Joseph Conrad - La línea de sombra

Здесь есть возможность читать онлайн «Joseph Conrad - La línea de sombra» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Классическая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La línea de sombra: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La línea de sombra»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La línea de sombra — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La línea de sombra», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Capitán, impídales que me dejen caer! ¡Impídales usted que me dejen caer!

Con el tono más tranquilizador que pude encontrar, le grité:

– No tema nada, Gambril; no lo dejarán caer, se lo aseguro.

Aquello, sin duda, era ridículo. Los marinos de la Armada que se hallaban sobre cubierta no disimulaban la risa, en tanto que el mismo Ransome, que ayudaba en primera línea al desembarco, acentuaba su pensativa sonrisa.

Me embarqué en la pinaza de vapor para ir a tierra y, al volverme para mirar el barco, vi a Mr. Burns, de pie junto al cairel de coronamiento, envuelto todavía en su enorme abrigo de lana. La resplandeciente luz del sol subrayaba su aspecto fantástico. Parecía un magnífico y terrible espantajo que alguien hubiese colocado en la popa de un barco apestado, para ahuyentar de los cadáveres a las aves marinas.

Nuestra historia había dado ya la vuelta a la ciudad y todo el mundo se mostró amabilísimo en tierra. La Oficina del Puerto me dispensó del pago de derechos, y como precisamente se encontraba en el Hogar del Marino la tripulación de un barco naufragado, no encontré la menor dificultad para embarcar a los hombres que necesitaba. Pero cuando pregunté si podía ver por un momento al capitán Ellis, me contestaron, no sin cierta compasión por mi ignorancia, que nuestro vice-Neptuno había pedido el retiro y regresado a Europa unas tres semanas después de salir yo del puerto. Creo, pues, que mi nombramiento fue, dejando a un lado la rutina diaria, el último acto de su vida oficial.

Una vez en tierra, me sorprendí de los ademanes elásticos, de las miradas animadas, de la robusta vitalidad de las gentes que encontraba a mi paso. Todo ello me impresionó profundamente. Entre aquellas personas, como es natural, encontré al capitán Giles. En realidad, habría sido muy extraño que no lo hubiese encontrado. Un prolongado paseo por la parte comercial de la ciudad era el empleo regular que daba a cada una de sus mañanas cuando se hallaba en tierra.

Desde muy lejos, distinguí el brillo de la gruesa cadena de oro que le cruzaba el pecho. Todo él irradiaba benevolencia.

– ¿Qué es lo que he oído decir? -preguntó, con una amplia sonrisa después de estrecharnos las manos-. ¿Veintiún días desde Bangkok?

– ¿Eso es todo lo que le han contado? -pregunté a mi vez-. Véngase usted a almorzar conmigo; quiero que sepa exactamente el atolladero en que me metió usted.

Vaciló por un segundo.

– Está bien, vamos -dijo por fin, condescendiente.

Entramos en el hotel. Con gran sorpresa, descubrí que podía comer con excelente apetito. Luego, cuando hubieron levantado la mesa, relaté toda la historia al capitán Giles, desde mi posesión del mando y bajo todos sus aspectos profesionales y sentimentales. Él me escuchaba, fumando pacientemente el puro que yo le había ofrecido.

– Debe de sentirse usted terriblemente fatigado -declaró.

– No -contesté-. No estoy fatigado. Voy a decirle lo que siento, capitán Giles. Me siento viejo. Y debo de estarlo. Todos ustedes, los que se hallan en tierra, me hacen el efecto de una partida de jóvenes calaveras que nunca han tenido la menor preocupación en el mundo.

El capitán Giles no sonrió. Su aspecto era insoportablemente ejemplar.

– Eso pasará -declaró-, pero es verdad que parece haber envejecido.

– Sí, ¿eh? -exclamé.

– Es decir… La verdad es que de nada, bueno ni malo, se debe hacer demasiado caso en esta vida. -La vida a media máquina -murmuré perversamente- no está al alcance de todo el mundo. -Todavía deberá considerarse usted feliz si se puede mantener a esa velocidad moderada -replicó, con su aire virtuoso-. Y todavía hay más: es preciso que un hombre luche contra la mala suerte, contra sus errores, su conciencia y otras zarandajas por el estilo. Si no, ¿contra qué lucharía uno?

No respondí. No sé qué vio en mi rostro, pero, bruscamente, me preguntó:

– Y qué, ¿no se siente usted desanimado?

– Sólo Dios lo sabe, capitán Giles -contesté con la mayor sinceridad.

– En ese caso todo está bien-afirmó con tono sosegado-. Pronto aprenderá usted a no desanimarse. Un hombre tiene que aprenderlo todo, y esto es lo que tantos jóvenes no comprenden. -¡Oh!, yo ya no soy un joven.

– En efecto -concedió-. ¿Partirá usted pronto?

– Ahora mismo regresaré a bordo. Voy a levar una de las anclas y a virar la otra tan pronto como tenga mi nueva tripulación a bordo; y mañana por la mañana, a la salida del sol, habré aparejado.

– ¿De veras? -gruñó el capitán Giles con tono de aprobación-. Eso es precisamente lo que debe hacer. Va usted por buen camino.

– ¿Qué pensaba que iba a hacer? -le dije, irritado por su entonación-. ¿Tomarme una semana de descanso en tierra? No descansaré hasta que haya llevado mi barco al océano Índico, y aun entonces…

Con aire aburrido, aspiró algunas bocanadas de humo de su cigarro, y luego, como transformado súbitamente, dijo, con entonación soñadora:

– Sí, a eso se reduce todo. -Hubiérase dicho que un espeso velo se acababa de levantar, revelando a un inesperado capitán Giles. Pero eso sólo duró un instante, apenas el tiempo justo para que pudiese agregar-: No hay mucho descanso aquí abajo para nadie. Más vale no pensar en ello.

Nos levantamos, salimos del hotel y después de un caluroso apretón de manos nos separamos en la calle en el momento justo en que, por primera vez en nuestras relaciones, comenzaba a interesarme.

Lo primero que vi al regresar a bordo fue a Ransome, en la toldilla, tranquilamente sentado sobre su cofre, ya cuidadosamente atado.

Le hice señal de que me siguiese hasta la cámara, donde me senté para escribir una carta en la cual recomendaba a Ransome a uno de mis amigos de tierra.

Cuando la terminé, le tendí la carta y dije: -Podrá servirle, cuando salga del hospital.

Ransome cogió la carta y s e la guardó en el bolsillo. Sus ojos, sin mirar a ninguna parte, evitaban encontrarse con los míos.

– ¿Cómo se siente ahora? -le pregunté. -No me siento demasiado mal en este momento, capitán -contestó algo envarado-. Pero temo lo que pueda venir…

Por un instante, vi reaparecer en su rostro aquella sonrisa pensativa.

– Le he tenido… le he tenido siempre un miedo horrible a mi corazón, capitán -añadió. Me aproximé a él con la mano extendida. Sus ojos, que no me miraban, tenían una expresión forzada: el aspecto de un hombre que acecha una señal de alarma.

– ¿No quiere usted darme la mano, Ransome? -le pregunté amablemente.

Lanzando una exclamación y enrojeciendo hasta las orejas, me estrechó la mano con todas sus fuerzas. Un momento después, solo ya en la cámara, le oí subir uno a uno los peldaños de la toldilla, cautamente, con un temor mortal a provocar la ira súbita de nuestra común enemiga, que su destino adverso le había obligado a llevar conscientemente en su leal corazón.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La línea de sombra»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La línea de sombra» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Отзывы о книге «La línea de sombra»

Обсуждение, отзывы о книге «La línea de sombra» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x