Jorge Molist - La Reina Oculta

Здесь есть возможность читать онлайн «Jorge Molist - La Reina Oculta» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Reina Oculta: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Reina Oculta»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La edad media: época de pasiones, traiciones, amenazas, amores y grandes odios. Ese es el marco en el que se desarrolla la nueva novela de Jorge Molist. La novela empieza cuando un ladrón anónimo roba la carga de la séptima mula, un documento que según se comenta podría acabar hundiendo a la propia Iglesia. A tenor del robo el abad Arnaldo y el propio Papa deciden iniciar una cruzada por el sur de Francia -la ciudad medieval de Carcassone será una de las ciudades asediadas-. por otra parte, el abad Arnaldo encargará a un joven vividor parisino que recupere la carga de la séptima mula y la devuelva a manos de la Iglesia.
Mientras la cruzada se cuece en Roma y París, en el sur de Francia una joven dama se enamora de un caballero español. No sabe que en pocos días su ciudad será asediada, ni que la Iglesia ha puesto precio a su cabeza. Los caminos de esta pareja y del joven parisino se cruzarán en una historia llena de aventuras, amores y muertes.

La Reina Oculta — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Reina Oculta», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¿Cuándo os veré de nuevo? -inquirí angustiada.

– En unas semanas, mi señora.

– ¿Tan pronto os vais y tan tarde volveréis? ¿Es que ya no os soy grata?

– Todo lo contrario, mi señora -la sonrisa desapareció de su faz-. ¡Qué no daría yo por permanecer a vuestro lado!

Nos encontrábamos en el gran salón del primer piso de mi casa. Me acompañaba doña Bernarda y varias damas que nos visitaban. Mi padre estaba fuera, últimamente lo veía muy ocupado, demasiado para mi tranquilidad. Presentía, sin querer saber, que tiempos difíciles estaban por llegar, que aquellos días postreros de primavera eran los últimos de un tiempo maravilloso, de toda una época, quizá de una civilización.

No tenía tiempo. Sentía que fingir indiferencia y esperar a que Hugo me cortejara como marcaban los cánones era absurdo y decidí tomar yo la iniciativa. No era fácil, las damas nos observábamos unas a otras, sin aceptar conductas indecorosas de nuestras vecinas, ya que, si una se deshonraba, era deshonra para todas.

– Seguidme -le dije.

– ¿Qué, mi señora? -respondió con cara de estúpido.

– Que me sigáis -le insistí en voz más baja e irritada, ya que las otras damas escuchaban.

Pareció entender y sin apresurarme me levanté y me dirigí a la ventana más alejada del grupo de mujeres. A cada lado del ventanal, dentro del ancho muro, había unos asientos de piedra. Me acomodé en uno y él, que me había seguido, se colocó en el del frente.

– ¿Me amáis, Hugo? -le pregunté sin más preámbulos tan pronto nos sentamos.

Por unos instantes, él me miró sorprendido; aquella pregunta era poco pertinente. Las damas esperaban que fuera el trovador quien tomara la iniciativa en el cortejo, nunca ponían a éste en semejante aprieto.

– Sí -dijo al cabo de un tiempo que me pareció eterno-, con todas mis fuerzas.

Yo sentí un alivio infinito. El sí era respuesta galante casi obligada, pero su entusiasmo parecía sincero.

– Pues pedidme que sea vuestra dama.

Su faz mostró un asombro mayor aún. No sonreía y me miraba con los ojos muy abiertos. Su nuez de Adán se movió tragando saliva. Intentaba reaccionar a mi sorprendente petición y, por unos instantes, pareció dudar. Mientras, yo noté sudor en las palmas de mis manos. ¿Y si dijo que me amaba por no desairar a una dama? ¿Le estaría forzando a hacer y decir lo que no pensaba?

– ¿Queréis ser mi dama? -dijo al fin.

– Pedidlo según la costumbre.

Hugo vaciló de nuevo, pero al cabo, levantándose, me hizo una reverencia, hincó una rodilla y juntó sus manos en súplica, de la misma forma que juraría fidelidad a su señor.

– Señora Bruna, concededme el honor de ser mi dama.

Solté una risa cantarina para que todas las demás se fijaran y respondí:

– Me sentiré honrada en que os convirtáis en mi trovador. Sentaos.

Y cuando lo hizo, le dije:

– El beso ya os lo di el día que me rescatasteis.

Era costumbre de las damas besar por primera y última vez al trovador que aceptaban como su amante en la Fin'Amor y no lo hice no por falta de ganas, sino por timidez al sentirme observada por las otras señoras.

– Y no os impondré prueba ni servicio otro sino que cuidéis vuestra vida y regreséis pronto a mi lado.

Hugo sonrió gentil y supe que, aunque forzado, hacía aquello que deseaba y esa certeza me llenó de un gran alivio.

– Así lo haré, mi dama.

Y yo, tontamente, como tocaba hacerlo, pero con mi corazón lleno de gozo, le correspondí con una risa feliz.

Al día siguiente ya se había ido.

15

«El noble qui em damani per pendre'l per marit ha de plaure al meu pare i agradar-me a n'a mi.»

[(«El noble que me pida en matrimonio ha de complacer a mi padre y gustarme a mí.»)]

Canción popular

Días después, con la ausencia de Hugo pesándome, decidí abordar el asunto con mi padre. Nuestra relación era muy estrecha y quise hacerle partícipe de mis ilusiones, cómplice de ellas.

– Hugo de Mataplana es mi trovador y yo soy su dama -le dije sin rodeos en la cocina, donde él desayunaba un asado de cordero.

Últimamente había estado muy ocupado y, al ser jefe militar de la ciudad, eso sólo podía indicar que el peligro acechaba, pero yo nunca le preguntaba por la situación castrense o política, porque hubiera sido ofenderle; una dama debe confiar en su protector y ése era mi padre. Aquel día quise aprovechar que él se levantaba más temprano para hablar con tranquilidad, sin que doña Bernarda estuviera cerca. Sus hombres abandonaron la mesa camino de las caballerizas al ver que mi madrugón no era casual y que deseaba estar a solas con él. Paró de masticar, su barba entrecana se detuvo y se me quedó mirando sorprendido. Después, continuó más lentamente, asimilando la noticia, y cuando quiso tragar, lo hizo con esfuerzo.

– ¿Que Hugo te ha pedido que seas su dama? -inquirió al fin, como si no lo pudiera entender.

– Sí. Y yo he aceptado.

– ¡No puede ser!

– ¿Cómo que no puede ser? -respondí ofendida-. ¿Es que no me veis mérito?

– ¡Claro que te veo mérito! Sólo que me cuesta creer que se haya atrevido.

– Se atrevió, aunque yo le animé a ello.

– ¿Que le animaste?

Se quedó mirándole mientras yo, con expresión culpable, afirmaba con la cabeza.

– Eso no es propio de una dama -su expresión era severa-. Si una señora empuja a un caballero, le obliga.

– Es que estoy muy enamorada… -me disculpé.

Su expresión cambió a tierna y cogió mis manos con las suyas.

– Bruna, Bruna, sabes cuánto te quiero. Eres mi única familia, la rama verde de mi árbol seco. La última de mi estirpe -hizo una pausa y sus ojos se humedecieron-. Te quiero, pero he de decirte que ha llegado el momento de que dejes de comportarte como una niña mimada. Eres una mujer y has de empezar a asumir responsabilidades. Olvídate de eso, deja la Fin'Amor para las damas casadas que se aburren.

– ¿Pero es que no lo entendéis, padre? ¡Estoy muy enamorada! -insistí.

– Pues canta tus canciones de amor, pero prepárate para el matrimonio.

Dijo el matrimonio y pensé, como siempre que sonaba la palabra, en mi madre. Supuse que a matrimonio se refería cuando habló antes de mis responsabilidades y que, claro, las suyas serían buscarme el marido que conviniera política y económicamente.

– Se dice que Hugo, además de trovador, es noble -repuse cambiando de tema-. ¿Es eso cierto?

– Es el hijo del señor de Mataplana. Tienen castillo y posesión al sur de los Pirineos, cerca del monasterio de Ripoll.

– Pues parece, por la forma en que lo tratáis, como si fuera un noble importante…

– No es de alto rango, pero su amistad con nuestro señor el vizconde Trencavel y su relación con el señor de éste, el rey Pedro II de Aragón, le distinguen.

– ¿Es amigo del Rey? -me asombré.

– Los reyes tienen vasallos, no amigos. Pero el padre de Hugo, también llamado Hugo, tiene la confianza de Pedro II y parece que el hijo también.

– Al verle la primera vez creí que era un simple juglar.

– Eso es lo que le gusta aparentar. De esa guisa recorre caminos, habla con gentes, ve, escucha y su opinión es oída por el vizconde y por el Rey.

– Pues es alguien importante.

– Bajo ese aspecto, sí.

– ¿Por qué no acordáis mi matrimonio con él? -le propuse.

Otra vez me miró sorprendido y pensó un rato antes de responderme:

– Eso no funciona así. No puedes escoger a tu esposo; recibes el que Dios y tu padre deciden.

– Padre, yo quiero a Hugo. Él tiene mi corazón, sólo a él quiero.

– Tendrás el esposo que te corresponda.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Reina Oculta»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Reina Oculta» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Robert Silverberg - Lo que oculta el dragón
Robert Silverberg
Jorge Molist - Los muros de Jericó
Jorge Molist
Jorge Molist - El Anillo
Jorge Molist
Jorge Eslava - La voz oculta
Jorge Eslava
Jorge Gutiérrez Reyna - El otro nombre de los árboles
Jorge Gutiérrez Reyna
Germán Rodriguez - Tras la puerta oculta
Germán Rodriguez
Ramón López Reina - Cura de espantos
Ramón López Reina
Pedro Jesús Carbonell Peñalver - Iluminación oculta
Pedro Jesús Carbonell Peñalver
Giuliano Turone - Italia oculta
Giuliano Turone
Marcelo Gullo - La historia oculta
Marcelo Gullo
Héctor Abad - La Oculta
Héctor Abad
Отзывы о книге «La Reina Oculta»

Обсуждение, отзывы о книге «La Reina Oculta» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x