Carmen Gaite - Retahílas
Здесь есть возможность читать онлайн «Carmen Gaite - Retahílas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.
- Название:Retahílas
- Автор:
- Жанр:
- Год:неизвестен
- ISBN:нет данных
- Рейтинг книги:5 / 5. Голосов: 1
-
Избранное:Добавить в избранное
- Отзывы:
-
Ваша оценка:
- 100
- 1
- 2
- 3
- 4
- 5
Retahílas: краткое содержание, описание и аннотация
Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Retahílas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.
Retahílas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком
Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Retahílas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.
Интервал:
Закладка:
Como que cuando ese día dijo papá de pronto en la mesa que habías vuelto, no levanté la cara del plato tan siquiera, pensé: "A buenas horas, ahora ya para qué", pero aunque paladeaba como un desquite el gusto de ser mayor al notar que era capaz de seguir comiendo tan tranquilo, la verdad es que en aquel "ahora ya para qué" no había sólo gozo por haber aprendido a bandearme sin ayuda, por haber aceptado el trato distante de papá y a Colette y al primer hermanito de su vientre, no, te mentiría si te dijera que el corazón no se me alborotó un poco y que no sentí una sombra de rencor contra tu vuelta tan inútil; al pensar "ahora ya para qué" se me agolparon todas mis apasionadas invocaciones nocturnas, la espera baldía de tus noticias, las conjeturas acerca de tu paradero, se me removió la tierra echada a propósito sobre aquella curiosidad que me consumía por saber cómo habrías reaccionado al enterarte de que papá volvió a casarse, todo a flote otra vez; era un asunto sobreseído, sí, se le había dado carpetazo, pero también a algunos detectives les mandan abandonar ciertos casos que para ellos no quedaron claros del todo y hasta pueden decir cuando archivan el expediente: "¡uf, qué bien!, estaba hasta el gorro de pesquisas inútiles", pero si un buen día vuelven a toparse con los protagonistas de aquella historia, ¿cómo no va a encendérseles la sangre por el esfuerzo tirado a la basura?; ya te digo, seguí comiendo como si nada, ¿que viene Eulalia?, pues que venga, ¿dio ella alguna señal de vida cuando se casó papá, le importó algo?, pero cuando papá me preguntó directamente: "¿No te alegras, Germán, de que haya vuelto?, la vas a ver mañana, vienen a comer", y le contesté: "Sí, papá, me alegro mucho", era mentira, sentía una enorme decepción, pena de que ya no me encontraras en plena ansiedad sino indiferente porque aquella ansiedad ¿qué había sido de ella?, se había desperdiciado, monedas tiradas a un pozo, y te eché la culpa de una forma irracional, yo mismo me di cuenta, pensé: "son rastros de la infancia", porque era una reacción parecida a la del niño que ve volver a su madre a casa cuando se le ha pasado la rabieta y las lágrimas de un conflicto surgido cuando ella se marchó y en vez de gustarle que se le haya pasado se revuelve contra la madre que no vino a tiempo de pillarle llorando y pugna en vano por acordarse de aquellos motivos y hacerlos tener nueva vigencia. Y era una sensación que no había logrado descastar del todo al día siguiente cuando apareciste en casa como si hubieras dejado de pisarla el día anterior, tan natural y tan graciosa que parecía que allí no había pasado nada, acompañada de aquel hombre serio y alto al que papá ya parecía conocer, venías rebosante de besos, historias y regalos. Casi en seguida pensé: "¡Qué bien no haberla escrito!, siempre hay que contar hasta cien antes de decidir una cosa, como hacía el pato Donald; si la llego a escribir cuando lo veía todo tan negro ahora me daría vergüenza, qué consuelo me iba a haber podido dar un ser tan feliz, no habría cogido onda"; no sabía yo entonces, como sé ahora, que no siempre está uno por dentro como aparenta estar, quién sabe si aquel día serías tú tan feliz como me pareciste, tal vez sí, pero en todo caso y aunque así fuera, a lo largo del tiempo en que habías faltado de mi vista habrías podido tener tus altibajos como todo hijo de vecino y qué duda cabe que los tendrías, hoy me pregunto qué humor sería verdaderamente el tuyo; a través de lo poco que has hablado de Andrés esta noche no parece que vuestras relaciones hayan sido siempre idílicas y poco después ya lo empezaron a comentar en casa que os llevabais mal, él aquel día no te miraba apenas ni se dirigía a ti, cosa que me extrañó porque yo en cambio no te pude quitar los ojos de encima en toda la comida, aunque procuraba que se notase poco, no me acordaba de que fueras tan guapa, traías un traje de pana de pantalón y chaqueta que entonces no era estilo y el pelo largo, más largo que ahora, no parabas de hablar, ahora pienso que posiblemente hablabas demasiado, nos hiciste reír mucho contando sucedidos de vuestros viajes, imitando la voz de personas y animales, ruidos, y hasta colores parece que te salen a veces de las manos, movías mucho las manos y el pelo, también hablaste de la situación política, de cómo encontrabas España, y ya te digo, yo te miraba como a una actriz de cine, pero te encontraba distante en tu brillo y tu aplomo, exactamente la misma sensación que me despertaban algunas mujeres del cine que te tienden la mano y la sonrisa desde tan lejos, y no sé por qué pensé que tal vez a tu marido también le pudieras intimidar como a mí y que por eso no te miraría, ¿o sería que te quería poco?, aunque esta suposición la deseché por absurda, lo que pasaba es que yo era pequeño y no entendía vuestras relaciones, como no entendía bien muchas veces el argumento de algunas películas, y eran las que más me gustaban ésas que no entendía del todo; sencillamente me dabais envidia. En un determinado momento dijiste que no pensabais poner casa, que ibais a vivir de pensión, me pareció fascinante poder hacer eso, nunca se me había ocurrido que se pudiera decidir semejante cosa más que durante los viajes, estabas mirando a papá mientras lo decías: "Las casas son una ratonera, un cepo, acuérdate de Louredo", y papá dijo, me acuerdo, "Louredo, qué tiene que ver", lo dijo como con impaciencia, como si le pareciera absurdo lo que habíais decidido y miró a Andrés, pero él no dijo nada, no se podía saber si estaba de acuerdo contigo o no, casi no intervino nada en la conversación, de vez en cuando contestaba muy educadamente a Colette que estaba sentada a su lado y que no paraba de preguntarle cosas, pero a papá y a ti os dejaba en una especie de mano a mano; sin embargo no se le sentía desplazado tampoco, parecía no meter baza simplemente porque era de pocas palabras o por consideración hacia vosotros, no se le notaba tenso ni a disgusto, nada más que un poco distraído, a mí me cayó muy bien y luego las pocas veces que lo he vuelto a ver siempre me ha gustado. La verdad es que aquel día entre la discreción de Andrés y lo simpática que estuviste tú lograsteis hacer agradable una comida que podía haber sido un suplicio, a Colette os dirigíais igual que a los demás, incluyéndola automáticamente como pieza esencial de la familia, tal vez ya los habíais visto a papá y a ella antes de venir a casa, era la impresión que daba; me admirabas tú sobre todo en la naturalidad con que la llamabas por su nombre, lo normal, claro, no ibas a haberle dicho "oye, tú", pero yo es que a la gente tardo mucho en poderla llamar por su nombre, me parece una prueba de cariño y confianza que no se otorga de buenas a primeras, pero era mejor así y además yo en el fondo te lo agradecía, las situaciones familiares violentas nunca las he podido soportar. Marga, que es mucho más fría y más despegada que yo, me lo reprocha a veces, dice que soy tonto, no entiende que sufra cuando hay riñas en casa, que entre papá y Colette siempre las ha habido y de bastante monta, se ríe: "¿Ya ti qué?, allá se maten", ella se va a la calle y dice que no se vuelve a acordar de semejante cuestión ni le perturba para nada, pero a mí sí, no lo puedo remediar, las cosas de la familia me afectan y prefiero reconocerlo que hacerme el cínico como me he hecho en algunas ocasiones, Marga yo sé que en el fondo tiene que sufrir de hacerse tanto la cínica y exhibir ante todo el mundo una insensibilidad y una indiferencia que no son normales, se pasa la vida haciéndoles faenas a sus adoradores y a sus amigos y a todo el mundo, presumiendo de dura y despreciando a los que no lo son, yo lo veo una defensa como otra cualquiera, a la gente se la acaba tomando una especie de apego, mal que le pese a Marga, es así, como yo le digo a ella, hasta a la propia Colette ya al cabo de los años, ¿cómo no vamos a considerarla de casa aunque no la queramos?, es negar la evidencia negar que se ha creado un vínculo, una relación, son muchos años y además es la madre de esos niños; pero sobre todo ya te digo, colaborar en lo posible a que no haya escenas violentas, a mí las tensiones y las riñas no me van. Así que en el fondo aquel día te agradecí mucho que trataras bien a Colette, le tenía miedo a que tu visita hubiera desencadenado marejada, y cuando te fuiste pensé: "Qué bien ha llevado las cosas Eulalia, qué sabiamente", pero por otra parte la sombra de mamá se alejaba de modo cada vez más irreparable, de ella nadie habló ni una palabra y lo peor es que no se había echado en falta tal mención, parecía natural que a mí, que estaba seguro de ser el guardián más fiel de su memoria, te hubieras dirigido como a un miembro de aquel grupo armonioso y concorde que habías creado tú a golpe de batuta mágica y no como al hijo mayor de tu amiga muerta, de tu cuñada muerta, esfumada, sin más, sustituida por otra a la que de vez en cuando te dirigías y llamabas Colette, pensé: "Es que, claro, es su cuñada", y ni siquiera me pareció horrible, se diría que mamá no había vivido nunca ni yo la había llorado ni te había echado de menos a ti con desesperación, mordiendo la almohada de mi cama para que nadie me oyera sollozar; agua pasada, basta de tragedias, el dolor era maleficio, hechicería, alimento venenoso y amarillo para la abuela y los tíos de Palencia, y como había entrado en una fase de reacción contra los morbos y los quería disipar a cualquier precio, traté de no sentir artificial aquel ambiente grato que el comedor había adquirido al sentaros en él Andrés y tú, traté de creerme aquellas sonrisas, aquella balsa de aceite de la nueva familia -a la que hasta tu reaparición yo no había prestado crédito como tal-, y me acosté incluso conforme ante la idea de que Colette más adelante pudiera llegar a ser amiga tuya, aunque en esos auspicios me engañaba, y que a mamá la hubieras olvidado porque sí, porque a los muertos se los olvida; posteriormente la has mencionado en varias ocasiones y siempre con cariño, pero que la quisieras tanto como esta noche he visto eso cómo me lo iba a imaginar aquel día cuando te miraba hablar de tus viajes allí en el comedor, digo te miraba porque a veces se mira hablar y otras se oye, yo aquel día no te escuché nada, me daba igual lo que decías, te miraba mover los labios y de entre las palabras que pronunciabas la única que hubiera podido catalizar mi atención y ponerme en verdadera disposición de escuchar no llegaste a articularla, no llegaste a decir Lucía, ese nombre que por fin esta noche ha corrido a raudales de tu boca a mi oído tan generosamente, quién me iba a decir que tuvieras guardadas de ella imágenes tan precisas y válidas y que alguna vez las fueras a querer sacar de tu baúl de recuerdos para regalármelas, había dejado ya de esperarlo.
Читать дальшеИнтервал:
Закладка:
Похожие книги на «Retahílas»
Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Retahílas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.
Обсуждение, отзывы о книге «Retahílas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.