Louis de Bernières - La mandolina del capitán Corelli

Здесь есть возможность читать онлайн «Louis de Bernières - La mandolina del capitán Corelli» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La mandolina del capitán Corelli: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La mandolina del capitán Corelli»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En plena Segunda Guerra Mundial, la llegada de los italianos trastoca la apacible vida de un remoto pueblo de la es la griega de Cefalonia. Pero aún más la de Pelagia -hija del médico- a causa del oficial italiano, el capitán Corelli, que va a alojarse en su casa. Surgirá el amor. Y también una tragedia que muy pronto interrumpirá la guerra de mentirijillas y la velada confraternización entre italianos y griegos.
Louis de Bernières ha conseguido un bello canto al amor y una afirmación de la vida y todo lo verdaderamente humano que tenemos los hombres y las mujeres. La ternura lírica y la sutil ironía con que está narrado nos envuelve desde la primera página.
Desde el momento de su primera publicación en 1994, La mandolina del capitán Corelli ha sido un éxito continuo con casi dos millones de ejemplares vendidos en todo el mundo.
Ahora se ha convertido en una inolvidable película protagonizada por Penélope Cruz y Nicholas Cage.

La mandolina del capitán Corelli — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La mandolina del capitán Corelli», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

MANDRAS (saliendo por la boca del puerto): Sin dote. Dios sabe que la amo, pero ¿qué va a pensar la gente? Dirán que el doctor Iannis no me juzga lo bastante bueno, eso dirán. Siempre me está llamando tonto e imbécil y diciendo que tengo demasiado kefi para ser un buen marido. Bueno, tonto sí soy. Los hombres siempre son tontos por lo que respecta a las mujeres, eso lo sabe todo el mundo. Y yo sé que le caigo bien al doctor, no deja de preguntarme cuándo voy a pedirle la mano de Pelagia, y se hace el sueco cuando me pongo a hablar con su hija. El problema es que cuando estoy con ella no soy yo. Quiero decir, sé que soy un hombre a carta cabal. Pienso las cosas. Estoy al corriente en política, sé la diferencia entre un realista y un venizelista. Soy una persona seria porque no pienso sólo en mí mismo; quiero mejorar el mundo, quiero participar en las cosas. Pero cuando estoy con Pelagia es como si volviera a tener doce años; primero me subo al olivo haciéndome el Tarzán y luego simulo pelearme con la cabra. Es puro pavoneo, ya lo sé, pero ¿qué otra cosa se supone que debo hacer? No me veo diciendo: «Venga, Pelagia, hablemos de política.» A las mujeres no les interesan esas cosas, ellas quieren que las diviertas. Nunca le he hablado de mis puntos de vista. Quizá ella también piensa que soy tonto. No tengo su categoría, eso lo sé. El doctor le enseñó italiano y un poco de inglés, y su casa es más grande que la nuestra, pero no me siento inferior. Al menos, no creo serlo. La suya es una familia atípica, eso es todo: poco convencional. El doctor dice lo que le viene en gana. Muchas veces no sé de qué me habla. Habría sido más fácil enamorarse de Despina o de Polyxeni. Tal vez si yo hubiera pasado la exiteia estaría un poco más al cabo de la calle. Quiero decir que el doctor ha navegado por todo el mundo, ha estado en América. ¿Y dónde he estado yo? ¿Qué conocimientos poseo? Conozco Ítaca y Zante y Levkas. Menudo chollo. No tengo historias ni recuerdos que contar. Jamás he probado el vino francés. Él dice que en Irlanda llueve cada día y que en Chile hay un desierto donde no ha llovido nunca. Amo a Pelagia, pero sé que nunca llegaré a ser un hombre hasta que haya hecho algo importante, algo grande, algo por lo que ser respetado. Por eso espero que haya una guerra. No quiero matanzas ni gloria, sólo quiero algo que me exija un gran esfuerzo. Ningún hombre es tal hasta que ha sido soldado. Cuando vuelva vistiendo el uniforme nadie podrá decir: «Mandras es un chico simpático, pero no vale para nada.» Entonces sí mereceré una dote. Ah, delfines. Un golpe de timón, cambiar de amura. No, no, no vengáis, ya voy yo para allá. Espero que no estéis jugando. Ah, estoy seguro de que son el delfín Kosmas, el delfín Nionios y la delfina Krystal. Kalimera, risueños amigos. Ahora apartaos, voy a echar la red, y esta vez no cojáis demasiados peces. Joder, qué calor hace, voy a darme un chapuzón. Fuera ropa, echar el ancla. Cuidado, delfines, allá voy. Esto es gloria. ¿Hay algo mejor que el agua del mar para las ingles recalentadas?, ¿algo comparable a deslizarse por el agua agarrado a la aleta de un delfín? Nada, Krystal, nada. Coño, cómo escuece.

PELAGIA (en la siesta): Qué calor. La puerta se mueve. ¿Quién es? ¿Mandras? No, no seas tonta, no se puede hacer aparecer a alguien sólo pensando en él. Dicen que los fantasmas de los vivos existen. Oh, eres tú, Psipsina. Oh, no. ¿No podríamos tener un perro como todo el mundo? Incluso un gato. En cambio, tenemos una marta loca que no hace la siesta. Lárgate. ¿Hasta cuándo vas a seguir creciendo? No puedo dormir con media tonelada de pelo sobre mi pecho. Estáte quieta. Mmm, ¿por qué hueles siempre tan bien, Psipsina ? ¿Has estado robando huevos y bayas otra vez? ¿Por qué no cazas ratones? Estoy harta de picar carne. ¿Y si utilizaras el suelo como todos los demás? ¿Qué gusto le encuentras a ir saltando por el cuarto sin rozar el suelo? Mmm, qué dulce eres, me alegro de que Lemoni te encontrara. De veras. Ojalá fueses Mandras. Quiero que Mandras se acueste sobre mi pecho. Santo Dios, qué calor. Pero ¿cómo aguantas ese abrigo de pieles, Psip sina? Ojalá fueses Mandras. A saber qué estará haciendo. Supongo que pescando en alta mar. Papakis dijo que tenía un trasero estupendo. Lleno de terracota. «El culo de una estatua clásica, un culo muy bonito», dijo. Si cierro los ojos y extiendo los brazos y le rezo a san Gerasimos, tal vez cuando abra los ojos tendré a Mandras encima en lugar de Psipsina. Qué guapo es. Y qué gracioso. Me hizo partir de risa antes de caerse del árbol. Fue entonces cuando supe que le amaba, por el miedo que sentí cuando cayó sobre la maceta. Abrazaré a Psipsina como si fuera él y a lo mejor así él lo nota. Espero que no tengas pulgas. No quiero que me salgan ronchas en los brazos. Ayer me escocía el tobillo y pensé culparte a ti, Psipsina , pero creo que debí de rasguñarme con una zarza. ¿Cuándo va a pedir mi mano? Dice que su madre no es muy simpática. Vaya cosas que dice de su propia madre. Me gustaría recordar a Mitera. Pobre Mitera. Murió hecha un esqueleto y escupiendo sangre. En la fotografía se la ve muy bien, joven y contenta, y por el modo en que posa su mano en el hombro de él se sabe que le quería. Si ella viviese yo sabría qué hacer respecto a Mandras, ella habría hecho cambiar de opinión a papá en lo de la dote. A Mandras no parece importarle eso. No es una persona seria y eso me da que pensar. Gracioso lo es un rato, pero no puedo hablar con él de nada. Una tiene que poder hablar de cosas con su marido, ¿no? Con él todo son bromas y chistes. Es espabilado, lo cual demuestra, espero, que no es estúpido. Le digo: «¿Tú crees que habrá guerra?», y él simplemente sonríe y dice: «¿Qué más da? ¿Tú crees que habrá beso?» Yo no quiero que haya guerra. Que no haya guerra. Que aparezca Mandras en la entrada del corral con un pez en las manos. Que venga Mandras cada día con un pescado. Estoy un poco harta de pescado, para ser franca. Psip sina, ¿te has dado cuenta?, ¿te has fijado en que cada vez que él trae un pescado, un trocito más grande acaba en tu plato?

MADRAS (remendando sus redes en el puerto): Ayer la Somalia británica cayó en manos de los italianos. ¿Cuánto tardarán en atacarnos desde Albania? Parece que fue cosa de tanques contra camellos. Me siento inútil e insignificante en esta isla. Es el momento de que los hombres nos ocupemos de nuestras cosas. Le hice escribir a Arsenios una carta al rey, diciendo que me presentaba voluntario, y he recibido una carta de la propia oficina de Metaxas donde me dicen que me llamarán a filas cuando haga falta. Esta noche pienso hacer que escriba otra vez diciendo que quiero incorporarme inmediatamente. ¿Cómo le daré la noticia a Pelagia? Una cosa sí sé: voy a pedirle que se case conmigo antes de irme, con dote o sin ella. Voy a pedir su mano a su padre y después me pondré de rodillas y le preguntaré a ella si quiere casarse conmigo. Sin bromas. Le haré comprender que defendiendo a Grecia estaré defendiéndola a ella y a las mujeres como ella. Se trata de la salvación nacional. Todos tenemos el deber de hacer lo máximo que podamos. Y si muero, pues mala suerte, no habré muerto en vano. Moriré con el nombre de Pelagia y el de Grecia, juntos, en mis labios, porque se trata de la misma cosa, una cosa sagrada. Y si salgo con vida, caminaré con la cabeza bien erguida el resto de mis días y volveré a mis redes y a mis delfines y todo el mundo dirá: «Ahí va Mandras, que luchó en la guerra. Todo lo que somos se lo debemos a gente como él», y ni Pelagia ni su padre serán capaces ya de mirarme y llamarme tonto e imbécil, y ya nunca seré un simple pescador anónimo con trocitos de terracota en el culo.

PELAGIA (sacando kleftico del horno comunitario): ¿Dónde está Mandras? A estas horas suele andar por aquí. Quiero que venga. Me cuesta respirar, tengo muchas ganas de que venga. Otra vez me tiemblan las manos. Será mejor que borre esa estúpida sonrisa de mi cara, o la gente pensará que me falta un tornillo. Ven, Mandras, por favor, si vienes no le daré mi parte de pescado a Psipsina. Solamente la tripa y la cola y la cabeza. Quédate a cenar y acaríciame la pantorrilla con el pie, Mandras. ¿No tendría que ocuparse ella misma de sus ratones, con lo mayor que está ya? Es una estupidez hacer las cosas por puro hábito, sin necesidad. Venga, quédate a cenar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La mandolina del capitán Corelli»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La mandolina del capitán Corelli» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La mandolina del capitán Corelli»

Обсуждение, отзывы о книге «La mandolina del capitán Corelli» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x