C. Sansom - Invierno en Madrid

Здесь есть возможность читать онлайн «C. Sansom - Invierno en Madrid» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Invierno en Madrid: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Invierno en Madrid»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Año 1940. Imparables, los alemanes invanden Europa. Madrid pasa hambre y se ha convertido en un hervidero de espías de todas las potencias mundiales. Harry Brett es un antiguo soldado que conoció la Guerra Civil y quedó traumatizado tras la evacuación de Dunkerque. Ahora trabaja para el servicio secreto británico: debe ganarse la confianza de su antiguo condiscípulo Sandy Forsyth, quién se dedica a negocios turbios en la España del Caudillo. Por el camino, Harry se verá envuelto en un juego muy peligroso y asaltado por amargos recuerdos.

Invierno en Madrid — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Invierno en Madrid», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Gracias.

A continuación, Harry se dirigió al registro con la intención de averiguar detalles acerca de los visados de entrada para Gran Bretaña. Al regresar a su despacho, Tolhurst lo esperaba apoyado en su escritorio, leyendo un ejemplar del Ya.

– Hola, Harry. -Su voz sonaba seca y preocupada.

– He llamado a Forsyth -le dijo Harry-. Mañana nos reuniremos en el café.

– Muy bien. -Tolhurst le pasó el periódico-. Tendrías que ver esto.

Harry leyó la información sobre Gómez y dejó el periódico encima del escritorio.

– O sea que lo han matado -dijo en tono sombrío.

Tolhurst asintió con la cabeza.

– Eso parece. Lo sospechábamos. Ya no hay ningún problema para reclutar a Forsyth. -Su voz sonaba fría y distante. Harry recordó su primer encuentro con él. Tolhurst, el gordito simpático. Ahora veía su otra cara.

– ¿Pese a constaros su implicación en este asunto? -preguntó.

– Presunta implicación, Harry, presunta. Y nosotros no somos la policía.

– No. Está bien, Tolly, intentaré ponerme en contacto con él.

Tolhurst sonrió.

– Buen chico -dijo, con un vestigio de su antigua cordialidad-. Por cierto, ¿qué tal va el oído?

– Bien. Creo que, en parte, era una cuestión psicológica; como las crisis de pánico. -No había vuelto a sufrir ninguna desde aquella noche en el teatro. Al parecer, el hecho de estar con Sofía lo había curado.

– Me parece estupendo -dijo Tolhurst-. Bueno, me voy volando. Que haya suerte.

Cuando Tolhurst se retiró, Harry se sentó para echar otro vistazo a la noticia y leyó lo que le habían hecho a Gómez. Pobre desgraciado. ¿Y Sandy estaría presente? No, pensó Harry con amargura. Eso se lo habría dejado a otros.

Sofía parecía cansada cuando llegó aquella noche a su apartamento. Tenía unas marcadas ojeras oscuras bajo los ojos.

– ¿Te encuentras bien? -le preguntó Harry mientras tomaba su abrigo.

Ella esbozó una sonrisa de niña valiente. A veces parecía muy joven.

– No quiero volver a la vaquería. Estoy harta de las vacas -dijo-. Es muy aburrido. Y no sabes cuánto aborrezco el olor de la leche.

– Siéntate. Ahora mismo sirvo la cena. He preparado un cocido.

Tenía puesto el tocadiscos y Vera Lynn cantaba When the lights go on again all over the world en tono nostálgico; pero Sofía lo siguió a la cocina y se apoyó contra la pared, contemplando cómo mezclaba el contenido de las cacerolas que había puesto a hervir en los fogones.

– Eres el primer hombre que conozco que sabe cocinar.

– Cuando uno vive solo, aprende. No hay más remedio.

Ella inclinó la cabeza.

– Te veo preocupado. ¿Tienes algún problema en el trabajo?

Harry respiró hondo.

– No. Pero, mira, tengo que decirte una cosa.

– ¿Qué? -preguntó ella, poniéndose inmediatamente en guardia. Harry comprendió que, desde hacía mucho tiempo, cualquier noticia era para ella una mala noticia.

– Espera a que nos sentemos. -Había comprado un tinto muy bueno y, en cuanto se sentaron, le llenó la copa a Sofía. La luz mortecina de la lámpara del techo iluminaba la mesa, dejando el resto de la estancia en penumbra-. Sofía -dijo-. La embajada me quiere enviar a casa.

Sofía pareció encogerse y su rostro palideció.

– Pero ¿por qué? Seguro que te necesitan, aquí nada ha cambiado, a no ser que… -respiró hondo bruscamente-. A no ser que Franco esté a punto de declarar la guerra. ¡Oh, Dios mío!, os van a evacuar a todos…

Harry levantó una mano.

– No, no es eso. Soy yo; ellos… creen que me pueden sacar mejor partido en casa.

– Harry -dijo ella en un suave susurro-. ¿Estás en apuros?

– No, lo digo en serio. Simplemente… había estado haciendo otro trabajo aparte de la traducción y ahora ya está casi terminado.

Sofía arrugó la frente.

– ¿Qué clase de trabajo?

Harry vaciló antes de contestar.

– Agente secreto. -Se mordió el labio-. Por favor, no te puedo decir nada más. Ni siquiera te lo tendría que haber dicho. Pero eso ya está a punto de terminar. Me alegro, porque lo odio.

– ¿Agente secreto contra este régimen?

– Sí.

– Muy bien. Me alegro. -Sofía respiró hondo-. ¿Y cuándo te vas?

– No estoy seguro. Puede que antes de que finalice el año. -La miró a los ojos-. Sofía, ¿vendrás conmigo? No hace falta que me contestes ahora; pero, mira, me he pasado toda la tarde pensándolo. ¿Recuerdas lo que dijo Barbara sobre los extranjeros que podían entrar en Inglaterra siempre y cuando estuvieran casados con un ciudadano británico?

Ella lo miró con la cara muy seria.

– Harry, no me pidas eso -dijo, con voz trémula-. No podría dejar aquí a Paco. Enrique puede cuidar de sí mismo, pero no de Paco. La beata se lo llevaría. -Alargó la mano y tomó la de Harry-. No me pidas que elija…

– También he estado pensando en eso. Si hubiera alguna manera de adoptar a Paco…

Ella meneó la cabeza con aire cansino.

– No puedo. Ahora es la Iglesia la que se encarga de estas cosas y jamás lo permitiría.

– No. En España, no; en Inglaterra. Si decimos que lo hemos estado cuidando desde que murieron sus padres y que nos lo podríamos llevar a Inglaterra, es posible que lo pudiéramos adoptar… Creo que hay alguna manera. Verás, si hago bien este último trabajo que tengo entre manos, me ganaré el favor de la gente de la embajada. Puede que ellos nos ayuden.

Ella lo miró fijamente a los ojos.

– ¿Es peligroso eso que estás haciendo?

– No, ¡qué va! -Harry se rió-. De verdad que no, te lo juro. Trato de sonsacar información a unos hombres de negocios. No hay ningún peligro. Olvídate de eso. ¿Qué dices, Sofía?

– ¿Y cómo estaría Paco en Inglaterra? Un idioma desconocido, las bombas. Tengo que pensar en Paco.

Harry no pudo evitar sentirse dolido por el hecho de que el niño pareciera ser más importante que él.

– Podríamos ir a Cambridge -dijo-. Allí no hay bombas. Viviríamos muy bien; en Inglaterra se puede conseguir casi todo si tienes dinero. Y yo tengo lo suficiente. Paco estaría a salvo, ya no habría más llamadas a la puerta. Luego intentaría sacar también a Enrique, aunque eso tal vez resultara más difícil.

– Sí, Paco tendría más oportunidades en Inglaterra. A no ser que lleguen los alemanes, que también podrían venir aquí. Dicen que éste es el peor momento; pero España tardará muchos años, décadas, en recuperarse de lo que ha hecho Franco. Si es que alguna vez puede recuperarse. -Sofía miró a Harry con asombro-. ¿Y tú te llevarías a Paco, asumirías esa responsabilidad?

– Sí, yo tampoco lo quiero dejar. Creo que le vendría muy bien recibir la atención sanitaria que necesita.

Sofía asintió con la cabeza.

– Debe de haber muchos médicos en Cambridge.

– Montones. Si pudiéramos sacar a Paco, ¿querrías… te querrías casar conmigo? Tú… no has dicho lo que piensas al respecto. Si… si no quieres…

Sofía lo estudió.

– ¿Aceptarías una vida conmigo y con Paco? ¿Sabiendo cómo es Paco?

– Sí, claro. Es la única responsabilidad que ahora me interesa. Sofía, ¿quieres casarte conmigo?

Sofía se levantó y se acercó a él. Se arrodilló y lo besó, después separó la boca de la suya y lo miró sonriendo.

– Sí, sí quiero. Aunque no sé si estás loco.

Harry soltó una sonora carcajada de alivio y alegría.

– Puede que un poco, pero quiero estarlo. Me he pasado el día entero pensando en qué hacer, desde que me dijeron que me iban a mandar a casa…

Ella se inclinó hacia delante y apoyó un dedo en sus labios.

– Algo se te ocurrirá, seguro. Sí, Harry, me casaré contigo.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Invierno en Madrid»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Invierno en Madrid» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Invierno en Madrid»

Обсуждение, отзывы о книге «Invierno en Madrid» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x