• Пожаловаться

Nativel Preciado: Llegó el tiempo de las cerezas

Здесь есть возможность читать онлайн «Nativel Preciado: Llegó el tiempo de las cerezas» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию). В некоторых случаях присутствует краткое содержание. категория: Современная проза / на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале. Библиотека «Либ Кат» — LibCat.ru создана для любителей полистать хорошую книжку и предлагает широкий выбор жанров:

любовные романы фантастика и фэнтези приключения детективы и триллеры эротика документальные научные юмористические анекдоты о бизнесе проза детские сказки о религиии новинки православные старинные про компьютеры программирование на английском домоводство поэзия

Выбрав категорию по душе Вы сможете найти действительно стоящие книги и насладиться погружением в мир воображения, прочувствовать переживания героев или узнать для себя что-то новое, совершить внутреннее открытие. Подробная информация для ознакомления по текущему запросу представлена ниже:

Nativel Preciado Llegó el tiempo de las cerezas

Llegó el tiempo de las cerezas: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Llegó el tiempo de las cerezas»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Reflexión optimista sobre los retos y las satisfacciones de llegar a los 60, en una época en que la vejez es una segunda oportunidad de vivir. La autora predica con el ejemplo y «a punto de cruzar esa frontera», se muestra en plena forma intelectual y saludable como una rosa.

Nativel Preciado: другие книги автора


Кто написал Llegó el tiempo de las cerezas? Узнайте фамилию, как зовут автора книги и список всех его произведений по сериям.

Llegó el tiempo de las cerezas — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Llegó el tiempo de las cerezas», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Si pronto lograsen descubrir algún método para regenerar las células nerviosas, la vida de Clint Eastwood se podría prolongar más tiempo todavía. No estaría mal, sobre todo, si echamos la vista atrás, no demasiado, cuando apenas hace un siglo que la esperanza media de vida era de treinta años y ahora es de ochenta y tres para las mujeres y de setenta y siete para los hombres. Aseguran que a partir de los sesenta, si la salud no lo impide, se produce el momento de mayor lucidez; ya no eres joven, pero no eres torpe todavía y puedes divertirte porque conservas aún la capacidad de comer, beber, cantar, leer y pensar. Me encantaría vivir lo suficiente para comprobarlo.

Florecen los cerezos

«Pronto congeniamos. Ella era mucho más abierta y simpática de lo que aparentaba. Lo que no quiere decir que me atrajera sexualmente. Yo solo quería hablar con una persona cualquiera y de cualquier cosa. Y lo que necesitaba, además, era una charla inofensiva, absurda».

HARUKI MURAKAMI,

Al sur de la frontera, al oestedel sol

Camino despacio por el barrio de Chueca y contemplo los escaparates. Me asombra cómo se ha ido transformando progresivamente la zona, casi de forma imperceptible, desde aquella marginalidad sombría y tenebrosa a la pulcritud más reluciente. Es de agradecer que la comunidad gay haya rehabilitado el barrio con más eficacia que el Ayuntamiento. Da gusto ver impolutas las aceras, las casas restauradas con los balcones repletos de flores y las contraventanas pintadas de verde. Me gusta especialmente una de las tiendas de abalorios que están en la calle Barquillo donde Benjamín me compró una boina gris muy de moda por aquellos años. No era como la del guerrillero Che Guevara en la mítica foto de Korda, sino tan provocativa y sensual como la de Faye Dunaway en Bonnie and Clyde, la primera película que vimos juntos muy amartelados. Me la regaló envuelta en el poema de Neruda («Te recuerdo como eras en el último otoño. Eras la boina gris y el corazón en calma (…) Tu recuerdo es de luz, de humo, de estanque en calma, más allá de tus ojos ardían los crepúsculos. Hojas secas de otoño giraban en tu alma»). Pero, afortunadamente, no es otoño, así que reprimiré la nostalgia. Quiero disfrutar de estos primeros días soleados de la primavera.

No evito, sin embargo, entrar en la tienda de la boina para comprarme un largo collar de falso coral que he visto en el escaparate y que entona a la perfección con mi rojo blusón de seda. Sí, voy de rojo y negro, llevo un nuevo corte de pelo y me he puesto unas cuantas mechas cobrizas estratégicamente situadas. Creo que me favorecen. La verdad es que estoy más flaca, tengo buen aspecto y la mejor disposición para afrontar la noche que me espera. Parezco un poco engreída, pero la intuición me sugiere que Gorka está decidido a avanzar en nuestra relación. Ni siquiera me atrevo a imaginar en qué consiste ese paso y cómo lo voy a afrontar, pero algo me dice que cuando salga de casa de Gorka mi vida habrá dado un vuelco. ¿Por qué si no me llama con tanta insistencia? ¿Por qué complace todos mis deseos? ¿Por qué hace que me encuentre bien a su lado? Me siento tan halagada que no pienso en mis sentimientos, sino en los suyos, como si fuera a aceptar con total normalidad cualquier propuesta. ¿Cómo no voy a aceptarla? En ese caso, ¿por qué la primera noche huí de su casa precipitadamente, cuando me dio un beso en la frente, casto pero al mismo tiempo apasionado, y me abrazó con tal fuerza al despedirse que me cortó por un instante la respiración? Tengo la certeza de que me quiere. ¿Y yo a él? Solo le necesito, pero me agradan tanto sus desvelos que con tal de no perderle simularía una pasión, si es eso lo que desea.

Voy tan absorta en mis preocupaciones que ni siquiera escucho pronunciar mi nombre a alguien que va detrás de mí. Soy consciente cuando me sujeta por el brazo.

– Carlota, ¿no me oías?

Es Margarita. Hace tiempo que no coincido con ella en el trabajo. La última vez que nos vimos, creo recordar, fue en el estudio donde crucé esas estúpidas frases con Gorka que terminaron en insultos de los que tanto me arrepentí posteriormente. ¡Llamarle gilipollas! No es extraño que nadie me aguante.

– Pues no, la verdad, es que no me he dado cuenta -le digo a Margarita, contrariada por encontrármela en este preciso momento.

– ¿Cómo te va? Vaya, qué pregunta más tonta. Parece que te va de cine, porque me caen todos los contratos que rechazas.

– Bueno, no creas… es que no he podido ir a un par de cosas…

– Oye, te veo estupenda -me interrumpe con un soniquete que anuncia segundas intenciones.

– Gracias, tú sí que estás bien -le devuelvo el cumplido.

– Por cierto, ¿qué tal Gorka? Tampoco coincido con él desde hace tiempo.

– Bien, está bien… supongo -digo, tratando de desviar la conversación.

– ¿Vas a su casa?

– ¿Por qué crees que voy a su casa? -pregunto entre la sorpresa y el fastidio.

– No seas tonta, conmigo no tienes que disimular.

– ¿Qué estás insinuando?

– Carlota, vivo en Barquillo esquina a Piamonte, al lado de Gorka, y es la tercera vez que te veo por aquí.

– ¿Y qué?

– Pues que hace un tiempo os vi despediros cariñosamente en la puerta de su casa. Te subiste a un taxi y…

– ¿Nos vigilas? -interrumpí con indignación.

– No, mujer, ni se me ocurre. ¡Qué tontería! Es tan fácil encontrarse por aquí. Hasta comparto con Gorka el mismo restaurante.

– Bueno, te dejo, que tengo prisa. Hasta la vista.

Sin darle opción a continuar, me voy a toda velocidad, en sentido contrario a la casa de Gorka, tomo la calle Almirante y trato de huir de esta entrometida que ha descubierto mi secreto. No me considero tímida. Tengo, sin embargo, un enorme pudor y la dosis justa de vergüenza para no mostrar mi intimidad a miradas ajenas. A nadie le gusta que metan las narices en sus entrañas o que husmeen en las profundidades de su espíritu. Quizá sea demasiado categórica. ¿Qué hay de malo en observar la vida como es? De todos modos, no quiero testigos de lo que tal vez suceda esta noche. Temo que alguien se interponga en nuestra relación y comente con desdén lo grotesco que resulta ver a una mujer de mi edad colgada del brazo del joven Gorka. Que no es tan joven, ya lo sé, apenas existe entre nosotros una diferencia de diez años. Aun siendo injusta, sé que la gente no lo acepta con naturalidad. Qué mal le sentaría a mi hija ver, de pronto, a su madre haciendo patéticos esfuerzos por rejuvenecer. ¿Y Benjamín? ¿Qué diría mi ex marido? «Pobre Carlota, está tan sola y tan necesitada. No ha logrado encontrar a uno de su edad». No debería importarme, pero me importa mucho formar una pareja tan descompensada.

¿Por qué me preocupo por semejante estupidez? ¿Cómo es posible que me haya vuelto convencional y cobarde a estas alturas de mi vida? Yo, que caigo rendida a los pies de la sesentona Susan Sarandon, doce años mayor que su adorado Tim Robbins. La diferencia es que se conocieron hace tiempo, cuando ella estaba en todo el esplendor de su madurez. Me viene a la imaginación la calamitosa Edith Piaf, entregada a toda clase de excesos y devoradora insaciable de hombres como Yves Montand, Gilbert Bécaud, Georges Moustaki, Charles Aznavour y tantos otros siempre más jóvenes que ella. Así murió la pobrecita, en brazos de Theo Sharapo, un veinteañero que heredó sus deudas y que poco después se suicidó.

Pienso en otras parejas. La mía podía tener alguna posibilidad, como la de Diane Keaton con Keanu Reeves. Ella debe de andar por los sesenta y uno y él creo que tiene cuarenta y tres años. En la diferencia de edad es en lo único que nos podíamos comparar, porque respecto a todo lo demás no hay comparación posible. Ya me gustaría haber sido la musa de Woody Allen y tener el aire de la divina Keaton. Respecto a Gorka debo admitir que, en tamaño reducido, me parece tan atractivo o más que la belleza insustancial de Keanu Reeves. Como poco lo tengo más cercano y es más manejable. ¿Qué me sucede? Estoy vendiendo la piel del oso antes de cazarlo. Me puedo llevar un gran chasco. Me avergüenzo de mis pensamientos.

Читать дальше
Тёмная тема

Шрифт:

Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Llegó el tiempo de las cerezas»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Llegó el tiempo de las cerezas» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё не прочитанные произведения.


Отзывы о книге «Llegó el tiempo de las cerezas»

Обсуждение, отзывы о книге «Llegó el tiempo de las cerezas» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.