• Пожаловаться

Louis de Bernières: La mandolina del capitán Corelli

Здесь есть возможность читать онлайн «Louis de Bernières: La mandolina del capitán Corelli» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Louis de Bernières La mandolina del capitán Corelli

La mandolina del capitán Corelli: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La mandolina del capitán Corelli»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En plena Segunda Guerra Mundial, la llegada de los italianos trastoca la apacible vida de un remoto pueblo de la es la griega de Cefalonia. Pero aún más la de Pelagia -hija del médico- a causa del oficial italiano, el capitán Corelli, que va a alojarse en su casa. Surgirá el amor. Y también una tragedia que muy pronto interrumpirá la guerra de mentirijillas y la velada confraternización entre italianos y griegos. Louis de Bernières ha conseguido un bello canto al amor y una afirmación de la vida y todo lo verdaderamente humano que tenemos los hombres y las mujeres. La ternura lírica y la sutil ironía con que está narrado nos envuelve desde la primera página. Desde el momento de su primera publicación en 1994, La mandolina del capitán Corelli ha sido un éxito continuo con casi dos millones de ejemplares vendidos en todo el mundo. Ahora se ha convertido en una inolvidable película protagonizada por Penélope Cruz y Nicholas Cage.

Louis de Bernières: другие книги автора


Кто написал La mandolina del capitán Corelli? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

La mandolina del capitán Corelli — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La mandolina del capitán Corelli», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Bastante más abajo un penacho de humo se elevaba hacia el cielo mientras ardía un valle deshabitado, el monte bajo quemaba sin que nadie se diera cuenta, sólo observado por quienes temían que pudiera levantarse viento y llevar las chispas hasta sus moradas, sus hierbas o sus minúsculos sembrados pedregosos cercados de montones de rocas oportunamente reunidas a lo largo de los siglos formando muros que se tambaleaban de sólo tocarlos pero que no caían más que en época de terremotos. El amor de los griegos por el color de la virginidad había hecho que muchos de ellos estuvieran pintados de blanco, como si no bastara con el sol para cegarle a uno. Un patriota ambulante había pintarrajeado en muchos la palabra ENOSIS con pintura turquesa, y ningún cefalonio había tenido a bien restituir la pureza de los muros. Cada uno de éstos, al parecer, les recordaba su pertenencia a una familia rota por las aberrantes fronteras de seniles imperios rivales, diseminada por un mar refractario y convertida en víctima de una historia que los había puesto en la encrucijada del mundo.

Nuevos imperios besaban ahora las playas de los antiguos. En poco tiempo no se trataría ya del incendio de un valle o de la muerte por las llamas de lagartos, puercoespines y langostas; se trataría de la incineración de judíos y homosexuales, gitanos y enfermos mentales. Serían otra vez Guernica y Abisinia a gran escala sobre los cielos de Europa y norte de África, Singapur y Corea. Las autoungidas razas superiores, ebrias de Darwin y de hipérbole nacionalista, embrutecidas por la eugenesia y engatusadas por el mito, estaban templando las máquinas del genocidio que pronto sería desencadenado sobre un mundo harto ya de tanta bufonada y tanta vanagloria despreciable.

Pero a todos provoca admiración y seduce la fuerza. A Pelagia también. Cuando supo por un vecino que en la plaza había un forzudo haciendo prodigios dignos del mismísimo Atlas, dejó la escoba con que había estado barriendo el patio y corrió a sumarse a la multitud de curiosos que se había congregado en torno al pozo.

Megalo Velisarios, famoso en todas las islas de Jonia, ataviado como un turco de pantomima con su pantalón bombacho y sus babuchas con volutas, autoproclamado el hombre más fuerte del mundo, dotado de una cabellera tan prodigiosamente larga como la del Nazareno o el propio Sansón, saltaba a la pata coja al ritmo de un batir de palmas. Extendidos los brazos, llevaba sentado en cada uno de sus colosales bíceps a sendos hombres adultos. Uno de éstos se aferraba al cuerpo del forzudo, mientras el otro, más versado en artes viriles, fumaba un cigarrillo aparentando la mayor calma del mundo. Para completar la cosa, Velisarios llevaba sobre su cabeza una niña de unos seis años que le complicaba sus movimientos al agarrarse a él tapándole sin querer los ojos.

– ¡Lemoni! -rugía él-. Quítame las manos de los ojos y cógete del pelo o tendré que parar.

Lemoni estaba demasiado agobiada como para mover las manos, y Megalo Velisarios hubo de parar. Con la gracia de un cisne posándose en tierra, se sacudió de encima a los dos hombres -que cayeron de pie- y luego levantó a Lemoni, la lanzó por los aires, la cogió al vuelo, le dio un afectado beso en la punta de la nariz y la dejó en el suelo. Lemoni puso los ojos en blanco, aliviada, y tendió resueltamente la mano; era costumbre que Velisarios recompensara a sus pequeñas víctimas con caramelos. Lemoni se comió su premio delante de la multitud, a sabiendas de que si intentaba guardárselo su hermano se lo quitaría. El coloso le dio unas cariñosas palmaditas en la cabeza, acarició su lustroso pelo negro, volvió a besarla y luego se irguió cuan largo era.

– Yo solo levanto lo que tres hombres -exclamó.

Los aldeanos corearon las palabras que tantas veces habían oído antes, como si lo hubieran ensayado. Velisarios podía ser fuerte, pero no tenía mucha labia.

– Que levante la pila.

Velisarios examinó la pila; era de roca maciza y debía de medir al menos dos metros y medio de largo.

– Demasiado larga -dijo-. No hay por donde sujetarla.

Hubo abucheos entre el público y el forzudo se acercó echando chispas, agitando los puños y pavoneándose, representando su propia caricatura del gigante airado. La gente rió porque sabía que Velisarios era un buen hombre que jamás había intervenido en una pelea. De un brusco movimiento, el forzudo metió los brazos bajo la tripa de un mulo, separó las piernas y lo izó a la altura del pecho. Visiblemente asustado, el animal se sometió a aquel inusitado tratamiento, pero al ser bajado un poco, sacudió la cabeza, rebuznó y echó a andar calle abajo a paso largo con su dueño siguiéndolo de cerca.

El padre Arsenios escogió aquel preciso momento para salir de su pequeña casa y anadear portentosamente hacia la multitud camino de la iglesia. Tenía la intención de contar las monedas que la gente dejaba en el cepillo a cambio de los cirios.

Si nadie respetaba al padre Arsenios no era por ser un globo andante, siempre sudoroso y gruñendo por el esfuerzo que le suponía moverse, sino por ser venial; un glotón, un aspirante a libertino, un incansable buscador de limosnas y dádivas, un pagaré antropomórfico. Se decía que había violado la regla de que los sacerdotes nunca se vuelven a casar, y que había escapado del Epiro para salvaguardar su impunidad. Se decía que había abusado de su esposa. Pero lo mismo se decía de muchos maridos, y a menudo era cierto.

– Que levante al padre Arsenios -dijo uno.

– Imposible -exclamó otro.

De pronto el padre Arsenios se vio alzado por los sobacos y levantado en vilo sobre la tapia. Allí se quedó pestañeando, demasiado perplejo como para protestar, boqueando como un pez, mientras el sol sacaba destellos de las gotas de sudor que perlaban su frente.

Unos cuantos rieron de nervios, pero enseguida se produjo un silencio culpable que duró todo un minuto. El cura se sonrojó como un tomate, Velisarios empezó a desear que se lo tragara la tierra y Pelagia sintió que su corazón desbordaba de indignación y piedad. Humillar en público al vocero de Dios era un crimen horrible, por más despreciable que pudiera ser aquel hombre. Avanzó unos pasos y tendió una mano para ayudarle a bajar. Velisarios le ofreció otra, pero ni con dos manos pudieron evitar que el desafortunado clérigo aterrizara desmadejadamente en el suelo. El hombre se levantó, se sacudió el polvo y, con gran sentido de lo teatral, se alejó sin pronunciar palabra. En la oscuridad de la iglesia, detrás del iconostasio, se llevó las manos a la cara. No había peor cosa en el mundo que ser un completo fracaso sin perspectivas de conseguir otro empleo.

Fuera, en la plaza, Pelagia estaba justificando con creces su fama de virago. Sólo tenía diecisiete años, pero era altiva y obstinada, y el hecho de que su padre fuera el médico le daba una categoría que hasta los hombres se veían obligados a respetar.

– Eso no se hace, Velisarios -estaba diciendo-. Ha sido cruel y reprobable. Piensa cómo debe de sentirse el pobre hombre. Ya estás yendo a la iglesia a pedirle disculpas.

El forzudo la miró desde su atalaya. Se trataba sin duda de una situación delicada. Pensó en levantarla por encima de su cabeza. Podía subirla a un árbol; seguro que más de uno se reiría con ganas. Sabía que seguramente lo más correcto era ir a arreglar las cosas con el sacerdote. Por la súbita antipatía de la gente se daba cuenta de que a ese paso no iba a conseguir mucho dinero por su actuación. ¿Qué hacer?

– La función ha terminado -anunció, apoyando sus palabras con un ademán inequívoco-. Volveré esta noche.

La atmósfera de hostilidad se trocó de inmediato en una de desilusión. Al fin y al cabo, el sacerdote se lo merecía, ¿no? ¿Y cuántas veces visitaba el pueblo una función tan buena como aquélla?

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La mandolina del capitán Corelli»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La mandolina del capitán Corelli» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Henning Mankell: Zapatos italianos
Zapatos italianos
Henning Mankell
Marta Cruz: La vida después
La vida después
Marta Cruz
José Santos: La Amante Francesa
La Amante Francesa
José Santos
LaVyrle Spencer: Amargo Pero Dulce
Amargo Pero Dulce
LaVyrle Spencer
Отзывы о книге «La mandolina del capitán Corelli»

Обсуждение, отзывы о книге «La mandolina del capitán Corelli» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.