Mercedes Salisachs - Adagio Confidencial

Здесь есть возможность читать онлайн «Mercedes Salisachs - Adagio Confidencial» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Adagio Confidencial: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Adagio Confidencial»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

FINALISTA DEL PREMIO PLANETA 1973
La gangrena es más fruto del oficio que de la brillantez, este Adagio confidencial habla del reencuentro, veinte años después, entre Marina y Germán. Abundante diálogo, ambiente burgués, ciertos golpes de efecto que la acercan al folletín y también fácil y amena lectura son las señas de identidad que siguen fieles muchos lectores.

Adagio Confidencial — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Adagio Confidencial», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Aquel amasijo de mentiras me avergonzaba… Germán, sin embargo… todavía no me apeaba, todavía me veía incapaz de renunciar a ti.

Cierra los ojos. Deja que el pasado la arrolle. Recuerda el lastimoso estado de su marido cuando ella entró en el cuarto: los cercos de sus ojos, la palidez de sus labios… la expresión de su mirada (por primera vez asustada, por primera vez humilde) y ve su mano tendida hacia ella, y le oye repetir: «Gracias a Dios que has venido, Marina.»

– Al principio nadie creía que estaba realmente enfermo. Todos, hasta él médico, supo-níamos que se trataba de una indisposición pasajera: «Demasiado sol…», decían. Pero al cabo de una semana, llegaron los análisis, las pruebas… Y supimos que no había solución para él. Recuerdo que aquel mismo día tú llamaste por teléfono.

Germán deja de fumar. Posa su mano sobre la de Marina:

– Debiste decírmelo. Yo hubiera comprendido.

– No, Germán. Era demasiado expuesto. Además… Rosario me había hecho jurar so-lemnemente que nadie, salvo los médicos, debía conocer la verdad. Pasara lo que pasara, Ro-gelio debía ignorar su estado.

Había sido una escena dura: Rosario no quería admitir lo que los médicos aseguraban. «Rogelio no puede morir. Es demasiado joven. Los hombres como él no mueren tan fácilmen-te.»

Quizá tuviera la impresión de que, rebelándose contra el destino, podía llegar a vencer-lo. Aseguraba que la ciencia había adelantado mucho en los últimos años y que las neoplasias podían combatirse con grandes probabilidades de éxito. «Viajaremos: buscaremos lo que ha-ga falta, recurriremos a quien sea… Pero Rogelio debe vivir. Lo esencial es que nadie se entere que nadie sospeche lo que está pasando.»

– A veces, cuando Rosario me hablaba, me parecía que, en efecto, Rogelio podía salvar-se. Todo era cuestión de entregarnos totalmente a su curación. -Marina retira su mano, vuelve a acariciar su nuca-. Fue una época difícil, muy difícil…

Había sido duro vivir año tras año con la continua fatiga de esperar contra toda lógica, a empellones de mentiras piadosas y de rencores aplacados. Era duro fingir serenidad y saberse arrastrada por el torbellino de la desesperación, y estar alegre para no despertar sospechas y ver la horrible transformación de aquel hombre, sin poder evitarla, pero actuan-do como si ya todo se hubiera evitado.

– Fui sorteando la situación lo mejor que pude hasta que recibí tu carta.

Había sido la encrucijada de Marina. Todo, en aquellos momentos, dependía para ella de aquella carta. Comprendió que si la abría, si leía su contenido, estaba perdida. Lo que hasta aquel momento había sido posible, comenzaba a tambalearse gracias a aquel pedazo de papel que tenía un sello ladeado.

Durante unos instantes estuvo a punto de abrirla, de comunicarse con él otra vez… Recordaba el desprecio de Rogelio, su constante empeño en alejarse de ella, la famosa frase que tanto la había desorientado: «Si tú me dejas en paz, yo no voy a inmiscuirme en tu vida privada…» Y el permiso: el triste y vergonzoso permiso para tratar a Germán, para querer a Germán… «No vamos a ser el único matrimonio que acepta esas condiciones…» Todo le golpeaba el cerebro, todo se aliaba para inducirle a que abriese la carta.

– Pero tuve miedo. Un miedo horrible de todo: de mí, de ti, de no saber dominarme, de no tener fuerzas para soportar lo que me esperaba…

Sin embargo, no la había destruido en seguida. La guardó en un cajón, la dejó allí, no sabía por qué: sometida a una tregua absurda.

– Y se lo conté a Tina. No pude evitarlo. Necesitaba desahogarme con alguien para que me ayudara.

– ¿Cómo reaccionó?

– Ella ignoraba la gravedad de Rogelio. Me dijo: «No seas tonta, ábrela. No la contestes si no quieres, pero ábrela.» Tenía curiosidad por saber lo que tú habías escrito… Pero no le hi-ce caso.

Germán se lleva la mano a la frente:

– ¿Te das cuenta del peligro que corrías?

Marina asiente. Explica luego:

– Un día Rogelio me habló de Tina. Me dijo textualmente: «Tina no merece tu amistad. No tiene derecho a poner los pies en esta casa.» Me quedé perpleja. Rogelio llevaba mucho tiempo sin atacar a Tina. No comprendía aquel cambio tan brusco.

Pero al oírlo había evocado repentinamente lo que Bruna le había dicho aquella noche en la casa de Teresa. Eran dos frases parecidas, muy parecidas. Dos hilos conectados. Pero tampoco aquella vez había recelado. Era imposible recelar.

– Fue necesario rogarle a Tina que distanciara sus visitas. Rogelio no disimulaba ya la aversión que, de repente, sentía por ella. Y Tina lo acusaba. Fue preciso buscar excusas. No mencioné a Rogelio. Le dije simplemente que el médico le había recetado reposo y que las visitas lo cansaban. Naturalmente, Tina jamás me perdonó aquel desaire.

A partir de aquel momento había comenzado el cambio de Rogelio. Era fácil percibir aquel cambio hasta en las cosas más insignificantes. Se hubiera dicho que todo en aquel hombre se renovaba.

– Rogelio no parecía el mismo. Algo en él se había modificado. Yo lo achacaba a su en-fermedad… No llegaba a comprender que, en realidad, era la ausencia de Tina lo que lo esta-ba cambiando. Ya no era el hombre altivo que durante tantos años me había hecho sufrir. De pronto comprendía yo que me necesitaba… Me pedía perdón por la menor cosa, me trataba con suavidad, me agradecía todo cuanto yo hacía por él.

Y la había desarmado. Era imposible no desarmarse ante aquel Rogelio nuevo, sumido en claudicaciones. Y fue como si la carta, aquella carta que todavía conservaba, se fuera con-taminando de aquel cambio.

– A pesar de todo era muy grato percibir el cambio de Rogelio. Casi me permitía ser feliz. Casi me permitía olvidarte… Era una sensación agridulce, algo así como la corteza del limón.

– Comprendo -dice Germán.

– No, no puedes comprender. Hay cosas incomprensibles. Cosas que los humanos no somos capaces de descifrar. Tampoco yo podré saber con exactitud qué clase de olvido era aquél. Ni cuál fue la causa de que Rogelio diera aquel viraje cuando la muerte lo amenazaba… Muchas veces me he preguntado por qué es preciso esperar la muerte para «ser distinto». ¿Por qué no procurar vivir siempre como si fuéramos a morir en seguida? Al fin y al cabo, la muerte es nuestra meta: todos somos unos muertos en potencia, todos empezamos a morir el día que nacemos… -suspira, recoge el mechón que le cae por la frente y termina diciendo-: De pronto, entre Rogelio y yo hubo algo que no había existido nunca. Algo que yo consideraba ya imposible, algo que, desde que me había casado con él, venía yo esperan-do prácticamente sin esperanza.

– ¿Fue entonces cuando rompiste la carta?

Marina asiente:

– Le dije a Tina: «Voy a destruirla.».La rompí delante de ella. Y luego la eché al fuego.

Sin dolor, sin la sensación de haber sacrificado algo importante. Así había empezado la verdadera lejanía de Germán: aceptando el presente, sin futuro, de un moribundo que, por primera vez, le brindaba un poco de amor.

– Y no me arrepentí -insiste Marina-. Destruí tu carta sin esfuerzo.

17

Germán le ofrece otro cigarrillo. Marina rehúsa: tiene la boca seca y bebe un poco de agua.

– Así pasamos tres años. Fueron largos y cortos: extraños, indescifrables. Hicimos innu-merables viajes; siempre con la misma finalidad: detener lo que no podía detenerse, salvar lo que se estaba acabando, inventar proyectos que nunca podrían cumplirse. La cuestión era no dejarse vencer: fingir energías, crear excusas para darles una razón de ser…

Germán esboza un rictus amargo. Es un gesto sombrío como el color del mar.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Adagio Confidencial»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Adagio Confidencial» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Mercedes Lackey - Crown of Vengeance
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Sacred Ground
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - To Light A Candle
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Reserved for the Cat
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Moontide
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Owlsight
Mercedes Lackey
Mercedes Lackey - Exile's Valor
Mercedes Lackey
Mercedes Salisachs - Goodbye, España
Mercedes Salisachs
Mercedes Salisachs - La gangrena
Mercedes Salisachs
Mercedes Salisachs - El cuadro
Mercedes Salisachs
Отзывы о книге «Adagio Confidencial»

Обсуждение, отзывы о книге «Adagio Confidencial» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x