Matilde Asensi - Todo bajo el Cielo

Здесь есть возможность читать онлайн «Matilde Asensi - Todo bajo el Cielo» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

Todo bajo el Cielo: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «Todo bajo el Cielo»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

Elvira, pintora española afincada en el París de las vanguardias, recibe la noticia de que su marido, con el que está casada por amistad, ha muerto en su casa de Shanghai en extrañas circunstancias.
Acompañada por su sobrina, zarpa desde Marsella en barco para recuperar el cadáver de Remy sin saber que éste es sólo el principio de una gran aventura por China en busca del tesoro del Primer Emperador. Sin tiempo para reaccionar se verá perseguida por los mafiosos de la Banda Verde y los eunucos imperiales, y contará con la ayuda del anticuario Lao Jiang y su sabiduría oriental en un gran recorrido que les llevará desde Shanghai hasta Xián, donde se encuentra la tumba del Primer Emperador y la última pieza del tesoro mejor guardado.

Todo bajo el Cielo — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «Todo bajo el Cielo», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– Buenos días, tía -me saludó mi sobrina al verme con los ojos abiertos-. ¿Ha descansado bien? Dormía usted profundamente. No quisimos despertarla.

– Gracias -dije, saliendo de mi k’ang -. ¿Podría tomar un té?

Fernanda me extendió mi taza y un poco de pan.

– Es todo lo que hay -dijo a modo de disculpa. Sacudí la cabeza para indicarle que me daba igual, que tenía suficiente. Bebí el té con ansia. Me dolía un poco la cabeza.

Fue entonces cuando vi a Biao y al maestro Rojo inclinados sobre mi libreta Moleskine en la que el niño estaba dibujando con uno de mis lápices. Fernanda, que se dio cuenta, le propinó un codazo en las costillas. Él levantó la cara, aturdido, y miró en todas direcciones hasta que se quedó atrapado en mi mirada.

– ¿Qué estás haciendo, Biao? -Si mi voz hubiera sido un cuchillo, Biao habría quedado partido por la mitad. Boqueó, bizqueó, puso caras raras y, por fin, masculló una serie de palabras incoherentes-. ¿Qué has dicho?

– Que necesitaba su libreta, tai-tai, y como usted estaba durmiendo…

– ¿Y para qué necesitabas mi libreta?

– Porque esta noche he tenido un sueño y quería comprobar…

Todos habíamos tenido sueños y no nos dedicábamos a echar el guante a las cosas de los demás.

– ¿Y has cogido mi carísima libreta de dibujo porque has soñado algo que querías comprobar?

– Sí, tai-tai, pero era un sueño importante. He soñado que descubría cómo hacer el «Cuadrado Mágico».

Me miró con la esperanza de verme mudar el gesto pero yo no moví ni un solo músculo de la cara.

– No el «Cuadrado Mágico» grande, por supuesto -aclaró atropelladamente-. El pequeño, el de la ruta de la energía, el que apareció en el caparazón de la tortuga.

– ¿Y al despertar sabías cómo hacerlo? -pregunté fríamente.

– No, tai-tai. Sólo había sido un sueño. Pero me dio la idea: si descubrimos el truco matemático para hacer el «Cuadrado Mágico» pequeño, el de tres por tres que ya conocemos, podemos utilizarlo para resolver el grande, el de nueve por nueve.

– ¿Y cuántas páginas de mi libreta has estropeado ya para descifrar ese truco? -le pregunté con toda intención porque había visto un puñado de hojas arrugadas en el suelo.

Biao miró con desesperación al maestro Rojo y a Lao Jiang, pero los dos hombres olían el peligro.

– No sea tan dura, tía -me reprendió Fernanda-. No tenemos otra cosa para escribir. Ya se comprará más libretas en Shanghai.

– Pero ésa era de París -objeté- y tiene mis dibujos del viaje.

– ¡No he tocado sus dibujos, tai-tai ! Sólo he usado las hojas nuevas.

Esas preciosas hojas limpias, tersas, uniformes, con ese olor a papel bueno y ese color crema tan suave que servía de fondo perfecto a la sanguina…

Me levanté del k'ang, enfadada conmigo misma. ¿Qué importaba una dichosa libreta? ¡A paseo con mi ridículo sentido de la propiedad! Sólo quería otro té.

– Sigue usándola -le dije a Biao sin mirarle-. He dormido mal.

– Debería hacer taichi -me recomendó el anticuario.

– Pues espero que usted haya hecho el suficiente como para cambiarle el humor -repuse airada-, porque está insoportable desde que llegamos al mausoleo. ¿No era tan moderado y taoísta? Nadie lo diría ahora, Lao Jiang, créame.

Él apretó los labios y bajó la mirada. Mi sobrina puso cara de espanto y los otros dos aparentaron sumirse en sus operaciones matemáticas con absoluto interés. ¡Qué terrible es pasar una mala noche y qué cobarde se vuelve todo el mundo cuando alguien saca el mal genio! Me dolía la cabeza.

– Sí, podría ser… -oí decir al maestro Rojo-, pero no veo cómo vas a colocar los números que sobran.

– Es que no sobran, maestro -le explicaba Biao-. Como ya tenemos el resultado, sabemos dónde van. Lo que debemos hacer es fijarnos si existe alguna regla que determine esa colocación en todos los casos.

– Muy bien, pues baja el primer número.

– Sí, pero lo haré con otro color, para ver si aparece alguna figura -dijo el niño cogiendo el lápiz rojo de la caja abierta.

– Ahora sube el número nueve.

– Sí, está claro -murmuró Biao-. Ahora el tres me lo llevo a la izquierda y el siete lo pongo en la casilla vacía de la derecha.

Sentí curiosidad y, con la taza de té caliente entre las manos, me acerqué a él por la espalda y miré por encima de su hombro. Había dibujado un rombo con los nueve números que formaban el «Cuadrado Mágico», es decir, que había puesto el número uno arriba; debajo, el cuatro y el dos; en la siguiente fila, que era la central y más larga, el siete, el cinco y el tres; en la cuarta fila, el ocho y el seis; y, por último, abajo, el nueve.

– ¿Por qué has distribuido así los números, Biao? -pregunté. No aspiraba a comprenderlo pero, a lo mejor, atrapaba al vuelo alguna idea.

– Pues me fijé en que, dentro del «Cuadrado Mágico», la diagonal que va desde el sureste hasta el noroeste estaba formada por el cuatro, el cinco y el seis. Entonces, siguiendo esa pauta, puse también en diagonal el uno sobre el dos de la esquina suroeste y el tres debajo. Ya tenía dos filas diagonales de números consecutivos y, después, hice lo mismo con el siete y el nueve, colocándolos arriba y debajo del ocho de la esquina noreste. Tres diagonales de números del uno al nueve. Después de quitar los números repetidos del interior del «Cuadrado Mágico», me quedó este dibujo…

– Es un rombo.

– … este rombo que el maestro Jade Rojo y yo hemos estudiado y del que hemos sacado algunas conclusiones. Lo que estábamos haciendo ahora, cuando usted ha preguntado, era volver a meter los números en el «Cuadrado Mágico», para ver desde dónde vienen y si hay alguna regla común en ese movimiento.

– ¿Y la hay? -pregunté, dando un sorbo a mi té.

– Pues parece que sí, madame -añadió, sorprendido, el maestro Rojo-, y lo más admirable de todo es su sencillez. Si se cumple también en el «Cuadrado Mágico» del sentido inverso de la energía, creo que Biao ha dado con la fórmula para crear «Cuadrados Mágicos», uno de los ejercicios matemáticos más complicados que existen.

Biao, con falsa humildad desvelada por el rojo de sus orejas, dibujó el rombo de nuevo para que yo viera todo el proceso. Miré a Lao Jiang con una sonrisa, pensando que, al menos, se le vería tranquilo porque las cosas iban bien, y le descubrí con un severo gesto de disgusto, la mirada perdida y las manos ocupadas haciendo girar el yesquero de plata entre los dedos. Sentí un miedo extraño e indefinido. Aquella imagen de Lao Jiang despertaba una parte de mi antigua neurastenia y noté que el pulso se me atropellaba. Pero el pobre anticuario no hacía nada raro, sólo permanecía inmóvil y concentrado, ajeno a todo, de modo que no tenía sentido que yo estuviera tan asustada. Nunca me curaría de mis aprensiones enfermizas, me dije, siempre tendría que estar luchando contra los fantasmas provocados por el miedo irracional.

Haciendo uso de toda mi fuerza de voluntad, me centré en el rombo de números que Biao acababa de dibujar.

– ¿Lo ve bien, tai-tai ? -me preguntó.

– Sí, perfectamente.

– Pues ahora trazo encima del rombo los bordes del «Cuadrado Mágico». ¿Lo ve también? -repitió.

Y, efectivamente, encerró en un cuadrado los cinco números centrales dándole la apariencia de la cara de un dado: el cuatro y el dos arriba, el cinco solo en el centro y, debajo, el ocho y el seis. Después añadió las dos rayas verticales y las dos horizontales que faltaban para obtener la cuadrícula de nueve casillas.

– ¿Se ha dado cuenta? -preguntó, nervioso.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «Todo bajo el Cielo»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «Todo bajo el Cielo» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


T. Boyle - Tooth and Claw
T. Boyle
Matilde Asensi - Tierra Firme
Matilde Asensi
Matilde Asensi - Venganza en Sevilla
Matilde Asensi
Matilde Asensi - Iacobus
Matilde Asensi
libcat.ru: книга без обложки
Matilde Asensi
Matilde Asensi - El Salón De Ámbar
Matilde Asensi
Matilde Asensi - El Origen Perdido
Matilde Asensi
Olga Romay Pereira - Bajo el cielo de Alejandría
Olga Romay Pereira
Vicente Aleixandre - Visitar todos los cielos
Vicente Aleixandre
José María Bosch - Cala Ombriu, 2085
José María Bosch
Elizabeth Bevarly - That Boss Of Mine
Elizabeth Bevarly
Отзывы о книге «Todo bajo el Cielo»

Обсуждение, отзывы о книге «Todo bajo el Cielo» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x