Tessa Korber - La Reina de Saba

Здесь есть возможность читать онлайн «Tessa Korber - La Reina de Saba» весь текст электронной книги совершенно бесплатно (целиком полную версию без сокращений). В некоторых случаях можно слушать аудио, скачать через торрент в формате fb2 и присутствует краткое содержание. Жанр: Историческая проза, на испанском языке. Описание произведения, (предисловие) а так же отзывы посетителей доступны на портале библиотеки ЛибКат.

La Reina de Saba: краткое содержание, описание и аннотация

Предлагаем к чтению аннотацию, описание, краткое содержание или предисловие (зависит от того, что написал сам автор книги «La Reina de Saba»). Если вы не нашли необходимую информацию о книге — напишите в комментариях, мы постараемся отыскать её.

La pequeña Simún ha nacido tullida de un pie, no conoce a su madre y vive con su abuelo al borde del desierto, donde crece cuidando cabras. Un día, al fin ve confirmado su presentimiento de ser especial: una riada arrasa su poblado de pastores y ella acaba en la portentosa ciudad de Saba, uno de cuyos príncipes, descubre, es su padre. Sin embargo, la ciudad está gobernada por un tirano asesino de muchachas que cada año celebra una boda sangrienta.
La joven está convencida de que sólo ella tiene la fuerza y el poder necesarios para destruir a ese hombre, pues sabe que es la única que también carece de escrúpulos para matar. Con todo, cuando Simún, ya mujer, sube al trono de Saba después de lograr la hazaña, descubre que está rodeada de enemigos y amigos insidiosos. Para hacer valer su poder y salvar al reino de Saba de la destrucción, tendrá que superar pruebas sobrehumanas.
Plena de imágenes históricas magnificas, La reina de Saba transporta al lector a un pasado remoto habitado por personajes movidos por el poder, el amor y la libertad. La fastuosa y fascinante novela de Tessa Korber consigue que el mito de la legendaria soberana ele Saba cobre vida de manera cautivadora.

La Reina de Saba — читать онлайн бесплатно полную книгу (весь текст) целиком

Ниже представлен текст книги, разбитый по страницам. Система сохранения места последней прочитанной страницы, позволяет с удобством читать онлайн бесплатно книгу «La Reina de Saba», без необходимости каждый раз заново искать на чём Вы остановились. Поставьте закладку, и сможете в любой момент перейти на страницу, на которой закончили чтение.

Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

– ¡Abrid paso! -exclamó con decisión, y salió de la sombra de Marub, que, horrorizado, extendió un brazo para ofrecerle un escudo.

Sin embargo, nada podía detener a Simún. Se arremangó el vestido y descendió enérgicamente la escalinata hasta la multitud, que se retiró ante ella con apresurada reverencia.

– Ha perdido el juicio -bramó Marub, y se abalanzó tras ella para protegerla, pues se encaminaba sola hacia el ojo de la tormenta.

Miró en derredor con preocupación, pero ninguna flecha siguió a la primera.

Los guardias de Marub llegaron ante la puerta extraña, la echaron abajo y penetraron en el oscuro interior de la casa, donde oyeron voces de mujeres y gritos de niños mientras intentaban llegar al tejado. Uno apareció poco después en la cornisa.

– ¡Aquí hay unas escalerillas de madera! -exclamó hacia abajo-. Llevan al tejado contiguo y al patio interior. Hace rato que ha escapado.

Le respondió el murmullo de muchas voces. Marub ya estaba dando órdenes a una tropa de hombres para que registraran todo el barrio y removieran cielo y tierra cuando oyeron al segundo hombre gritar algo desde lejos.

– ¿Qué ha dicho? -Simún se volvió con impaciencia hacia Marub, que hablaba con sus guardias.

Este se interrumpió, gritó algo hacia arriba, recibió una respuesta y se volvió de nuevo hacia su reina.

Su ojo bueno brillaba de satisfacción.

– Lo tienen -dijo-, en el patio interior.

Simún no hizo caso de su consejo y siguió a los guardias que se abalanzaban al interior de la casa detrás de Marub. Vio a unos niños agazapados en la penumbra y un cesto volcado del que habían caído al suelo unas cebollas, dispersadas en todas direcciones por las patadas de los hombres. En el suelo había un juguete que ella recogió en plena marcha y dejó en manos de una niña sin pararse a hacer más que acariciarle brevemente la cabeza.

Sin dejar de correr llegó al patio interior y, cegada por el sol, de pronto se detuvo.

– Estaba al pie de la escalerilla con el arco aún en la mano -explicó con orgullo el guardia, que mostró el arma como un trofeo y, con la mano libre, zarandeó a su presa del hombro con tanta fuerza que casi lo hizo caer.

Simún se quedó atónita.

El preso se resistía con ira:

– ¡Ha escapado por allí atrás, rápido, estáis locos, vais a dejarlo escapar!

No dejaba de intentar quitarse las ataduras, hasta que alguien le dio un golpe con una lanza en la cabeza.

Simún tragó saliva cuando vio que le caía sangre por la frente. El preso se arrodilló y permaneció un momento aturdido, después sacudió la cabeza con fuerza y se irguió de nuevo entre gemidos.

– Sólo he cogido el arco de donde él lo ha dejado caer.

En ese momento su mirada se cruzó con la de Simún.

– Yada -susurró ella.

El muchacho la miró con una sonrisa. Cómo había deseado Simún pocos minutos antes que le sonriera así… Había anhelado que llegara el final de la ceremonia y las deliberaciones del consejo para poder abrir la puerta sellada y bajar al jardín a buscarlo. De pronto estaban rodeados de guerreros en un patio polvoriento. No podía creerlo.

Marub se abalanzó entonces hacia él.

– ¡Tú! -bramó, y levantó del suelo al odiado jardinero. Lo dejó colgando ante sí con las piernas en el aire-. ¡Conque eras tú! Te advertí que si alguna vez te encontraba con un arma en la mano, perro cobarde…

– ¡Marub! ¡Marub! -Simún tuvo que gritar dos veces su nombre para que soltara a su víctima a regañadientes.

– No he traído mi pala. Si no, llevarías más cuidado.

Yada gimió al ponerse de pie y sacudió la cabeza como si quisiera deshacerse del dolor. Señaló con las manos atadas al guardián de Simún y sonrió con malicia.

El gigante gruñó, pero obedeció la orden de Simún y se quedó donde estaba.

– Déjalo hablar -pidió ésta, y agachó la cabeza.

No era capaz de hablarle directamente ni de mirarlo a los ojos.

El jardinero, por el contrario, se dirigió a ella:

– Quería subir al tejado para verte -dijo-. Pero algún otro ha tenido la misma idea. Cuando he querido subir por la escalerilla, me ha dado una patada en el hombro y después ha saltado ahí atrás, donde está esa paja amontonada. -Se volvió a medias y señaló-. Ha dejado ahí el arco y se ha ido corriendo como un loco por esa puerta. No he visto más que su manto y el pañuelo negro que le cubría el rostro. -Bajó la cabeza e intentó buscar la mirada de ella.

– No hemos visto a nadie más -dijeron las voces de los guardias, y Simún se estremeció-. Pero él estaba justo ahí, con el arco en la mano.

La reina alzó entonces la mirada y vio el montón de paja en el rincón. Un perro pardo y flaco olfateó sin ganas unas briznas antes de marcharse moviendo la cola. Simún respiró hondo.

Quería decirle que lo creía, abrió incluso la boca… Pero volvió a cerrarla.

– ¡Simún! -exclamó Yada en voz baja.

Ella cerró los ojos con todas sus fuerzas para conjurar su imagen. Le habría gustado poder cerrar también los oídos. «Simún.» Se sintió mareada, pero Yada seguía ahí. ¡Yada! Como a punto de morir ahogada abrió los ojos y la boca.

– Yo… -empezó a decir, carraspeó, oía un grito en su interior: «Quiero creerte. ¡Quiero! ¡De verdad que quiero! ¡Tengo que creerte!»

– ¡Mi reina! -Era la voz de Bayyin, sonora y afinada como un gong, pensada para erizarles el vello a los creyentes.

El sacerdote se llegó junto a ella y tiró de su manto de leopardo como si quisiera recordarles a todos su posición. Simún se sintió demasiado débil para preguntarle qué quería. Le parecía un milagro seguir de pie sin caerse, erguida. Sólo encontraba apoyo en la mirada de Yada, de la cual, ahora que había vuelto a encontrarla, ya no quería separarse.

– Creo que puedo explicar este asunto.

– Ah, ¿sí? -dijo Simún con cansancio.

Ni sus ojos ni su voluntad querían apartarse de Yada.

– Ese de ahí, de hecho… -La voz de Bayyin retumbó como en una ceremonia-: No es un simple jardinero.

– No -susurró Simún.

Por supuesto que no, eso era cierto. Entonces lo vio claro, sí, no podía ser de otra forma. «Demasiado hermoso -oyó susurrar en su interior-, demasiado inteligente, envuelto en demasiado misterio.» Todo lo que amaba en él le decía que era algo más de lo que parecía. Sonrió sin querer.

Sin embargo, la voz de Bayyin siguió bramando:

– Es el hijo de Ausun, el rey del vencido Hadramaut.

– ¿Qué? -preguntó Simún, y parpadeó.

De repente sintió en la lengua el polvo que habían levantado los pies de todos esos hombres en el patio.

Hadramaut, osario, guerra y sometimiento, política e intrigas, ¿de eso trataba todo aquel asunto? Malditos el aroma del jazmín y los cuentos relatados a escondidas.

En ese momento el sol se puso tras los muros y sumió al patio en sombras. Simún se tragó las lágrimas. Entre el murmullo que se alzaba por doquier, sólo ella permanecía callada. Cuánta banalidad.

– ¿Cómo sabéis eso? -oyó que preguntaba Marub, y Bayyin le respondió con un detallado informe sobre las comunicaciones de sus espías que apenas si rozó los oídos de Simún.

– Alguien tiene que haberle ayudado -constató su guardián.

Otro propuso entonces:

– Preguntémosle a él.

Fue Marub quien agarró la lanza y la apretó contra el cuello de Yada hasta que le hizo sangre.

– Hace ya tiempo encontramos incluso tu dromedario -dijo, y apretó un poco más-. El animal con el que llegaste. Qué necio fuiste al dejarlo libre por ahí. Y ahora dinos a quién venías a ver.

– No sé de qué me hablas -jadeó Yada.

La punta de la lanza no le dejaba hablar bien. De nuevo buscó la mirada de Simún, que daba media vuelta para irse ya.

Читать дальше
Тёмная тема
Сбросить

Интервал:

Закладка:

Сделать

Похожие книги на «La Reina de Saba»

Представляем Вашему вниманию похожие книги на «La Reina de Saba» списком для выбора. Мы отобрали схожую по названию и смыслу литературу в надежде предоставить читателям больше вариантов отыскать новые, интересные, ещё непрочитанные произведения.


Arturo Pérez–Reverte - La reina del Sur
Arturo Pérez–Reverte
Tessa Teevan - Incinerate
Tessa Teevan
Pamela Aidan - These Three Remain
Pamela Aidan
Manuel Reina - Jael
Manuel Reina
Massimo Longo E Maria Grazia Gullo - Sayari Saba
Massimo Longo E Maria Grazia Gullo
Steven L. Tuck - A History of Roman Art
Steven L. Tuck
Ramón López Reina - Cura de espantos
Ramón López Reina
Tessa Korber - Tatort Unterfranken
Tessa Korber
Отзывы о книге «La Reina de Saba»

Обсуждение, отзывы о книге «La Reina de Saba» и просто собственные мнения читателей. Оставьте ваши комментарии, напишите, что Вы думаете о произведении, его смысле или главных героях. Укажите что конкретно понравилось, а что нет, и почему Вы так считаете.

x