tienes una enfermedad terminal…, bueno, eso es una chorrada, por supuesto que me importaría, pero tengo que saberlo. No puedo soportarlo. Tienes que decírmelo.

– No ha pasado nada -dijo ella, apretando los puños y mirándole cara a cara con considerable valor, ¿podría adivinarlo en sus ojos?-. No ha pasado nada en absoluto. Estoy… estoy ocupadísima. Mañana me voy a Sidney.

– ¿A Sidney? ¿Cuánto tiempo?

– Sólo una semana. Tenemos un cliente allí. Un cliente muy importante -añadió con voz firme.

– Martha, por el amor de Dios, ¿de qué se trata? ¿Qué te ha pasado? Tienes que decírmelo, no pienso marcharme hasta que me lo digas.

– No ha pasado nada -dijo, y empezaba a asustarse porque él parecía muy desesperado.

– Martha -dijo Ed con calma-, te quiero. Conozco cada centímetro de ti. Literalmente. Sé cómo eres cuando eres feliz y cuando estás triste y cuando estás estresada y cuando quieres sexo, y sé cuándo quieres hablar y cuándo quieres estar callada y cuándo te sientes fatal y cansada y mezquina. Y sé que te ha pasado algo, lo sé. No tiene nada que ver con el trabajo. Sé que tienes miedo. ¿De qué tienes miedo, Martha? Tienes que decírmelo. ¿Qué has hecho? Nada de lo que hayas hecho puede escandalizarme, o enfadarme, a menos que te hayas enamorado de otro. Eso tendría que superarlo, pero al menos lo sabría. ¿Es eso? ¿Has encontrado a otro?

– No -dijo ella con calma-. No hay nadie más.

– Entonces ¿qué pasa?

Ella se quedó callada.

– Martha, mírame. Dime qué coño ha pasado.

Y por un momento Martha quiso contárselo, sólo para quitárselo de encima, para saber que otro lo sabía, que esa cosa horrible y aterradora que había negado tanto tiempo, que había podido contener, aquel monstruo obsceno y temible, ya no estaba encerrado, pugnando por escaparse.

Pero no pudo.

– No ha pasado nada -dijo al fin, y después-: Discúlpame, no me encuentro muy bien.

Se metió en el baño, cerró la puerta de un portazo y empezó a vomitar violentamente, sin poder parar. Después se sentó en la taza, temblando y angustiada, con un dolor terrible en el estómago, preguntándose si podría salir de allí algún día.

Oyó que llamaba a la puerta, suavemente, pronunciando su nombre. Hizo un esfuerzo supremo, se lavó la cara, se cepilló los dientes y salió. Se enfrentó a él, intentando sonreír para tranquilizarle.

– Lo siento -dijo-, lo siento mucho.

Y entonces él lo dijo: lo peor que podría haber dicho.

– Martha, ¿no estarás embarazada?

Martha se echó a reír, con una risa histérica que acabó convirtiéndose en lágrimas. Temblaba de pies a cabeza, evitaba su mirada. Él la llevó a la sala, la sentó en el sofá y la miró mientras lloraba y gemía, como una mujer primitiva y salvaje. Por fin se fue calmando, y entonces Ed se sentó a su lado, la rodeó con los brazos, y le hizo apoyar la cabeza en su hombro. Ella se quedó así, por un momento en paz, donde quería estar, y él le cogió la mano y la entrelazó con la suya, después se la acercó a los labios y la besó.

– Gracias -dijo-, muchas gracias. Lo siento.

– Oh, Martha -dijo él, besándole la mano-. Ojalá confiaras en mí. Sea lo que sea, lo comprenderé y te perdonaré. Acabaré por saberlo. No sé cómo, pero lo sabré. No te dejaré en paz hasta que lo sepa y después tampoco. Creo que me necesitas.

– No -dijo Martha haciendo acopio de toda la fuerza de voluntad que le quedaba. Le soltó la mano y se apartó un poco de él-. No. No te necesito, Ed. Y tú me necesitas menos aún a mí.

– En eso te equivocas -dijo Ed-. Yo sí te necesito. Nos necesitamos los dos. Ahora me iré. Pero cuando vuelvas… ¿Cuándo será? ¿La semana que viene?

Ella asintió débilmente.

– Te estaré esperando. No creas que no estaré. No creas que abandonaré. Te quiero demasiado. Vete a la cama y duerme un poco, por Dios. ¿Quieres que me quede? Aquí -añadió, con un tímido esbozo de sonrisa.

– No -dijo Martha-, de ninguna manera. Debes irte. Pero gracias por ofrecerte. Eres muy bueno, Ed. Muy bueno.

– No -dijo Ed-. No soy bueno. Ya te lo he dicho. Te quiero.

Y se marchó.

Martha pasó la noche en vela. Había puesto el despertador a las cinco, pero vio pasar las horas y los cuartos; sentía un miedo abrumador, el corazón le latía acelerado, le dolía el estómago. Volvió a vomitar, más de una vez. Nunca se había sentido tan sola, ni siquiera en aquella horrible habitación con azulejos, con aquel tremendo dolor, pariendo a su bebé con un terror abyecto, mirándolo.

No, Martha, no pienses en eso, nunca más pienses en eso. No pienses en esa carita arrugada y llorosa, tan pacífica cuando la dejaste profundamente dormida. No lo recuerdes, no, no.

Cuando al fin sonó el despertador, estaba sentada en la cama, con la cabeza apoyada en los brazos, intentando no recordar.

Era la primera vez que le fallaba la fuerza de voluntad. No podía ponerse de pie, no podía caminar, ni para cruzar la habitación. Temblaba, todo su cuerpo temblaba con violencia. Primero tenía frío, después calor. Le dolía la cabeza, no veía bien. Se echó en la cama, se tapó y cerró los ojos. Se quedaría en la cama una hora más. No tenía que ir al gimnasio, podía ir al despacho a las siete. O a las ocho. A las ocho estaba bien, todo estaba preparado.

Pero a las siete, y a las ocho, seguía igual, su cuerpo se negaba a obedecerla. No podía ni sentarse ni ponerse de pie, ni siquiera podía darse la vuelta en la cama. Logró sacar un brazo y poner la radio, y oyó la tranquilizadora y maravillosa voz de John Humphry, como una presencia consoladora en la habitación. De repente se adormeció; entraba y salía de sueños, de sueños horribles de criaturas monstruosas detrás de puertas entornadas, de ella que se escondía y caía, de oscuridad y sangre. Después se despertó y oyó la voz de su hija.

Capítulo 26

Bien, se había acabado. Lo había logrado. Era verdad lo que decían todos de que Jenni Murray te hacía sentir relajada, tanto que casi había olvidado que había millones de personas escuchándolas. Kate, por supuesto, lo había hecho de maravilla, había hablado con naturalidad, sin perder la compostura. De dónde habría sacado, pensó Helen, cansada, sentada en el coche que la BBC les había proporcionado amablemente, esa seguridad en sí misma, esa capacidad para afrontar situaciones desconocidas, y después pensó, qué pregunta más tonta, de uno de sus padres, por supuesto.

Lo peor de todo para ella era que se había visto relegada a una especie de segunda división, ya no era exactamente la madre de Kate, ya no era responsable de su vida. Kate ya no parecía su niña, en realidad no parecía una niña en absoluto, sino un ser nuevo, que tomaba sus propias decisiones, que construía su futuro.

Al día siguiente iba a ir con Nat Tucker a un club de Brixton: se lo había dicho de una forma educada, pero con firmeza; él se lo había pedido y a ella le gustaría ir. Con todo lo que le había sucedido, parecía un poco inútil intentar impedírselo. Habían negociado que volviera a las dos como muy tarde. Esperaba que Nat pusiera objeciones y la salida se anulara, pero por lo visto él había dicho que era una pasada.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Reencuentro»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Reencuentro» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Reencuentro»

Обсуждение, отзывы о книге «Reencuentro» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x