Quiere decir resituarse en la vida que sigue. La segunda cosa que quiere decir aceptar es "interiorizar". Recuerden, venimos de la identificación (Él era como yo) y de la discriminación (pero no era yo). Y sin embargo yo no sería quien soy si ni siquiera lo hubiera conocido. Algo de esa persona quedó en mí. Esto es la interiorización. La conciencia de lo que el otro dejó en mí y la conciencia de que por eso siguen vivas en mí, las cosas que aprendí, exploré y viví. Lacan dijo algo fantástico respecto del duelo: "Uno llora a aquellos gracias a quienes es." Y a mí me parece increíblemente sabio este pensamiento, esta idea Gracias a algunas personas yo soy quien soy, sea yo consciente o no del proceso. De hecho, todos los seres que quiero en el mundo han tenido que ver con esto que yo soy hoy y por eso los lloraré cuando no estén Y aclaro que esto no sucede sólo con el fallecimiento de alguien. Siempre que lloro por una pérdida, aún en el caso de un divorcio (o sobre todo en el caso de un divorcio) lloro por perder lo que, me guste o no, ha sido determinante en que yo me haya transformado en lo que soy. Cuando decíamos al principio del libro que no importa el tiempo compartido, que no importa si te sacaron esto que llorás o no, si lo dejaste por algo mejor o por nada, señalábamos que el dolor de la pérdida es por la despedida de aquello, persona, cosa, situación o vínculo que ha sido fundamental en mi manera de ser. Y aquí termina el camino ¿Por qué? Porque me doy cuenta de todo lo que esa persona me dio y de que no se lo llevó con ella, me doy cuenta de que puedo tener dentro mío lo que esa persona dejó en mí y encuentro que esta es una manera de tener a la persona conmigo. Entonces descubro que ya no tengo que seguir cargando con el cadáver por la vida. La discriminación y la interiorización me permitirán aceptar la posibilidad de seguir adelante, a pesar de que como en todas las heridas también quedará una cicatriz. ¿Para siempre? Para siempre. ¿Entonces no se supera? Se supera pero no se olvida. Cuando el proceso es bueno las cicatrices ya no duelen y con el tiempo se mimetizan con el resto de la piel y casi no se notan, pero están ahí. Cuando yo hablo de esto me toco el muslo izquierdo y digo "acá está, esta es la cicatriz de la herida que me hice cuando me lastimé, yo tenía diez años". ¿Me duele? No, ni siquiera cuando me toco. No me duele. Pero si uno mira de cerca la cicatriz está.
Continuará…
ETAPAS DEL DUELO NORMAL.
Parálisis
1. Incredulidad
Negación Confusión ____________________ Llanto explosivo
2. Regresión Berrinche
Desesperación ____________________
3. Furia Con el causante de la muerte Con el muerto por abandono ____________________
____________________ --
4. Culpa Por no haberlo podido salvar Por lo que no hicimos ____________________
____________________ -- Impotencia Desasosiego
5. Desolación
Seudoalucinaciones Idealización Idea de ruina ____________________ --
6. Fecundidad
Acción dedicada Acción inspirada ____________________ --
7. Aceptación
Discriminación Interiorización ____________________
DESPUÉS DEL RECORRIDO
Un duelo ha sido elaborado cuando la persona es capaz de pensar en el fallecido sin el dolor intenso. Cuando es capaz de volver a invertir sus emociones en la vida y en los vivos. Cuando puede adaptarse a nuevos roles. Cuando aunque sea por un instante experimenta gratitud. Sin embargo aún en ese momento queda algo más para los duelos. Una post-cicatrización El tiempo después. He recorrido el camino de punta a punta ¿por qué falta algo? Porque el que elabora no olvida la pérdida después de terminado el proceso de duelo.
Cuando llega el cumpleaños del que se fue, o el aniversario de bodas, o el cumpleaños del nieto, o la Navidad, en cada uno de esos momentos se revive la historia y la cicatriz enrojece apenas y hasta vuelve a doler un poquito. Se trata de las "Reacciones de aniversario" según los libros y que yo prefiero llamar "El recuerdo de la cicatriz", porque todo sucede como si no fuera yo sino el recuerdo de la cicatriz lo que me recuerda el pasado. Si bien es cierto que cada año las cicatrices hablan en voz más tenue, a veces pasa mucho tiempo hasta que dejan de recordarnos lo perdido. Supongo que hay algunas cicatrices más memoriosas que duelen para siempre. ¿Cuánto dura un duelo normal? ¿Existe un tiempo normal de duelo? Los libros dicen que sí y los pacientes dicen que no. Y yo he aprendido a creerle a los pacientes. La verdad es que si existe un tiempo es tan variable y está sujeto a tantas circunstancias que de todas maneras es impredecible. Cada uno tiene sus propios tiempos.
Lo que sí creo es que existen tiempos mínimos. Pensar que alguien puede terminar de elaborar el duelo de un ser querido en menos de un año es difícil, si no mentiroso. ¿Y por qué digo menos de una año caprichosamente? Porque en un año suceden la mayoría de las primeras veces Y las primeras veces son siempre dolorosas y porque aunque suene estúpido cada primera vez es la primera vez sin él o sin ella. El primer año suele ser aunque nos pese un doloroso catálogo de estrenos de nuevos duelos. Y cada uno de esos estrenos opera como un pequeño túnel del tiempo…por él uno vuelve una y otra vez a la vivencia pasada. Aunque por suerte, cada vez sabe más del camino de retorno. Casi siempre la segunda Navidad es menos dolorosa que la primera. El primer mes es terrible, los primeros seis meses son muy difíciles, el primer año es bastante complicado y después empieza a hacerse más suave. No hay que olvidar que si he vivido casi toda mi vida reciente sabiendo que otro existía, vivir el duelo de su ausencia implica empezar una nueva historia. Por lo dicho (del síndrome de las primeras veces) yo diría que un duelo por la muerte de un ser querido nunca podría durar menos de un año y posiblemente si algo no lo interrumpe no dure mucho más allá de dos años y medio.
También creo que si después del primer año uno sigue clavado en el lugar del primer día, quizás sea una buena idea pedir ayuda. A veces es imprescindible que alguien me acompañe en el proceso aunque más no sea para mostrarme por dónde está la salida del laberinto. Los grupos de pares no aportan dato científico, ni funcionan bajo supervisión terapéutica. No tienen intención profesional pero operan desde el maravilloso lugar del cuento zen. Cheng-hu se encontraba perdido en el laberinto. De la cámara principal salían cincuenta caminos distintos. Le había llevado una semana explorar nueve de ellos. – A menos que tenga suerte -se dijo-, moriré antes de encontrar el camino correcto. No terminaba de pensar esto cuando se encontró con Shin-tzu. No se conocían pero Cheng creyó en Shin era la respuesta a su ruego. – Que suerte que te encuentro -dijo Cheng- estoy perdido entre tanto camino. Tú podrás decirme cuál conduce a la salida. – Yo también estoy perdido -dijo Shin -Qué mala suerte -se quejó el primero-, encuentro a alguien y no me sirve de nada – ¿Por qué dices que no te sirvo? -preguntó Shin – Dijiste que estabas perdido… -contestó Cheng, como si fuera obvio su razonamiento – Me imagino que habrás recorrido algunos caminos sin poder salir. Yo he recorrido por mi parte doce caminos que no conducen a ninguna parte, juntos los dos sabemos mucho más del laberinto que antes de encontrarnos y eso es indudablemente mejor que nada. Predecir cuánto tiempo nos tomará completar el proceso de recuperación es difícil. Algunos podrán hacerlo en unos meses, para otros se requerirán años. La cantidad de tiempo invertido, depende de muchas variables que interfieren y crean distintos patrones. La intensidad de apego al difunto (tipo de relación), intensidad del shock inicial, presencia/ausencia de la aflicción anticipatoria (cuando la persona tiene tiempo de afligirse previamente a la muerte del ser querido; por ej. en casos de enfermedad crónica y muerte esperada), las características del superviviente (personalidad propensa a la aflicción, o insegura, ansiosa con baja estima; excesivos autorreproches; enfermedad mental previa, o incapacidad física; duelos previos sin resolver, incapacidad para expresar sentimientos), crisis concurrentes (problemas graves que se presenten simultáneamente), obligaciones múltiples (crianza de los hijos, dificultades
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