Andrés Domínguez - El Violinista De Mauthausen

Здесь есть возможность читать онлайн «Andrés Domínguez - El Violinista De Mauthausen» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

El Violinista De Mauthausen: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «El Violinista De Mauthausen»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

En París, una pareja está a punto de casarse en la primavera de 1940, pero la Wehrmacht invade Francia y él, republicano español exiliado, es detenido por la Gestapo y enviado al campo de exterminio de Mauthausen. Ella colaborará con los servicios secretos aliados, dispuesta a cualquier cosa para salvar la vida de su prometido. Entre ellos, un ingeniero alemán que ha renunciado a su trabajo en Berlín para no colaborar con los nazis, se dedica a recorrer Europa con un violín bajo el brazo. Muy pronto, las vidas de los tres se entrelazarán para siempre. El violinista de Mauthausen es su historia. En París ocupado por los alemanes, el Berlín en ruinas después de la Segunda Guerra Mundial y el campo de exterminio de Mauthausen son los principales escenarios donde se desarrolla un relato que mezcla intriga, aventura, espionaje, Historia y romance, que atrapará al lector desde la primera página

El Violinista De Mauthausen — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «El Violinista De Mauthausen», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pero ninguno de los compañeros del violinista tiene ganas de levantarse todavía. La sirena que ha sonado es solo para los presos. Pero Franz Müller ya ha saltado de la cama y se ha vestido cuando, desde la ventana, los ve en cola esperando un trozo de pan -desde allí no puede distinguir si les dan algo más- para desayunar y distribuirse en grupos para ir a trabajar. Se pregunta cuál de ellos será el prisionero que ayer se había sentado junto a él mientras tocaba el violín a la hora de comer. Saca la fotografía de la chaqueta y vuelve a mirarla. Una mujer que tal vez espera en París a un hombre que no sabe si está muerto. Un hombre que no sabe si la mujer a la que le pidió que se casara con él una mañana de domingo en la que un violinista espontáneo faltó a su cita lo ha olvidado o tal vez se ha enamorado de otro. Frunce el ceño Franz Müller. Se conoce lo bastante como para saber que aquello pronto se convertirá en una obsesión. Es solo una casualidad, pero ya no puede evitar pensar en una especie de corriente invisible que sin saberlo, y por supuesto sin pretenderlo siquiera, los ha unido a los tres para siempre. Todavía no ha pensado lo que va a hacer, lo único que sabe es que, en cuanto llegue a Linz y el jefe le pague lo que habían acordado, se marchará a Berlín. Pero para llegar a Linz primero hay que ir hasta la pequeña estación de Mauthausen, y está demasiado lejos para poder ir andando con los instrumentos desde el campo, sobre todo el violonchelo. Y para salir de allí primero habrán de levantarse sus compañeros, que siguen todos dormidos, ajenos a la sirena que ha hecho que se despierten todos los presos y él. Alguno se ha quejado, incómodo, y se ha dado la vuelta en la litera y ha seguido durmiendo. A Franz Müller no le queda, pues, sino esperar para marcharse de allí y no volver jamás.

Pasa al menos una hora hasta que todos se han levantado y se han vestido, y apenas quedan ya presos fuera cuando los músicos salen. El mismo sargento que por la noche los había conducido al barracón ahora los conduce a otro donde van a desayunar. A punto estuvo de sonreír el violinista cuando lo vio, pero también, mientras cruzaba la Appelplatz, le vino a la cabeza de pronto la pesadilla, y a pesar de que el sol lucía en el cielo ya a esa hora de la mañana y no había duda de que aquel sería un día caluroso, de repente sintió frío al recordarse caído en esa explanada, de noche, sujetando los pedazos de su violín, mientras un niño vestido de oficial de las SS lo apuntaba con una Luger a la cabeza. Como si aquello hubiera sucedido de verdad, Franz Müller buscó el lugar exacto donde el crío le había disparado, y no pudo evitar que le afectara una angustia incómoda, no por no poder identificarlo, sino por pensar que, aunque no hubiera sido más que una pesadilla, no había que tener una imaginación muy grande para pensar que algo así pudiera suceder de verdad.

Después de haber desayunado, recogieron sus bártulos y cruzaron la puerta del campo. Mientras más cerca estaba la hora de irse, más despacio se le antojaba a Müller que pasaban los minutos. Un camión los iba a conducir hasta la estación. No serían más de diez minutos, y luego media hora hasta Linz, dependiendo del estado de la vía o de alguna incursión aérea inoportuna. Luego todo habría terminado. Pero antes los tres músicos esperan fuera. El director les ha dicho que se queden ahí, junto al camión, mientras él va a la oficina de Frank Ziereis. Todos asienten. El violinista también. Lo que quieren es que el jefe del campo le pague al director para que este pueda ajustar cuentas con ellos. Pero cobrar por un trabajo casi nunca sucede tan rápido como a ellos les gustaría. Mientras lo esperan, se sientan a la sombra del camión que los va a llevar hasta la estación. Lo hacen todos menos Müller. El violinista prefiere dar un pequeño paseo con la cabeza baja. Está tan impaciente por marcharse, que piensa ingenuamente que si se queda de pie o camina un poco, tal vez el jefe regrese antes y ellos puedan marcharse de allí. Tiene el violín bajo el brazo, guardado en la funda. A pesar de que con la luz del día está claro que la idea de que lo confundan con un preso no ha sido más que un mal sueño, se siente más seguro si lleva la funda del violín bajo el brazo, un salvoconducto con el que podrá acreditar ante cualquier soldado que le dé el alto o le pida la documentación, que Franz Müller es el violinista de un cuarteto que el jefe del campo, el Obersturmbannfúbrer Frank Ziereis, ha contratado.

Como nadie lo detiene, sigue andando hasta que se aleja lo bastante del camión donde sus compañeros descansan.

Camina despacio unos minutos, y de cuando en cuando se cruza con algunos presos que llevan bloques de piedra en una especie de mochila sujeta a la espalda. Deben de venir de la cantera y, como aún es temprano, está seguro de que tal vez sean los primeros en subir los bloques de piedra esa mañana. Franz Müller ha dado cuenta de un desayuno generoso junto a sus compañeros hace un momento, y aunque nunca ha sido un hombre fuerte, comparado con aquellos presos flacos que acarrean piedras está seguro de parecer un titán, pero ni por eso apostaría a que sería capaz de cargar con uno de esos bloques.

Se ha echado a un lado en el camino Müller para dejarlos pasar, y al apartarse del sendero se ha subido a un promontorio. Desde allí arriba, en cuanto que pasan los primeros hombres con las piedras, después de mirar sus caras uno por uno por si acaso alguno de los presos con los que se cruza es el mismo que se sentó ayer junto a él en la Appelplatz a la hora de comer, el violinista se gira y se da cuenta de que puede verse una parte de la cantera, que el ruido de las herramientas que trabajan la piedra es mucho más nítido, como si un efecto acústico lo amplificase. Un boquete enorme en la ladera de una colina, y una escalera empinada en un extremo. Franz Müller entorna los ojos. Como en un castigo bíblico, igual que en los dibujos de la construcción de una pirámide que había visto de niño en el colegio, la escalera está repleta de esclavos que acarrean piedras. Franz Müller se pone una mano sobre los ojos a modo de visera y cuenta cinco hombres por escalón. No se entretiene en contar los peldaños, pero a esa hora de la mañana debe de haber ya setecientos u ochocientos hombres que suben la escalera con la misma cadencia que si un capataz tocase un gong para marcar el ritmo de subida o les diera latigazos en la espalda mientras aguantan el equilibrio.

¿Pero qué clase de campo de prisioneros es este? ¿Quién puede soportar un esfuerzo tan grande? De lo primero de lo que le entran ganas es de ir a buscar a sus compañeros al camión para que vengan a verlo. Que no pueda tener nadie dudas de lo que está pasando allí. Muchas veces, Franz Müller ha discutido sobre lo que está sucediendo en los campos de prisioneros, y siempre ha tenido la sensación de que nadie quiere saber la verdad, por qué desaparece la gente y ya no se la vuelve a ver nunca más, qué sucede en los sitios adonde se los llevan. La respuesta está ahí, justo delante de sus ojos, en ese agujero en la colina de un pueblo austriaco, esclavos con trajes de rayas que suben a duras penas por una escalera, hora tras hora y día tras día.

La columna de presos sigue su lento ascenso hasta lo alto de la colina, es como una línea continua a la que se añaden nuevos presos cargados con piedras desde la base de la cantera, cada uno la pieza de un engranaje descomunal, una cadena que funciona de manera milimétrica para llevar las piedras desde la base de la cantera hasta el sendero que conduce al campo, pasando por el promontorio desde el que Franz Müller lo está viendo todo. Pero debe de haber un fallo en el mecanismo, porque al cabo de unos minutos el gusano que forman los porteadores se detiene, todos los hombres parados desde la base de la cantera hasta el final de la escalera. Al violinista le gustaría tener unos prismáticos para verlo mejor, pero entorna los ojos bajo la visera de su mano. La columna se ha roto en la parte de arriba. Un oficial de las SS se dirige dando zancadas hacia el hueco que se abre entre los presos, como espigas que se comban ante la fuerza del viento. Dos Kapo agarran por los brazos a un hombre que debe de haberse resbalado, seguro que ya no tiene más fuerzas para seguir adelante. Le han quitado la mochila con el bloque de la espalda. El preso que se ha caído está de rodillas, mirando al vacío, y desde donde está, a Müller le parece que le cuesta mantenerse derecho. Lo que sucede luego es tan rápido que el violinista se queda unos segundos con la mano sobre las cejas, como una estatua a la que le cuesta asimilar lo que acababa de pasar. Suena primero un estampido sordo, y hasta entonces no es consciente de que el oficial ha sacado una pistola, sin pensárselo, seguro que sin pestañear siquiera, y ha ultimado al preso con un tiro en la nuca. El cuerpo se queda un instante erguido, como si se hubiera quedado rígido al recibir el disparo o como si pesase tan poco que, a pesar de que una bala le acabase de reventar el cerebro, el viento pudiera sostener su cuerpo erguido, como una cometa. Pero el oficial nazi enseguida le da una patada en la espalda, y el cadáver vuela cantera abajo, como una madeja que se deshace. Por fortuna, desde donde está no puede verlo estrellarse contra las rocas del suelo, desmembrarse, verlo despojarse quizá de algún resquicio de humanidad que le quedase. Franz Müller siente que de pronto le fallan las piernas, que sus músculos ya no tienen fuerza para sostenerlo, y sin darse cuenta está en cuclillas en el promontorio. Le gustaría coger ahora su violín y marcharse a la estación aunque fuera andando, no tener que esperar a que le pagaran a su jefe.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «El Violinista De Mauthausen»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «El Violinista De Mauthausen» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «El Violinista De Mauthausen»

Обсуждение, отзывы о книге «El Violinista De Mauthausen» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x