C. Sansom - Invierno en Madrid

Здесь есть возможность читать онлайн «C. Sansom - Invierno en Madrid» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Invierno en Madrid: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Invierno en Madrid»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Año 1940. Imparables, los alemanes invanden Europa. Madrid pasa hambre y se ha convertido en un hervidero de espías de todas las potencias mundiales. Harry Brett es un antiguo soldado que conoció la Guerra Civil y quedó traumatizado tras la evacuación de Dunkerque. Ahora trabaja para el servicio secreto británico: debe ganarse la confianza de su antiguo condiscípulo Sandy Forsyth, quién se dedica a negocios turbios en la España del Caudillo. Por el camino, Harry se verá envuelto en un juego muy peligroso y asaltado por amargos recuerdos.

Invierno en Madrid — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Invierno en Madrid», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Y las acciones suben -añadió Sandy.

– ¿Y eso es lo que hace Nuevas Iniciativas?

– Exacto. Nosotros tres somos los principales accionistas. Técnicamente, Sebastián no debería ser un miembro de la empresa porque es funcionario del Ministerio de Minas; pero aquí nadie se preocupa por estas cosas. Además, él ha conseguido que algunos compañeros suyos inviertan.

– ¿Y están satisfechos con su mineral?

– Ha habido demoras -contestó De Salas-. Por desgracia, hay política de por medio. ¿Se ha enterado de lo del fracaso de Badajoz?

– Algo he oído decir.

Sandy asintió con la cabeza.

– El año pasado se informó de la existencia de enormes depósitos de oro, pero al final resultó que allí no había nada. Después de que el Generalísimo hubiera anunciado al país en su discurso radiofónico de Navidad que España muy pronto tendría todo el oro que necesitaba. -Sandy sonrió tristemente-. Fue muy embarazoso… como lo de aquel científico austriaco que afirmaba poder fabricar petróleo a partir de la hierba. El Generalísimo buscaba tan desesperadamente todas estas cosas que se volvió, ¿cómo diría?, un poco crédulo. Ahora ha pasado al otro extremo y se ha vuelto excesivamente precavido. Hay un comité que estudia todas las concesiones de importantes depósitos mineros. Las personas que forman parte de él no congenian políticamente con el Ministerio de Minas. Nos ven como un nido de falangistas.

– Pero, si hay auténticos recursos, todo el mundo tendría que estar interesado en desarrollarlos, ¿no?

– Eso es lo que cabría esperar, Harry -convino Sandy-. Lo que cabría esperar.

Otero se encogió de hombros.

– Ciertas personas alargan las cosas y ordenan que se hagan nuevas pruebas, a pesar de que ya se han llevado a cabo suficientes análisis para satisfacer a cualquier cliente razonable. Pruebas hechas con muestras obtenidas en el mismo emplazamiento y en presencia de inspectores del Gobierno.

– Es posible que te podamos mostrar los informes -dijo Sandy-. En plan estrictamente confidencial, naturalmente.

– A mí las pruebas no me importan -prosiguió diciendo Otero-. Es más, por de pronto, he estado efectuando reconocimientos en zonas adyacentes que ofrecen un potencial todavía mejor. Cuando hayamos superado toda esta carrera de obstáculos burocráticos y la cosa pase a dominio público, todo el que esté asociado a esta empresa se va a hacer pero que muy rico. Pero todo cuesta dinero, señor. Obtener muestras, hacer pruebas… e incluso un territorio aledaño que queremos comprar. El precio es superior al que en estos momentos nos podemos permitir.

– No es simplemente una cuestión política -terció De Salas-. A estos generales que integran el comité les gustaría que nos arruináramos, exigiéndonos una prueba tras otra hasta dejarnos en la situación de tener que venderlo todo a otra empresa de prospección. Controlada por ellos, claro.

– En última instancia, todo se reduce al vil metal. -Sandy enarcó las cejas-. Unas quinientas libras, por ejemplo, nos podrían ser muy útiles en este momento. Podríamos costear más prospecciones, preparar muestras y adquirir los derechos de estas nuevas tierras. Si ellos vieran que disponemos de recursos financieros, creo que los obstáculos desaparecerían y entonces ya podríamos empezar a ganar una fortuna.

– ¿Quinientas? -repitió Harry-. Eso es mucho dinero. Parece un poco… arriesgado.

– No es arriesgado -dijo fríamente Otero-. Como ya le he dicho, tengo informes que certifican la calidad de nuestro mineral.

Harry fingió reflexionar, frunciendo los labios. El corazón le latía muy rápido, pero ya no tenía miedo. Olfateaba el éxito.

:-Estos informes, ¿están escritos en lenguaje profano?

– Por supuesto -contestó De Salas, riéndose-. Los tienen que entender los del comité.

– Tienes que venir aquí a leerlos -dijo Sandy-. No los podemos sacar del despacho, pero nosotros te guiaremos en su lectura.

– Es usted un privilegiado, señor Brett -dijo Otero con la cara muy seria-. Muy pocas personas saben algo al respecto.

Harry respiró hondo. De perdidos al río.

– Me gustaría ver la zona. No quisiera hacer las cosas a ciegas.

Otero denegó lentamente con la cabeza.

– La localización es algo muy confidencial, señor. No estoy preparado para llegar tan lejos, no.

– Pero seguramente el Gobierno sabe dónde está.

– Sí, Harry. -La voz de Sandy sonó repentinamente impaciente-. Pero sólo a nivel de estricta confidencialidad.

– Es que, si voy a formar parte de este… -Harry extendió las manos.

– Eso habría que discutirlo. -Sandy se acarició el bigote, mirando de De Salas a Otero. No se les veía muy contentos.

– De acuerdo -dijo Harry.

No era el momento de insistir. Se alegró de haber provocado en ellos una inquietud visible. Y de haber borrado del rostro de Sandy la complaciente sonrisa que lo iluminaba. En caso de que se negaran a enseñárselo, seguiría con ellos de todos modos, pero el hecho de ver el emplazamiento habría sido un auténtico golpe de efecto.

Llamaron con los nudillos a la puerta. Sandy levantó la vista, todavía irritado, y María asomó la cabeza.

– ¿Qué?

– Ha llegado la señora Forsyth, señor. Está fuera.

Sandy se pasó una mano por el cabello.

– Ha venido muy temprano. Mira, Harry, eso lo tendremos que discutir. ¿Por qué no te llevas tú solo a Barbara a tomar ese café? Te llamaremos más tarde.

– Como quieras.

– Muy bien pues. Salgo un momento contigo a saludar. -Sandy se levantó y los españoles hicieron lo propio.

– Hasta nuestro próximo encuentro -dijo De Salas estrechándole la mano seguido por Otero, el cual volvió a dirigirle otra de sus frías miradas.

Sandy lo acompañó fuera. Barbara estaba sentada junto al escritorio de María, la cabeza tocada con un pañuelo estampado empapado de lluvia. Estaba muy pálida y parecía preocupada.

– Hola, Harry.

– ¡Llegas muy temprano! -Sandy señaló con impaciencia el pañuelo de la cabeza-. ¿Y por qué te has puesto eso? Como si no tuvieras suficientes sombreros.

Harry lo miró, sorprendiéndose de su tono de voz. Al ver aquella mirada, Sandy sonrió y tomó a Barbara del brazo.

– Mira, cariño, ha habido un cambio de planes. Hemos celebrado una reunión y ahora tengo que discutir ciertas cosas con unos amigos. ¿Por qué no os vais tú y Harry a tomar un café juntos?

– Sí, me parece muy bien. -Barbara le dirigió a Harry una rápida sonrisa.

– Después te acompañará a casa, ¿verdad, Harry? Buen chico. Mañana te llamo. -Sandy le guiñó el ojo a Harry-. Veré qué puedo hacer con Otero.

Fuera seguía lloviendo y el ambiente era frío y desapacible. Barbara se arregló el pañuelo de la cabeza.

– No le gusta que me ponga estas cosas -dijo-. Cree que son demasiado vulgares. -Sonrió con una tensa frialdad que Harry jamás había visto en su rostro-. ¿Qué habéis estado haciendo… te intenta liar con alguno de sus proyectos?

Harry soltó una carcajada forzada.

– Hay una posibilidad de inversión.

– Oye, ¿te importa que no vayamos a tomar café? Prefiero volver a casa, creo que estoy a punto de pillar un resfriado.

– Claro que no. -Echaron a andar muy despacio. Harry contempló su pálido y tenso rostro-. ¿Te ocurre algo, Barbara?

– No, la verdad es que no. -Barbara lanzó un profundo suspiro-. He ido al cine después de comer para pasar el rato hasta la hora de reunirme contigo. Han dado el noticiario, ya sabes cómo son, pura propaganda proalemana. -Se estremeció con un suspiro-. Han dado la noticia del bombardeo, «Gran Bretaña de rodillas». Han pasado unas imágenes del centro de Birmingham.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Invierno en Madrid»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Invierno en Madrid» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Invierno en Madrid»

Обсуждение, отзывы о книге «Invierno en Madrid» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x