Jodi Picoult - Diecinueve minutos

Здесь есть возможность читать онлайн «Jodi Picoult - Diecinueve minutos» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Современная проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Diecinueve minutos: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Diecinueve minutos»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Peter Houghton es un estudiante de 17 años en Sterling, New Hampshire, que lleva tiempo sufriendo los abusos verbales y físicos de sus compañeros de clase. Su única amiga, Josie Cormier, ha sucumbido a la presión del grupo y ahora pertenece a la élite popular que habitualmente lo acosa. Un último incidente lleva a Peter al límite y lo empuja a cometer un acto de violencia que cambiará para siempre la vida de los habitantes de Sterling. Incluso aquellos que no se encontraban en la escuela aquella mañana vieron sus vidas supendidas, incluyendo a Alex Cormier.

Diecinueve minutos — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Diecinueve minutos», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

El sonido de los pasos de unas botas acercándose por el pasillo distrajo su atención. Patrick Ducharme avanzaba directamente hacia Mark Ignatio.

– No soy capaz de imaginar el dolor que siente, Mark-le dijo Patrick, con los ojos fijos en los del afligido padre-. Y sé que tiene todo el derecho del mundo a estar aquí, y a mostrarse como quiera. Pero así es como funcionan las leyes en nuestro país: una persona es inocente mientras no se demuestre su culpabilidad. El señor McAfee sólo hace su trabajo.-Posó la mano sobre el hombro de Mark y bajó el tono de voz-. ¿Por qué no vamos usted y yo a tomar una taza de café?

Mientras Patrick se llevaba a Mark Ignatio hacia la salida, Jordan recordó lo que había querido decir.

– Yo también vivo aquí-comenzó.

Mark se volvió en redondo.

– No por mucho tiempo.

Alex no era el diminutivo de Alexandra, como todo el mundo pensaba. Sencillamente, su padre le había puesto el nombre del hijo que habría preferido tener.

La había criado él, después de que su esposa muriese de cáncer de mama cuando Alex tenía cinco años. No era la clase de padre que enseña a su hija a montar en bicicleta, o a brincar por encima de las rocas; él le había explicado la procedencia latina de palabras como «halcón», «águila» o «puercoespín», o la Declaración de Derechos Humanos. Alex se esforzaba por destacar en los estudios para atraer su atención: ganando certámenes de ortografía y pruebas de geografía; encadenando sobresalientes; siendo aceptada en todas las facultades a las que pedía acceso.

Ella quería ser como su padre, el tipo de hombre al que, cuando caminaba por la calle, los tenderos saludaban con un reverencial asentimiento de cabeza: «Buenas tardes, jueza Cormier». Quería percibir el cambio en el tono de voz de una recepcionista cuando oía que era la jueza Cormier la que estaba al aparato.

Si su padre no la había tenido nunca en el regazo, si nunca le había dado un beso de buenas noches, si nunca le había dicho que la quería…en fin, todo eso formaba parte de su personaje, nada más. De su padre, Alex aprendió que todas las cosas podían destilarse en hechos. La comodidad, la paternidad, el amor…todo eso podía reducirse por cocción a su forma más sencilla, y explicarse más que experimentarse. Y la ley…bueno, la ley era el sostén del sistema de creencias de su padre. Cualquier sentimiento que uno tuviera, en el contexto de la sala de un tribunal encontraba una explicación. Se podía ser emotivo, pero dentro de unos límites. Lo que se le demostraba a un cliente no era necesariamente lo que se sentía, o al menos se podía fingir así, de modo que nadie pudiera acercarse lo bastante como para hacernos daño.

El padre de Alex había sufrido un derrame cerebral cuando ella estaba en segundo de derecho. Alex se había sentado en el borde de la cama del hospital y le había dicho que lo quería.

– Oh, Alex-suspiró él-. No nos preocupemos por esas cosas.

Ella no lloró en su funeral, porque sabía que así le habría gustado a él.

¿Habría deseado su padre, tal como ella lo deseaba ahora, que la base de su relación hubiera sido diferente? El hecho de convertir en una relación de profesor y alumna lo que en un principio debía ser una relación de padre e hija ¿había sido una forma de renunciar a sus esperanzas personales? ¿Durante cuánto tiempo puedes seguir un camino paralelo al de tu hija antes de perder toda opción a interactuar con ella?

Había leído incontables páginas de Internet dedicadas al dolor y la tristeza y a sus etapas; había estudiado las secuelas de otros casos similares de tiroteos en centros escolares. Se sentía capacitada para realizar ese tipo de investigación, pero cuando se trataba de conectar con Josie, su hija la miraba como si no la reconociera. En otras ocasiones, Josie se echaba a llorar. Alex no sabía cómo enfrentarse a ninguna de las dos reacciones. Se sentía incompetente, entonces se recordaba a sí misma que la cuestión no era ella, sino Josie, y ello le producía un mayor sentimiento de fracaso.

A Alex no se le escapaba la gran ironía que había en todo aquello: se parecía a su padre mucho más de lo que jamás hubiera sospechado. Se sentía muy cómoda en su sala del tribunal, y en cambio parecía no reconocerse dentro de los límites de su propio hogar. Sabía muy bien qué decirle a un imputado que se presentara ante ella por tercera vez por conducir bajo los efectos del alcohol, pero era incapaz de sostener una conversación de cinco minutos con su hija.

Diez días después de la tragedia del Instituto Sterling, Alex entró en la habitación de Josie. Era media tarde, y las cortinas estaban corridas. Su hija se había refugiado en el nido hecho con el edredón de su cama. Aunque su primer instinto fue subir las persianas y dejar que entrara la luz del sol, Alex optó por tumbarse en la cama, abrazando el bulto bajo el que se ocultaba Josie.

– Cuando eras pequeña-le dijo Alex-, a veces me metía en esta cama a dormir contigo.

Se produjo un movimiento, y las sábanas se apartaron del rostro de Josie. Tenía los ojos enrojecidos, la cara hinchada.

– ¿Por qué?

Ella se encogió de hombros.

– Nunca me han entusiasmado los truenos y las tormentas.

– ¿Y cómo es que yo nunca me desperté? No recuerdo haberte encontrado nunca aquí metida.

– Siempre me volvía a mi cama antes de que tú te despertaras. Se suponía que la fuerte era yo…No quería que supieras que había algo que me asustaba.

– Supermamá-susurró Josie.

– Pero hay cosas que me asustan, como perderte-dijo Alex-. Me asusta pensar que ya te he perdido.

Josie la miró unos segundos.

– Yo también tengo miedo de perderme.

Alex se incorporó y le colocó a Josie el pelo por detrás de la oreja.

– Vamos, salgamos de aquí-propuso.

Josie se quedó inmóvil.

– No quiero salir.

– Cielo, es por tu bien. Es como una terapia física, pero para el cerebro. Hay que ponerse en marcha, seguir la rutina diaria, aunque sea por inercia. Al final volverás a hacerlo todo de una forma natural.

– Tú no lo entiendes…

– Jo, si no lo intentas-le dijo-, es como concederle la victoria a él.

Josie levantó la cabeza con brusquedad. Alex no necesitaba explicarle a quién se refería con él.

– ¿Llegaste a imaginarlo?-preguntó Alex sin pensar.

– Imaginar…¿el qué?

– Que pudiera hacer algo así.

– Mamá, no tengo ganas de…

– No puedo dejar de pensar en él cuando era un niño pequeño-prosiguió Alex.

Josie sacudió la cabeza a un lado y a otro.

– De eso hace mucho tiempo-murmuró-. La gente cambia.

– Ya lo sé. Pero a veces aún lo veo colocándote aquel rifle en las manos…

– Éramos pequeños-la interrumpió Josie con los ojos llenos de lágrimas-. Pequeños y tontos.-Apartó las sábanas con repentina premura-. ¿No querías que fuéramos a algún sitio?

Alex se quedó mirándola. Un abogado habría seguido hurgando en aquel punto débil. Una madre, sin embargo, no debía.

Al cabo de unos minutos, Josie estaba sentada en el asiento del pasajero del coche, junto a Alex. Se abrochó el cinturón de seguridad, se lo soltó y volvió a ajustárselo. Alex observó cómo daba un tirón del cinturón para comprobar que se bloqueaba.

Iban comentando obviedades durante el trayecto. Que si los primeros narcisos asomaban sus valientes yemas por entre la nieve de la mediana de la avenida. Que si los regatistas del equipo universitario de Sterling estaban entrenando en el río Connecticut, las proas de sus barcas abriéndose paso a través del hielo residual. Que si el indicador de temperatura del coche señalaba que estaban a más de diez grados. Alex dio un rodeo intencionado por la carretera que no pasaba junto al instituto. Josie sólo giró la cabeza una vez para mirar por la ventanilla, y fue cuando pasaron a la altura de la comisaría de policía.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Diecinueve minutos»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Diecinueve minutos» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Jodi Picoult - Small Great Things
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Shine
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Lone Wolf
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Harvesting the Heart
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Sing You Home
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Jak z Obrazka
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Between the lines
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Handle with Care
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Świadectwo Prawdy
Jodi Picoult
Jodi Picoult - Bez mojej zgody
Jodi Picoult
Jodi Picoult - House Rules
Jodi Picoult
libcat.ru: книга без обложки
Jodi Picoult
Отзывы о книге «Diecinueve minutos»

Обсуждение, отзывы о книге «Diecinueve minutos» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x