Peter Høeg - La señorita Smila y su especial percepción de la nieve

Здесь есть возможность читать онлайн «Peter Høeg - La señorita Smila y su especial percepción de la nieve» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La señorita Smila y su especial percepción de la nieve: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La señorita Smila y su especial percepción de la nieve»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Un día, poco antes de Navidad, la señorita Smila de regreso a su casa encuentra muerto en la nieve a su vecino y amigo, el pequeño Isaías. La versión oficial es que debió de resbalar y caerse. Pero Smila, que le cuidaba a veces y sentía especial ternura por él, sospecha que no es así. Los dos pertenecen a la pequeña comunidad de esquimales groelandeses que viven en Copenhague. Y Smila es, además, experta en las propiedades físicas del hielo. La investigación que lleva a cabo en privado acerca de la muerte de Isaías la conduce a la misteriosa muerte del padre de éste en una expedición secreta a Groenlandia, misión encomendada por una poderosa empresa danesa involucrada en una extraña conspiración que se remonta a la segunda guerra mundial.

La señorita Smila y su especial percepción de la nieve — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La señorita Smila y su especial percepción de la nieve», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Lukas nos comunica que estamos a punto de llegar a nuestro destino. No dice nada más. «We are approaching our terminal destination». Dentro de un día o dos habremos llegado. No habrá desembarco.

El comunicado resulta absurdo en su falta de precisión. En la era del SATNAV es posible determinar la hora del aterraje con un margen de unos cuantos minutos.

No se produce ninguna reacción. Todos saben que hay algo que no funciona en esta travesía. Además, están acostumbrados a las condiciones habituales en un buque petrolero. La mayoría de ellos sabe lo que es navegar sin recalar en un puerto durante siete meses.

Lukas mira a Toerk. Esta reunión se ha celebrado a instancias de Toerk. Probablemente para que nos pudiera ver a todos reunidos. Para que nos pudiera leer. Como libros abiertos. Mientras Lukas ha estado hablando, sus ojos se han paseado por toda las caras, reposando un instante en cada una de ellas. Ahora se da la vuelta y se va. Seidenfaden y Claussen lo siguen. Lukas da la reunión por concluida. Verlaine se marcha. El mecánico se queda de pie por un instante hablando con Urs, que en un inglés penoso le explica algo sobre los croissants que hemos comido. Cazo al vuelo que el vapor es muy importante. Tanto durante el reposo como en el horno. Fernanda se retira. Evita tener que mirarme.

El mecánico se va. No me ha mirado ni una sola vez. Lo veré esta tarde. Pero hasta entonces no podemos existir el uno para el otro.

Pienso en lo que tengo que hacer hasta entonces. No se trata exactamente de una programación gloriosa de mi futuro. Es una estrategia famélica y carente de fantasía que deberá procurarme la supervivencia.

Vago por el pasillo. Tendré que hablar con Lukas.

He puesto el pie encima del primer peldaño de la escalera cuando aparece Hansen bajándolas. Me retiro hacia la parte abierta y despejada de la cubierta que hay delante del castillo de popa.

Hasta este momento no ha quedado del todo evidente que hiciera muy mal tiempo. La lluvia está justo por encima de los cero grados, es pesada y abundante. Los cortos golpes de aire le otorgan una caída fustigante. En el mar hay rayas blancas donde el viento rompe las crestas de las olas arrastrándolas como espuma.

La escotilla se abre a mis espaldas. No me doy la vuelta. Sencillamente me acerco a la salida que da al castillo de popa. Ésta se abre y entra Verlaine.

En este momento, este trozo estrecho y resguardado de la cubierta da la sensación de ser diferente a como era antes. Es fácil, de todos modos, dejarse distraer por las luces siempre encendidas en las dos escotillas. Ahora me percato de que es uno de los lugares más aislados y solitarios del barco. De que los cristales de los portillos de los camarotes de habitabilidad dan hacia fuera. No se ve desde arriba, sólo tiene acceso desde dos puntos. Y los cristales que hay detrás de mí son los de los camarotes de Jakkelsen y del mío. Ante mí, sólo está la regala. Al otro lado de ésta, una caída libre de doce metros al mar.

Hansen se acerca y Verlaine se queda quieto. Peso cincuenta kilos. Será un sencillo levantamiento y, después, al agua. ¿Qué fue lo que dijo Lagermann? Que en un primer momento contienes la respiración hasta que tienes la sensación de que tus pulmones van a explotar. Es justamente en este punto donde reside el sufrimiento. Luego respiras muy rápido y profundamente, inspirando y espirando. Tras lo cual sobreviene la calma.

Éste es el único lugar donde lo pueden hacer sin ser vistos desde el puente. Han debido de esperar esta ocasión.

Me acerco a la regala y miro hacia abajo. Hansen se acerca cada vez más. Nuestros movimientos son pausados y meticulosos. A mi derecha, la apertura que da al mar está interrumpida porque el francobordo ha sido llevado hasta la regala. En la parte exterior del casco, han engastado una hilera de estribos de hierro en el acero que desaparece en lo alto, en la oscuridad.

Me siento a horcajadas sobre la regala. Hansen y Verlaine se detienen. Como todo el mundo suele detenerse cuando está ante una persona que ha decidido saltar por sí sola. Pero no salto. Me agarro a los estribos y me descuelgo por la borda.

A Hansen no le da tiempo a entender lo que está pasando. Pero Verlaine salta inmediatamente hacia la regala e intenta agarrarme por los tobillos.

Una ola enorme rompe contra el Kronos . El casco se estremece y zozobra hacia la banda de estribor.

Me tiene agarrada por el pie. Pero el movimiento del barco lo presiona contra la regala amenazando con arrojarlo al mar. Tiene que soltarme. Mis pies resbalan en los peldaños, viscosos por la sal y la lluvia. Mientras el barco vuelve a enderezarse, yo estoy colgada de los brazos. En algún lugar debajo de mis pies, la línea de flotación brilla blanquecina. Cierro los ojos y sigo escalando hacia arriba.

Cuando me parece que ha transcurrido una eternidad, los vuelvo a abrir. Desde algún lugar más abajo, Hansen me observa. Sólo he conseguido escalar unos pocos metros.

Estoy delante de los portillos de la cubierta de abrigo. A mi izquierda hay luz tras unas cortinas azules. Golpeo los cristales con la palma de la mano. Cuando desisto y me dispongo a continuar hacia arriba, alguien descorre las cortinas con cuidado. Kützow aparece detrás del cristal. He golpeado los cristales de la oficina del jefe de máquinas. Coloca las palmas de las manos alrededor de su cara para evitar los reflejos y se apoya contra el portillo. Su nariz se convierte en una mancha amorfa de color verde mate. Nuestras caras están a pocos centímetros la una de la otra.

– ¡Socorro! -grito-. Ayúdame, ¡mierda!

Me mira. Entonces vuelve a correr las cortinas. Prosigo mi ascenso. Los peldaños acaban y caigo sobre la cubierta de botes, al lado de los pescantes que sujetan el bote salvavidas de babor. La puerta está a mi derecha, pero está cerrada con llave. Una escalera exterior, similar a la que acabo de escalar, lleva a lo alto de la chimenea, hacia la plataforma del puente.

En otras circunstancias, habría tenido razones sobradas para admitir la meticulosidad de Verlaine. Al final de la escala, unos metros más arriba, está Maurice, todavía con el brazo vendado. Está allí para asegurarse de que no haya testigos en las cubiertas superiores.

Corro hacia la escalera que lleva abajo. Desde la cubierta inferior viene Verlaine hacia mí.

Me doy la vuelta. Estoy pensando en la posibilidad de que logre descolgar el bote salvavidas, que debe de estar equipado con una sujeción fácilmente accionable. Creo que tendré que saltar al agua detrás de él.

Una vez delante de los cabrestantes, me veo obligada a rendirme. El sistema de mosquetones y cables resulta del todo impracticable. Arranco la lona que cubre el bote, con el fin de encontrar algo con lo que defenderme. Un bichero, un cohete de señales.

La lona es de un nailon verde muy grueso y cierra con un elástico alrededor de la borda del bote. Cuando la saco, el viento la suelta y se la lleva por la borda. Se queda suspendida de un ojo de buey que hay en la proa del bote salvavidas.

Verlaine ya está sobre la cubierta. Tras él viene Hansen. Agarro el nailon verde y me descuelgo por la borda. El Kronos se balancea y yo quedo suspendida, rodeo la lona con mis muslos y bajo descolgándome poco a poco. De pronto, no queda más lona, mis pies oscilan sobre el vacío. Entonces me caigo, han cortado la lona. Saco los brazos y mis axilas chocan contra la regala. Mis rodillas golpean contra el casco. Sin embargo, consigo sujetarme. Primero, totalmente paralizada, sobre todo porque mi respiración se ha detenido. Luego logro subirme por encima de la regala, aterrizando sobre la cubierta con la cabeza por delante.

Un recuerdo fugaz y absurdo trae imágenes de las primeras veces que jugué a los piratas, poco después de haber llegado a Dinamarca. La falta de costumbre de jugar a algo que rápidamente excluía a los débiles y luego, en una jerarquía natural, todos los demás. Los intentos de mantenerse con vida cuando los demás eran cazadores.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La señorita Smila y su especial percepción de la nieve»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La señorita Smila y su especial percepción de la nieve» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La señorita Smila y su especial percepción de la nieve»

Обсуждение, отзывы о книге «La señorita Smila y su especial percepción de la nieve» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x