Péter Nádas - Libro del recuerdo

Здесь есть возможность читать онлайн «Péter Nádas - Libro del recuerdo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Libro del recuerdo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Libro del recuerdo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

“Una de las novelas más importantes de nuestro tiempo” – The Times Literary Supplement
“El libro que usted estaba esperando desde que leyó ‘En busca del tiempo perdido’ o ‘La montaña mágica’ – The New Republic

Libro del recuerdo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Libro del recuerdo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Pero no era tan fácil marcharse, y no creo que ella deseara que yo hiciera lo que me pedía; con el silencio, creció la tensión entre nosotros y, como si quisiera acentuarla, repitió varias veces la última frase, «te vas, ¿eh?, a hacer los deberes, ¿sí?»; pero me oprimía la mano con más fuerza y, con la excusa de despedirme, me retenía, para retrasar el momento en el que yo, impulsado por el sentido del deber, me levantara y, un poco aturdido pero reconfortado, me fuera a otra habitación, aunque no había que romper el encanto tan pronto, aún podía esperar un poco, respirar al calor de su cuerpo febril, compartir aquella húmeda atmósfera en la que también yo parecía arder de fiebre, mientras rozaba con la boca la piel suave de la parte interna del codo, o palpar con los labios la tensión de los músculos y tendones del cuello, pero haciendo como si el roce fuera casual, abrir la boca y sentir dentro de los labios y en la lengua el olor y el sabor de su piel.

Ella nunca fingía no reparar en aquellos contactos amorosos, ni denunciaba mis pequeñas estratagemas, ni hacía como si las considerara señales de inocente amor filial, o como si no le gustaran, tampoco se escudaba en su enfermedad, como si únicamente su debilidad física hiciera posibles y necesarias estas peligrosas demostraciones de mutua ternura, no, ella reaccionaba con sencillez y naturalidad, me besaba tiernamente la oreja, el cuello o el pelo, lo que tuviera más cerca, y una vez, hundiendo la cara en mi pelo, dijo que olía a carnero joven, un olor que le gustaba, un olor que hasta entonces yo no había advertido pero que desde aquel momento traté de percibir, para descubrir qué podía ser lo que le causaba aquel momentáneo placer; todo ello daba la impresión de que quería hacerme una demostración práctica de lo que debe ser la naturalidad y dónde están sus límites, y cuando interrumpía o enfriaba el placer del contacto físico con una palabra, ello parecía tan justo y natural como el mismo contacto, y ni, remotamente, una medida de protección o autoprotección, sino más bien una prudente reconducción de unos sentimientos que no podían encontrar otro cauce.

– Está bien, está bien -dijo alzando un poco la voz, como si le divirtiera que hubiéramos llegado tan lejos-. A ver si ahora puedo contarte lo que antes no he podido. Escucha, quería decirte que en aquel prado no estaba sola, me parecía que habíamos estado echados entre la hierba alta, hacía sol, en el cielo había nubes blancas, nubes de verano, quietas, zumbaban los insectos, las avispas, las abejas, pero no creas que era tan hermoso, porque a veces una mosca se me paraba en la piel y, por más que yo movía el brazo o el pie, era inútil, la mosca se iba pero volvía al momento, y es que, con el calor de mediodía, las moscas se ponen muy pesadas, porque era mediodía, ¿comprendes?, es como si lo hicieran adrede, para impedir que goces en paz de lo que deseas gozar, de la belleza del mundo, y no te dejan, quizá, simplemente, porque también ellas quieren disfrutar de algo, precisamente de tu piel, pero ya estoy divagando otra vez y no te hablo de lo que quería hablarte, pero ahora me doy cuenta de que no es un cuento para niños, y menos para ti, y que sería preferible callar, en fin, éramos tres personas en el prado, y el prado existe realmente, habíamos ido en la barca y la habíamos atado en el sitio en el que habíamos quedado citados con los demás, pero habíamos llegado los primeros y ahora estábamos tumbados en la hierba, lejos uno de otro, dos hombres y yo, y cuando has entrado tú y me he despertado, bueno, he cierto los ojos porque en realidad no dormía sino que sólo estaba prendida en la escena que acababa de ver desde arriba, como se ven las cosas en los sueños y pensaba en lo hermoso, lo increíblemente hermoso que era aquello, y es que todo ello es hermoso, aunque entonces me parecía un infierno, una ciénaga apestosa y no por las moscas sino porque no podíamos decidir a cuál de ellos pertenecía yo.

– ¿Y papá?

– Él también estaba.

– ¿Y cómo te decidiste?

– ¡No me decidí!

Fue como si quisiera decir más pero de pronto hubiera comprendido que ni ahora ni nunca podría añadir ni una palabra: tan brusco fue su silencio.

Y yo no pude seguir preguntando, nos habíamos quedado inmóviles como dos estatuas, o como dos animales de presa al acecho, en el momento en el que todavía no se sabe para quién será la pieza.

Más no podía decir, o hubiera rebasado el límite, al que mucho nos habíamos acercado, si no estábamos ya en él.

Por la más elemental prudencia, no podía continuar, ni yo hubiera podido soportarlo; me sonrió con dulzura, tranquila, una sonrisa que era sólo para mí, una sonrisa, sin embargo, que no parecía formar parte de un proceso, que no tenía principio ni final previsible, y yo la miré como el que contempla la fotografía de una cara que sonríe desde el pasado, aunque aquel momento parecía contener bastante más que una imagen y el flujo y reflujo de pensamientos que había suscitado y aunque parezca un sentimentalismo exagerado debo decir que aquel momento fue una revelación o, por lo menos, eso que, a falta de palabra mejor, solemos llamar revelación; yo miraba su cara, su cuello, la sábana arrugada, y cada pequeño detalle contaba una historia mucho más rica de lo que hubiera podido imaginar, un pasado lleno de emociones e imágenes insospechadas cuya interrelación sa me manifestaba ahora, aunque no en forma de relato coherente; por ejemplo, una imagen: estoy delante de la puerta del cuarto de baño, la puerta está cerrada, es de noche, está oscuro, quiero entrar pero no me atrevo porque sé que lo que excita mi curiosidad está prohibido, y con razón, pero no es el verlos desnudos, ellos nunca me habían ocultado su desnudez, era yo el que la consideraba un secreto, la envoltura de un secreto, porque cuando se presenta la ocasión de verlos, desnudos, a pesar de que se comportan con naturalidad, yo los miro con avidez, confuso, con una curiosidad insaciable, deteniéndome en las partes de sus cuerpos que normalmente están cubiertas; sus cuerpos eran para mí siempre nuevos, distintos, no podía acostúmbrame a ellos pero había algo que me dolía, que ofendía mi pudor y enconaba mis celos, porque aquella naturalidad aparente no era a mis ojos sino una piadosa comedia de ambos, yo lo notaba, para aquellos cuerpos, juntos o por separado, yo no contaba, no era nada, ellos lo eran todo el uno para el otro, sólo estaban completamente desinhibidos el uno para el otro y yo quedaba siempre excluido de esa relación, tanto si en aquel momento se odiaban, no se habían dirigido la palabra en varios días o fingían indiferencia como si acababan de amarse y cada mirada, cada risa, cada gesto de maliciosa complicidad tenía una ternura que me era completamente extraña, que me hacía sentirme como un intruso hasta cuando más cariñosos estaban conmigo, alimentándome, por así decir, con las sobras de su pasión, y ello casi era tan humillante como si no me hubieran hecho ni el menor caso, como si les pareciera un objeto molesto; pero aquella frase inesperada y ambigua que tantas posibilidades apuntaba y que había trocado nuestro coloquio en un tenso silencio parecía iluminar ahora los altibajos de su relación que tanto me intrigaban y revelarme el secreto que, insensiblemente, yo trataba de descubrir, porque yo deseaba fervientemente que su relación no fuera tan exclusiva como parecía, para poder hacerme un hueco entre ellos; dentro se oía rumor de agua, una charla a media voz, la risa de mi madre, y aquella risa, nueva para mí, me hizo recordar de pronto, con un ligero vértigo, que yo ya había estado antes en la oscuridad, delante de otra puerta, en pijama, y me pareció que aún seguía allí y que lo ocurrido entre aquellos dos momentos que no podía situar en el tiempo era sólo un sueño del que ahora despertaba y que no recordaba cómo había empezado; cuando, con una voz diferente, más sonora y firme, que conservaba un eco de aquella carcajada un poco excesiva, mi madre dijo desde dentro: «¿quién es el que, de noche y a oscuras, está delante de esa puerta?», yo, naturalmente, no contesté, ¿había crujido el suelo bajo mis pies?, ¿o tenía una presencia tanta fuerza como para hacerse notar a través de una puerta? «¿Eres tú, mi vida, o es un cuervo que quiere entrar?, ¡adelante quienquiera que seas!», yo seguía sin poder responder, pero ella no parecía esperar respuesta, «¡habla y entra!», sonaba casi como una cantinela, acompañada de la risa ahogada de los dos, y el chapoteo del agua en la bañera y en el suelo de mosaico, yo no podía irme pero tampoco era capaz de contestar y entrar, y entonces la puerta se abrió.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Libro del recuerdo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Libro del recuerdo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «Libro del recuerdo»

Обсуждение, отзывы о книге «Libro del recuerdo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x